JULIA GODDARD/TROMPETA
En venta: Su salud
Estados Unidos está enfermo. Sus ciudadanos están entre los menos saludables del planeta. En busca de ayuda, confían en lo que muchos consideran el sistema de salud más avanzado tecnológica y científicamente del mundo. Pero ¿y si este sistema está tan enfermo como ellos?
Los estadounidenses gastan 4,1 billones de dólares en atención médica por año. Sin embargo, mientras las industrias médicas, farmacéuticas, alimentarias y otras relacionadas con la salud obtienen crecientes beneficios, la gente está cada vez más enferma.
Algo está fundamentalmente mal con nuestro enfoque de la salud. Y tiene mucho que ver con nuestro enfoque sobre el dinero.
La revista Business Insider afirma que la familia promedio destina el 43% de su gasto anual de alimentos a comer fuera. Esta es una de las principales razones por las que el 74% de los estadounidenses tienen sobrepeso y el 43% son obesos. Luego recurren a médicos especialistas para solucionar sus problemas.
Pero sólo una fracción de la práctica médica moderna se basa en pruebas sólidas de ensayos aleatorios y controlados de Grado A. Muchas decisiones médicas están sujetas al juicio arbitrario de un profesional médico, y los ingresos de ese profesional están mucho más ligados a los pagos de la industria que a mejorar la salud de sus pacientes.
Algunos expertos estiman que al menos 200.000 millones de dólares se desperdician anualmente en pruebas y tratamientos agresivos que pueden dañar o incluso matar a los pacientes. Un estudio de 2013 sostiene que esto contribuye a la muerte de entre 210.000 y 440.000 pacientes al año. Estas cifras hacen de ésta la tercera causa de muerte en la actualidad.
El afán de lucro explica por qué hay estudios interminables de curas para enfermedades médicas en lugar de métodos directos para corregir las decisiones que causan las enfermedades. En Estados Unidos, el gobierno federal permite que los estudios sanitarios sean financiados y realizados por intereses comerciales, y usa estos mismos estudios como base para la política de salud pública. Como dijo el Dr. John Abramson, de la Escuela de Medicina de Harvard: “En nuestra opinión, el propósito principal de la investigación clínica financiada comercialmente es maximizar el retorno financiero de la inversión, no la salud”.
La Administración de Medicamentos y Alimentos (fda, por sus siglas en inglés) de EE UU está en deuda con la industria farmacéutica, por las tarifas de los usuarios y debido a una puerta giratoria de liderazgo entre la fda y las corporaciones de alimentos y medicamentos. A menudo ignora el hecho de que las pruebas de seguridad han sido falsificadas y aprueba productos para el mercado abierto con un guiño y un movimiento de cabeza.
La autora de Born With a Junk Food Deficiency [Nacer con una deficiencia de comida chatarra], Martha Rosenberg, cita ejemplos de estudios adulterados, publicidad engañosa, colusión gubernamental, tráfico de influencias y sobornos a médicos y hospitales. Las lesiones, las demandas e incluso las muertes se cuentan como el costo de hacer negocios.
Incluso los medicamentos recetados correctamente causan 2,7 millones de reacciones farmacológicas adversas y 128.000 muertes al año, lo que convierte a los medicamentos recetados en la cuarta causa principal de muerte.
Se han informado más de 2 millones de eventos adversos y casi 67.000 muertes por las vacunas de Pfizer, BioNTech y Moderna contra la covid al sistema vaers de EE UU y EudraVigilance de Europa. Sin embargo, el año pasado, estas empresas amasaron ganancias antes de los impuestos de 34.000 millones de dólares (Reliefweb.int).
Mientras tanto, casi todas las grandes marcas de alimentos y bebidas del mundo están controladas por una de 10 empresas. Esta industria ejerce un poder increíble para atraer a los consumidores, aumentar las ganancias, comprar la influencia del gobierno, luchar contra las regulaciones que reducirían los ingresos y realizar investigaciones sospechosas de ingredientes poco saludables, pero rentables.
El resultado: los alimentos dañinos se han vuelto omnipresentes en restaurantes, máquinas expendedoras, supermercados y hogares.
El motivo de la ganancia domina los orígenes de los alimentos. La mayor parte de las tierras de cultivo estadounidenses en la actualidad se dedican a la agricultura industrial a gran escala. Bajo la dirección de las empresas, la rentabilidad proviene de la producción de alimentos con un uso intensivo de sustancias químicas, en grandes granjas especializadas e instalaciones de producción animal, utilizando la menor cantidad de mano de obra y los menores recursos posibles, incluida la bioingeniería, hormonas, antibióticos y otros medios artificiales para generar el mayor rendimiento posible.
Dado que los cereales se encuentran entre los cultivos más rentables, los productores corporativos de alimentos han influido en el Departamento de Agricultura para aumentar el tamaño de la porción de cereales al doble que cualquier alimento natural en la “pirámide alimenticia”, una receta perfecta para la obesidad.
Generaciones enteras de personas no saben de dónde provienen los alimentos. El niño promedio de 2 años puede identificar las marcas de comida chatarra por su nombre, pero muchos ni siquiera pueden identificar muchas verduras a simple vista.
Los resultados de la agricultura intensiva motivada por las ganancias, dice el Natural Medicine Journal, incluyen la propagación de virus de los animales a los humanos, la resistencia a los antibióticos, el uso innecesario de productos químicos, la contaminación ambiental, obesidad y enfermedades crónicas. Los fabricantes y distribuidores de alimentos y bebidas motivados por las ganancias, las cadenas de restaurantes y otras corporaciones suministran estos alimentos contaminados a los consumidores. Una vez que sufrimos los efectos, recurrimos a un sistema de salud motivado por las ganancias e influenciado por las corporaciones.
Debemos reconocer que no son sólo unos pocos ejecutivos, unas pocas empresas o unos pocos políticos los que son corruptos. El sistema nutricional y médico que hemos construido es el resultado de nuestra propia naturaleza humana. Por eso el problema es tan insoluble.
El Creador del ser humano, de la Tierra, de los alimentos y de la salud está permitiendo que aprendamos una dura lección. Necesitamos reconocer esa lección y ver la enfermedad en nuestra propia naturaleza humana. Una vez que Él nos ayude a abordar la causa raíz de esa enfermedad, la salud humana en todo el mundo será revolucionada. Puede obtener una imagen inspiradora de eso, por adelantado, solicitando su ejemplar gratuito del folleto de Herbert W. Armstrong The Wonderful World Tomorrow—What It Will Be Like [El maravilloso Mundo de Mañana, cómo será. Disponible en inglés].