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¿Está nuestro mundo mejorando cada vez más?
Y ahora, algo de buenas noticias. ¿Sabía usted que la pobreza mundial está bajando? ¿Sabía que la alfabetización global está aumentando? ¿Sabía que las estadísticas de crímenes violentos están disminuyendo y que los coeficientes de inteligencia (CI) están aumentando? ¿Sabía que el trabajo y la explotación infantil están disminuyendo y que los derechos humanos están en aumento?
Nuestros titulares están llenos de división social, estancamiento político, desorden internacional, militarización creciente, desastres ambientales y otros problemas. Vea las noticias durante media hora, y de seguro parece que las condiciones mundiales están cada vez peores.
Sin embargo, algunas personas inteligentes sostienen que, dado que la cobertura informativa se centra inherentemente en el peligro, el sufrimiento y el trauma, estamos viendo una imagen distorsionada del mundo. Argumentan que los datos muestran una gran cantidad de progreso humano. Y sus argumentos son convincentes.
Entonces, ¿el mundo está cada vez mejor? ¿O estamos al borde de la Tercera Guerra Mundial? ¿O ambas cosas?
Midiendo el progreso
El profesor de psicología de la Universidad de Harvard Steven Pinker cree que usted es demasiado pesimista. Su último libro titulado, En defensa de la Ilustración: Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso, presenta un argumento ininterrumpido de que el mundo está, de hecho, mejorando.
En una charla de ted [evento anual de Tecnología, Entretenimiento y Diseño] basada en el libro, Pinker dijo: “Muchas personas enfrentan las noticias cada mañana con inquietud y pavor. Todos los días leemos sobre tiroteos, desigualdad, contaminación, dictaduras, guerra y propagación de armas nucleares. (…) Uno siempre puede engañarse y ver decadencia si compara los titulares sangrientos de la actualidad con imágenes de color de rosa del pasado. ¿Cómo se ve la trayectoria del mundo cuando medimos el bienestar a lo largo del tiempo usando un criterio constante?”.
Luego él comparó algunas estadísticas recientes con los mismos parámetros de hace 30 años. Puede sorprenderle saber que la tasa de homicidios en Estados Unidos ha disminuido de 8,5 por cada 100.000 a 5,3. El porcentaje de estadounidenses por debajo de la línea de pobreza (medida por el consumo) ha disminuido del 11 al 3 por ciento. El porcentaje de la población mundial en pobreza extrema ha descendido del 37 al 9,6 por ciento. Hace tres décadas, se estaban librando 23 guerras; para febrero de 2018, solo había 12. El número de armas nucleares ha disminuido de 60.780 a 10.325. El número de democracias ha crecido de 45 gobiernos con más de 2 mil millones de personas a 103 gobiernos con más de 4,1 mil millones de personas.
Vea una línea de tiempo más amplia: en los últimos 200 años, la esperanza de vida para un ser humano ha aumentado de aproximadamente 30 a 71 años. La mortalidad infantil ha descendido del 33 al 6 por ciento. Las enfermedades infecciosas, la desnutrición y las hambrunas catastróficas están desapareciendo, incluso en los países pobres. La pobreza está disminuyendo: el mundo es ahora unas 100 veces más rico de lo que era a principios del siglo xix.
Estos son algunos acontecimientos sorprendentes, y de hecho es fácil darlos por sentado. No solemos pensar cuánto más segura, más saludable, más rica y más longeva es la persona promedio en comparación con unas pocas generaciones atrás. ¡Pero qué diferencia!
Otra tendencia entusiasmante es el aumento de la alfabetización. Hace dos siglos, solo el 12 por ciento del mundo podía leer y escribir. Hoy, es el 86 por ciento. Después de las necesidades básicas de alimentación, vivienda y vestimenta, la alfabetización es crucial no solo para la calidad de vida, sino también para el desarrollo intelectual e incluso espiritual.
Algunas estadísticas o tendencias específicas que observadores como Pinker citan pueden ser materia de debate. Pero muchos son legítimos e indiscutiblemente dignos de celebrarse.
Muchas personas que ven estas mediciones están concluyendo que el mundo está mejorando cada vez más, y que solo debemos seguir haciendo lo que hemos estado haciendo. Por ejemplo, el entonces presidente estadounidense Barack Obama dijo en 2016: “El mundo nunca ha sido menos violento, más saludable, mejor educado, más tolerante, con más oportunidades para más personas, y más conectado de lo que es hoy en día”.
Sin embargo, la pregunta sigue siendo, ¿por qué, al mismo tiempo que las personas comen mejor, consumen más y viven más tiempo, tantos de nosotros tenemos la sensación de que nos estamos acercando a una catástrofe global? La explicación de Pinker es que la cobertura mediática es la principal culpable. “Nunca se ve a un periodista decir: ‘estoy informando en vivo desde un país que ha estado en paz durante 40 años’, o una ciudad que no ha sido atacada por terroristas”, dijo Pinker. “Si usted combina nuestros sesgos cognitivos con la naturaleza de las noticias, podrá ver por qué el mundo ha estado llegando a su fin durante mucho tiempo”.
Él hace que suene como si las advertencias sobre el fin del mundo fueran solo una exageración. ¿Es esa una conclusión válida a partir de estas estadísticas?
¿Por qué el progreso?
Al ver el progreso de las mediciones del desarrollo humano naturalmente surge la pregunta, ¿cuál es la causa? ¿Por qué la gente vive más tiempo, gana más dinero y recibe una mejor educación?
Pinker responde de esta manera: “El progreso no es una fuerza mística o dialéctica que nos eleva cada vez más. No es un arco misterioso de la historia inclinado hacia la justicia. Es el resultado de los esfuerzos humanos gobernados por una idea, una idea que asociamos con la Ilustración del siglo xviii, es decir, que si aplicamos la razón y la ciencia que incrementan el bienestar humano, podemos tener éxito gradualmente. (…) Nunca vamos a tener un mundo perfecto, y sería peligroso buscar uno. Pero no hay límite para las mejoras que podemos alcanzar si continuamos aplicando conocimiento para mejorar el florecimiento humano. Esta historia heroica no es solo otro mito. Los mitos son ficciones, pero este es verdadero, fiel a lo mejor de nuestro conocimiento, que es la única verdad que podemos tener”.
En un artículo del Wall Street Journal sobre el mismo tema, Pinker lo resumió de esta manera: “Nuestros antepasados reemplazaron el dogma, la tradición y la autoridad con la razón, el debate y las instituciones de la búsqueda de la verdad. Reemplazaron la superstición y la magia por la ciencia. Y cambiaron sus valores de la gloria de la tribu, nación, raza, clase o fe hacia el florecimiento humano universal” (13 de febrero). Él da muchos ejemplos específicos de cómo estos planteamientos han producido avances en medicina, salud, producción de alimentos, seguridad pública y paz entre las naciones. Los efectos son una mejor salud, nutrición, riqueza, seguridad, libertad y paz entre las naciones. La causa básica, dice él, es la habilidad humana.
Según este punto de vista, la historia humana es algo así como una rampa gigante, que conduce desde la miseria humana y la ignorancia hacia la mayor realización humana y la felicidad. Es consistente con el modelo evolutivo: hemos evolucionado de elementos básicos a organismos unicelulares a formas de vida más complejas, y estamos evolucionando para volvernos más inteligentes, más capaces y más resistentes. Solíamos escribir en papiros, ahora nos comunicamos con teléfonos inteligentes. Solíamos construir carros, ahora construimos naves espaciales. Sin duda, entonces, los seres humanos que hemos desarrollado una tecnología increíble podemos desarrollar sistemas para acabar con cosas como el crimen y la guerra.
Esta teoría tiene algunas fallas peligrosas.
Progreso material, ausencia espiritual
Mire de nuevo los parámetros del progreso humano en los últimos 200 años, y podrá ver claramente que la mayoría de ellos tiene que ver con cosas materiales. Se ocupan de la materia, con elementos físicos; pero se ocupan menos, o nada en absoluto, de las relaciones entre seres humanos.
¿Por qué vemos un mundo de avances y progresos admirables pero al mismo tiempo con males deplorables cada vez peores?”, preguntó Herbert W. Armstrong en El Misterio de los Siglos. “¿Por qué las mentes que desarrollan naves espaciales, computadores y demás prodigios de la ciencia, de la tecnología y la industria, no pueden resolver los problemas que ponen de manifiesto la incapacidad del hombre? (…) Los países desarrollados muestran adelantos extraordinarios; el suyo es un mundo altamente mecanizado dotado de todos los lujos, comodidades y placeres. Sin embargo, están plagados de crimen, violencia, injusticia, enfermedades, padecimiento y hogares y familias destruidos”.
La razón de esta paradoja es que la humanidad está cortada del verdadero conocimiento espiritual. Esta verdad se explica en El Misterio de los Siglos (que le enviaremos gratis si lo solicita). Más sobre esto más tarde.
La historia humana incluye una gran cantidad de información espiritual falsa, superstición y dogma. Y como esto ha sido cuestionado en los siglos recientes, ha habido un correspondiente salto hacia adelante en el conocimiento material. El mundo occidental y gran parte de la humanidad ha logrado construir un gran banco de conocimiento desde la Edad Media. En el siglo pasado, la producción de conocimiento científico se ha multiplicado exponencialmente.
Sin embargo, esto no ha llenado el vacío del verdadero conocimiento espiritual, el que no puede ser descubierto material ni científicamente.
Aunque el conocimiento material ha aumentado, los límites de este progreso, sin esa dimensión espiritual, ya se están haciendo evidentes. Algunos avances humanos han alcanzado su punto máximo y ahora están disminuyendo. Y algunos avances tienen consecuencias a largo plazo que aún no se han cumplido.
Tomemos por ejemplo la notable disminución de la hambruna, que Pinker atribuye a la rotación de cultivos, fertilizantes sintéticos, híbridos y maquinarias. Con estos procesos sí se producen más alimentos, y el hambre se ha reducido dramáticamente debido a ellos. Pero para lograr esto, hemos agotado y acabado por completo los nutrientes de nuestros suelos. Si no continuamos aplicando más y más fertilizantes sintéticos y métodos de cultivo industrial, grandes áreas se convertirán rápidamente en desiertos. Mientras tanto, estos suelos están produciendo alimentos menos nutritivos. De ahí la explosión de enfermedades crónicas y la creciente necesidad de clínicas, complejos médicos, hospitales, centros de cáncer y hospicios.
Pinker destaca los programas de bienestar como otro avance. Pero las necesidades legítimas que estos programas satisfacen van acompañadas de abusos masivos y crecientes, distensión y distorsión política. Las naciones están literalmente entrando en una deuda monumental y en la bancarrota por proporcionar estos “avances”.
Este es el caso de los altos costos de muchas de nuestras soluciones milagrosas modernas para problemas antiguos. Estamos comprando efectivamente adelantos pero endeudándonos; una deuda que nosotros o nuestros hijos finalmente tendrán que pagar. Se acerca el día del ajuste de cuentas.
Puede que las condiciones sean mejores ahora de lo que eran hace 30 años. Pero eso no significa que van a ser mejores dentro de otros 30 años.
La tendencia a la inversa
Algunos de nuestros avances ya están retrocediendo. Por ejemplo, mientras que Pinker dice que el CI promedio ha aumentado unos 30 puntos en los últimos dos siglos, un estudio reciente a gran escala mostró una caída de 7 puntos por generación en los últimos tiempos.
En términos más generales, algunos ideales a los que Pinker (hasta cierto punto correctamente) atribuye haber ayudado al progreso humano se están desvaneciendo. Nuestra generación actual está renunciando a algunos de los principios básicos que condujeron a una mayor estabilidad, oportunidad, éxito y justicia para millones de personas durante cientos de años.
Paul Bonicelli sirvió en la Agencia para el Desarrollo Internacional y en el Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Él escribió para el Federalist: “Aunque la Ilustración ha estado ‘funcionando’ desde hace algún tiempo, mejorando la condición humana en todo el mundo, en los últimos años ha sido rechazada definitivamente por la izquierda moderna y por algunos elementos de la derecha. En los campus universitarios, las ideas de la Ilustración sobre el estado de derecho y la libertad de expresión han sido reemplazadas por los tribunales del campus y el veto de los objetantes. La Ilustración misma es condenada por ser el proyecto de hombres blancos racistas y el producto de sociedades dedicadas al imperio y al colonialismo. Incluso la noción de verdad objetiva de la Ilustración es ridiculizada por académicos y activistas por igual” (14 de febrero).
El estado de derecho, la fiabilidad del pensamiento racional, el hecho de que existe una cosa como la verdad, son todos principios vitales para la estabilidad y la prosperidad a largo plazo que hemos dado por sentados durante generaciones. Pero ahora están siendo rechazados.
Incluso la democracia está en retirada. “La embriagadora expansión democrática de la década de 1990 ha sido reemplazada por estancamiento o incluso recesión de la democracia”, escribió Foreign Policy (8 de septiembre de 2016). La Institución Brookings dice que algunos analistas y legisladores creen que la democracia “ha seguido su curso”. El estudio Libertad en el Mundo 2018, de la organización Freedom House, descubrió por duodécimo año consecutivo que la democracia está disminuyendo en todo el mundo: “Los países que sufrieron reveses democráticos superan en número a aquellos que registraron avances. Estados que hace una década parecían historias prometedoras de éxito, como Turquía y Hungría, por ejemplo, ahora se deslizan hacia un gobierno autoritario. El ejército en Birmania (Myanmar), que comenzó una apertura democrática limitada en 2010, ejecutó una impactante campaña de limpieza étnica en 2017 y rechazó las críticas internacionales por sus acciones. Mientras tanto, las democracias más poderosas del mundo están sumidas en problemas aparentemente intratables al interior, incluyendo las disparidades sociales y económicas, la fragmentación partidista, los ataques terroristas y la afluencia de refugiados que ha creado tensiones entre las alianzas y ha aumentado los temores del ‘otro”.
A medida que las democracias decaen, los autoritarios están aumentando en varios países, incluyendo algunas de las naciones más importantes del mundo. El presidente ruso Vladímir Putin ha fomentado un culto a la personalidad, ha hecho de las elecciones rusas una burla, ha cambiado su Constitución, ha aplastado a los disidentes, ha asesinado a periodistas, ha iniciado guerras y ha invadido y anexado territorio. El presidente chino Xi Jinping hizo cambios similares al gobierno de su país, otorgándose más poder por períodos más largos y aumentando su control sobre el pueblo y el ejército de China. Hombres fuertes se han levantado en Filipinas, Tailandia, Turquía, Arabia Saudí, Hungría, Austria y en otros lugares. El próximo podría tomar el control de Alemania.
Si los seres humanos realmente están cada vez mejor, entonces el estado de derecho, la democracia y la verdad absoluta eran pasos hacia arriba en la rampa del progreso. Ahora estamos rechazando esos principios. Por definición, esto no puede ser un paso más en la rampa hacia un mundo cada vez mejor.
Una era de mayor peligro
Al presenciar el declive de la democracia y el surgimiento del autoritarismo, vemos un aumento en el gasto militar a nivel mundial. Nuestro mundo avanzado está utilizando su mayor educación, tecnología y riqueza para producir armas químicas, biológicas y nucleares, junto con misiles, aviones, barcos y submarinos que pueden lanzarlos en cuestión de minutos. En cierto sentido, estos sistemas de armas son un avance sorprendente. En otro, son la peor forma de retroceso del mundo.
Yale Global Online informó que 23 naciones almacenan armas químicas de destrucción masiva o tienen la capacidad de producirlas: Arabia Saudí, Birmania, China, Corea del Norte, Corea del Sur, EE UU, Egipto, India, Indonesia, Irak, Irán, Israel, Japón, Kazajistán, Libia, Pakistán, Rusia, Serbia, Siria, Sudáfrica, Sudán, Taiwán y Vietnam.
En efecto, el número estimado de armas nucleares ha disminuido de 60.780 a 10.325. Estados Unidos ya no está en una carrera contra la Unión Soviética para producir una mayor reserva de ojivas nucleares. Pero EE UU, Rusia, China, Europa, Irán y otras naciones, incluso los terroristas, todavía están compitiendo para producir armas más nuevas, mejores y más efectivas.
Solo se necesita un arma nuclear para incinerar toda una ciudad de progreso humano. Y una guerra nuclear no se detendría con un solo golpe. Las armas nucleares, químicas y biológicas están en manos de seres humanos con defectos y debilidades, con conocimientos y capacidades limitadas. Algunos de estos seres humanos son algunas de las mentes más inestables y extremistas de este planeta.
Ciudades enteras de avances en saneamiento, nutrición, salud, comercio, pensamiento, libertad y derecho podrían desaparecer en un momento si Donald Trump, Theresa May, Benjamín Netanyahu, Emmanuel Macron, Narendra Modi, Shahid Khaqan Abbasi, Vladímir Putin, Xi Jinping o Kim Jong-un presiona un botón para desplegar su arsenal nuclear. Miles de personas han muerto y morirán de manera inhumana si Bashar Assad, Abdel Fattah al Sisi, Ali Jamenei, Moon Jae-in u otros lanzan armas biológicas o químicas. Nosotros los seres humanos tenemos miles, miles y miles de estos “avances” diabólicos esperando detonar.
Este es un corolario sombrío a todo el progreso material, y una consecuencia peligrosa del hecho de que este desarrollo físico ha llegado sin un aumento correspondiente de la verdadera comprensión espiritual.
Hemos estado equivocados antes
Pinker no es el único pensador que presenta argumentos razonados sobre por qué el mundo está mejorando cada vez más. De hecho, expertos a lo largo de la historia han pronosticado paz y prosperidad, justo antes de la guerra y el desastre.
Incluso sin esos expertos, tendemos a suponer que la paz continuará indefinidamente. Pero más allá de nuestras perspectivas limitadas, existen amenazas que pueden cambiar drásticamente nuestras vidas y la vida de todos en este planeta.
El filósofo británico Bertrand Russell escribió que el ganado espera comida cuando ve al granjero, pero al final el granjero los mata. Cuando algo sucede a menudo, suponemos que durará para siempre. Pero una catástrofe que acabe con su mundo solo tiene que suceder una vez. De hecho, puede suceder solo una vez. Por eso usted debe permanecer vigilante.
La historia registra una larga lista de pronósticos de paz, seguros y bien fundados, pero terriblemente erróneos.
“Indiscutiblemente, en la historia de este país nunca hubo un tiempo como el actual en el que considerando la situación de Europa podríamos esperar más razonablemente 15 años de paz”. Ese fue el primer ministro británico en 1792. En el plazo de un año, los revolucionarios franceses sumieron a Europa en el inicio de las Guerras Napoleónicas que mataron a millones de personas.
El subsecretario del Ministerio de Relaciones Exteriores de Gran Bretaña informó al secretario que “él nunca, durante su larga experiencia, había conocido una tregua tan grande en asuntos exteriores, y que no estaba al tanto de ninguna cuestión importante con la cual tuviera lidiar”. Eso fue en 1870. El mismo día, un nuevo príncipe fue coronado en España, lo que resultó en la Guerra Franco-prusiana que mató aproximadamente a medio millón de personas.
“Nosotros, la gente mayor, probablemente no viviremos para ver las batallas decisivas de la próxima revolución”. Ese fue un hombre llamado Vladímir Lenin que habló en el invierno de 1917. Seis semanas después, comenzó la Revolución Rusa. La Guerra Civil Rusa resultante costó unas 10 millones de vidas, la peor guerra civil registrada en la historia de la humanidad.
“Mis buenos amigos, por segunda vez en nuestra historia, un primer ministro británico ha regresado de Alemania trayendo la paz con honor. Creo que es paz para nuestro tiempo. Les agradecemos desde el fondo de nuestros corazones. Vayan a casa y tengan un sueño agradable y tranquilo”. Ese fue Neville Chamberlain, después de firmar un acuerdo con Adolfo Hitler. Un año después, comenzó la Segunda Guerra Mundial. Y no terminó hasta que se perdieron alrededor de 80 millones de vidas.
¿Cómo resumiría usted esta tendencia en la naturaleza humana? Se podría resumir de esta manera: “Cuando dicen ‘Paz y seguridad’, entonces la destrucción repentina viene sobre ellos”.
‘Paz y seguridad’
El más grande análisis de la naturaleza humana y el mayor indicador de los eventos futuros se encuentran en el libro escrito por el Creador de los seres humanos. La Santa Biblia contiene numerosas profecías que detallan cómo la destrucción global masiva vendrá de repente. Aquellos que estudien sus Biblias y estudien los eventos mundiales podrán ver venir este desastre. Aquellos que no lo hagan, serán sorprendidos.
Muchas personas no se dan cuenta, pero Jesús Mismo fue un profeta. Días antes de Su crucifixión, Sus discípulos le pidieron que describiera los eventos que ocurrirían justo antes de Su regreso. Él respondió con la profecía más fundamental del Nuevo Testamento, registrada en Mateo 24.
¡Las señales que Jesucristo dijo que precederían Su regreso incluían un cataclismo tras otro! Él advirtió de guerras, rumores de guerras, naciones levantándose contra otras naciones, hambrunas, pestilencias, terremotos y el peor período de sufrimiento en la historia humana: “Porque habrá entonces gran tribulación, cual no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá. Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos, aquellos días serán acortados” (Mateo 24:21-22).
¡Jesús estaba profetizando la aniquilación humana!
Esto no fue posible durante Su vida humana. De hecho, no fue posible hasta la segunda mitad del siglo xx, con el desarrollo de las armas nucleares, biológicas y químicas. ¡Jesús profetizó que la aniquilación humana ocurriría en la era moderna!
Después de describir Su espectacular regreso en gloria, Jesús dijo que estuviéramos alerta, porque “del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino solo mi Padre” (versículo 36). Exhortó a Sus discípulos a que vigilaran con urgencia las señales bíblicas para saber cuándo estaba a punto de regresar. ¡Esas señales equivalen al inminente suicidio de la raza humana! Ahí es donde nuestro “avance” nos está llevando.
Mire la historia
Jesús también usó un ejemplo histórico para describir la condición humana antes de Su regreso. “Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:37). ¿Qué estaban haciendo las poblaciones del mundo durante la generación de Noé? Estaban “comiendo y bebiendo, casándose y dando en casamiento” (versículos 38-39). La gente se involucraba en placeres dentro de su “avanzada” civilización. No temían un gran cataclismo. Pero cuando Dios miró a la misma civilización, Él vio “que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal. (…) Y se corrompió la tierra delante de Dios, y estaba la tierra llena de violencia. (…) Toda carne había corrompido su camino sobre la tierra” (Génesis 6:5, 11-12).
Noé advirtió a los demás a su alrededor, pero continuaron persiguiendo sus placeres y sus males. Y, como dijo Jesús, ellos “no entendieron hasta que vino el diluvio y se los llevó a todos; así será también la venida del Hijo del Hombre” (Mateo 24:39).
Estas personas se sentían seguras de sí mismas, pero estaban autoengañadas. No creían que cada uno de sus pensamientos profundos era solamente el mal continuamente. Pero así era. Y Dios los aniquiló en lugar de dejarlos corromper sus mentes más allá de la redención.
“Asimismo como sucedió en los días de Lot; comían, bebían, compraban, vendían, plantaban, edificaban; mas el día en que Lot salió de Sodoma, llovió del cielo fuego y azufre, y los destruyó a todos. Así será el día en que el Hijo del Hombre se manifieste” (Lucas 17: 28-30).
La gente que estaba haciendo sus negocios en el centro de Sodoma o que disfrutaba un evento social en las afueras de Gomorra no veía ninguna razón por la cual sus lujos, decadencia y excesos no serían cada vez mejores. Luego, en una tarde, todo se convirtió en humo.
Steven Pinker considera nuestra tolerancia, aceptación y alabanza de la homosexualidad como una señal del progreso de nuestro mundo moderno. Dios ama a los pecadores, pero Él odia el pecado porque degrada y destruye el progreso y la felicidad humanas. Él sabe cuán destructivo es el pecado, y finalmente lo eliminará.
Ponga las profecías de Cristo junto con otras profecías bíblicas, y está claro que Él está a punto de permitir que los seres humanos inunden la Tierra con fuego nuclear.
Esto es lo que Jesús instruyó a Sus discípulos: “Velad, pues, porque no sabéis a qué hora ha de venir vuestro Señor. (…) Por tanto, también vosotros estad preparados; porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis” (Mateo 24:42, 44). Lucas 21:34-35 cita a Jesús diciendo: “Cuídense a sí mismos para que sus corazones, no se carguen de excesos y embriaguez y de los afanes de esta vida, y aquel día venga sobre ustedes de repente como una trampa. Porque vendrá sobre todos los que habitan en la faz de toda la tierra” (versión English Standard).
Múltiples advertencias
La Biblia repetidamente advierte acerca de cómo terminará el experimento humano. El libro de Lamentaciones describe una antigua destrucción que presagia la misma catástrofe moderna que Jesús profetizó. “Aquellos que comían exquisiteces perecen en las calles; aquellos que fueron criados en púrpura yacen sobre montones de cenizas. Porque el castigo de la hija de mi pueblo ha sido mayor que el castigo de Sodoma, que fue destruida en un momento…” (Lamentaciones 4:5-6, versión Revised Standard).
Isaías 56:10-12 describe los peligros que se avecinan y acusa específicamente a los líderes que deberían estar advirtiendo acerca de ellos, diciendo: “Todos ellos ignorantes, todos ellos perros mudos, no pueden ladrar; soñolientos, echados, aman el dormir”. Aquellos que deberían sonar la alarma, “cada uno busca su propio provecho”, solo eso les importa. “Venid, dicen, tomemos vino, embriaguémonos de sidra; y será el día de mañana como este, o mucho más excelente”. La vida es cada vez mejor.
Con la cobertura de noticias las 24 horas del día, nos damos cuenta de guerras, rumores de guerras, desastres ambientales y otras calamidades. Pero no nos importa. No lo suficiente como para hacer algo. En lugar de eso, buscamos otra copa de vino mientras cambiamos de cnn, a fox, a msnbc, a espn.
Isaías 22:13 profetiza que la gente realmente reconocerá que las condiciones son malas, pero luego responderán comiendo en exceso, pensando, “Comamos y bebamos, porque mañana moriremos”.
“Pero de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis necesidad, hermanos, de que yo os escriba”, escribió el apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 5:1-3. “Porque vosotros sabéis perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre ellos destrucción repentina…”.
Es repentino. Sucede en un día. Es inesperado. Es una trampa que se cierra. Y es catastrófico.
Advertencia y esperanza
Isaías 30:8 muestra que Dios instruyó a Su siervo a que escribiera Sus palabras, que las registrara “en un libro, para que quede hasta el día postrero, eternamente y para siempre”. ¿Por qué quería Dios que se registrara y se preservara? “Porque este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oír la ley de [el Eterno]; que dicen a los videntes: No veáis, y a los profetas: No profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras” (versículos 9-10).
Esa es la naturaleza humana. La gente no quiere escuchar la verdad. Quiere escuchar buenas noticias, incluso si son falsas. Quiere escuchar que nuestra generación es más inteligente, más justa, más iluminada que nunca antes.
Trompeta existe para combatir contra ese espíritu de “no profeticéis”. Proclamamos lo que Isaías registró en los siguientes versículos: “Por tanto, así dice el Santo de Israel: Debido a que ustedes desecharon esta palabra (...) por lo tanto, este pecado les será como como grieta en un muro alto que está pandeado y a punto de colapsar, cuya caída viene repentinamente y en un instante” (versículos 12-13; versión Revised Standard).
Dios registró las profecías de Isaías, del apóstol Pablo y de Jesucristo. Él las preservó por miles de años. Él nos las provee a nosotros hoy. A lo largo de la historia, ya sea que se trate de los contemporáneos de Noé o de los israelitas, o de la Iglesia del Nuevo Testamento, Dios se ha valido de individuos y grupos de personas para entregar Sus palabras de advertencia a aquellos que escuchen.
Hoy, Trompeta es esa voz. Trompeta es responsable de transmitir los principios de la Biblia como también sus profecías. Mucha gente asume que la “ética” y la “moral” son asuntos privados que cada persona decide por sí misma. Suponen que los eventos locales, nacionales y mundiales no tienen nada que ver con la forma en que vivimos nuestras vidas privadas. ¡Pero los eventos mundiales —y los desastres mundiales— son el resultado directo de nuestras vidas privadas!
El pecado humano conduce al sufrimiento humano. La obediencia humana a la ley de Dios conduce a la felicidad humana. Proclamar estas verdades es el deber de Trompeta.
Los seres humanos no pueden discernir el bien del mal a través del razonamiento humano. La Palabra de Dios es la que define el bien y el mal. De hecho, define lo que realmente es el progreso humano. Revela exactamente no solo los efectos sino también las causas. Y advierte específica, poderosa y repetidamente lo que sucederá a enormes poblaciones de personas, ¡debido al pecado!
La pregunta de si el mundo está mejorando cada vez más en términos materiales no es tan importante como lo es la de cuál es el estado espiritual del mundo. Y si usted está juzgando según el estándar de Dios, la respuesta a esa pregunta es innegablemente clara. Y las consecuencias son aterradoramente reales.
¿Qué va a hacer usted?
El mensaje de advertencia de Trompeta no es solo para el público en general. Es para usted individualmente. Si usted puede comprobar en su Biblia y en las noticias lo que Trompeta está advirtiendo, entonces su responsabilidad es atender a este mensaje.
“El que a menudo es reprendido y endurece su cerviz, de repente será destruido y no habrá remedio” (Proverbios 29:1, versión New King James).
Muchas personas se sientan silenciosamente y están pasivamente en desacuerdo con ciertos asuntos. Pero no actúan. Mucha gente lee Trompeta y está de acuerdo con gran parte o la mayor parte de lo que publicamos. Pero no actúan.
Dios dice que, si usted escucha y acepta, pero no actúa, se está engañando a sí mismo (Santiago 1:22).
Cuando Jesús vino a la Tierra la primera vez, anunció la venida del Reino de Dios. A los pocos que escucharon y que hicieron caso, Él dijo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos está cerca”.
En este momento, estamos viendo señales de los desastres que explotarán antes que regrese Jesucristo. Su venida está cerca. ¿Se arrepentirá usted? No espere. No siga con su vida y ya. No regrese a su cómoda rutina. Sea “compungido en su corazón”, como aquellos a quienes les advirtió el apóstol Pedro, y ellos preguntaron: “¿Qué haremos?” (Hechos 2:37).
Hay una respuesta. “Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo”, dijo Pedro (versículo 38). ¿Cómo se arrepiente uno? ¿Cómo puede usted ser bautizado? ¿Cómo puede recibir el Espíritu Santo de Dios? ¿Cómo puede usted escapar de los desastres que enfrenta nuestro mundo? ¿Cómo puede apoyar la obra de Dios? Nosotros podemos mostrarle cómo. Contáctenos a través de la información en la contraportada de esta revista.
Usted puede evitar el próximo desastre provocado por el hombre y puede aprender lo que realmente es el progreso, ¡pero solo si actúa! ▪