Friedmann Vogel/Getty Images
Europa y Estados Unidos: perdieron ese sentimiento amoroso
El 1° de julio, Europa y Estados Unidos estarán en guerra entre ellos. No una guerra caliente, sino una guerra comercial. Estados Unidos ha aplicado aranceles al aluminio y al acero europeos, y Europa ha amenazado con tomar represalias con sus propios aranceles. Las relaciones entre Alemania y EE UU no han estado peores desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y esto es más que una simple riña de amantes.
Las portadas de Spiegel, la revista de noticias más grande de Europa, han representado al presidente estadounidense Donald Trump de varias formas, como:
- Un dedo del medio para Europa
- Un terrorista decapitando la Estatua de la Libertad
- Un mono infrahumano
- Un bebé cabalgando una bomba nuclear
- Un meteoro preparado para destruir el planeta
- Un tsunami que destruye Washington, D.C.
- Un golfista golpeando un planeta en llamas
En una portada de la revista Stern, el Sr. Trump es representado como un nazi. En la portada de Berliner Kurier, el mundo le está diciendo groserías. Un estudio encontró que la emisora pública de Alemania, ard, cubre al Presidente estadounidense de forma más negativa que cualquier otra fuente de noticias.
En el año 2000, el 80% de alemanes dijo que se sentía “favorable” con respecto a Estados Unidos. Para 2015, el número había caído al 50%. En la primavera de 2017, era sólo el 35%. El mismo año, otra encuesta encontró que más alemanes confiaban en Rusia que en Estados Unidos.
Este es un cambio notable. Un romance de 70 años está muriendo ante nuestros ojos.
Dame una oportunidad
El romance comenzó de la forma más singular. En 1945, estadounidenses y alemanes luchaban entre sí hasta la muerte. Pero en 1947, los victoriosos estadounidenses se hicieron amigos de sus recientes enemigos.
Históricamente, el conquistador desangra al vencido. No Estados Unidos. Bajo el plan Marshall, EE UU vertió en Europa Occidental el equivalente a 130 mil millones de dólares de hoy, gran parte de lo cual se destinó a Alemania Occidental. Si Estados Unidos diera la misma proporción de su economía hoy, ascendería a más de 800 mil millones de dólares. Y dio esto mientras su economía se estaba reduciendo. El secretario de Estado George C. Marshall llamó a este plan para reconstruir Alemania un “riesgo calculado”.
En 1948, los alemanes se vieron afectados por una crisis. La Unión Soviética había sitiado Berlín Occidental, cortando el suministro de alimentos, combustible y electricidad de 2,5 millones de personas que vivían allí.
Los asesores del presidente de Estados Unidos Harry Truman, le informaron que el país no debía arriesgarse a una guerra con los poderosos soviéticos. Debía entregar la ciudad al comunismo, y a la pobreza y la represión que esto conllevaba.
Truman eligió en cambio ir al rescate, abasteciendo a la ciudad por aire. Los pilotos británicos y estadounidenses que una vez arrojaron bombas sobre Berlín ahora volaban con comida. Los pilotos que trabajaban en turnos de 36 horas volaron un cuarto de millón de vuelos, transportando 2,3 millones de toneladas de suministros. Un avión aterrizaba en el aeropuerto de Berlín cada tres minutos. EE UU y Gran Bretaña mantuvieron esto durante 318 días hasta que los soviéticos retrocedieron. Berlín Occidental quedó libre.
Luego, Estados Unidos reconstruyó el ejército de Alemania. También liberó a nazis y otros oficiales, industriales y soldados de la era de la Segunda Guerra Mundial. La Agencia Central de Inteligencia estableció un servicio secreto alemán, lo equipó con exnazis y se lo entregó a Alemania Occidental. Fabricantes de armas alemanes reabrieron. Se estableció un ejército. Esto también fue un “riesgo calculado” ya que EE UU se centró en una nueva amenaza: la Rusia soviética.
A lo largo de las décadas, las fuerzas estadounidenses mantuvieron a Rusia fuera de Europa Occidental. La marina de EE UU mantuvo abiertas las rutas marítimas y Europa se enriqueció con el comercio.
Estados Unidos incluso ofreció el último sacrificio, haciendo una promesa de un primer golpe nuclear. Si la Rusia soviética invadía Europa, EE UU respondería con un ataque nuclear. Esto inevitablemente resultaría en que las bombas nucleares rusas destruirían las ciudades estadounidenses. Estados Unidos prometió dar su vida por Europa.
Para demostrar su sinceridad, EE UU suministró a Europa bombas nucleares para que fueran transportadas en aviones alemanes, holandeses, italianos, belgas y turcos, si llegaba el momento.
Pero no todo esto fue altruista. Estados Unidos tenía el interés de detener a la Unión Soviética. ¿Alguna vez en la historia del mundo ha tratado algún poder victorioso de esta manera a quienes ha conquistado?
Los estadounidenses mantuvieron libre a Europa Occidental. Los soviéticos derribaron el Muro de Berlín en 1989 y la Unión Soviética colapsó en 1991. Estados Unidos ayudó a los alemanes a reunificarse. Cuando Alemania quiso dividir a Yugoslavia a principios de la década de 1990, EE UU proporcionó los músculos militares y diplomáticos necesarios, incluso a costa de traicionar su antigua alianza con los serbios.
Hoy, Alemania lidera toda Europa, gracias a décadas de ayuda estadounidense.
Un mal romance
Pero la relación no era perfecta. Alemania coqueteaba con Rusia incluso durante la Guerra Fría. Una vez que la amenaza común de los rusos terminara, ¿podría sobrevivir la alianza de Alemania y EE UU?
No lo parecía. Los dos se separaron. Estados Unidos invadió Irak en 2003 y Alemania se negó a ayudar. EE UU fue sorprendido espiando a la canciller alemana. Alemania fue sorprendida espiando al presidente estadounidense. Los dos no pasaron mucho tiempo juntos; no sentían como que necesitaban uno del otro.
Incluso antes de que el Sr. Trump fuera elegido, la revista Time escribió que la “alianza germano-estadounidense es más débil y menos influyente que en cualquier otro momento desde la década de 1930”.
Entonces Donald Trump se convirtió en Presidente.
Durante décadas, EE UU ha protegido a Europa a su propio costo. Durante su campaña electoral, el Sr. Trump anunció que era hora de que Europa pagara o perdiera esa protección.
En junio de 2017, el presidente Trump se retiró del acuerdo climático de París, y Europa explotó en furia. Allí el cambio climático es una religión. Dejar el acuerdo fue una blasfemia. El Financial Times lo llamó “un golpe al plexo solar colectivo de Alemania”.
En diciembre, el Sr. Trump anunció la reubicación de la embajada de Estados Unidos en Israel a Jerusalén, provocando gran insatisfacción en Europa.
En mayo pasado, el presidente se retiró del Plan de Acción Integral Conjunto, el acuerdo nuclear de Irán. Europa estaba enfurecida. “QEPD la alianza trasatlántica de 1945 a 2018” fue el titular de Foreign Policy, que escribió: “La alianza ya era un cadáver, pero Donald Trump clavó el último clavo en su ataúd” (11 de mayo).
“Sería muy imprudente subestimar el daño a largo plazo a la relación transatlántica causado por el asalto de Washington contra Europa”, escribió el Washington Post. “Fuertes voces ahora están exigiendo que Europa defienda su soberanía siendo más confrontacional con Trump” (12 de mayo).
Estados Unidos amenazó con imponer sanciones al comercio europeo con Irán. Luego, el 1° de junio, impuso aranceles a los fabricantes europeos del aluminio y el acero. La UE ha anunciado sus propias tarifas en respuesta, que entrarán en vigencia el 1° de julio. Estados Unidos puede contraatacar, golpeando a la industria automovilística de Europa.
Pero todas estas reacciones “antieuropeas” del Sr. Trump plantean una pregunta importante. ¿Por qué Europa hizo tantos movimientos antiestadounidenses en primer lugar?
Europa presionó duramente el acuerdo sobre el cambio climático, un acuerdo que requiere que EE UU lidere a los países desarrollados pagando 100 mil millones de dólares al año e inmediatamente reduzca las emisiones de dióxido de carbono, mientras que China puede aumentar sus emisiones hasta el 2030. (Lea “De lo que se trata realmente el Acuerdo de París”).
El medioambiente es importante, pero este acuerdo perjudicaba la economía ya endeudada de EE UU, y los líderes de Europa lo estaban alentando.
El acuerdo con Irán fue desastroso. Vertió dinero en Irán y sus satélites terroristas. Sin embargo, Europa lo respaldó, ansiosa por petróleo barato y contratos lucrativos. (Lea “El mortal acuerdo nuclear de Estados Unidos con Irán”).
El dinero y el poder estadounidense han protegido a Europa y su provechoso comercio. El Sr. Trump exige que Alemania se rearme. Eso es peligroso. Aunque es razonable esperar que Europa contribuya a su propia defensa, tales sugerencias han indignado al Continente.
Europa ha estado peleando una guerra comercial contra EE UU desde mucho antes del 1° de junio. La Unión Europea ha aplicado aranceles del 10% a los autos y alimentos estadounidenses durante años. Estados Unidos impone sólo pequeñas tarifas a cambio. Las montañas de regulaciones de la UE dificultan a las empresas estadounidenses que intentan hacer negocios en Europa.
Alemania también usa el euro para hacer trampa. Debido a que Alemania comparte el euro con sus vecinos de lucha, disfruta de una moneda más débil de lo que sería una moneda puramente alemana. Esto hace que los productos alemanes sean más baratos en EE UU y los productos estadounidenses sean más caros en Alemania. Es un subsidio invisible a todo lo que vende Alemania y un arancel invisible sobre todo lo que exporta Estados Unidos. (Lea “Escalando hacia una guerra comercial”).
En términos más generales, ¿cuándo se ha sacrificado Europa por Estados Unidos en la forma en que EE UU se ha sacrificado por Europa? En vez de eso, los europeos se han aprovechado constantemente de Estados Unidos. Ahora EE UU está haciendo algo al respecto, y los europeos están furiosos.
He terminado contigo
Todas las relaciones tienen sus altibajos. Pero Europa está lista para alejarse de Estados Unidos.
El editor en jefe de Spiegel, Klaus Brinkbäumer, escribió un libro titulado Un obituario para Estados Unidos: El fin de una amistad y el futuro de Occidente. Spiegel Online publicó un artículo que Brinkbäumer adaptó de su libro bajo el titular “¡Gracias, Donald! Lo que Trump significa para el futuro de Alemania”.
Brinkbäumer no ve la relación de su país con EE UU como un romance, sino como una esclavitud de la cual los alemanes deben “emanciparse”.
Pero la parte más sorprendente del libro de Brinkbäumer no es que él crea que la relación con Estados Unidos esté muerta. Es que él está feliz al respeto.
“Las grietas en las relaciones transatlánticas causadas por la elección de Donald Trump brindan una oportunidad para que Alemania finalmente siga adelante con su propia política exterior”, escribió Brinkbäumer (18 de abril).
Otros alemanes lo ven de la misma manera.
Wolfgang Ischinger, director de la Conferencia de Seguridad de Múnich, dijo que la ruptura de las relaciones entre Europa y el Sr. Trump es una “oportunidad extremadamente buena, un llamado a despertar”.
Después de que EE UU se retiró del acuerdo con Irán, dijo, “No puedo imaginar una motivación mejor que esta sorpresa de Trump”.
“Quizás Estados Unidos tuvo que pagar el precio para que Europa despertara y se volviera resistente”, dijo la ministra de defensa alemana, Úrsula Von Der Leyen. “Quizás deberíamos gritar ahora, ‘¡Gracias, Donald!’”.
Brinkbäumer quiere una Alemania nueva e independiente: “Tendremos que decir adiós a la política exterior suave, protegida y, a veces, santurrona del pasado. Una que permitía al país esconderse detrás de su protector y tomar posiciones moralmente puras que a veces también eran pedantes y reprochables. Esos días han terminado. Alemania debe volverse más activa y convertirse en un actor de la política exterior...” (op. cit).
En un artículo posterior, Spiegel escribió: “Recientemente, el presidente estadounidense se ha convertido en un gran unificador de Europa” (11 de mayo).
Mala sangre
EE UU construyó sus alianzas para defenderse contra el comunismo. Hasta el día de hoy, todavía confía en estos aliados.
Confiar en sus aliados es una política tentadora pero históricamente peligrosa. La antigua Roma confiaba en las tribus germánicas para proteger su frontera en Europa Occidental. Las tribus se volvieron en su contra y se apoderaron del imperio occidental. El Imperio Bizantino intentó lo mismo con las tribus árabes con el mismo resultado: las tribus se convirtieron al Islam y se volvieron contra Constantinopla. China contaba con las tribus turcas y mongolas para defender su frontera norte; entonces Gengis Kan unió a los mongoles y los volvió contra China. Los antiguos bretones confiaron en los anglosajones para su defensa, hasta que los anglosajones decidieron tomar el poder.
El patrón se repite muy frecuentemente porque no existe tal cosa como el amor desinteresado en las relaciones internacionales. Sólo hay interés propio. Cuando se trata del interés propio de una nación, esa nación traiciona a sus aliados.
¿La ruptura entre Alemania y Estados Unidos está conduciendo hacia la traición?
La Biblia advierte que sí. Como se muestra en Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía , escrito por Herbert W. Armstrong, la Biblia revela que Gran Bretaña y Estados Unidos son descendientes modernos del antiguo Israel. Y la profecía bíblica advierte que Israel confiará en amantes—aliados extranjeros—que lo destruirán.
“Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan”, advierte Dios en Jeremías 30:14.
“A todas las rameras les dan dones; mas tú diste tus dones a todos tus enamorados; y les diste presentes, para que de todas partes se llegasen a ti en tus fornicaciones”, dice Dios en Ezequiel 16:33. ¿Podría aplicarse esto mejor a alguna nación que no sea el moderno Estados Unidos? Estados Unidos ha regalado algunas de las armas más poderosas jamás creadas, y a pesar de todos los regalos, estas potencias se están volviendo en su contra.
Dios dice que Él es el que finalmente está detrás de esta tendencia. “Todos tus enamorados te olvidaron; no te buscan; porque como hiere un enemigo te herí”, revela Dios en Jeremías 30:14. En Ezequiel 16:37, Dios dice: “Por tanto, he aquí que yo reuniré a todos tus enamorados con los cuales tomaste placer... y los reuniré alrededor de ti...”.
¿Por qué? Dios explica en Ezequiel 23:35 a Israel que “te has olvidado de mí, y me has echado tras tus espaldas”. Hemos rechazado a Dios. No hemos confiado en Él para que nos proteja, y tratamos de compensar esa falta de protección mirando a las potencias extranjeras.
Dios dice que, en el largo plazo, no va a funcionar.
El problema de Dios con la política exterior estadounidense es que Estados Unidos confía en naciones extranjeras y no en Él.
Figuras de alto rango en la administración de Trump citan 2 Crónicas 7:14: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. Tienen razón: este versículo se aplica a Estados Unidos. Dios promete protegernos. Pero esa protección tiene condiciones. Requiere que la nación “se vuelva de sus caminos perversos”, una parte del versículo que a menudo dejan fuera de la cita.
En cambio, confiamos en las potencias extranjeras.
Herbert W. Armstrong explicó que, al hacerlo, violamos el primer y gran mandamiento: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
“Violamos eso como nación”, dijo en una transmisión del Mundo de Mañana en la década de 1980. “Ahora no creo que nos demos cuenta de que lo estamos haciendo—no creo que lo hagamos en absoluto. Creo que sinceramente pensamos (y nos hemos engañado al pensar), que hemos sido engañados a creer que realmente estamos confiando en Dios.
“Pero luego usted sabe, creemos que Dios es una especie de mito, y que Él está muy lejos. ¿Tal vez Él no es real? ¿Y tal vez Él realmente no podría ayudarnos? Así que debemos depender de algo que sea real. Debemos depender de algo que podamos ver. Así que ahora le tenemos tanto miedo a Rusia que el gobierno de Estados Unidos siente que debe tomar lo que llamamos un ‘riesgo calculado’... y tratar de construir Alemania y Europa Central contra Rusia”.
Estados Unidos construyó la Europa moderna. Su prosperidad y seguridad descansan en los fundamentos estadounidenses. Y ahora el Continente se está volviendo contra EE UU exactamente como lo advierte la Biblia.
Dios está detrás de lo que Europa le hará a Estados Unidos una vez que se vuelva en su contra. Pero lo hace por amor. Será doloroso para Estados Unidos experimentar las consecuencias de sus acciones: ver a sus amantes traicionarlo. Pero Dios tiene un propósito. Él dice que finalmente “sabréis que yo soy el [Eterno] el Señor” (Ezequiel 23:49). Este quiebre de una relación que nunca debió haberse desarrollado, finalmente llevará a que Estados Unidos regrese al que ama a la nación con una sinceridad y un poder que ningún otro país extranjero puede igualar. ▪