(ISTOCK.COM/CACTUSOUP, MELISSA BARREIRO/IDF)
Esto no es incompetencia
Continúa de “Robo electoral, insurrección falsa”.
Durante el primer año de su presidencia falsa (en 2021) Joe Biden anunció que Estados Unidos pondría fin a su guerra en Afganistán sin condiciones y a toda costa.
Nuestra nación perdió casi 2.500 soldados y gastó 275 millones de dólares diarios durante 7.267 días en la guerra de Afganistán; fueron más de 2 billones de dólares en 20 años. Sin embargo, nuestros soldados fueron evacuados con una prisa absurda para dejar a esa nación en manos de unos bárbaros. El poderoso ejército estadounidense simplemente se rindió a los talibanes.
Fue una deplorable y vergonzosa deshonra para Estados Unidos, el peor desastre de política exterior de la historia de la nación. Esta terrible derrota fue un espectáculo visto por todo el mundo, ¡y estaban observando atentamente! Algo que marcará nuestra historia para el resto de los tiempos.
Los talibanes, una organización rudimentaria de unos 75.000 combatientes, amenazaron a Estados Unidos —la nación más abrumadoramente poderosa de la historia— con que si no desalojaban completamente el país para finales de agosto de 2021, se enfrentarían a las consecuencias. Muchas otras naciones con gente en Afganistán suplicaron a Joe Biden que se quedara y sacara a todo el mundo sin importar el tiempo que tardara. Biden se negó. ¡Obedeció las órdenes de los talibanes!
Joe Biden es comandante en jefe de la nación militarmente más sofisticada de la historia del mundo. ¡Podría haber utilizado ese poder para expulsar a los talibanes y a cualquier otro grupo terrorista de Kabul durante todo el tiempo que hubiera querido!
Pero no lo hizo. En cambio, rogó a los talibanes que dejaran salir a nuestra gente. Les obedeció, a pesar de que hacerlo significaba enfurecer y alienar a los aliados de Estados Unidos, abandonar a ciudadanos estadounidenses y humillar a nuestro país.
Con su precipitada retirada, la administración Biden dilapidó catastróficamente 20 años de sacrificios en Afganistán en cuestión de días. Permitió que el mismo grupo extremista al que fuimos a destruir recuperara el control y reviviera un Estado islamista radical. Antes de evacuar, abandonó una enorme base aérea que habría hecho mucho más fácil y segura la retirada. Dejó en su prisión a 5.000 terroristas que los talibanes pudieron liberar. Dejó atrás a cientos de estadounidenses y abandonó a miles de aliados afganos. Envió un mensaje inequívoco tanto a aliados como a enemigos en todo el mundo: Estados Unidos no cumple sus promesas. No honramos nuestros compromisos. ¡No se puede confiar en nosotros ni siquiera para proteger a nuestro propio pueblo!
La vida en Afganistán volvió rápidamente a la pesadilla del régimen talibán: personas siendo perseguidas y asesinadas; redadas de niñas de 15 años o incluso menos para entregarlas a combatientes talibanes como “esposas”; ejecución pública de mujeres por no llevar burka; abusos, violaciones y asesinatos de niños y mujeres.
Generalmente, cuando Estados Unidos se retira de una zona de guerra, si tiene que dejar algún armamento, lo destruye para que no caiga en manos del enemigo. La administración Biden hizo lo contrario. Entregó a este grupo extremista la asombrosa cantidad de 85.000 millones de dólares en equipamiento militar estadounidense, incluyendo esa enorme base aérea, 2.000 vehículos blindados, 45 helicópteros Black Hawk, 208 aviones en total, 10.000 cohetes aire-tierra, más de 2.500 bombas y millones de dólares estadounidenses en efectivo. Victor Davis Hanson señaló que el equipo de visión nocturna, más de 20.000 granadas y 1.400 lanzagranadas, más de 7.000 ametralladoras y 600.000 armas ligeras, y millones de cartuchos de munición son “el equipo perfecto para las operaciones terroristas yihadistas y la lucha callejera asimétrica” (Independent Institute, 30 de agosto de 2021). De la noche a la mañana, Estados Unidos creó una de las naciones terroristas mejor financiadas y más armadas del mundo.
Hanson comparó este botín de armamento con la ayuda militar que Estados Unidos ha dado a Israel en los últimos 70 años, que ha ascendido a unos 100.000 millones de dólares. “En otras palabras, de un solo golpe, el Pentágono depositó en manos de los talibanes cerca del 80% de toda la ayuda militar que hemos dado a Israel desde la fundación del Estado judío” (ibíd.).
¡Qué acto tan miserable por parte de la “superpotencia” estadounidense! Esto es más vergonzoso que cualquier otra cosa que Estados Unidos haya hecho alguna vez. ¡Este desastre fue la peor prueba de cómo Estados Unidos se ha derrumbado como superpotencia! Otras naciones del mundo lo ven claramente, y se están aprovechando de ello y preparándose para sustituir el dominio estadounidense con el suyo.
Mucha gente dijo que esta catástrofe demostraba la incompetencia de Joe Biden. Pero no fue resultado de la torpeza y el mal juicio. Fue parte de un esfuerzo deliberado y planificado para destruir a Estados Unidos. Y tuvo un éxito terrible.
Los hechos son irrefutables. Mucha gente ve el daño que está haciendo el presidente Biden. Los analistas más lúcidos reconocen la horrible probabilidad de que haya una intención maliciosa detrás de esto. La ex corresponsal de guerra Lara Logan dijo a Fox News que esta administración quiere hacer creer “que Afganistán es complicado”, pero en realidad, “Estados Unidos quiere este resultado”. Dijo que los líderes estadounidenses “podrían hacer lo que quisieran para cambiar esto. Y no lo están haciendo” (18 de agosto de 2021).
Ella tiene toda la razón. Estas acciones realmente no pueden explicarse de otra manera. Esto no fue simplemente el resultado de la ineptitud por parte de esta administración, o de ingenuidad acerca de cómo funciona realmente el mundo. Estas fueron las secuelas de un ataque calculado, agresivo y satánico dirigido a debilitar y finalmente destruir las naciones de Israel, comenzando por la nación más poderosa del mundo.
¡Esto se puso de manifiesto en la forma en que todos los líderes civiles y militares de la administración de Joe Biden calificaron la evacuación como un tremendo éxito! Dijeron repetidamente que todo había ido según lo previsto y que había sido una operación “heroica e histórica”. Los periodistas les preguntaron si creían que habían cometido algún error, y la respuesta, una y otra vez, fue ¡no! Esto demuestra lo arrogantes e insensibles a la corrección que son estos líderes. Pero aún más, demuestra que ellos planearon que esta operación fuera tan desastrosa. Todo siguió su plan, para gran perjuicio de Estados Unidos.
Este es el pensamiento de Antíoco. Es el pensamiento de “borrar el nombre de Israel”; inspirado por el diablo que trabaja para derrocar a Estados Unidos. Esto se ha vuelto tan claro que cualquiera debería ser capaz de entender y ver las crisis que él está causando.
Los años de Obama
Cuando Estados Unidos anunció que abandonaría Afganistán el 31 de agosto de 2021, los talibanes comenzaron a tomar el control del país a un paso vertiginoso. Las fuentes dijeron que la ofensiva fue ideada por Khairullah Khairkhwa, un yihadista que desde hacía tiempo tenía como objetivo eliminar la presencia estadounidense de Afganistán. Prometió a la Casa Blanca de Biden que si Estados Unidos retiraba todas sus tropas, los talibanes no atacarían. Él se convirtió en el principal negociador talibán que trataba con la administración Biden.
El hecho de que la gente de Biden hablara con este hombre es profundamente condenable. Resulta que Estados Unidos lo conocía bien. Había sido capturado y estaba confinado en Guantánamo. “El mulá Khairkhwa fue anteriormente ministro del Interior de los talibanes en Afganistán, donde supervisó la aplicación de brutales castigos islamistas, incluyendo decapitaciones y lapidaciones”, informó el New York Post. “Tras el 11-S, fue detenido en Pakistán y enviado a Guantánamo en 2002. El Pentágono lo acusó de asociarse estrechamente con Osama bin Laden y sus secuaces de Al Qaeda” (16 de agosto de 2021). Khairkhwa y otros cuatro terroristas talibanes de alto rango iban a ser prisioneros de por vida allí. El Pentágono los calificó como “los más duros de los duros” entre los presos de Guantánamo.
Pero estos cinco hombres fueron liberados por Barack Obama. Los liberó en 2014 a cambio del desertor del ejército estadounidense Bowe Bergdahl.
Esta maniobra resultó ser mortal. En cuanto Khairkhwa fue liberado, volvió a sus actividades terroristas. Y en la retirada de Afganistán, ¡ayudó a asestar un golpe aplastante a Estados Unidos!
Aun así, el Sr. Obama, a través de la administración Biden, trató a este hombre como un socio de negociación digno de confianza. ¡Eso es traición!
Esto también vinculó directamente el desastre de Afganistán con Barack Obama.
La mayoría de la gente sólo mira la superficie. Toda la culpa y la ira por el fiasco de Afganistán la dirigieron a Joe Biden; no vieron el panorama completo. Creo que Barack Obama tenía la intención de que Biden cargara con la culpa de lo ocurrido. Todo cumplió sus deseos a la perfección: Estados Unidos se retiró y demostró ser una potencia agotada; los islamistas tomaron el control de Afganistán y ascendieron en Oriente Medio. Joe Biden cargó con la culpa de todo ello, y Obama quedó libre para continuar su trabajo.
Este es sólo un ejemplo de cómo muchas de las semillas del desastre de Afganistán se sembraron cuando Biden era vicepresidente, y el presidente era Barack Obama.
Por ocho años, Obama aplicó políticas traicioneras antiestadounidenses, antiisraelíes, proiraníes y promusulmanas. En Egipto, después de que esa nación mantuviera la paz con Israel durante 30 años, Obama ayudó a echar a Hosni Mubarak del poder en favor de la Hermandad Musulmana, y no se pronunció en contra de Mohamed Morsi, que esencialmente se declaró faraón de Egipto y enemigo acérrimo de la nación judía. Obama permitió que un puesto de avanzada estadounidense en Bengasi, Libia, fuera invadido por yihadistas, y que un embajador y otros tres estadounidenses murieran esperando una ayuda que nunca llegó; sin embargo, Obama no consideró que esto fuera motivo de preocupación. No hizo cumplir sus propias exigencias sobre Siria, con sus armas de destrucción masiva que son un brebaje de brujas, socavando la fuerza de Estados Unidos y dejando en el poder a un dictador asesino.
Y más importante aún, dio poder a los elementos más extremistas dentro de la nación terrorista número uno del mundo, Irán. En 2011, le dio la espalda al pueblo de Irán que se levantó en protesta contra sus líderes tiránicos. Y mientras ese régimen se marchitaba bajo las sanciones económicas, Obama le lanzó un salvavidas: fue el autor del desastroso acuerdo nuclear que dio a los mulás millones de dólares en efectivo y un camino despejado para construir armas nucleares.
Pocos días antes de que se firmara el acuerdo, el presidente de Irán desfiló con una gran multitud de iraníes que portaban carteles escritos con “Muerte a Israel” y “Muerte a Estados Unidos”. Esto por sí solo debería haber puesto en evidencia el hecho de que el mundo occidental, especialmente Estados Unidos, fue humillado con ese acuerdo.
El apoyo del Sr. Obama al régimen iraní no puede explicarse lógicamente. Una política tan catastrófica sólo puede entenderse en el contexto del engaño satánico que abarca a todo este mundo (Apocalipsis 12:9).
Donald Trump sacó a Estados Unidos de ese desastroso acuerdo. Por cuatro años trabajó para frenar a Irán y apoyar la defensa de Israel. Pero cuando Joe Biden asumió el cargo, reanudó rápidamente la negociación de un nuevo acuerdo con Irán sobre tecnología nuclear. Mostró la misma disposición a otorgar concesiones humillantes, a dar al Estado terrorista acceso sin restricciones a más de 100.000 millones de dólares en activos y a dejar a Irán un camino despejado para obtener legalmente las armas nucleares.
¡Esto es una locura! El líder supremo de Irán cree que provocar un cataclismo nuclear acelerará la llegada de su versión del Mesías. Ninguna otra potencia nuclear piensa así. ¡Esto hace que la guerra nuclear sea inevitable!
¡Nada podría complacer más al diablo! “La serpiente antigua, que se llama diablo y Satanás, el cual engaña al mundo entero” tiene sus huellas en todos estos hechos. Odia apasionadamente a la humanidad y le encanta causar la muerte de millones, ¡incluso miles de millones de personas!
Si usted duda de que se trata de la supervivencia humana, sólo tiene que hablar con la nación judía a la que Irán dice reiteradamente que quiere borrar del mapa. ¡Israel cree que su supervivencia depende de que Irán consiga o no una bomba nuclear!
Antiisraelismo
La administración Obama demostró de muchas maneras que no le gustan los judíos. Los líderes israelíes reconocieron esto, y debieron haberse preguntado por qué esa administración albergaba tal antipatía hacia ellos. No lo entienden, e incluso las personas que tienen ese sentimiento amargo hacia los judíos por lo general no entienden por qué su odio es tan profundo.
En enero de 2013, el presidente Obama nombró a Chuck Hagel secretario de Defensa. Este hombre se había pronunciado sistemáticamente en contra de Israel y a favor de los palestinos, de los terroristas y de Irán. Votó en contra de sancionar a Irán para que dejara de buscar armas nucleares. Se negó a firmar una carta pidiendo a la Unión Europea que calificara a Hezbolá de organización terrorista. Acusó a Israel de “matanza enfermiza” y de “destrucción sistemática de un amigo estadounidense: el país y el pueblo del Líbano”. Apoyó la “Iniciativa de Paz Saudí”, que pedía a Israel que renunciara a los Altos del Golán, Cisjordania y partes de Jerusalén, incluyendo el Barrio judío.
¿Por qué querría el presidente Obama nombrar a este hombre secretario de Defensa? Esta es la profunda respuesta de la periodista Melanie Phillips: “¿Cuál es, por lo tanto, el factor que Obama aporta a la pésima política exterior de Occidente, como ilustran estas designaciones verdaderamente atroces? Malicia. Contra Occidente, y también contra la antigua civilización que yace en el corazón de sus códigos morales” (22 de diciembre de 2012).
¿Cuál es la antigua civilización que se encuentra en el corazón de los códigos morales de Estados Unidos? Phillips se refiere a la historia judeocristiana, y a la moral de la Biblia. Esto comienza a llegar a la razón central por la que se están tomando estas horribles decisiones. ¡El objetivo Obama (el Antíoco) es “raer” el nombre de Israel! Ella tenía toda la razón al decir que Obama ve esa civilización —junto con su ley moral— con malicia.
Caroline Glick escribió: “Obama quiere hacer daño a Israel. No le gusta Israel. Está nombrando asesores y miembros del gabinete antiisraelíes no a pesar de sus posiciones antiisraelíes, sino a causa de ellas. (…) Obama quiere transformar fundamentalmente la relación de Estados Unidos con Israel. (…) La orden del día más urgente para los israelíes es dejar de engañarnos pensando que con Obama se puede confiar en Estados Unidos” (FrontPage Magazine, 17 de diciembre de 2012).
Jesucristo habló de “los tiempos de los gentiles” (Lucas 21:24), la culminación de la caída de las naciones israelitas y el ascenso de las potencias gentiles en la Gran Tribulación. En cierto modo, ¡Barack Obama trajo los tiempos de los gentiles a Estados Unidos y permitió que los gentiles causaran terribles problemas a todo el mundo!
Nunca Estados Unidos dirigió una política exterior tan odiosa hacia nuestro mejor aliado en Oriente Medio. ¿Cómo se puede explicar eso? Una mirada histórica más profunda a Antíoco lo dice.
La guerra de Antíoco contra Israel
En el año 168 a. C., Antíoco saqueó y profanó el templo judío de Jerusalén. Josefo relató que Antíoco “subió a Jerusalén y, fingiendo paz, se apoderó de la ciudad a traición; momento en el cual no perdonó ni a los que le admitieron en ella, a causa de las riquezas que había en el templo; pero, llevado por su codiciosa inclinación (porque vio que había en él mucho oro, y muchos ornamentos que le habían sido dedicados de gran valor), y con el fin de saquear sus riquezas, se aventuró a romper la alianza que había hecho. Dejó, pues, el templo vacío, y se llevó los candeleros de oro, el altar de oro [del incienso], la mesa [de los panes de la proposición] y el altar [de los holocaustos]; y no se abstuvo ni siquiera de los velos, que eran de lino fino y escarlata. También lo vació de sus tesoros secretos, y no dejó nada en absoluto; y por este medio puso a los judíos en gran lamentación, porque les prohibió ofrecer los sacrificios diarios que solían ofrecer a Dios, de acuerdo con la ley”.
¡Antíoco quería borrar esa religión! ¡Imagínese cómo destrozaría esto emocional y espiritualmente a los judíos! Después de vaciar el templo, Antíoco lo volvió a dedicar como santuario a Zeus, construyó un nuevo altar sobre el que había destruido, y en lugar del sacrificio diario ordenó que se sacrificaran cerdos. Esto fue una afrenta atroz hacia Dios y los judíos. Hizo que Antíoco fuera peor que cualquier otro rey o emperador anterior que hubiera atacado Jerusalén. Profanó el templo, insultando a Dios y a Su pueblo cuyas vidas debían estar ligadas a adorar a Dios de acuerdo con Su ley. ¡Pero incluso eso fue sólo el comienzo!
Antíoco ordenó a sus soldados que mataran a quienes encontraran y a cualquiera que se refugiara en sus casas. Infantes, ancianos, mujeres y niños, todos los que los soldados encontraban eran masacrados. ¡El libro apócrifo de 2 Macabeos relata que en tres días fueron asesinadas 40.000 personas y otras 40.000 fueron esclavizadas!
Después de dejar Jerusalén, Antíoco comenzó a pensar en una “solución final” para tratar con los judíos. Ese término fue utilizado por los nazis para describir el Holocausto de los judíos en la Segunda Guerra Mundial. Su solución final era matar a todos los judíos que pudieran, y al final de esa guerra, 6 millones fueron asesinados. ¡Unos 60 millones de personas murieron en esa guerra por culpa de un Antíoco (Adolfo Hitler) poseído por Satanás!
Antiguamente, la solución final de Antíoco fue igual de malvada, si no peor. Él sabía que no podía exterminar al pueblo judío por completo, aunque definitivamente mató a muchos. Su solución final, en cambio, fue exterminar la fe de Israel. ¡Intentó borrarla de la faz de la Tierra!
“A lo largo de los turbulentos cambios de su historia pasada”, escribió Werner Keller en The Bible as History (La Biblia como Historia), “Israel no se había librado de ninguno de los horrores e ignominias que podían caer sobre una nación. Pero nunca antes, ni bajo los asirios ni bajo los babilonios, había recibido un golpe como el edicto emitido por Antíoco Epífanes con el que esperaba aplastar y destruir la fe de Israel”.
Antíoco ordenó la paganización obligatoria de todos los judíos. La Biblia Anchor dice que trató de imponer su política de helenización a los judíos hasta el punto de exterminarlos por completo, a ellos y su religión. Ningún rey antiguo había intentado hacer tal cosa.
El odio de Antíoco estaba por encima y más allá de cualquier cosa normal. Antíoco fue una herramienta en manos de Satanás, tal como lo es el Antíoco moderno en este tiempo del fin. El diablo odia a los judíos, porque Dios los hizo Su pueblo del cetro (Génesis 49:10). Satanás odia a Israel y el plan de Dios. Antíoco odiaba a los judíos porque Satanás estaba muy cerca de él, y él de Satanás.
Hoy ese odio se ha intensificado. Realmente hay un ser que gobierna este mundo, y si consigue suficiente poder sobre las personas, ¡éstas desarrollan un odio rabioso hacia cualquier cosa relacionada con el Dios verdadero!
Daniel 11:22 en la traducción de Moffatt dice: “Las fuerzas contrarias serán barridas ante él y destrozadas, y también el sumo sacerdote de Dios”. Antíoco llegó a asesinar al sumo sacerdote judío, Onías iii, en el año 172 a. C.
Los gobernantes anteriores a Antíoco normalmente habían tratado bien a los judíos. Antíoco fue despiadado con ellos como nunca lo habían sido sus predecesores (versículo 24). ¡Y eso es sólo un tipo de la aflicción que vendrá sobre tres naciones de Israel en este tiempo del fin!
El versículo 30 dice que Antíoco fue engañoso con ciertas personas dentro del templo. Vimos que eso sucedió en la Iglesia de Dios. Este hombre encontró algunas personas “dentro del templo” que traicionarían a Dios, y se alió con ellos y se “[enojó] contra el pacto santo”.
La “abominación desoladora” del versículo 31 es un ejército que aplasta Jerusalén. Profana el lugar santo y quita el continuo sacrificio (vea también Daniel 8:11, 24). Esto sucedió en el 167 a. C. La tradición dice que Antíoco construyó una estatua de Júpiter Olimpo en el lugar santísimo, el lugar más sagrado dentro del templo.
Según George Rawlinson, los judíos “fueron llevados a la desesperación por el loco proyecto de este monarca obstinado”, hablando de Antíoco. En cierto modo, eso es lo que está ocurriendo hoy con el Estado judío de Israel.
Borrando a Israel
De nuevo, 2 Reyes 14:26-27 revela el verdadero objetivo de lo que Barack Obama ha estado haciendo y sigue haciendo a través de la administración Biden: “Raer el nombre de Israel de debajo del cielo”. Esto llega a la verdad de una manera que nadie más puede reconocer. “Debajo del cielo” ¡significa en toda la Tierra! Ese es el alcance de su plan para raer el nombre de Israel. Todo está sucediendo de manera que cause la máxima destrucción posible a las naciones modernas de Israel. Y lo único que puede impedirlo es la intervención de Dios.
El verdadero cerebro es Satanás el diablo. ¡Él es quien “hacía temblar la tierra”! (Isaías 14:16). Un ser humano no podría planear estos acontecimientos para crear tal escala de devastación. El diablo, sin embargo, es extraordinariamente astuto y hábil en el sabotaje y la destrucción.
Efesios 2:2 llama a Satanás el “príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia”. Sí, ¡este espíritu maligno obra en las personas! Es capaz de influir en el pensamiento y las emociones de la gente. Cuanto más se dejan influenciar los seres humanos por él, ¡más poder tienen para hacer cosas terribles!
¿Puede usted reconocer el desastre de Afganistán como un acontecimiento que sacudió la tierra? ¿Puede ver lo desastrosas que son muchas de las medidas que está tomando esta administración, lo monumentalmente destructivas que son para Estados Unidos y para el mundo?
¡Esto debería sacudirnos a todos hasta la médula y hacernos reconocer que Dios está maldiciendo a Estados Unidos!
En última instancia, esto no es causado por un mal presidente. Ni siquiera por la maldad de la izquierda radical. La causa es que Dios nos está maldiciendo por los pecados de toda la nación. ¡Todos necesitamos volvernos a Dios en arrepentimiento! Nosotros, como pueblo, estamos desobedeciendo a Dios y nos enfrentamos a las aterradoras consecuencias. Y debido a que nos negamos a reconocerlo, estos eventos miserables van a empeorar mucho más antes de que todo termine.
Dios ha dado a Estados Unidos bendiciones incomparables, y quiere seguir bendiciéndonos. Pero no puede hacerlo mientras vivamos en rebelión contra Él. Nos está corrigiendo, como un padre que ama a sus hijos (p. ej., Hebreos 12:5-7).
Y 2 Reyes 14:27 indica que, aunque no nos arrepintamos colectivamente, en Su misericordia, ¡Dios se asegurará de que el nombre de Israel no sea borrado! Él va a salvar a Estados Unidos, así como salvó a nuestros antepasados, “por mano de Jeroboam”… temporalmente.
La Biblia proporciona las claves para comprender estos eventos que de otro modo son incomprensibles. Como dice Amós 3:7: “Porque no hará nada [el Eterno] el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas”. Dios explica todas estas verdades para que podamos reconocer lo que está sucediendo, prestar atención a Sus advertencias ¡y apartarnos de nuestros pecados! También nos da el bosquejo de adónde nos llevarán estos acontecimientos para que podamos ver la mano de Dios en lo que está sucediendo a medida que todo se desarrolla de acuerdo con Sus profecías.
¡Todos los estadounidenses deben reconocerlo y actuar en consecuencia! Independientemente de lo que ocurra a nivel nacional, Dios le da a usted el poder y la opción de hacerlo individualmente.
Continúa en “Donald Trump luchará por su regreso”.