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Trump, Xi Jinping

Getty Images

Escalando hacia una guerra comercial

Donald Trump es acusado de iniciar una guerra comercial. En realidad, esta guerra está entrando a sus últimas y más peligrosas etapas.

Estados Unidos está bajo ataque. Sus fábricas y su capacidad manufacturera están siendo destruidas. Millones de vidas están siendo alteradas. Y este ataque empeorará, hasta llegar al punto de poner a la nación de rodillas.

Pero debido a que este ataque es invisible, muy pocos están poniendo atención. Los políticos lo ignoran; y los medios muestran una imagen distorsionada de la guerra, así que muchos creen que EE UU la inició.

Esta batalla invisible es una guerra comercial. Éstas no son economías desgastadas. Las guerras comerciales pueden causar despidos masivos, concentrados en trabajos o regiones específicos, que pueden escalar a una crisis política. Pueden destruir la capacidad de la nación para luchar, dañando su habilidad para producir armas y municiones. En su forma más extrema, las guerras comerciales pueden matar, al cortar la provisión de alimentos desde el extranjero.

Una guerra comercial en desarrollo ya ha cambiado al mundo, y ha cambiado su vida. Sin embargo, muy pocos entienden esta calmada guerra mundial.

¿Santos del libre comercio?

Más personas entenderían si la historia se informara de mejor manera. La última noticia es que el presidente de Estados Unidos Donald Trump anunció tarifas (impuestos sobre bienes importados) al acero y el aluminio iniciando el 23 de marzo. Hasta ahora, él ha eximido a Canadá, México y Australia.

Europa ha arremetido en respuesta, amenazando con tarifas sobre cualquier producto típicamente estadounidense en el que puedan pensar, como motocicletas Harley Davidson, whisky de Kentucky y jeans Leví’s.

El consenso es que EE UU está a punto de lanzar una guerra que podría escalar peligrosamente. Estados Unidos levanta algunas tarifas, Europa y China toman represalias, EE UU contraataca contra esas represalias, y pronto, las barreras comerciales están arriba por doquier, deteniendo el comercio y poniendo los precios al alza. Esto lleva al desempleo por las nubes, a la depresión económica y a la agitación política.

Tal futuro es plausible. Pero ¿se debe esto a que EE UU está trastornando sin sentido el comercio mundial?

No. De hecho, Estados Unidos es la economía avanzada más a favor del comercio. EE UU impone sólo la mitad de las tarifas que China. La Unión Europea aplica tarifas del 10% sobre vehículos y productos alimenticios producidos en Estados Unidos, mientras que EE UU impone sólo una mínima tarifa a cambio.

La UE y China han estado atacando a Estados Unidos económicamente por años. EE UU es la víctima de una paliza comercial. Donald Trump sólo está “iniciando una guerra comercial” en el sentido que está contraatacando.

La UE y China han estado peleando una guerra comercial en la misma forma que Rusia peleó su guerra con Ucrania. Usó soldados sin insignia sobre sus uniformes e invadió sin “realmente” invadir. Europa y China han evitado acciones que parezcan una manifiesta declaración de guerra. De esta manera, ellos han podido impulsar sus economías a expensas de la economía estadounidense. Y al igual que en Crimea, todos saben quién es el culpable. Pero como en Crimea, EE UU no ha hecho nada.

El costo de esta pasividad ha sido catastrófico.

Golpe a los subsidios

¿Cuáles son las armas de una guerra comercial? Una de las principales son los subsidios gubernamentales. Los gobiernos a menudo ayudan a sus fabricantes nacionales a vender más en el extranjero. Así que ellos manejan el dinero de los fabricantes. Un gobierno puede darle a un fabricante 20 dólares por cada producto que venda en el exterior. Los fabricantes pueden vender ese producto por 20 dólares menos y aún así tener alguna ganancia. Los consumidores extranjeros comprarán más de esos productos baratos de los fabricantes, y menos de sus competidores extranjeros.

La Organización Mundial de Comercio (omc) limita fuertemente los subsidios, pero China ha eludido esto por años. En China, el gobierno y los grandes negocios están entrelazados. El gobernante Partido Comunista Chino ayuda a muchas compañías a vender bienes mucho más baratos de lo que lo harían de otra manera. Esto es un hecho bien conocido, pero no lo suficientemente evidente como para disparar mucho de una respuesta estadounidense. Ocasionalmente EE UU llevará a China a la omc por un subsidio específico. Pero el grueso de todo pasa sin cuestionamientos.

Sin embargo, los subsidios chinos han devastado a la manufactura estadounidense.

La revista CentrePiece del Colegio de Economía de Londres estimó que en 2013 China gastó más del 1,5% de su producción económica en subsidios para negocios enfocados en la exportación. Esta es una enorme cifra de alrededor de 100 mil millones de dólares. Antes de 2008, las firmas de propiedad extranjera en China pagaban sólo la mitad del impuesto corporativo estándar si vendían al menos el 70% de sus bienes fuera de China. China también ofrece zonas económicas especiales que bajan aún más las tasas de impuestos. Las compañías favorecidas también reciben préstamos baratos, utilidades y otros beneficios.

CentrePiece escribió que “los subsidios han sido fundamentales para concentrar una gran cantidad de actividad manufacturera en China” (verano de 2013).

Las firmas de propiedad china también son colmadas de subsidios. “Los subsidios gubernamentales para producir productos tecnológicos avanzados y socavar a los fabricantes extranjeros han reforzado la habilidad comercial de China”, escribieron Usha C. V. Haley y George T. Haley en la revista Harvard Business en 2013. “Desde el 2000, el valor de las exportaciones chinas se han más que cuadruplicado” (25 de abril de 2013).

Ellos estudiaron una gama de industrias, incluyendo la solar, el acero, vidrio, papel y piezas de automóviles. La producción china de todas éstas explotó porque las compañías chinas vendieron sus productos por menos de lo que sus competidores extranjeros lo hacían. “Encontramos que las compañías chinas pudieron hacer esto sólo a causa de los subsidios que recibieron de los gobiernos provinciales y central de China. Los subsidios tomaron forma de préstamos libres o de bajo costo; materias primas, componentes, energía y terrenos artificialmente baratos; y apoyo para [investigación y desarrollo] y adquisición de tecnología.

“Desde 2001, cuando China se unió a la Organización Mundial del Comercio, los subsidios han financiado anualmente más del 20% de la expansión en la capacidad manufacturera del país. …Los grandes subsidios chinos han llevado a una excesiva y masiva capacidad global, aumento en las exportaciones, reducidos precios mundiales y han socavado las bases industriales de otros países” (ibíd.).

Robo de propiedad

Las firmas chinas pueden vender a EE UU fácilmente. Ellos están sujetos a las mismas reglas e impuestos que las firmas estadounidenses, además de algunos aranceles de importación triviales. Si una firma estadounidense quiere vender en China, es mucho más difícil.

Para algunas industrias, incluyendo la energética, las comunicaciones y la fabricación de vehículos, el gobierno chino prohíbe a las firmas extranjeras. Ellas pueden vender a los consumidores chinos sólo si forman una empresa mixta con una compañía china. Esto significa que Boeing, Ford y General Motors deben trabajar con firmas chinas, compartiendo la información de mercado, investigación y desarrollo y otros recursos, hasta que la firma china tome esos recursos por sí misma y deje fuera a la firma extranjera.

En otras industrias, el gobierno no permitirá que una compañía extranjera ingrese hasta que haya escudriñado la tecnología de esa compañía. La Cámara de Comercio de Estados Unidos en China escribió en abril del año pasado que, “las autoridades del gobierno chino ponen en peligro el valor de los secretos de comercio al exigir divulgación innecesaria de información confidencial para las aprobaciones de productos”.

“China no juega con las reglas, y se ha salido con la suya en esto por mucho tiempo”, escribió James Andrew Lewis, vicepresidente sénior del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales el verano pasado. “Los objetivos de la política china se pueden resumir fácilmente: Ellos desean extraer tecnologías de las compañías de Occidente, usar subsidios y barreras no arancelarias a la competencia para construir campeones nacionales, y luego crear un mercado doméstico protegido para que estos campeones les den una ventaja mientras se arriesgan afuera en el mundo” (2 de agosto de 2017).

El ex director general de la Agencia Nacional de Seguridad Keith Alexander ha llamado a esto “la transferencia de riqueza más grande en la historia”.

Ahora las empresas saben que entregar algunas propiedades intelectuales es el precio por hacer negocios en China. Ellos lo deben pagar o renunciar a un mercado de más de mil millones de personas. Pero cuando pagan el precio, China usa esa experiencia para construir firmas chinas que, con la ayuda del gobierno, superan a la compañía estadounidense que les dio el conocimiento.

La forma en que China hace trampas a gran escala

Éstos son ataques económicos agresivos, pero no son lo peor de China. Algunos antecedentes económicos son cruciales para entender a cabalidad la profundidad de esta sutil guerra. Usted quedará pasmado con lo que China (y Europa) le están haciendo a la economía global. Ellos saben incluso que si es un poco complicada, la mayoría de la gente no se preocupará en entenderla y mucho menos en hacer algo al respecto.

De acuerdo con una estimación, esta siguiente táctica económica le cuesta a la economía de EE UU medio billón de dólares al año.

El sistema global actual está diseñado para tasas de cambio naturales que cambian acorde con la oferta y la demanda. Si la demanda por el dólar crece, el precio del dólar sube comparado con otras monedas. Si la demanda cae, entonces el valor del dólar cae. Esto se llama una tasa de cambio “de libre fluctuación”.

Estados Unidos importa mucho más de lo que exporta. Tiene que pagar por sus importaciones usando las monedas de los países de donde provienen. Vende dólares para comprar moneda extranjera. Vender mucho de cualquier cosa, incluyendo dólares, lleva a que sus precios bajen. Así que el precio del dólar cae.

Imagine que un dólar vale lo mismo que un euro. Un automóvil que cuesta 10.000 euros en Europa, naturalmente costaría 10.000 dólares en Estados Unidos. Ahora imagine que EE UU ha vendido tantos dólares que el valor del dólar ha caído un 20% comparado con el euro. Ese automóvil de 10.000 euros ahora cuesta 12.500 dólares.

Dado que los carros europeos se han vuelto más costosos para los estadounidenses, ellos compran menos. Mientras que un carro estadounidense que cuesta 10.000 dólares ahora sólo cuesta 8.000 euros en Europa, los europeos compran más de éstos.

Cuando las monedas son libres para ajustarse a la oferta y la demanda, el sistema se balancea automáticamente. EE UU importa más de lo que exporta. Esto debilita al dólar. Las exportaciones estadounidenses se vuelven más baratas para los consumidores que usan otras monedas. Entonces compran más bienes estadounidenses. Estados Unidos entonces comienza a importar menos y exportar más, devolviéndolo al equilibrio.

En la práctica, sin embargo, eso no es tan claro. El dólar es la moneda más común del mundo y es usada como una “moneda de reserva”. Es vista como una inversión segura, entonces la demanda por dólares se mantiene más alta de lo que sería normalmente, manteniendo su valor más alto de lo que sería de otra manera.

Pero China deliberadamente quiebra este sistema. Por años el gobierno chino ha manipulado el valor del yuan para mantenerlo débil.

El yuan débil actúa como una subvención invisible sobre todo lo que exporta China y un arancel invisible sobre todo lo que importa. Un teléfono inteligente chino que comúnmente podría costar 250 dólares ahora cuesta sólo 200 dólares debido a esta manipulación de la moneda. Entonces los estadounidenses compran más bienes chinos. En el corto plazo, los consumidores estadounidenses obtienen teléfonos más baratos, pero en el largo plazo, los fabricantes estadounidenses salen perdiendo, y muchos se trasladan a China.

El resultado es un masivo comercio desbalanceado, con China exportando grandes cantidades a EE UU y muy poco en la vía contraria.

China se ha registrado para jugar según las reglas estándar. Es un miembro del Fondo Monetario Internacional, cuya condición para ser incluido es “evitar la manipulación de las tasas de cambio”.

Estados Unidos ha fallado en confrontar a China en esto. La Ley Ómnibus de Comercio Exterior y Competitividad de 1988 requiere que el Tesoro de EE UU identifique a todos los manipuladores de divisas “que ganan una ventaja competitiva desleal en el comercio internacional”. El Tesoro catalogó a China como un manipulador desde 1992 a 1994, pero no lo ha hecho desde entonces, a pesar de que casi todos los principales economistas están de acuerdo en que el gobierno chino manipula su moneda. C. Fred Bergsten, miembro sénior y director emérito del Instituto Paterson para la Economía Internacional, escribió que “China fue el campeón en manipulación de divisas de todos los tiempos desde 2003 hasta 2014”. Incluso Ben Bernanke, el entonces director de la Reserva Federal, dijo en 2010 que China estaba manipulando su moneda. Aún así el Tesoro no hizo nada.

El Instituto de Política Económica (epi, por su sigla en inglés) estima que la manipulación de la moneda, liderada por China, incrementa el déficit comercial de EE UU en 200 a 500 mil millones de dólares al año. Esas son unas cifras inmensas, excediendo por mucho los beneficios anuales de que el dólar sea la divisa de reserva dominante en el mundo. El epi estima que si China detiene esta práctica, el tamaño de la economía estadounidense se incrementaría entre un 2 y un 4,9% y el número de trabajos crecería entre 2,3 y 5,8 millones. De manera crucial, el 40% de esos trabajos estaría en la industria manufacturera, la cual ha sido devastada en las décadas recientes.

Hay cierto debate respecto a que si China es aún un manipulador de divisas. Algunos argumentan que en años recientes China ha terminado su manipulación como parte de un intento por reemplazar al dólar como la divisa de reserva mundial. Estos economistas pueden estar en lo correcto. Otros argumentan que la pérdida de fabricación en China no es importante; después de todo, teléfonos inteligentes más baratos significa que el público puede gastar más en otras cosas. Pero el hecho de que China ha manipulado su economía por años está más allá de la discusión.

Alemania: un enemigo más sutil aún

La guerra comercial de China no es un secreto. Ha contenido su asalto económico lo suficiente para evitar provocar una fuerte respuesta de EE UU. Pero la guerra comercial de Alemania es aún más sutil.

Europa ha manipulado los mercados de divisas a favor de Alemania. Al igual que la manipulación de la moneda china, la naturaleza del euro impide que funcione el mecanismo normal de autocorrección de los tipos de cambio flotantes.

Antes de que existiera el euro, cada país europeo tenía su propia moneda. Alemania tenía una fuerte economía exportadora, por lo que su moneda se fortaleció. Los países del sur de Europa (incluyendo Francia, por el bien de la economía) importaban mucho desde Alemania, haciendo sus monedas más débiles. Los bienes alemanes se volvieron más caros, las exportaciones de los países del sur de Europa se volvieron más baratas, y pudieron seguir siendo bastante competitivas.

El euro terminó con eso. Cuando Alemania, los países del sur y el resto de los países en la eurozona adoptaron el euro en 1999, se cerraron a una sola tasa de cambio, eliminando las tasas flotantes de sus monedas viejas y obsoletas. El resultado es que Alemania exporta más y más hacia el sur de Europa, y no hay un mecanismo inherente para detener el flujo.

Pero el euro hizo más que eso. El euro es una moneda menos estable de lo que fue el marco alemán y por lo tanto más débil. De acuerdo con el reporte del verano pasado del fmi, el euro es un 10 a 20% más barato de lo que sería la moneda alemana. Eso significa que un vehículo alemán que costaría 10.000 dólares en un mercado justo en realidad cuesta 8.000 a 9.000 dólares. No es de extrañar que Alemania sea una potencia exportadora, pues tiene una ventaja incorporada.

El hecho de que el euro sería más débil que el marco alemán, dándole a Alemania una enorme ventaja exportadora, fue claro desde el principio. En su libro de 1995 El Corazón podrido de Europa, Bernard Connolly escribe que “una unión monetaria no puede sobrevivir sin una unión política, como el Bundesbank lo ha dicho infinidad de veces. Pero no habrá una unión política suficientemente cohesiva para que todos pongan los intereses de la ‘Unión’ por sobre los intereses nacionales. …De esto se deduce que la moneda única europea ciertamente será más débil que el marco alemán…”.

Los economistas aún discuten si esta ventaja del euro fue deliberada o fue un efecto secundario imprevisto. Pero el efecto es innegable. Desde que el euro fue introducido, el superávit del comercio de Alemania se ha disparado.

Una alianza comercial

La Biblia profetiza de una alianza comercial que combina estos dos poderes que ya están listos para llevar a cabo una guerra económica contra Estados Unidos. Isaías 23 predice un “mercado de las naciones” (versículo 3). El capítulo está lleno de referencias acerca de naves, océanos y comercio de ultramar. Está describiendo una alianza comercial.

La alianza incluye a Tiro, una antigua potencia económica y un tipo del poder económico que está levantándose en Europa. También incluye a China, usando su antiguo nombre, Quitim. (Solicite nuestro folleto gratuito La Visión del Tiempo del Fin de Isaías, para comprobación bíblica).

Otras escrituras predicen una guerra comercial en EE UU. En Deuteronomio 28:52, Dios le dice a Israel que sus enemigos “lo sitiarán, pues, en todas tus ciudades”, cortando su economía en el mundo exterior—la forma más extrema de una guerra comercial. Ezequiel 4-5 describe un asedio de Jerusalén junto con las otras tribus de Israel. Este asedio, como lo explica Ezequiel 4 no sucedió durante su tiempo. De hecho, la mayoría del antiguo Israel ya había sido conquistado, deportado y esclavizado para el tiempo cuando Ezequiel escribió esto.

¿Por qué dar estas profecías? Porque son para los descendientes modernos de Israel, incluyendo a EE UU y Gran Bretaña. (Solicite su copia gratuita de Estados Unidos y Gran Bretaña en Profecía para comprender esta historia).

Ponga estas escrituras juntas, y es claro que este mercado de naciones usa el comercio para oponerse a Gran Bretaña y Estados Unidos. Estas naciones cortan a EE UU completamente, sitiándolo y derribándolo.

El editor jefe de Trompeta, Gerald Flurry, explica en La Visión del Tiempo del Fin de Isaías: “Con una Europa liderada por Alemania (el rey del norte) poseyendo gran poder marítimo, EE UU será rodeado en el este por Europa y en el sur por América Latina. La Biblia contiene muchas profecías del poder europeo atacando a Estados Unidos y muchas otras profecías sobre EE UU siendo sitiado.

“Ahí es donde China y los gigantes de Asia entran en escena. …[C]onsiderando que China ha llegado a poseer la mayoría de puertas marítimas más estratégicas del mundo (las cuales, irónicamente, en algún momento fueron controladas por Gran Bretaña y EE UU), creemos que puede haber una breve alianza entre el Sacro Imperio Romano liderado por Alemania y ciertas potencias asiáticas (Rusia, China, Japón—los reyes de oriente). En caso de que Europa, el resucitado Sacro Imperio Romano, encuentre una manera de aprovechar—aunque sea por un momento—los recursos claves y posesiones estratégicas de China, Rusia y Japón, tendría poder más que suficiente para asediar a las naciones anglosajonas y esclavizarlas”.

Las potencias mencionadas en Isaías 23 ya están sitiando a Estados Unidos, aunque en una forma limitada comparada con lo que viene. Todo lo que se necesita para cumplir esta profecía es que Europa y Asia se unan y comiencen una guerra económica agresiva.

Al señalar a Alemania y China, Donald Trump está enfrentando un peligro mayor para EE UU. Pero también hay un gran peligro en su planteamiento.

Peter Zeihan, analista geopolítico anteriormente de Stratfor, escribió el 5 de marzo que “considerando la naturaleza global de la mayoría de las cadenas de suministro modernas, cualquier guerra comercial con la temática de ‘Estados Unidos primero’ es una guerra comercial contra todo el sistema internacional: rivales, pero también aliados, con cada acción que se propaga a través de todo el orden global. Una recesión global está absolutamente garantizada y en función de qué tan rápido y fuerte Trump baje el brazo, esto bien pudiera ser la acción singular que haga caer al mundo en el desorden del que a menudo hablo y escribo”.

[N]o subestime cuán rápido puede ocurrir este desenlace”, advirtió él. En el pasado, Zeihan dijo que, él “notó que el sistema global era tan frágil, contradictorio y desactualizado que era una pérdida de tiempo suponer lo que una acción específica pudiera hacer para derrumbarlo todo. Una guerra comercial iniciada por EE UU es tal vez una de las formas de destruirlo más rápida y completamente”.

Una guerra comercial contra Europa y China al mismo tiempo podría unir a ambas y liderar el “mercado de las naciones”, y su consiguiente ataque sobre Estados Unidos.

Incluso una “victoria” plantea grandes peligros. Como explicamos en nuestra edición de febrero de Trompeta (theTrumpet.com/16706, en inglés), el sistema político alemán es frágil y su economía depende del comercio con EE UU. Una guerra comercial podría llevar a una peligrosa transformación política.

Estados Unidos tiene mucha fuerza económica, y podría dañar a estas naciones. Pero también tiene mucha deuda. China posee más de 1 billón de dólares de esa deuda. Si aminora o detiene su compra de la deuda norteamericana, los estadounidenses no podrían financiar su gasto público fuera de control, y la economía, el gobierno y la sociedad estarían en peligro.

Por años los líderes chinos han murmurado acerca de usar esta “opción nuclear” económica si es que no les gusta la forma en que EE UU se dirige.

Una solución segura

Exactamente cómo se desarrollarán las represalias comerciales del Sr. Trump no está claro. No sabemos aún con exactitud quienes serán incluidos en los aranceles. Tal vez al enfrentar a Alemania y China, el Sr. Trump comprará algún alivio temporal para EE UU.

Pero a largo plazo, él no puede salvar la economía estadounidense.

Para entender el por qué, primero necesitamos entender por qué EE UU se convirtió en una superpotencia manufacturera y de recursos.

En 1950, Estados Unidos y Gran Bretaña producían tres cuartas partes del acero mundial. Hoy esa cifra ha disminuido a poco más del 5%, y la mayor parte procede de EE UU.

Algo de esa disminución se debe a las guerras comerciales. Pero hay una causa más fundamental.

La riqueza industrial masiva de EE UU fue profetizada en la Biblia. Dios dijo que Gran Bretaña y Estados Unidos recibirían “lo mejor de los cielos, con el rocío, y con el abismo que está abajo, (…) Con el fruto más fino de los montes antiguos, con la abundancia de los collados eternos, y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud…” (Deuteronomio 33:13, 15-16). Dios también prometió “bendecir toda la obra de sus manos”—ciudades y depósitos de EE UU—sus esfuerzos de fabricación serían bendecidos (Deuteronomio 28:3, 8, 12).

Charles M. Schwab, un magnate del acero y uno de los principales empresarios de Estados Unidos, dijo en 1921, “Nuestro Estados Unidos ha sido dotado por Dios con todo para hacerlo y mantenerlo como la nación industrial y comercial más importante del mundo”.

Tal conocimiento y tales declaraciones solían ser comunes. Pero ahora EE UU ya no reconoce de dónde vino su riqueza.

Dios también advirtió contra este olvido, diciendo, “No suceda que comas y te sacies, y edifiques buenas casas en que habites, y tus vacas y tus ovejas se aumenten, y la plata y el oro se te multipliquen, y todo lo que tuvieres se aumente, y se enorgullezca tu corazón, y te olvides de [el Eterno] tu Dios …Y digas en tu corazón: Mi poder y la fuerza de mi mano me han traído esta riqueza” (Deuteronomio 8:12-14, 17).

Dios advirtió al antiguo Israel de no olvidar quién los llevó a la Tierra Prometida. Y Dios da la misma advertencia a sus descendientes modernos, bendecidos con más riqueza y poder aún.

Dios dice que el trabajo de Estados Unidos en sus ciudades y en la agricultura será maldito (Deuteronomio 28:16). Donde una vez su labor fue bendecida, ahora es maldecida (versículos 17 y 19).

El asedio de Estados Unidos por parte de sus enemigos es una de estas maldiciones. Los ataques de China y Alemania a EE UU son un anticipo de esta maldición de parte de Dios.

Esta es la razón por la que una guerra comercial con Alemania y China no es una solución duradera a los problemas económicos de Estados Unidos. Los ataques comerciales desde estas potencias son parte de la corrección de Dios.

Pero usted puede recibir las bendiciones de Dios en su vida, a pesar de lo que haga la nación. Para aprender la verdad de por qué EE UU está siendo atacado, para comprobar por sí mismo la identidad bíblica del moderno EE UU, y para saber qué puede hacer, solicite nuestro libro gratuito Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, de Herbert W. Armstrong. 

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