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Estados Unidos regresa… a casa
JERUSALÉN
El 10 de enero, el secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, dio un discurso repudiando la política exterior de Oriente Medio de la administración de Obama. Entregado en la misma ciudad del infame discurso de Obama en El Cairo hace 10 años, Pompeo buscó tranquilizar a los aliados diciendo que Estados Unidos había aprendido de los errores de la era de Obama, que es confiable, que estará con sus aliados, que EE UU estaba allí para quedarse.
Él dijo, “Recuerden: fue aquí, aquí en esta ciudad, que otro estadounidense estuvo delante de ustedes. Él les dijo que el terrorismo islámico radical no surge de una ideología. Él les dijo que el 9/11 llevó a mi país a abandonar sus ideales, particularmente en Oriente Medio. Él les dijo que Estados Unidos y el mundo musulmán necesitaban, cito, ‘un nuevo comienzo’, fin de la cita. Los resultados de estas mal juicio han sido nefastos” (énfasis añadido).
Pompeo resumió los resultados de la política del presidente Barack Obama de esta forma: “Así que hoy, ¿qué hemos aprendido de todo esto? Aprendimos que cuando EE UU se retira, a menudo sigue el caos. Cuando descuidamos a nuestros amigos, se construye resentimiento. Y cuando nos asociamos con enemigos, éstos avanzan. La buena nueva es ésta: que la era de la vergüenza estadounidense auto infligida ha terminado, y asimismo las políticas que producen tanto sufrimiento innecesario. Ahora viene el verdadero nuevo comienzo”.
Un discurso anunciando que en efecto “Estados Unidos está de regreso” debería haber tranquilizado a sus aliados, con los líderes en Egipto, Arabia Saudí, Jordania, Baréin e Israel asintiendo sus cabezas en acuerdo.
Pero el discurso no hizo mucha gracia.
¿Por qué? Porque un cambio dramático ha tomado lugar en Oriente Medio, un cambio específicamente profetizado en la Biblia.
Retirada de Siria
Tan reciente como septiembre de 2018, John Bolton, Consejero de Seguridad Nacional dijo que Estados Unidos mantendría una presencia militar en Siria mientras Irán estuviera allí. “No nos vamos a ir mientras las tropas iraníes estén fuera de la frontera iraní, y eso incluye milicias y subsidiarias iraníes”.
El 11 de diciembre, Brett McGurk, enviado presidencial especial para la Coalición Global para Contrarrestar a isis, anunció que EE UU se quedaría en Siria hasta después de la derrota del Estado Islámico. “Creo que es bueno decir que los estadounidenses permanecerán en el terreno después de la derrota física del califato, hasta que tengamos las piezas en su lugar para asegurar que esa derrota sea permanente”.
“Nadie está declarando ‘misión cumplida’. Derrotar un califato físico es una de las fases, de una campaña a mucho más largo plazo”, dijo él. “[O]bviamente, sería imprudente si sólo dijéramos, Bien, el califato físico está derrotado, así que ahora podemos irnos. Creo que nadie que vea un conflicto como éste estaría de acuerdo con aquello”.
Éstas son palabras reconfortantes para los aliados de EE UU en Oriente Medio... excepto que sólo ocho días después, el presidente Donald Trump decidió sacar a todos los 2.200 soldados estadounidenses. Según se dice, él tomó esta decisión solo y contra el consejo de sus consejeros políticos y militares. Al siguiente día se dio a conocer que el secretario de Defensa, James Mattis, estaba renunciando por este asunto.
Algunos creen que las críticas a la decisión del Sr. Trump de retirar las fuerzas estadounidenses son exageradas; después de todo, EE UU sólo tiene 2.200 soldados en Siria. Sin embargo, la presencia de soldados estadounidenses en el territorio tiene un impacto muy grande, no importa el número. Esto es indudablemente cierto en la complicada guerra siria, especialmente para los kurdos al norte de Irak, razón por la que muchos están viendo la retirada como una traición a los kurdos.
Incrementando esta percepción está el hecho de que el presidente Trump tomó su decisión después de una llamada telefónica al presidente turco Recep Tayyip Erdogan, en la cual Erdogan dijo que Turquía podría hacerse cargo de los remanentes del Estados Islámico.
Las fuerzas estadounidenses en Siria han buscado entrenar y equipar a las fuerzas kurdas en la lucha contra el Estado Islámico. Los kurdos han probado ser una de las fuerzas más efectivas en la lucha. Sin embargo, el apoyo estadounidense ha molestado a Turquía por mucho tiempo, la cual cree que una fuerte presencia kurda en Siria podría desestabilizar a dicha población dentro de Turquía. La misión de Turquía en Siria ha sido prevenir que los kurdos se vuelvan muy poderosos. Las fuerzas estadounidenses integradas con los kurdos han disuadido a Turquía, Irán y Rusia de atacarlos.
Eli Lake, de Bloomberg View, escribió que la decisión del presidente Trump podría ser vista como rendirse a Turquía y abandonar a un aliado de EE UU. “Capitular ahora a las demandas turcas enviaría un mensaje terrible. Erdogan concluiría que amenazar los intereses de Estados Unidos vale la pena. Mientras tanto, otros grupos que se han unido al lado estadounidense en Oriente Medio concluirían que EE UU es un aliado poco confiable” (20 de diciembre de 2018).
Como comandante en jefe, el Presidente tiene el derecho de denegar a sus consejeros y retirar las fuerzas estadounidenses. Sin embargo, su repentino cambio de las garantías públicas de su administración, diciendo que EE UU permanecería en Siria, hace que cualquier declaración futura de sus subordinados suene falsa.
Eso incluye las más recientes declaraciones del secretario [de Estado] Pompeo. Sus palabras fueron precisas, pero no tuvieron peso de impacto. Éstas no vinieron de quien realmente toma las decisiones en Washington. E incluso entonces, si hubiera estado el presidente Trump mismo en El Cairo, el hecho de que la política estadounidense en la región pueda cambiar con la rapidez de un tuit, ha erosionado la confianza de los aliados de Estados Unidos.
Sintetizando esta realidad está el hecho de que mientras Pompeo declara que EE UU se opondrá a Irán, las tropas estadounidenses están listas para abordar aviones de carga para salir de Siria.
¿Cediendo Siria a Irán?
Además del entrenamiento de los kurdos, Estados Unidos actualmente ocupa una base en una localidad crucialmente estratégica en la frontera de Siria e Irak. La base Al-Tanf que emprende misiones contra el Estado Islámico. Más importante aún, constituye un control de carretera en la autopista Bagdad-Damasco. Sin ésta, Irán ganaría control de la autopista para transportar armas ilícitas al régimen sirio y a Hezbolá a través de Irak.
Irán desea controlar la vasta franja de tierra que comienza en Irán, pasa a través de Irak y Siria y llega hasta el Líbano. Dominar esta “Medialuna Chií” es una de las razones principales para el combate de Irán en la guerra civil de Siria.
Hasta el anuncio de la retirada, desbaratar el comando de Irán de esta Medialuna Chií parecía ser uno de los principales objetivos de Estados Unidos en Siria. El propósito declarado de la base Al-Tanf era organizar ataques contra el Estado Islámico, pero también servía como un amortiguador valioso entre las fuerzas iraníes en Siria e Irak.
Observe lo que el general Joseph Votel, comandante del Comando Central de EE UU dijo durante una visita a la base el 22 de octubre de 2018: “No tenemos una misión en contra de Irán aquí. Tenemos una misión de derrotar [al Estado Islámico]. Pero reconozco que nuestra presencia, el desarrollo de nuestros socios y relaciones aquí tienen un efecto indirecto en algunas actividades malignas que Irán y varios de sus satélites y subsidiarios desearían llevar a cabo aquí”.
Al retirar las fuerzas de Al-Tanf, EE UU ya no se posicionará más para impedir que Irán controle la vía hacia el Líbano. Como Tony Bradan escribió: “Las milicias chiíes lideradas por iraníes están operando en el borde de la zona de EE UU y podrían rápidamente intervenir y conectar los terrenos iraquíes y sirios. Eso proveería a Irán de rutas terrestres para entregar armas avanzadas a Hezbolá en el Líbano, mientras desarrolla capacidad ofensiva en Siria, incluyendo en el sur, a lo largo de la frontera del país con Israel” (USA Today, 19 de diciembre).
En su discurso en El Cairo, el secretario Pompeo le aseguró a los aliados que EE UU aún buscan erradicar a Irán de Siria. “En Siria, Estados Unidos usará la diplomacia y trabajará con nuestros socios para expulsar hasta la última bota iraní”, dijo, “y trabajará a través de un proceso liderado por la ONU para llevar paz y estabilidad al pueblo sirio que ha sufrido por tanto tiempo”. ¿Pero cómo logrará EE UU esto después del retiro de sus tropas? Las palabras son buenas, pero nada puede reemplazar la presencia física de las tropas portando los emblemas estadounidenses en sus hombros. Los aliados de Estados Unidos en la región lo saben, al igual que sus enemigos.
La lucha internacional contra Irán
Nadie duda que el presidente Trump quiere contrarrestar la marcha de Irán por todo Oriente Medio y bloquear la parte occidental de la Medialuna Chií. Su retiro del acuerdo nuclear con Irán y la renovación de las sanciones económicas son una prueba fuerte de aquello. Él entiende que los incentivos económicos por sí solos no detendrán a Irán.
Sin embargo, el presidente Trump no entiende por qué las fuerzas estadounidenses deben estar a cargo de las estaciones de batalla. Él quiere traer de vuelta las fuerzas de EE UU de los campos de batalla de Oriente Medio y forzar a los aliados a pagar su parte justa en la defensa mutua.
Ahora, el secretario Pompeo está ocupado tratando de formar una otan árabe para forzar el bloqueo a Irán. Como declaró en su discurso: “el presidente Trump ha tomado la decisión de regresar a casa, a nuestras tropas en Siria. …Pero como el presidente Trump ha dicho, esperamos que nuestros socios hagan más, y en este esfuerzo lo haremos avanzando juntos”.
La idea de compartir la carga para contrarrestar a Irán es razonable. Sin embargo, dado que el deseo declarado del presidente es retirar las fuerzas de la región, ahora los aliados de EE UU saben que el apoyo de éste es improbable que incluya sus tropas.
De acuerdo con el ministro de Asuntos Exteriores de Baréin, una otan árabe incluiría a Arabia Saudí, Kuwait, Baréin, los Estados Árabes Unidos, Omán, Qatar, Egipto y Jordania. Sin duda Israel estaría afiliado, dado que es el único poder fuerte que ha estado dispuesto a atacar directamente objetivos iraníes en Siria. Sin embargo, la ausencia de EE UU haría a la coalición menos efectiva tácticamente, y estratégicamente más vulnerable a los ataques.
Una presencia terrestre estadounidense en la zona de batalla, sin importar el tamaño del contingente, tiene un efecto estabilizador. Éste actúa como un disuasivo contra potenciales atacantes. Los enemigos que quieren atacar a los aliados y tropas de EE UU, saben que al hacerlo invitan la ira y represalias del ejército más poderoso del mundo.
Si las tropas norteamericanas no pueden ser garantizadas, es improbable que esta fuerza multinacional se mantenga unida ante la agresión iraní. Eso es, a menos que otro poder pueda reemplazar a Estados Unidos como el cimiento de tal alianza.
La Biblia indica que esto es precisamente lo que sucederá. Y nos dice quién será ese nuevo poder.
¿Ahora hacia dónde?
El retiro de Siria por parte del presidente Trump ha perjudicado la credibilidad de EE UU en la región. En el tumultuoso Oriente Medio, la confiabilidad y la predictibilidad son atributos esenciales en un aliado.
Israel y las naciones árabes gustosamente aceptarán todas las armas y el apoyo financiero que Estados Unidos esté dispuesto a dar. Pero dado que la región es un polvorín, ellos simplemente no pueden arriesgarse a depender de EE UU para defenderse frente a la agresión iraní, a pesar de los discursos del Secretario de Estado. La búsqueda de nuevos aliados está en marcha.
Aunque algunos pueden alegrarse por la retirada de EE UU de Oriente Medio, la Biblia revela que su ausencia augura el periodo más destructivo que esta región cansada de la guerra haya visto alguna vez. Vale la pena considerar a dónde están llevando estos eventos, especialmente si lo afectarán a usted y a su familia, ya sea que viva en la región o no.
Toda profecía bíblica importante que toma lugar en Oriente Medio, ocurre en un vacío de poder creado por la salida de Estados Unidos. De hecho, la profecía bíblica indica que EE UU habrá abandonado Oriente Medio de manera tan completa que no lo afectará en absoluto.
Una de las profecías bíblicas más críticas para el tiempo del fin en Oriente Medio está registrada en Daniel 11:40, la cual declara: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará”.
Aquí, en terminología profética, se describe una guerra en Oriente Medio que involucra a dos poderes liderando dos alianzas.
Por más de 20 años, la Trompeta ha identificado al “rey del sur” como el Islam radical, liderado por Irán. Este bloque de poder tiene una política extranjera violenta y agresiva que finalmente provocará una respuesta violenta. Cada noche de noticias, incluyendo el discurso de Pompeo, muestra claramente que Irán es este rey.
Pero observe que esta profecía no afirma que el rey del sur presiona contra Estados Unidos (EE UU es una de las naciones modernas descendientes del antiguo Israel; la profecía bíblica lo identifica como Israel, específicamente la tribu de Manasés). Estados Unidos ni siquiera será parte de la ecuación. El bloque de poder al cual esta alianza liderada por Irán presiona es al “rey del norte”. Por más de 70 años, hemos identificado este poder como a un imperio europeo liderado por Alemania. Europa responderá poderosa y contundentemente para reprimir la agresión de Irán.
Basados en otra profecía que se encuentra en el Salmo 83, anticipamos la entrada de Europa a la arena de Oriente Medio; tal entrada podría ser precipitada por la ávida búsqueda de aliados por los estados de Oriente Medio, luego de la retirada de EE UU que ahora está en marcha.
El secretario Pompeo está tratando de crear una alianza árabe para contrarrestar a Irán. La Biblia indica que tal alianza se formará pero que Estados Unidos no será parte de ella. La profecía del Salmo 83 declara que varios estados moderados de Oriente Medio, incluyendo algunos en la propuesta de la otan árabe, no se aliarán con EE UU, sino con el “rey del norte”, el cual es Europa.
Las profecías del Salmo 83 y Daniel 11:40 son para el tiempo del fin, el tiempo que estamos viviendo justo ahora. Son eventos cruciales en la línea de tiempo profético que termina en la batalla final de Oriente Medio, al retorno de Jesucristo. Un retiro de EE UU de Oriente Medio es necesario para que estas profecías tengan lugar. ▪