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Guarde la ley

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Guarde la ley

No sólo en teoría sino en su hogar

Ser testigo del abandono de la ley por parte de la sociedad actual es desgarrador. Infractores de la ley, engañadores, destructores y pervertidores con inmensos recursos y un poder imparable están masacrando la ley y la justicia desde lo más alto de la sociedad hasta lo más bajo.

¿Se siente usted abrumado, impotente? ¿Hay algo que usted realmente pueda hacer?

¡Sí! Mientras la ley se derrumba en la sociedad a su alrededor, usted puede, usted debe, mantener el gobierno de la ley en su hogar.

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Cuando vea las noticias del Congreso, la Casa Blanca, el Departamento de Justicia, la Corte Suprema, Silicon Valley, Wall Street y Main Street, dese cuenta de lo que está viendo. Es una lección enorme, continua e inevitable de que estamos quebrantando las leyes de causa y efecto.

Sí, las leyes de causa y efecto existen: desde la formación de las galaxias hasta las órbitas de los planetas, pasando por la circulación de los océanos, el funcionamiento de las células, la combinación de los átomos y, sí, las relaciones de los seres humanos. Estas son “las leyes de la naturaleza y del Dios de la naturaleza”.

Muchos creen que las leyes del Creador no existen. Incluso los maestros religiosos afirman que creer en Jesucristo efectivamente suprime la ley de Dios, suprime las causas y los efectos de las relaciones entre los seres humanos.

Observe el mundo y las Iglesias a su alrededor, y dese cuenta que esto no es cierto. La gente en todas partes está exaltando su propia voluntad por encima de las leyes del Creador e incluso por encima de las leyes de los hombres, y los problemas que consumen este mundo son el resultado.

Si usted reconociera que las leyes de la Biblia, “las leyes de la naturaleza y del Dios de la naturaleza”, son las leyes de la realidad, y si las obedeciera y las usara, ¡ya no se sentirá impotente!

Guarde las leyes del Estado. Las leyes hechas por el hombre, ya sean de un tirano o de una república, son tristemente imperfectas y con frecuencia se ignoran y a menudo se incumplen. Ya sea usted una persona corriente o de la élite, podría razonar que puede quebrantar la ley cuando puede salirse con la suya. Pero la Biblia ordena obedecer las leyes de la propiedad privada, la propiedad pública, la seguridad y las demás leyes del Estado (excepto aquellas leyes que contradicen las leyes de la Biblia o la realidad). Vea Marcos 12:17; Romanos 13:1-7; Tito 3:1-2; 1 Pedro 2:13-14.

Guarde las leyes del matrimonio en su hogar. Las familias, las sociedades y las naciones se construyen sobre sus familias, y las familias se construyen sobre los matrimonios. Las leyes de causa y efecto existen absolutamente en el matrimonio, y no fueron creadas por ningún político, psicólogo o religioso, sino por el Creador del hombre y la mujer. ¡Obedecer estas leyes cambiará su vida! Vea Génesis 1:26-28; 2:20-25; Éxodo 20:14, 17; Mateo 19:1-9; 1 Corintios 6:18; 7:1-40; Efesios 5:22-33; Colosenses 3:18-19; Tito 2:4-5.

Guarde las leyes de la familia en su hogar. El poder masivo de la política, la cultura, el entretenimiento, la música, la tecnología y demás, que parece ser una influencia tan imparable sobre sus hijos, puede ser detenido absolutamente por un “papá dice que no”. De hecho, la mayor parte de la negatividad, la división, la angustia y el crimen cometidos por los jóvenes contra sí mismos y contra los demás podrían ser detenidos por el padre y la madre ejerciendo la autoridad que les ha sido asignada por su Creador y haciendo cumplir las leyes de Dios específicamente para el beneficio de sus hijos. Vea Éxodo 20:12; Deuteronomio 11:18-19; Mateo 15:3-6; Efesios 6:1-4; Colosenses 3:20-21.

Gurde las leyes del Creador sobre el empleo, las leyes de la salud, las leyes de las finanzas, las leyes de la vida humana. Puede hacer frente a fuerzas inmensamente poderosas de la anarquía, no en la legislatura, los tribunales o las calles, sino en el campo de batalla más importante de todos: su mente y las mentes de su familia.

Si usted acepta que existen las leyes de causa y efecto, entonces acepta que existe un Legislador. La verdad es evidente: usted no es el Legislador, como tampoco lo es ningún otro hombre o grupo de hombres. Las leyes de causa y efecto no tienen nada que ver con su voluntad ni con la de nadie. Libérese del engaño de que su propia voluntad está por encima de las leyes de la naturaleza y del Dios de la naturaleza y del engaño primordial de que la anarquía es libertad. Sea un guardián de la ley, no sólo de las leyes de los hombres sino de las leyes de la Biblia: las leyes de la realidad.

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