(MARCUS YAM / LOS ANGELES TIMES)
Guerra de Yom Kippur 2.0
El día en que comenzó la masacre, el 7 de octubre, es significativo. En el calendario gregoriano, el 6 de octubre fue el 50° aniversario de la Guerra de Yom Kippur. Ese conflicto, librado del 6 al 26 de octubre de 1973, tenía el propósito y el potencial de acabar con Israel. Israel fue sorprendido por un ataque conjunto de Egipto y Siria. Ambos países habían perdido territorio y prestigio frente a Israel en la guerra de 1967. Ambos rechazaban la legitimidad de Israel como país soberano. Los israelíes lucharon en dos frentes: en sus fronteras norte y sur. Irak y otros Estados árabes también entraron al conflicto.
Durante 20 días de combates, los israelíes hicieron retroceder drásticamente a las fuerzas árabes. Pero sufrieron 2.691 bajas militares, además de otros muertos y heridos.
Aunque Egipto técnicamente perdió, recuperó su estatus de líder del mundo árabe y de la resistencia de Oriente Medio al “imperialismo” occidental. En muchos sentidos, era el “rey” de la región.
Los éxitos de la campaña, según escribió el presidente Anwar Sadat en su autobiografía, acabaron por “restaurar la confianza en nuestras fuerzas armadas, en nuestro pueblo y en nuestra nación árabe. También restablecieron la confianza del mundo en nosotros y acabaron para siempre con el mito de un Israel invencible”,
Más tarde, Sadat sacrificó su prestigio al firmar la paz con Israel en 1977, lo que le convirtió en un paria en el mundo árabe. Fue asesinado en 1981, probablemente por los nuevos radicales islamistas que acababan de tomar el control de Irán.
Desde entonces, ninguna potencia ha sido “rey” del mundo islámico. Egipto e Israel mantienen hoy buenas relaciones. Jordania, Emiratos Árabes Unidos, Baréin, Sudán, Marruecos, Arabia Saudí y otros Estados han trabajado en pro de la paz con Israel. Turquía riñe con Israel, pero nunca ha negado su derecho a existir.
¿Qué mejor manera de reclamar el “reinado” sobre el islam radical y Oriente Medio en general que lanzar una repetición de la Guerra de Yom Kippur y mostrarse como la única gran potencia islámica dispuesta a liderar el exterminio de los israelíes y de Israel?
Independientemente de cómo acabe este conflicto o de cuáles sean sus efectos a largo plazo, Irán ya lo ha conseguido. La “Guerra de Yom Kippur 2.0” es, por lo tanto, la coronación de Irán como rey del mundo islámico radical.
Este rey no ha terminado con sus conquistas. La última guerra no es más que un pequeño anticipo de la presión que ejercerá Irán para controlar Tierra Santa. Esta guerra es el movimiento más audaz de Irán en mucho tiempo, y podemos esperar que se vuelva aún más audaz y provocador hasta que se enfrente a una crisis existencial propia.