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Trump, prayer

Nicholas Kamm/AFP/Getty Images

¿Está respondiendo Dios a las oraciones de Estados Unidos?

Ante los recientes desastres, los líderes nacionales están pidiendo a la gente que ore. ¿Hará alguna diferencia esta petición?

El huracán Harvey derramó la peor lluvia del año en el área de Houston en tan solo unos días. Greg Abbott, el gobernador de Texas, lo llamó “uno de los desastres más grandes que Estados Unidos haya enfrentado alguna vez”. El Servicio Meteorológico Nacional dijo que, “ Este evento no tiene precedentes , y todos los impactos son desconocidos y sobrepasan cualquier otra experiencia ” (énfasis mío en todo).

Después de esta devastación, el gobernador Abbott convocó a un día de oración. El 1 de septiembre, el presidente Donald Trump firmó una proclamación para un día nacional de oración. Miles de personas, sino millones, seguramente respondieron a estas solicitudes.

Pero luego solo días después, el huracán Irma golpeó las islas del Caribe y la costa oriental de Estados Unidos. Éste, fue el huracán más grande en la historia en golpear desde el océano Atlántico.

Justo después, el huracán María arrasó Puerto Rico.

Más de 100 personas murieron en estos huracanes, y sufrimos cientos de miles de millones de dólares en daños.

Cuando vemos crisis horribles como estas, tenemos que hacernos honestamente una importante pregunta: ¿está Dios respondiendo las oraciones de nuestra nación hoy día?

Si usted busca en la Biblia, verá promesas absolutas de Dios de responder a nuestras oraciones. Y si mira la historia de Estados Unidos, verá muchos ejemplos de oraciones respondidas. Es un hecho histórico que usted puede probar (vea el recuadro, “Dios ha respondido a los pasados días de oración nacional”, en esta edición).

En este caso, sin embargo, parece claro que Dios no respondió esas oraciones. ¿Por qué no?

Si estudia detenidamente la Biblia, verá que las oraciones solas no son suficientes.

Después de los desastres, la gente a menudo dice y canta, “Dios bendiga a Estados Unidos”. ¿Pero está Dios bendiciendo a Estados Unidos?

Un versículo bíblico mal citado

Muchos en Estados Unidos la consideran una nación religiosa. Cuando surgen crisis, la gente suele volverse a la Biblia y a Dios en busca de consuelo.

Vimos esta tendencia justo en los días previos al huracán Harvey. Estados Unidos estaba impresionado por la confrontación racial en Charlottesville, Virginia, entre grupos nacionalistas blancos y grupos supuestamente llamados antifascistas, que puso de manifiesto la terrible división que está creciendo entre los estadounidenses. Yo escribí acerca de esto en mi artículo, “La violencia en Charlottesville: el verdadero peligro es invisible” (La Trompeta noviembre-diciembre 2017).

En respuesta Mike Pence, el vicepresidente de EE UU, citó un versículo de la Biblia que él ha usado en múltiples entrevistas, en varios discursos de campaña, en al menos un anuncio de campaña y en otras ocasiones desde la elección. Otros líderes lo usaron después de los huracanes que devastaron partes de Estados Unidos.

El versículo es 2 Crónicas 7:14, y es sobre éste que el vicepresidente juró su cargo: “Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”.

Aquí vemos de nuevo un enfoque en la oración como una solución a los problemas de Estados Unidos. Pero hay un serio problema con la manera en que el vicepresidente Pence ha estado citando esta Escritura. En todas estas ocasiones, ¡él intencionalmente omitió decir “se convirtieren de sus malos caminos” y “perdonaré sus pecados”!

La forma como él lo dice suena bien para los estadounidenses religiosos, pero él omite la parte más importante, la parte que en realidad muestra ¡cómo sanar la división mortal de Estados Unidos!

Este solo versículo muestra que la oración sola no es suficiente. Si usted quiere que Dios lo “escuche desde los cielos” cuando ora, ¡entonces hay más en la ecuación! También es necesario que nos humillemos, que busquemos el rostro de Dios, y nos volvamos de nuestros malos caminos.

El Sr. Pence claramente no quiere decirles a los estadounidenses que ellos pueden ser culpables de pecado y maldad, y ¡que ellos se deben arrepentir! Incluso muchos estadounidenses que se consideran a sí mismos cristianos, rechazarían ese mensaje y lo rechazarían a él.

Otros estadounidenses religiosos están diciendo esta misma cita, incorrecta. Líderes religiosos estuvieron presentes en la Oficina Oval cuando el presidente Trump firmó la proclamación del día de oración. El pastor que condujo la oración también se refirió a 2 Crónicas 7:14. Él incluyó la frase “perdonaré sus pecados”, pero al igual que el vicepresidente, él omitió “se convirtieren de sus malos caminos”.

Jesucristo nos ordena vivir por cada palabra de Dios (Mateo 4:4); ¡no por nuestra propia versión de las palabras de Dios!

Esta cita intencionalmente equivocada de 2 Crónicas 7:14 es doblemente destructiva y trágica porque las palabras que ellos están excluyendo, ¡son las palabras que más necesita Estados Unidos! Los estadounidenses necesitan desesperadamente escuchar estas palabras correctivas, ¡porque arrepentirse y volverse a Dios son el único camino para que la gente en esta nación maldecida y moribunda pueda salvarse!

‘¡Volveos a mí!’ dice Dios

El profeta Amós nos mostró cómo recibir respuestas y resultados de nuestras oraciones.

Hay mucha evidencia de que Amós es una profecía para este tiempo del fin. (Solicite una copia gratuita de mi folleto El León ha rugido como prueba de ello). Y observe a quién está dirigido esto específicamente; puede verlo en Amós 4:5: “hijos de Israel”. ¿Sabe usted quién es “Israel” en la profecía? Si no lo sabe, entonces no sabrá a quien está dirigido esto. El libro de Herbert W. Armstrong Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía prueba concluyentemente que los descendientes más destacados del antiguo Israel (y las naciones de las que se habla más directamente en las profecías sobre “Israel”), son Estados Unidos y Gran Bretaña. (Le enviaremos una copia gratuita de este libro cuando lo solicite). Cuando la profecía bíblica habla de Israel, se está refiriendo principalmente a ellos. Estas naciones modernas tienen una historia con Dios.

Observe cuán precisa es esta profecía, dirigida a Estados Unidos actualmente: “También os detuve la lluvia tres meses antes de la siega; e hice llover sobre una ciudad, y sobre otra ciudad no hice llover; sobre una parte llovió, y la parte sobre la cual no llovió, se secó” (Amós 4:7).

Harvey e Irma inundaron Houston con más de 127 centímetros de lluvia, y torrentes de agua llenaron las ciudades por todo el sureste de Estados Unidos. ¡Al mismo tiempo, la costa oeste estaba reseca, e incendios quemaron millones de hectáreas! ¡Esto fue exactamente lo que Dios profetizó a través de Amós!

Esta profecía hace más que decirnos que tales desastres ocurrirán. ¡Nos dice por qué ocurren, y cómo prevenir que continúen!

Cuando tales calamidades golpean, Dios espera que lo busquemos a Él. Esto significa orar, pero también mucho más. Lea los versículos 8-11. Estos versículos predicen la intensificación de las maldiciones, y declaran cuatro veces: “…más no os volvisteis a mí, dice [el Eterno]”. ¡Dios sigue repitiendo este punto crucial!

Ciertamente debemos orar, ¡pero también debemos volvernos a Dios!, y eso requiere acción real y tangible.

Advertencias de nuestro Creador

La profecía de Amós continúa: “Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel. Porque he aquí, el que forma los montes, y crea el viento, y anuncia al hombre su pensamiento; el que hace las tinieblas mañana, y pasa sobre las alturas de la tierra; [el Eterno] Dios de los ejércitos es su nombre” (Amós 4:12-13). ¡Observe eso! ¡Dios crea el viento que impulsa los huracanes! Él tiene poder sobre los elementos. Y también, Él sabe lo que los seres humanos están pensando. ¡Qué Ser tan poderoso!

Dios está usando estos elementos naturales en formas que resulten en que nos volvamos a Él. Él no quiere vernos sufrir estas calamidades. Pero si no escuchamos, Él advierte que vendrán maldiciones peores. La oportunidad de responder se está acabando rápido.

Esto es claro en una profecía de Amós 8: “Y me dijo [el Eterno]: Ha venido el fin sobre mi pueblo Israel; no lo toleraré más [no pasaré otra vez ante ellos, dice la KJ]” (Amós 8:2). Este es el tiempo en el que estamos ahora: ha venido el fin. Dios “no lo tolerará más”, ¡esta es nuestra última oportunidad de prestar atención a Su advertencia!

Amós desarrolla este tema en el tercer capítulo de su profecía: “Oíd esta palabra que ha hablado [el Eterno] contra vosotros, hijos de Israel, contra toda la familia que hice subir de la tierra de Egipto. Dice así: A vosotros solamente he conocido de todas las familias de la tierra; por tanto, os castigaré por todas vuestras maldades” (Amós 3:1-2). Reitero que, las naciones modernas de Israel, principalmente Estados Unidos, Gran Bretaña, y también el Estado judío llamado “Israel”, tienen una historia única con Dios. ¡Él una vez fue su Rey! Y Él responsabiliza a estas naciones de una forma como todavía no ocurre con Rusia o China o Japón, ni con los árabes en el Oriente Medio, o las naciones africanas, o ninguna otra. (Repito, Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía le explicarán esto). Dios tiene un plan maravilloso para todas esas naciones también, el cual entrará en vigor en un tiempo futuro (por ej. 1 Timoteo 2:4; 2 Pedro 3:9).

Pero Dios no castiga sin advertir primero. “¿Se tocará la trompeta en la ciudad, y no se alborotará el pueblo? ¿Habrá algún mal en la ciudad, el cual [el Eterno] no haya hecho?” (Amós 3:6). Dios está sonando la trompeta de advertencia. Sus profecías de maldiciones sobre nuestras naciones están comenzando a suceder, y deberían hacernos temerle.

“Porque no hará nada [el Eterno] el Señor, sin que revele su secreto a sus siervos los profetas. Si el león ruge, ¿quién no temerá? Si habla [el Eterno] el Señor, ¿quién no profetizará?” (versículos 7-8). ¡Dios está como león rugiente! Su mensaje es aterrador. ¿Le haremos caso?

Viene la devastación para aquellos que no atienden la advertencia de Dios. Sin embargo, a través de las terribles dificultades y pruebas profetizadas que sucederán a Israel, nuestros pueblos finalmente llegarán a conocer a Dios.

El Dios que bendice

Mucha gente orará a Dios. Pero ¿cuántos le obedecerán a Él, y permitirán que Él los gobierne? Muy pocos.

El profeta Amós incluso revela que la mayoría de la gente en la propia Iglesia de Dios —quienes conforman lo que la Biblia menciona como “Israel” espiritual— se ha apartado de Él. Usted puede ver esto en Amós 2:11-12: “Y levanté de vuestros hijos para profetas, y de vuestros jóvenes para que fuesen nazareos. ¿No es esto así, dice [el Eterno], hijos de Israel? Más vosotros disteis de beber vino a los nazareos, y a los profetas mandasteis diciendo: No profeticéis”.

Sí, Dios tiene un mensaje fuerte de profecía, con el propósito de advertir y ayudar a Su pueblo. ¡Pero aquellos a quienes Él instruyó que proclamaran ese mensaje rehusaron hacerlo! ¡Noventa y cinco por ciento de la propia Iglesia de Dios se ha rebelado y ahora rehúsa profetizar! Colosenses 2:19 dice que estas personas no están “asiéndose de la cabeza”, ¡hablando de Jesucristo! ¡Cristo debería ser nuestra Cabeza, nuestro Señor y Maestro! Si usted pierde su cabeza, ¡está en grave peligro!

Cuando estaba escribiendo acerca de Dios, el profeta Amós usó la palabra “Adonai” 25 veces, más que los otros 11 profetas menores combinados. De acuerdo con la Biblia Companion, esta palabra significa “Jefatura”, “la Cabeza” o “el Dios que bendice”. Amós habló de muchas profecías negativas, pero se mantuvo recordándose a sí mismo del gran Dios detrás de los castigos; el Dios que algunas veces envía dificultades y pruebas para humillarnos y motivarnos a conocerlo. Cuando uno entiende ese propósito, ¡hasta las profecías difíciles de Dios son de inspiración y ánimo! Dios es un Dios de amor. Él solo envía el castigo para inspirarnos a regresar a Él.

“Oíd esta palabra que yo levanto para lamentación sobre vosotros, casa de Israel. (…) Pero así dice [el Eterno] a la casa de Israel: Buscadme, y VIVIRÉIS” (Amós 5:1, 4; vea también el versículo 6). Dios envía malas noticias, pero si respondemos de la manera correcta, ¡viviremos para siempre!

“Buscad al que hace las Pléyades y el Orión, y vuelve las tinieblas en mañana, y hace oscurecer el día como noche; el que llama a las aguas del mar, y las derrama sobre la faz de la tierra; [el Eterno] es su nombre” (versículo 8). Esto es exactamente lo que vemos en los recientes huracanes: ¡Dios trajo billones de litros de agua del Golfo de México y del océano Atlántico, y los derramó en las ciudades de EE UU! Él preferiría usar agua para aumentar nuestros cultivos y darnos prosperidad, pero debemos escucharlo. Él tiene que llamar nuestra atención, si es que va a darnos vida eterna y gobierno sobre todo el universo.

“Porque yo sé de vuestras muchas rebeliones, y de vuestros grandes pecados…” (versículo 12). ¡Por esta razón Dios nos castiga con huracanes! Si no estamos obedeciendo a Dios, bien podríamos orar y ni siquiera estar cerca de Él. Si estamos involucrados en pecados y transgresiones, Dios no escuchará ni contestará nuestras oraciones (Proverbios 28:9; Isaías 1:10-15; 59:1-2). Debemos arrepentirnos y volvernos a Él para cosechar enormes bendiciones.

“Buscad lo bueno, y no lo malo, para que viváis; porque así [el Eterno] Dios de los ejércitos estará con vosotros, como decís” (Amós 5:14). Claramente, ¡Dios quiere que vivamos! Él quiere que cada ser humano viva una vida abundante (Juan 10:10).

Una promesa inquebrantable

Estudie el contexto del versículo que el vicepresidente de Estados Unidos y otros han citado equivocadamente. Dios hizo esa promesa cuando aceptó el templo que el rey Salomón le había dedicado. Él dijo: “Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo; si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra” (2 Crónicas 7:13-14).

Estos líderes no solo dejaron fuera partes del versículo 14 sino que omitieron totalmente el versículo 13, ¡el cual dice que Dios de hecho hará que la destrucción venga a la tierra! Ellos también excluyeron los versículos 19-22, donde Dios dice que si Israel se aparta de Dios, Él traerá “todo este mal sobre ellos” e incluso dice “os arrancaré de mi tierra que os he dado”, enviándolos al exilio.

El vicepresidente Pence y otros líderes cristianos de EE UU, escritores y personas comunes aplican este pasaje (al menos las partes positivas) a Estados Unidos. Muchos otros (incluyendo muchos cristianos estadounidenses), están en desacuerdo: ellos dicen que este pasaje solo se aplica a Israel, un antiguo reino desaparecido hace mucho tiempo. Pero esto no es cierto. Dios preservó este escrito por 3.000 años porque estos versículos, cada palabra de ellos, ¡continúan aplicándose a los descendientes modernos del antiguo Israel!

El libro de Crónicas no es solo un registro sobrante de lo que Dios le dijo a un antiguo rey. ¡Es principalmente para nuestro tiempo! Y es principalmente para las tres naciones de Israel del tiempo del fin: Estados Unidos, Gran Bretaña y el Estado judío. Estados Unidos y Gran Bretaña recibieron las promesas de primogenitura de abundancia nacional inigualable. El Estado judío llamado Israel recibió la promesa del cetro de una dinastía real que Dios prometió perduraría hasta el regreso de Jesucristo. (Todo esto está explicado en Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía). ¡La promesa en Crónicas, y la advertencia, son para nuestro tiempo!

En 2 Crónicas 7:14, el Dios maravilloso y amoroso nos dice exactamente cómo evitar el sufrimiento nacional, la división y la destrucción. Él hace una promesa inquebrantable: Si nos convertimos de nuestros pecados, ¡Él nos sanará! ¡Esto aplicó en el tiempo antiguo, aplica para el peligroso presente, y aplica para el glorioso futuro! Dios sí promete sanar nuestra tierra. Pero la gente debe prestar atención a Su advertencia. ¡Las mentes de las personas deben ser sanadas!

Maldiciones y cautividad

Podemos conocer lo que viene para los descendientes modernos de Israel viendo lo que ocurrió con nuestros ancestros. Salomón y mucha gente en su reino, se apartaron de Dios en un grado significativo pero la Biblia indica que Salomón se arrepintió. Después que Salomón murió, el pecado y la maldad continuaron, el reino se dividió. Y las dos partes, Israel y Judá, casi entraron en guerra. Ambos continuaron pecando contra Dios, aunque Judá tuvo unos cuantos reyes justos que guiaron al pueblo a la justicia, y a la sanidad y las bendiciones. Pero el pueblo continuó regresando al pecado, y fueron maldecidos. Ellos sufrieron numerosas guerras e incluso a veces hicieron guerra entre sí. Finalmente, Israel fue conquistado por el Imperio Asirio, y su gente pecadora fue arrancada de su tierra. Después Judá fue conquistada por el Imperio Babilónico, y su gente pecadora también fue arrancada de su tierra.

“Los que escaparon de la espada fueron llevados cautivos a Babilonia, y fueron siervos de él y de sus hijos, hasta que vino el reino de los persas” (2 Crónicas 36:20). Los pecados nacionales llevan a maldiciones nacionales, las cuales llevan a cautividad nacional, ¡tanto históricamente como en el presente!

El versículo 21 señala que esta tragedia nacional catastrófica para Judá “[cumplió] la palabra de [el Eterno] por boca de Jeremías”. Dios había enviado un profeta para advertir a Judá que sus pecados lo llevarían a la cautividad. Jeremías les dijo cómo Dios sanaría su tierra, pero ellos no escucharon. Sus líderes los convencieron de que Dios los salvaría, pero el pueblo no se volvió de sus malos caminos, entonces Dios no sanó su tierra.

Pero observe esto: el libro de Jeremías está específicamente dirigido a Israel (Jeremías 2:4; 3:12; 4:1; 5:15, etc.). Esto es significativo porque Jeremías vivió en Judá, y en realidad atestiguó la destrucción de Judá a manos de Babilonia; pero su libro no era principalmente para Judá, sino para Israel, y el antiguo Israel había sido destruido y llevado cautivo en 721 a. C.; ¡varias décadas antes de que Jeremías naciera! Jeremías nunca entregó su mensaje al antiguo Israel porque este ya no existía como nación.

La razón de esto es que la profecía de Jeremías es para nuestras naciones de hoy, los descendientes del antiguo Israel: ¡Estados Unidos y Gran Bretaña! Estas son advertencias que Dios quiere que “consideremos” —lo cual significa entender completamente— “en los postreros días”, ¡el tiempo del fin! (Jeremías 30:24).

¡Debemos tomar en serio estas advertencias! ¡Necesitamos que Dios nos escuche y responda nuestras oraciones! ¡Continuar en nuestros caminos y torcer Su Palabra para ajustarla a nuestras preferencias no es la forma de pedirle a Él que nos salve!

Levantando las ruinas

La tierra que Dios le dio a las tribus de Israel les fue quitada por el pecado. Fue desolada, y gente de otras naciones la conquistó. Pero Dios no había olvidado a los descendientes de Israel por siempre.

“Mas al primer año de Ciro rey de los persas, para que se cumpliese la palabra de [el Eterno] por boca de Jeremías, [el Eterno] despertó el espíritu de Ciro rey de los persas, el cual hizo pregonar de palabra y también por escrito, por todo su reino, diciendo: Así dice Ciro, rey de los persas: [el Eterno], el Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra; y él me ha mandado que le edifique casa en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, sea [el Eterno] su Dios con él, y suba” (2 Crónicas 36:22-23).

Estos son los últimos dos versículos del Antiguo Testamento (en su orden original), ¡y son versículos increíblemente esperanzadores!

Los estudiosos de la Biblia están confundidos por estos dos versículos finales de Crónicas, pues son exactamente los mismos que los primeros versículos del libro de Esdras. Así que ellos reorganizaron los libros, poniendo a Esdras después de Crónicas.

Crónicas se centra alrededor del trono de David, desde el cual reinará Jesucristo cuando regrese a la Tierra. Esdras, quien escribió el libro, ¡está tratando de enfocarnos en Jerusalén, la futura sede de la Tierra y del universo! (Solicite nuestro folleto gratuito The Book of Chronicles [El Libro de Crónicas] para entender esta verdad inspiradora). ¡Mire hacia el futuro! Qué perfecta transición al Nuevo Testamento.

Luego de ser liberados de la esclavitud, los judíos regresaron a Jerusalén, construyeron el segundo templo y levantaron un muro alrededor de la ciudad. ¡Dios sanó su tierra y les permitió levantar las ruinas, un tipo de la Obra de Dios actual y de la sanidad que pronto será esparcida por todo el planeta y a través de todo el universo! 

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