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En serios apuros

JULIA GODDARD/LA TROMPETA, RODRIGO ARANGUA/AFP/GETTY IMAGES

En serios apuros

Un peligro amenaza las líneas de suministro de prácticamente todos los productos que usted utiliza.

Todo lo que usted posee probablemente viajó alguna vez en un barco. Ya sea que viva en una nación isleña como yo o en una extensión continental como Estados Unidos, su ropa, sus electrodomésticos, su comida, vehículo, muebles, el ejemplar de esta revista; todo lo anterior dependió, de alguna manera, de los barcos para poder llegar a su destino. 

Esto hace que el cambio en el control de las puertas marítimas globales, sea una de las tendencias más importantes y más ignoradas de las últimas décadas.

EE UU ha renunciado al Canal de Panamá. Gran Bretaña ha entregado Hong Kong. Por el contrario, China está construyendo bases y relaciones con los países que alguna vez estuvieron situados en estos puntos de cruce vitales.

Pronto más puertas marítimas podrían cambiar de manos. El 31 de diciembre de 2020, el Reino Unido y la Unión Europea llegaron a un acuerdo en principio por el que la UE se haría cargo de las fronteras de Gibraltar. El acuerdo aún debe traducirse en un tratado real, pero haría que Gibraltar se convirtiera en parte de la Zona Schengen, o sea, la zona de libre circulación de la UE. Aunque todavía le pertenece al Reino Unido, no tendría una frontera real con España. En cambio, los guardias fronterizos europeos vigilarían a las personas que viajan desde Reino Unido.

El Brexit también podría hacer que las Malvinas abandonen la órbita de Gran Bretaña. Cuando Gran Bretaña era parte de la UE, los Estados miembros apoyaban el control británico de las islas. Con Gran Bretaña fuera, podrían cambiar de bando e impulsar el reclamo de Argentina. La UE también podría volverse contra el control británico de Diego García.

Pero ¿algo de esto realmente importa? ¿No son éstas las reliquias envejecidas de una potencia imperial extinta?

El hecho es que, estas puertas marítimas nunca han sido más importantes. Vivimos en una era “de extrema interdependencia”, escribe Rose George en su libro Ninety Percent of Everything [El noventa por ciento de todo]. “Ahora casi ninguna nación es autosuficiente”.

El 90% del comercio mundial se realiza por vía marítima. En Reino Unido, el 95% de los productos que utilizamos provienen del extranjero, según la Fundación Marítima.

Incluso los productos que usted tiene y que se fabricaron en su país casi siempre utilizan materias primas o equipos que dependieron del comercio marítimo. El dispositivo electrónico frente a usted, la ropa que está usando, la taza de café en su escritorio, tal vez incluso el escritorio mismo—son cosas que serían mucho más caras o tal vez no estarían disponibles sin el envío por ultramar.

El envío no sólo proporciona una buena selección de varios productos, sino que proporciona un salvavidas literal. La mayor parte de nuestra comida en el Reino Unido proviene del extranjero. Los petroleros de alta mar transportan el 60% del petróleo mundial.

Y la mayor parte de ese comercio viaja a través de vías estrechas fluviales a las que la Trompeta a menudo se refiere como puertas marítimas.

Aproximadamente un tercio de todo el comercio oceánico navega a través del Mar del Sur de China, dentro del alcance de las armas que China ha colocado en sus islas recientemente fortificadas. El 35% de todas las exportaciones de petróleo oceánico navegan a través del Estrecho de Ormuz, una puerta marítima controlada por Irán. Una cuarta parte de todo el petróleo que navega por el océano, navega por el Estrecho de Malaca, cerca de Singapur. Alrededor del 10% de ese petróleo circula por el extremo sur de África. Aproximadamente el 15% del comercio marítimo mundial pasa por el Mar Rojo. El 5% pasa por el Canal de Panamá.

Nuestra vida diaria depende de un flujo constante de materiales y bienes del exterior. Este comercio, a su vez, depende de una serie de puertas marítimas. Si se cierran estas puertas utilizando buques de guerra, aviones de guerra, minas, naufragios u otros medios, el mercado del petróleo entrará en pánico, se producirá un caos económico global y naciones como el Reino Unido rápidamente comenzarán a morir de hambre.

El mundo occidental no sólo depende del comercio oceánico para existir, también depende de que sea rápido. Las prácticas económicas modernas enfatizan la eficiencia, lo que minimiza los espacios sobrantes y las disculpas por los retrasos. Aquí en el Reino Unido, la mayoría de los supermercados almacenan suficientes alimentos frescos sólo para 24 horas.

El Reino Unido recibió un avance de esto en diciembre. Francia cerró su frontera, aludiendo preocupaciones por el covid. El cierre afectó sólo a una pequeña parte del comercio del Reino Unido. Los bienes pudieron fluir libremente desde otros centros europeos importantes, como Rotterdam. Los contenedores que viajaron por ferrocarril no se vieron afectados. Solamente las mercancías transportadas en camiones estaban bloqueadas. Solo el 20% del comercio con Francia se vio afectado. Sin embargo, incluso este cierre menor que duró sólo unos días provocó que algunos supermercados experimentaran escasez y preocupara a las naciones. Un cierre más completo sería devastador.

Vital para los ejércitos

“Las interrupciones en las cadenas de suministro globales son, de hecho, más devastadoras que un ataque militar tradicional”, escribió Elisabeth Braw en Foreign Policy (7 de agosto de 2018). Ella advirtió que incluso un ciberataque a un puerto o a una instalación de envío podría ser mortal. “Un adversario podría poner de rodillas a un país sin enviar un sólo soldado”, escribió.

Pero si se trata de enviar soldados, las puertas marítimas también son vitales.

Los barcos son difíciles de destruir porque son difíciles de encontrar y de alcanzar. Son más vulnerables cuando tienen que acercarse a tierra.

Un buque de guerra estadounidense tiene una gran cantidad de poder y en medio del Océano Pacífico es muy difícil hundirlo. Un adversario necesita una vigilancia sofisticada para encontrarlo. Requiere misiles precisos de largo alcance o submarinos silenciosos para acercarse. Pero si ese mismo barco atraviesa una puerta marítima, un atacante suicida con una lancha rápida podría derribarlo.

Los submarinos enfrentan un problema similar. En el vasto océano, son casi imposibles de encontrar. Pero los puntos de paso marítimos tienden a ser menos profundos y más concurridos. Si una nación puede establecer una infraestructura de escucha, está en una posición mucho mejor para rastrear estas naves.

Las puertas y bases marítimas en el exterior también proporcionan un escenario vital para que los barcos recarguen combustible y reciban servicio. Alfred W. McCory, profesor de historia en la Universidad de Wisconsin–Madison, escribió: “El historiador Paul Kennedy ha sugerido que el ‘dominio naval’ de Gran Bretaña en el siglo xix hizo que fuera ‘extremadamente difícil para otros Estados menores emprender operaciones marítimas o comerciar sin al menos su consentimiento tácito’. Pero las bases modernas hacen aún más. Los bastiones navales y los buques de guerra a los que sirven pueden tejer una red de dominio a través de un mar abierto, transformando un océano ilimitado en aguas territoriales de facto. Incluso en una era de guerra cibernética, siguen siendo esenciales para maniobras geopolíticas casi de cualquier tipo, como ha mostrado reiteradamente EE UU durante su tumultuoso siglo como potencia del Pacífico”.

El dominio global de EE UU en la posguerra se basó en los cimientos de estas bases y puertas marítimas. Para 1955, EE UU tenía 450 bases militares en 36 países diferentes.

Si un grupo de naciones controlara las puertas marítimas del mundo, entonces tendría un poder increíble. Pero hay una razón aún más importante para preocuparse por estas puertas.

El tema del control sobre las puertas marítimas cruciales aparece en la Biblia. Estudiar este tema le ayuda a probar la relevancia de la Biblia para las noticias mundiales y para su vida actual.

Puertas marítimas en la profecía bíblica

En Génesis 22:16-18, Dios le dijo a Abraham que multiplicaría su descendencia “como las estrellas del cielo y como la arena que está a la orilla del mar”. Estos descendientes, dijo Él, “poseerán las puertas de sus enemigos”. A Rebeca, la nuera de Abraham, se le dijo: “sé madre de millares de millares, y posean tus descendientes la puerta de sus enemigos” (Génesis 24:60). ¿De qué podría estar hablando la Biblia en el contexto de “millares de millares” de personas? ¿Qué puertas afectan a millones de personas? ¿Qué es lo más parecido que tienen las relaciones internacionales a una puerta?

Esto tiene que estar hablando de puertas marítimas.

La Biblia dice que un pueblo dominaría los pasajes marítimos del mundo.

Esto es exactamente lo que pasó en la historia. El Imperio Británico dominaba las olas con su armada controlando estas puertas: el Estrecho de Gibraltar, el Canal de Suez, Sri Lanka, Singapur y numerosos puertos como Hong Kong. Estados Unidos controlaba el Golfo de México, construyó el Canal de Panamá y envió su armada y otras fuerzas militares por todo el mundo, estacionadas en cientos de bases en el extranjero, a menudo cerca de puntos de paso claves.

Pero la Biblia también profetiza que Gran Bretaña y EE UU perderán estas puertas. En Deuteronomio 28:52, Dios les dice a los destinatarios de estas bendiciones que, si se niegan a obedecerle, serán sitiados “en todas tus puertas” (versión kj). Las puertas que alguna vez tuvieron se cerrarán de golpe.

Otros pasajes hablan sobre Europa trabajando junto con China y Japón para formar una alianza comercial que excluye a Gran Bretaña y EE UU.

A medida que Gran Bretaña pierde el control de Gibraltar y las Malvinas, esto debería ser una preocupación importante para todos. Este poder se está deslizando hacia países que no tienen el mismo apego a la libertad y al libre comercio. En cambio, usarán estas puertas para controlar al mundo. 


ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA

La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?