Reciba nuestro boletín gratis

Hacia dónde conduce el ascenso de la AfD

Sean Gallup/Getty Images

Hacia dónde conduce el ascenso de la AfD

La política radical de izquierda está llevando a los alemanes a la extrema derecha.

Aproximadamente una de cada tres personas votó por la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) en Turingia y Sajonia en las elecciones alemanas del 1 de septiembre. El partido ha sido condenado por los principales medios de comunicación como un partido nazi, pero los votantes, frustrados por la clase dirigente liberal que defiende las fronteras abiertas, ignoró estas advertencias. Ahora los partidos establecidos están considerando aliarse con la extrema izquierda para mantener fuera a la extrema derecha. Como resultado, la gente está perdiendo la confianza en la democracia.

El 18 de mayo, el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, señaló que la AfD “es el partido político de más rápido crecimiento en Alemania, y una de cada cinco personas en Alemania apoya a ese partido político. Está creciendo rápidamente y va a crecer mucho más rápido”.

PT Ad_ES

En aquel momento, una serie de escándalos rodearon a la AfD, desde supuestos planes para deportar a ciudadanos alemanes con antecedentes migratorios hasta la condena de un líder político por utilizar lemas nazis. A pesar de los escándalos, las recientes elecciones demuestran que la popularidad de la AfD sigue creciendo.

En Turingia, la AfD obtuvo el 32,8% de los votos. La Unión Cristianodemócrata (cdu, por sus siglas en alemán) quedó en segundo lugar con un 23,6%, mientras que el partido del canciller Olaf Scholz, los socialdemócratas, apenas obtuvo un 6,1%. Sus aliados de coalición, los Verdes y los Demócratas Libres, ni siquiera lograron formar parte del Parlamento. En Sajonia, la AfD obtuvo el 30,6%, justo por detrás del 31,9% de la cdu.

Otro nuevo partido antisistema que se separó del principal partido de extrema izquierda alemán, Bündnis Sahra Wagenknecht (bsw), obtuvo más del 15,8% en Turingia y el 11,8% en Sajonia. Aunque mantiene opiniones económicas liberales, bsw critica la inmigración y aboga por un acercamiento a Rusia, con la supuesta esperanza de lograr la paz en Ucrania. Ambas políticas coinciden con la AfD.

La prensa internacional no se anduvo con rodeos. “Los días de Olaf Scholz como canciller de Alemania están contados después de que la extrema derecha obtuviera su mejor resultado electoral desde la época de los nazis”, comentó el Telegraph.

Dos tercios de los alemanes expresaron su descontento con los partidos gobernantes. Los estados alemanes son cada vez más ingobernables. Una mayoría de alemanes cree que la democracia está fallando. Los votantes de la AfD se ven a sí mismos condenados al ostracismo, mientras que la clase dirigente ve a la AfD como la principal amenaza.

Alemania está dividida entre facciones, ideales y crisis. Una protesta en Sajonia evidenció la división. En Bautzen, unas 1.000 personas se manifestaron por los derechos de lesbianas, gais, bisexuales y transexuales en el Christopher Street Day. Se enfrentaron a manifestantes vestidos de negro que ondeaban la Reichskriegsflagge (Bandera de la Guerra Imperial). Una de las pancartas de la extrema derecha decía: “Hay problemas psicológicos pero sólo dos géneros”. La policía impidió que se produjeran enfrentamientos graves.

Debido a que los medios dominantes ignoran y suprimen la realidad, cada vez son más los que se unen a la extrema derecha, especialmente las generaciones más jóvenes. Elegir entre las políticas izquierdistas que destruyen naciones o la oposición de la extrema derecha presenta una situación difícil. Pero existe una solución.

Los votantes se sienten atraídos por el sentido común de la AfD: se opone a la migración masiva, a las políticas insensatas contra el coronavirus, habla de dos géneros, etcétera. En estas áreas, hablan en contra de la opinión dominante y se acercan más a la verdad. Tristemente, la AfD tiene una agenda adicional de amplio alcance que socava cualquier bien que haga.

En su artículo “El nazismo resurge en Alemania”, el Sr. Flurry citó a la historiadora Katja Hoyer:

He entrado y salido mucho de Alemania en los últimos meses, y es difícil no tener la impresión de que su sociedad se está desmoronando. Vayas donde vayas, parece haber manifestaciones políticas furiosas y protestas callejeras. Las noticias están llenas de ataques violentos a políticos y activistas. (...) Esta vez las amenazas a la cohesión social parecen muy reales.

El aumento de la violencia política combinado con un panorama partidista que está cambiando rápidamente y en el que una fuerza derechista está surgiendo como actor principal hace recordar a muchos alemanes las décadas de 1920 y 1930.

El nazismo era una mezcla de nacionalismo y socialismo. Aunque la AfD defiende muchas políticas sensatas, también pretende normalizar el pasado nazi de Alemania. El Sr. Flurry escribió:

El 9 de junio, Alemania marcó un ominoso acontecimiento: el mejor resultado de un partido pro-fascista en unas elecciones nacionales desde la Segunda Guerra Mundial. En las votaciones para el Parlamento Europeo, la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán) quedó en segundo lugar. (…)

Su principal candidato, Maximilian Krah, defendió a los soldados que lucharon en las Waffen-SS durante la Segunda Guerra Mundial. El tribunal de Núremberg declaró a las Waffen-SS organización criminal por su implicación en el Holocausto y muchas otras atrocidades. Pero Krah discrepó, diciendo que “nunca diría que cualquiera que llevara un uniforme de las SS fuera automáticamente un criminal”.

Nuestro artículo “¿Es realmente nazi la AfD?” destaca más declaraciones similares, todas ellas diseñadas para que lo pasado no parezca tan malo. Muchos alemanes que no están de acuerdo con estas afirmaciones siguen dispuestos a apoyar al partido como la única esperanza para el cambio. Björn Höcke, líder de la AfD en Turingia, es el político más controvertido del partido. En Turingia no es tan popular como su partido. Aunque la gente no esté de acuerdo con su liderazgo, están dispuestos a votar a su partido.

La política radical de izquierda está llevando a los alemanes a la extrema derecha, la democracia está siendo desgarrada y el anhelo de soluciones sensatas es cada vez mayor.

Después de la Segunda Guerra Mundial el difunto Herbert W. Armstrong advirtió que una crisis en Alemania facilitaría la llegada al poder de otro hombre fuerte. Basó su pronóstico en las profecías bíblicas. En Apocalipsis 17:10 dice: “Y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo”.

Esta profecía se refiere a siete líderes del llamado Sacro Imperio Romano en sus diversas reencarnaciones. Como explicó el Sr. Armstrong, la sexta cabeza fue Adolfo Hitler, que llevó las joyas de la corona del Sacro Imperio Romano a Alemania. Sin embargo, la Biblia revela que surgirá un séptimo líder, un hombre aún más astuto y engañoso. Reunirá a las facciones divididas mediante halagos (Daniel 11:21) y acabará con la oposición con una fuerza brutal (Daniel 8:23-25; Apocalipsis 13).

La Biblia deja claro que el drama político alemán no tiene solución humana. El problema es que la mayor parte de la humanidad rechaza hoy el camino de Dios. Pero Dios intervendrá para poner fin al gobierno malvado del hombre.

Podemos tener esperanza en este futuro, como dice en 2 Pedro 1:19: “Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones”.