JULIA GODDARD/LA TROMPETA
¿Fue diseñada la crisis del coronavirus?
Los turbios orígenes de la covid-19 están quedando claros. Sin embargo, la presidenta de la Cámara de Representantes de EE UU, Nancy Pelosi, prefiere centrarse en la supuesta “insurrección” del 6 de enero que investigar los siniestros orígenes de un virus que ha permitido una opresión gubernamental sin precedentes en todo el mundo.
Durante dos años, la presidenta Pelosi ha obstaculizado los esfuerzos de la Cámara de Representantes para investigar el papel del gobierno en la financiación de la peligrosa investigación del Instituto de Virología de Wuhan sobre los coronavirus. Pelosi fue una crítica de China hasta que su esposo hizo algunos lucrativos negocios allí, pero sus actuales iniciativas en favor de China están motivadas probablemente por algo más que meras preocupaciones financieras.
Todavía no sabemos todo lo que hay que saber sobre la covid-19, pero el panorama que está surgiendo hace que un escenario absolutamente increíble parezca cada vez más plausible: que los líderes estadounidenses contribuyeron a diseñar la covid-19 como arma un biológica para “transformar fundamentalmente” a EE UU.
El laboratorio de Wuhan
El Instituto de Virología de Wuhan fue originalmente un proyecto conjunto entre la Academia China de Ciencias y el Laboratorio Jean Mérieux bsl4 de Francia. Su construcción llevó 11 años y 44 millones de dólares, y se completó el 31 de enero de 2015. Sin embargo, los escándalos comenzaron mucho antes de que estuviera terminado.
En un cable filtrado del Departamento de Estado de EE UU de 2009, la Secretaria de Estado Hillary Clinton advirtió a 40 aliados estadounidenses que la investigación en el laboratorio de Wuhan podría conducir al bioterrorismo. Sin embargo, los franceses no escucharon. Siguieron colaborando con el Instituto de Virología de Wuhan hasta que fueron expulsados del laboratorio en 2017. Otros cables del Departamento de Estado muestran que el laboratorio de Wuhan comenzó a realizar investigaciones clasificadas para el ejército chino más o menos en ese tiempo.
Según la periodista de investigación Sharri Markson, el Departamento de Estado obtuvo un libro escrito por 18 científicos y burócratas de salud pública chinos en 2015 que describía los coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo como heraldos de una “nueva era de armas genéticas”. Este volumen se titulaba The Unnatural Origins of SARS and New Species of Man-made Viruses as Genetic Weapons (Los orígenes antinaturales del SARS y las nuevas especies de virus creados por el hombre como armas genéticas). En él se señalaba que los coronavirus pueden ser “manipulados artificialmente para convertirlos en un virus de enfermedad humana emergente, y luego convertirlos en armas y soltarlos de una forma nunca antes vista”. Estos científicos chinos creían que el sars-CoV-1 era un arma biológica diseñada en EE UU, por lo que es posible que algunos de ellos ayudaran a diseñar el sars-CoV-2 como un acto de venganza.
Este libro revela además que los científicos chinos se han estado preparando para una guerra mundial librada no con armas atómicas sino con armas biológicas y genéticas. Haciendo referencia a cómo las dos bombas atómicas lanzadas sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial les obligaron a rendirse, los autores afirman que las armas biológicas serán “el arma principal para la victoria” en una tercera guerra mundial.
El ex funcionario del Departamento de Estado, David Asher, dijo al Daily Caller que los principales funcionarios franceses advirtieron al Departamento de Estado que tenían graves preocupaciones sobre el tipo de investigación que se estaba realizando en el Instituto de Virología de Wuhan alrededor del tiempo en que se publicó este libro. Así que el presidente Barack Obama tenía acceso a suficiente información de inteligencia como para conocer los peligros de colaborar con los chinos en la investigación genética, pero aun así colaboró.
Ambientalista radical
El zar de la ciencia de Barack Obama, el Dr. John P. Holdren, fue uno de sus nombramientos más radicales. Este hombre ha escrito extensamente sobre el cambio medioambiental global. Ha defendido medidas de control de la población, como los abortos obligatorios, para reducir la presión sobre el medioambiente. En 1973, Holdren alentó un descenso de la fertilidad muy por debajo del nivel de reemplazo en EE UU, porque “210 millones ahora son muchos y 280 millones en 2040 probablemente sea demasiado”. Ha pedido un régimen mundial para hacer cumplir los límites de la población. Y Obama lo eligió como director de la Oficina de Ciencia y Tecnología.
¿Qué tipo de investigación estaba haciendo Holdren para Obama?
El 5 de julio de 2016, la revista Nature publicó una entrevista con el Dr. Holdren, en la que decía: “Voy a China esta semana para un diálogo estratégico y económico y para un diálogo entre EE UU y China sobre política de innovación. (…) Tenemos una gran cooperación con China en cuestiones biomédicas. Hablamos con ellos todo el tiempo sobre la investigación de ganancia de función y sobre temas de edición de genes”.
¡Holdren colaboraba con los chinos para hacer los virus más mortíferos!
Esta colaboración es aún más preocupante ya que se produjo después de que Obama cortara la financiación de la investigación de ganancia de función en EE UU. Su administración suspendió esta financiación el 17 de octubre de 2014, debido al temor de que tales experimentos pudieran causar una pandemia. Sin embargo, permitió una excepción a esta prohibición de financiación si “la investigación es urgentemente necesaria para proteger la salud pública o la seguridad nacional”. El ejército estadounidense tomó ventaja de esta excepción y siguió financiando la investigación en el Instituto de Virología de Wuhan, el cual tenía una colección de coronavirus. ¡Al parecer, Obama, Holdren y su personal confiaban más en la China comunista que en los investigadores estadounidenses!
Financiando a los comunistas
El congresista Guy Reschenthaler descubrió 1,1 millones de dólares de fondos de los contribuyentes de la era Obama canalizados al Instituto de Virología de Wuhan para la investigación de ganancia de función con el fin de crear un virus artificial insertando una proteína espiga de un coronavirus de murciélago salvaje en el genoma del sars-CoV adaptado a ratones. La Agencia de EE UU para el Desarrollo Internacional concedió esta financiación, por lo que se sumó a los casi 600.000 dólares enviados a Wuhan por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que dirige el Dr. Anthony Fauci.
Está claro que el Dr. Fauci conocía la peligrosa investigación genética que se realizaba en Wuhan. Él lo llama investigación de ganancia de función, pero eso es sólo un título técnico para la investigación de armas biológicas. Estaba haciendo que los coronavirus de los ratones y los murciélagos fueran más mortales para los seres humanos bajo el pretexto de la investigación de vacunas.
En respuesta a los científicos que estaban preocupados por esta financiación, la Junta Nacional de Asesoramiento Científico para la Bioseguridad del gobierno de EE UU estudió si la investigación debía continuar para mejorar los “patógenos pandémicos potenciales”. En 2016, informó que, aunque esa investigación podría beneficiar a la salud pública, también entrañaba riesgos importantes. La junta recomendó un escrutinio adicional. El presidente Obama ignoró la recomendación.
En noviembre de 2016, el sistema del gobierno federal se vio sacudido por la inesperada elección de Donald Trump como presidente. Esta victoria se produjo a pesar de que Obama, sus colaboradores del “Estado profundo” y los medios de propaganda trabajaron, incluso ilegalmente, para sabotear la campaña de Trump y, tras las elecciones, al equipo de transición de Trump.
Once días antes de la toma de posesión de Trump, Obama reautorizó el tipo de investigación de ganancia de función que había prohibido en 2014 y reanudó la financiación para crear armas biológicas de coronavirus sars. La autorización establecía que los investigadores que siguieran las directrices federales “satisfarán los requisitos para levantar la actual moratoria sobre ciertas investigaciones en ciencias de la vida que podrían aumentar la virulencia y/o transmisibilidad de un patógeno para producir un potencial patógeno pandémico”.
El periodista de investigación Mark Bradman señaló que “esencialmente, esta reautorización sólo estaba poniendo en marcha la financiación dentro de EE UU porque la financiación para convertir en un arma al sars-CoV-2 nunca se detuvo en realidad en 2014” (Conservative Treehouse, 5 de junio de 2021).
Colaboración peligrosa
Al día siguiente, el Dr. Fauci dio un discurso en la Universidad de Georgetown sobre la preparación para una pandemia. En él, básicamente predijo la pandemia de covid-19. “Pase lo que pase, la historia nos ha dicho definitivamente que se producirán [brotes], porque [enfrentarse a] las enfermedades infecciosas es un reto perpetuo”, dijo. “De lo que estamos extraordinariamente seguros es que vamos a ver esto en los próximos años”.
Aquí estaba el Dr. Fauci financiando la investigación de ganancia de función en China mientras simultáneamente advertía al pueblo estadounidense que se preparara para una pandemia. Él nunca mencionó que estaba involucrado en la peligrosa manipulación de los coronavirus de los murciélagos, pero parecía saber que el mundo se dirigía a una crisis grave. El hecho de que dijera esto un día después de que Obama reautorizara la investigación de armas biológicas lo hace aún más sospechoso.
Markson le dijo a Steve Bannon en su podcast War Room que la mayor parte de la comunidad científica pensaba que la experimentación de ganancia de función con virus mortales era demasiado peligrosa; así que para seguir avanzando, el Dr. Fauci tuvo que argumentar en contra del consenso científico. Luego ella reveló cómo el Dr. Fauci utilizó la reautorización del presidente Obama para reiniciar esta investigación en 2017 después de que Donald Trump asumió el cargo. Así que la mayor parte de la comunidad científica estaba en contra de hacer investigación de ganancia de función, pero el Dr. Fauci se aseguró de que esta investigación continuara durante la administración Trump.
¡Todas las pruebas sugieren que la covid-19 se originó en un laboratorio con el que la comunidad científica no quería tener nada que ver hasta que Barack Obama, John Holdren y Anthony Fauci impusieron su voluntad a todos! ¿Cuál era su agenda?
El motivo de Obama
¿Por qué Barack Obama reautorizó la financiación de la investigación de armas biológicas justo después de que la Junta Nacional de Asesoramiento Científico para la Bioseguridad aconsejara un escrutinio adicional y justo antes de que Donald Trump asumiera el cargo? Una gran pista puede aparecer en el hecho de que la recomendación de reautorización vino de Holdren, el fanático del control de la población que trabaja con los chinos comunistas en la “investigación de ganancia de función” y la “edición de genes”.
¿Estaba Obama intentando crear una pandemia para detener a Donald Trump? Es una pregunta explosiva, pero no soy el único que se la hace.
Mark Bradman escribió un artículo el 5 de junio de 2021, titulado “Interesante momento: la administración de Obama levantó el bloqueo de la ‘investigación de ganancia de función’ justo once días antes de que el presidente Trump asumiera el cargo, el 9 de enero de 2017”. “Este descubrimiento hace que las sospechas de un virus pandémico liberado intencionalmente, con una intención política, para ‘detener a Trump’ parezcan exponencialmente más plausibles”, escribió. “Con la gente comenzando a reconocer que los funcionarios del gobierno de EE UU y la comunidad de inteligencia han sido menos que honestos, y en algunos casos francamente mentirosos, en torno al origen del virus sars-CoV-2; y cuando superponemos los motivos políticos en el fondo de la desviación de la narrativa masiva de los medios de comunicación y otras instituciones; y cuando consideramos los extremos conocidos a los que la gente dentro del gobierno de EE UU estaba dispuesta a llegar para eliminar al presidente Trump; descubrir que la administración del presidente Obama autorizó técnicamente el reinicio de la investigación de ‘ganancia de función’ (convertir en un arma biológica el virus sars) justo días antes de que el presidente Trump asumiera el cargo (…) es mucho más que alarmante. (…) Tal vez no sea una prueba irrefutable de las intenciones, pero definitivamente son huellas ensangrentadas saliendo por la puerta, y del tamaño de Obama”.
John Holdren renunció como director de la Oficina de Ciencia y Tecnología el día en que el presidente Trump asumió el cargo, y después aceptó un puesto como profesor visitante distinguido en la Universidad de Tsinghua en Pekín. Es probable que haya podido seguir colaborando con los científicos chinos durante los años de Trump, sin que las leyes estadounidenses sobre biotecnología se lo impidieran.
Un virus nuevo
En toda la administración Trump, científicos del gobierno como Anthony Fauci continuaron colaborando con científicos comunistas chinos para diseñar potenciales patógenos pandémicos. Y tenemos pruebas sólidas de que, en algún momento, tuvieron éxito: Un virus nuevo ganó función.
Los doctores Steven Quay y Richard Mueller describieron la forma en que probablemente se llevó a cabo esta investigación en un editorial del Wall Street Journal, “The Science Suggests a Wuhan Lab Leak” (La ciencia sugiere una fuga en el laboratorio de Wuhan) (6 de junio de 2021). Aunque el público se centraba en pruebas circunstanciales, ellos escribieron “la razón más convincente para favorecer la hipótesis de la fuga en el laboratorio está firmemente basada en la ciencia. En particular, consideremos la huella genética del CoV-2, el nuevo coronavirus responsable de la enfermedad covid-19. En la investigación de ganancia de función, un microbiólogo puede aumentar enormemente la letalidad de un coronavirus empalmando una secuencia especial en su genoma en un lugar privilegiado. Esto no deja rastro de la manipulación. Pero altera la proteína de espiga del virus, facilitando que éste inyecte material genético en la célula víctima. Desde 1992 se han realizado al menos 11 experimentos distintos añadiendo una secuencia especial en el mismo lugar. El resultado final ha sido siempre virus sobrealimentados. (…) Como mínimo, este hecho —que el coronavirus, con todas sus posibilidades aleatorias, tomó la rara y antinatural combinación utilizada por los investigadores humanos— implica que la teoría principal para el origen del coronavirus debe ser la fuga de laboratorio”.
Un informe de inteligencia compilado por el personal de la minoría del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes concluyó que “la evidencia preponderante sugiere que el sars-CoV-2 fue liberado accidentalmente de un laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan en algún momento antes del 12 de septiembre de 2019”. Sin embargo, el gobierno de Obama conocía bien las inadecuadas prácticas de seguridad del laboratorio de Wuhan. ¡Había serias banderas rojas en toda esta instalación de alto riesgo! Pero nadie hizo nada sobre las advertencias.
Luego, en noviembre de 2019, una enfermedad misteriosa afectó a un residente de 55 años en la provincia de Hubei, en su capital (Wuhan) o cerca de ella. Este fue el primer caso confirmado de covid-19.
Un gran encubrimiento
Cuando las infecciones virales se extendieron en Wuhan, muchas personas preguntaron inmediatamente por el Instituto de Wuhan. Una de ellas fue el presidente Trump. Los políticos y periodistas de izquierda no tardaron en tachar esas preguntas de anticientíficas, conspiratorias y racistas.
Sin embargo, ahora está bien establecido que en los primeros días del brote del coronavirus, el Partido Comunista Chino (PCCh) suprimió deliberadamente los informes sobre el brote e incluso destruyó las pruebas de éste. La pandemia podría haberse evitado si los funcionarios chinos hubieran cerrado la ciudad de Wuhan tan pronto como el ejército chino fue alertado de los problemas que rodeaban al laboratorio de Wuhan. En lugar de ello, la Comisión Nacional de Salud china ordenó a las instituciones que no publicaran nada sobre la “enfermedad desconocida” hasta que ya se había extendido por todo el mundo.
Los correos electrónicos de ese tiempo muestran que el Dr. Fauci era muy consciente de que podría haber sido provocado por el hombre, y algunos científicos con los que trabajaba lo sabían. Él y sus colaboradores también se enviaron por correo electrónico informes sobre la teoría de la fuga del laboratorio. Pero públicamente, Fauci insistía en que “la ciencia” mostraba que la covid-19 casi con seguridad se propagaba de los murciélagos salvajes a los humanos de forma natural.
Los ejecutivos de los medios y de las redes sociales y sus periodistas atacaron y prohibieron a las personas que hablaban de la teoría de la filtración del laboratorio. Una declaración en el Lancet firmada por 27 científicos de la salud pública en febrero de 2020 capta lo esencial de la narrativa predominante: “Firmamos esta declaración en solidaridad con todos los científicos y profesionales de la salud en China que continúan salvando vidas y protegiendo la salud mundial durante el desafío del brote de covid-19. Estamos todos juntos en esto, con nuestros homólogos chinos al frente, contra esta nueva amenaza viral. (…) Nos unimos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas que sugieren que la covid-19 no tiene un origen natural”.
¿Por qué la discrepancia entre sus comunicaciones privadas y el mensaje al público? ¿Por qué la censura de las opiniones que en realidad coincidían con las observaciones privadas del Dr. Fauci y otros científicos?
Los comunistas ocultaron los verdaderos orígenes del virus y convirtieron lo que debería haber sido un brote local en una pandemia mundial. Debemos tomar en serio la teoría de que todo esto fue deliberado. No podemos dejarlo de lado. Estamos hablando del PCCh. Está tratando de obtener el control del mundo. Y la administración de Obama le está dando mucha ayuda.
Censurando la disidencia
El Dr. Francis Collins es otro hombre que ayudó a Barack Obama y al PCCh a ocultar los orígenes de la covid-19. Después de que el Dr. Collins dirigiera un esfuerzo internacional para cartografiar el genoma humano, Obama lo nombró director de los Institutos Nacionales de Salud (nih). Como director, el Dr. Collins supervisó al Dr. Fauci y a otros 6.000 científicos investigadores. Sin embargo, al igual que muchos otros nominados por Obama, no tuvo reparos en trabajar con científicos del PCCh.
En el nih, el Dr. Collins despidió al menos a 50 investigadores por no revelar sus vínculos con el PCCh. A pesar de saber que China le espiaba, el Dr. Collins forma parte del consejo asesor de una conferencia patrocinada por bgi Genomics, una empresa china de genómica vinculada al ejército. También se reunió con el profesor Xuetao Cao para discutir áreas de colaboración entre el nih y la Academia China de Ciencias Médicas. Estas conexiones comunistas hacen probable que el Dr. Collins haya sido uno de los principales impulsores de la campaña para acabar con la teoría de la filtración del laboratorio.
Al principio de la pandemia, científicos como el Dr. Mike Farzan, el Dr. Bob Garry y el Dr. Andrew Rambaut, observaron que la covid-19 tenía un “sitio de escisión de la furina” que sugería una ingeniería de ganancia de función. Presentaron sus hallazgos durante una conferencia telefónica de expertos en febrero de 2020 y enviaron las notas al Dr. Collins y al Dr. Fauci. Collins descartó la idea de una filtración de laboratorio como “escandalosa”, mientras que Fauci dijo que [el virus de] la covid-19 “no podría haber sido manipulado artificial o deliberadamente”. Sin embargo, ambos hombres carecían de la suficiente confianza en sus pruebas como para permitir un debate científico sobre los méritos de la hipótesis de la fuga de laboratorio. En su lugar, trabajaron juntos para silenciar las voces discrepantes.
Los correos electrónicos divulgados luego de que el Instituto para la Investigación Económica de EE UU apelara a la Ley de Libertad de Información revelaron que Collins trató de oponerse a la información de Bret Baier de Fox News sobre la teoría de la filtración del laboratorio. El 16 de abril de 2020, Collins le preguntó a Fauci: “Me pregunto si hay algo que el nih pueda hacer para ayudar a acabar con esta conspiración tan destructiva, que parece tener un impulso creciente. (…) ¿Pedir a la Academia Nacional que intervenga?”. Fauci respondió: “Yo no haría nada al respecto en este momento. Es un objeto brillante que desaparecerá con el tiempo”. Pero aun así trabajó para desacreditar a quienes exponían la filtración del laboratorio. De hecho, el Dr. Peter Daszak, un investigador estadounidense con estrechos vínculos con el laboratorio de Wuhan, agradeció a Fauci en un correo electrónico del 18 de abril de 2020 por “dar la cara públicamente y afirmar que las pruebas científicas apoyan un origen natural de la covid-19 a partir de un contagio entre murciélagos y humanos, y no de una filtración del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan”.
Otros correos electrónicos muestran que Collins y Fauci también trabajaron para suprimir la Declaración de Great Barrington, una declaración de Martin Kulldorff (de Harvard), Sunetra Gupta (de Oxford) y Jay Bhattacharya (de Stanford), en contra de los bloqueos generales debido a la pandemia. Estos tres hombres estaban a favor de una política que no diezmara la economía de EE UU centrándose sólo en las poblaciones de alto riesgo, como los ancianos o las personas con problemas médicos. Miles de científicos firmaron la declaración, pero Collins condenó a sus autores como “tres epidemiólogos marginales”. Fauci proclamó santurronamente que quienes le critican están “criticando realmente a la ciencia, porque yo represento a la ciencia. Esto es peligroso”.
Los extremos a los que Collins y Fauci llegaron para convencer a la gente de que la covid-19 se originó de forma natural y de que los bloqueos generales eran necesarios, y para silenciar las voces discrepantes incluso de científicos prominentes, ¡demuestran que estaban más interesados en ocultar su papel en la financiación de la investigación china comunista de ganancia de función que en ayudar a su nación!
Traición
Decenas de funcionarios del gobierno sabían lo que realmente estaba ocurriendo en Wuhan, pero ninguno de ellos filtró ninguna información al público. Puede que algunos tuvieran demasiado miedo de decir algo, sabiendo lo poderoso y vengativo que es Obama. Pero muchos funcionarios de la era Obama eran comunistas, personas que querían utilizar el coronavirus para justificar cierres draconianos e inconstitucionales.
Estas medidas aumentaron enormemente el poder del Estado a expensas de las libertades individuales. Proporcionaron a las autoridades descontentas con las limitaciones que impone la Constitución a la interferencia gubernamental, un arma para dejar de lado esas limitaciones y forzar su voluntad sobre el público. Les permitieron ignorar la ley y gobernar según sus propios caprichos. Y todo ello con la ayuda de los medios de izquierda y de las grandes empresas tecnológicas, que suprimieron todas las opiniones contrarias.
¡Una nueva investigación de la Universidad Johns Hopkins revela que los cierres por la pandemia sólo evitaron el 0,2% de las muertes por covid-19! Pero salvar vidas nunca fue el objetivo de la izquierda radical. El objetivo era utilizar la pandemia para asustar a la gente y que renunciara a las libertades que Dios les ha dado.
Hay que sospechar, sobre todo cuando la izquierda radical coopera con el PCCh en algo tan siniestro como la investigación de armas biológicas.
Lo más importante es que la preocupación por el coronavirus revolucionó las elecciones en EE UU. Impulsó la votación por correo y la flexibilización de las normas electorales de larga data que protegen contra el fraude. La covid-19 permitió que el Partido Demócrata presentara un candidato presidencial que no podía soportar los rigores de una campaña nacional y la hizo a través de llamadas por Zoom desde su sótano. La covid-19 hizo posible que Joe Biden organizara un número limitado de “mítines” a los que asistieron escasamente personas elegidas a dedo y sentadas en sillas dentro de círculos con distancia social. La covid-19 garantizó una campaña históricamente extraña y unas elecciones sin precedentes que instalaron en la Casa Blanca a la persona elegida por Barack Obama para la presidencia.
La sincronización de todos estos eventos es profundamente sospechosa. El apoyo de Obama al Instituto de Virología de Wuhan es el resultado de la incompetencia o de una traición diabólica. ¡La Biblia indica una traición!
El Antíoco del tiempo de fin
El libro de Daniel es profecía para el tiempo del fin (Daniel 12:4, 9). Dios ha revelado el significado de este libro en nuestros días. Daniel 8:9 profetiza de “un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa”. La mayoría de los comentarios bíblicos coinciden en que esto describe al rey seléucida Antíoco Epífanes, del año 175 a. C. Antíoco nunca estuvo destinado a ser rey. Obtuvo el control fingiendo ser alguien que no era. Daniel 11:21 dice que obtuvo el gobierno a través de mentiras y adulaciones antes de atacar al pueblo de Judá, masacrarlo y profanar el templo en Jerusalén con un ídolo con su imagen.
Daniel escribió su libro durante el siglo vi a. C., unos 3 siglos y medio antes de que llegara Antíoco. Pero ese antiguo cumplimiento de esta profecía era sólo un tipo o precursor de lo que está sucediendo hoy. De hecho, se profetiza que tres líderes del tiempo del fin vendrán con el espíritu engañoso y destructivo de Antíoco. Un Antíoco tomó el control de la Iglesia de Dios, un segundo Antíoco toma el control de EE UU, y un tercer Antíoco toma el control de un reconstituido Sacro Imperio Romano en Europa.
Barack Obama es el segundo Antíoco. Llegó al poder fingiendo que era un socialdemócrata moderado, pero su objetivo es transformar fundamentalmente a EE UU en algo peor que una dictadura comunista.
El difunto Herbert W. Armstrong advirtió a EE UU hace décadas que “el Partido Comunista no es un mero partido político, en el sentido en que los estadounidenses conciben en el término. Es una dictadura totalitaria despiadada. Está dirigido, con poder absoluto, por unos pocos hombres en la cima, los cuales están completamente subordinados a un hombre que es el Dictador Absoluto. Se supone que esta dictadura de un solo hombre es necesaria porque puede haber diferentes interpretaciones de la filosofía marxista. Por lo tanto, para evitar la división, deben tener un intérprete supremo” (La Pura Verdad, febrero de 1962). Obama, que tuvo como mentor al comunista con carné Frank Marshal Davis, quiere ser el intérprete supremo del comunismo estadounidense. Con este fin, el coronavirus se ha convertido en su arma más peligrosa para convencer a la gente de que abandone las libertades constitucionales y acepte el gobierno autoritario.
¡Todo vuelve a un hombre con la agenda declarada de “transformar fundamentalmente a Estados Unidos de América” y borrar las bendiciones y tradiciones de este país!