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‘Escalada dramática’: China se apodera del territorio de Bután
“Levanten en alto la brillante bandera roja de cinco estrellas”. Este fue el grito de guerra que el funcionario del Partido Comunista Wu Yingjie dio a los ciudadanos chinos durante una visita el año pasado a una ciudad que China construyó recientemente en lo alto del Himalaya, llamada Gyalaphug. Pero hay un gran problema con la orden de Wu y la existencia misma de Gyalaphug: aunque los chinos afirman que la ciudad se encuentra en China, en realidad está claramente dentro de la nación de Bután.
Basándose en imágenes satelitales e informes de los medios de comunicación chinos, el mes pasado Robert Barnett dio a conocer la historia de la construcción ilegal de Gyalaphug por parte de China en Foreign Policy. Barnett señaló que Gyalaphug es una de las tres aldeas que China ha construido en la región de Beyul de Bután desde 2015. También ha construido “106 kilómetros de carreteras nuevas, una pequeña central hidroeléctrica, dos centros administrativos del Partido Comunista, una base de comunicaciones, un almacén de ayuda para catástrofes, cinco puestos avanzados militares o policiales, y lo que se cree que es una importante torre de señales, una estación de recepción satelital, una base militar y hasta seis sitios y puestos avanzados de seguridad”.
Esto significa que casi todo el Beyul y todo el valle de Menchuma están bajo control chino. En conjunto, estas regiones representan el 1% del territorio total de Bután. Si la nación perdiera estas tierras, sería el equivalente a que Estados Unidos perdiera Indiana.
Y China parece dispuesta a hacer permanente la pérdida de Bután. Oficialmente, el gobierno Chino se refiere a los ciudadanos que ha instalado en esa región como “soldados sin uniforme”. Les ordena que conviertan “cada pueblo en una fortaleza y cada hogar en un puesto de vigilancia”.
La construcción de Gyalaphug es especialmente provocadora porque se encuentra en una zona llamada Beyul Khenpajong, que tiene un significado religioso excepcional para el pueblo de Bután. Desde al menos el siglo xv, la literatura budista de la nación ha asociado el Beyul Khenpajong con poderes espirituales elevados. “Dada su incomparable importancia para los butaneses”, escribió Barnett, “ningún funcionario butanés jamás cedería formalmente esta zona a China, igual como Gran Bretaña jamás cedería Stonehenge o Italia Venecia”.
Pero los chinos no esperaron a que los dirigentes de Bután abandonaran la región. En lugar de ello, decidieron intervenir unilateralmente y, según las palabras de Wu, “levantar en alto la brillante bandera roja de cinco estrellas”. Al mismo tiempo, los chinos amplificaron las afirmaciones de que la región siempre ha formado parte de China, aunque los mapas oficiales de China que datan de la década de 1980 la sitúan dentro de Bután.
Y no fue a pesar de la importancia religiosa de Beyul Khenpajong que China construyó allí, sino gracias a ella.
Lo que realmente quiere China es el territorio de Bután a unos 241 kilómetros al suroeste de Gyalaphug, en la meseta de Doklam. Esta zona es adyacente a la India, uno de los principales rivales de China. Controlar Doklam daría a los militares chinos un punto estratégico a sólo 97 kilómetros del punto geográfico vulnerable de la India, el estrecho corredor de Siliguri que une el territorio continental de la India con su región nororiental. En caso de guerra, este punto de apoyo daría al Ejército Popular de Liberación una gran ventaja sobre las fuerzas indias.
Durante 30 años, China ha intentado persuadir a Bután para que le ceda la meseta de Doklam a Pekín. Los chinos han ofrecido repetidamente renunciar a sus reclamos sobre el Beyul Khenpajong a cambio de Doklam.
Pero en un esfuerzo por evitar molestar a la India (y como China le ofrece “dar” a Bután algo que ya le pertenece), los dirigentes butaneses se han negado. Parece que intentan mantener lo que el experto butanés Tenzing Lamsang ha llamado un “silencio disciplinado”. Como pequeña nación de apenas 800.000 habitantes que está “atrapada entre dos gigantes”, escribió, la política de Bután es “evitar antagonizar innecesariamente con cualquiera de los dos lados”.
Pero ahora China está incrementando sus avances, apoderándose y profanando algunos de los terrenos más sagrados de Bután al construir poblados y varias instalaciones militares allí. Al hacerlo, China está violando abiertamente el tratado que firmó con Bután en 1998, en el que prometió que “no se emprendería ninguna acción unilateral para cambiar el statu quo en la frontera”.
Barnett señaló que estas acciones por parte de China constituyen “una intensificación dramática en sus esfuerzos por superar a la India y a sus vecinos a lo largo de sus fronteras en el Himalaya”. Dijo que estas acciones son “más provocadoras que cualquier otra cosa que China haya hecho en sus fronteras terrestres en el pasado”.
Por muy descarada que sea la maniobra de Pekín en Bután, esto sólo es la muestra más reciente de que se han terminado los días en que China ocultaba su poder y aguardaba su momento para actuar. Lo mismo ocurre en Xinjinag, Hong Kong, el mar del Sur de China, Mongolia Interior, Sri Lanka y Camboya. En todos estos lugares, el mensaje es claro: China es poderosa y está empeñada en superar a Estados Unidos para dominar Asia y, finalmente, al mundo.
Se trata de una realidad escalofriante, especialmente si consideramos la forma en que el Partido Comunista Chino trata a su propio pueblo y a los de otras naciones. Pero la Biblia nos dice que por muy alarmantes que sean las tendencias actuales, éstas continuarán. China se convertirá en una potencia mundial dominante y Estados Unidos será marginado.
Lucas 21:24 dice que pronto comenzará una era global llamada “los tiempos de los gentiles”.
En la Trompeta de febrero de 2020, el redactor jefe Gerald Flurry escribió: “Estos ‘tiempos de los gentiles’ están aún por ser cumplidos completamente. Sin embargo, estamos en la periferia de esta tormenta catastrófica”.
El término gentil básicamente significa todas las naciones que no descienden de Israel. Los “israelitas” modernos incluyen la nación judía llamada Israel y también Estados Unidos, Gran Bretaña y otros.
“Una vez que usted entienda quién es Israel”, escribió el Sr. Flurry, “podrá ver cómo los gentiles (los pueblos no israelitas) ya han comenzado a mandar en el mundo”.
Durante décadas, el liderazgo estadounidense y británico fue una fuerza imperfecta pero estabilizadora para la civilización, gracias a las creencias bíblicas de estas naciones en los derechos de los individuos otorgados por Dios, el Estado de derecho y la injusticia de la tiranía gubernamental. Pero estas naciones se han negado a volverse a Dios, y como resultado están siendo despojadas de su poder.
Durante “los tiempos de los gentiles”, escribió el Sr. Flurry, “dos poderes principales, uno en torno a Rusia y China, y el otro en torno a Alemania” se convertirán en las potencias mundiales dominantes.
La incautación ilegal de China sobre la tierra de Bután, y las otras atrocidades que están ocurriendo ahora bajo el Partido Comunista Chino son sólo el comienzo. Todo esto es sólo un anticipo de lo horrendos que serán los tiempos de los gentiles. Como escribió el Sr. Flurry, ahora sólo estamos viendo las primeras olas de esta “tormenta catastrófica”.
Lucas 21:26 dice que en los días tempestuosos que se avecinan, los hombres desfallecerán por el temor. Pero el siguiente versículo muestra que las nubes de la tormenta se desvanecerán y darán paso a un resplandor impresionante. Para entender el futuro increíblemente brillante que se encuentra más allá de la tormenta por venir, lea el artículo del Sr. Flurry, “El colmo del gobierno del hombre sobre el hombre”. ▪
ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA
La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?