DOMINIO PÚBLICO
El verdadero significado del arco iris
La bandera arco iris está en todas partes. En tiendas, comercios, calles y otros espacios públicos, ondea sobre un pueblo conquistado. Es el símbolo mundial más reconocible de la desviación sexual.
Pero al igual que los ideales acerca del sexo, el orgullo, la bondad y lo bueno y malo que representa, el diseño de la bandera arco iris es una audaz perversión de algo puro, sano y hermoso.
El origen de esta bandera está bien documentado. Entregado de lleno a una forma de vida desviada, Gilbert Baker quería crear un símbolo para el movimiento homosexual. “Nos montamos en la bola de espejos con lsd resplandeciente y el poder del amor”, escribió sobre una fiesta repleta de drogas que, según él, generó su idea. “El baile nos unió, mágica y liberadoramente. Estábamos todos en un remolino de luz y de color; era como un arco iris, sí, un arco iris y en ese momento supe exactamente qué tipo de bandera iba a hacer. Una bandera arco iris fue una elección consciente, natural y necesaria; ya que el arco iris surgió en los primeros tiempos de la historia como símbolo de esperanza. Y en el libro del Génesis, aparecía como prueba de un pacto entre Dios y todos los seres vivos”.
El origen del verdadero arco iris también está bien documentado. Éste revela lo rebelde y peligroso que es este movimiento desviado. También revela la esperanza más allá de lo que nadie ha imaginado.
Misericordia en medio de la destrucción
El libro del Génesis documenta la historia de los primeros seres humanos que rechazaron la obediencia a Dios y decidieron por sí mismos lo que estaba bien y lo que estaba mal. Su hijo primogénito se convirtió en un asesino, y a partir de ahí, las cosas fueron cuesta abajo.
Génesis 6 revela que generaciones más tarde, la humanidad se había vuelto tan malvada “que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal”. La rebelión mundial y el egoísmo estaban llevando a la destrucción mundial.
A Dios le pesaba ver al hombre sufrir y causar sufrimiento; decidió pues ponerle fin y aunque perdonó la vida al justo Noé, así como a su esposa, sus hijos y las esposas de ellos, Dios provocó un diluvio universal que aniquiló a la humanidad. Este cataclismo demostró dramáticamente la ira de Dios por el pecado, Su determinación de eliminarlo y Su terrible poder para castigar.
También mostró Su compasión por los justos y Su capacidad de proteger. Y para enfatizar Su misericordia, después del Diluvio, Dios hizo una promesa: nunca más aniquilaría a la humanidad con un diluvio. Como símbolo de esta promesa, Él estableció el arco iris (Génesis 9:8-17).
Cuando ve un arco iris, está viendo un hermoso símbolo de una misericordiosa promesa: Dios no se dará por vencido con la humanidad. Él está desarrollando un increíble plan a través del hombre, para reproducirse y crear más seres Dios en la Familia Dios. Él está totalmente comprometido con ese plan; aun cuando los seres humanos se entreguen a la maldad, Dios seguirá sin darse por vencido.
Pero Dios sigue odiando el pecado y sigue resuelto a eliminarlo de la Tierra. La demostración más poderosa de ello fue enviar a Su Hijo a la Tierra y sacrificarlo como expiación por nuestros pecados. Eso le permite al hombre poder ser limpiado de los pecados pasados y reconciliarse con Dios (Romanos 5:7-10).
Sin embargo, muchas personas propagan una atractiva pero terrible mentira acerca de este maravilloso regalo: Cristo murió por sus pecados; por lo tanto, ya no tiene que guardar la ley de Dios. Está abolida. Viva como quiera. Decida por sí mismo lo que es bueno y lo que es malo. Como explica Judas 4, esto es “[convertir] en libertinaje la gracia de nuestro Dios” o desafuero.
Apropiarse del arco iris es la misma estrategia impía. Equivale a mentir sobre la naturaleza de la misericordia de Dios y tergiversarla para justificar el desafuero: Haga lo que quiera, viva como quiera: a Dios no le importa, ha prometido misericordia para todos. Se trata de la misma mentira.
La profecía del arco iris
Esta promesa del arco iris no es simplemente historia antigua. Jesucristo personalmente profetizó que en este tiempo del fin la humanidad alcanzaría a la misma intensidad de maldad y depravación que en los días de Noé (Mateo 24:37-39). Y describió el resultado: “Porque habrá una gran tribulación, como no la ha habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá jamás. Si no se acortaran esos días, nadie sobreviviría, pero por causa de los elegidos se acortarán” (versículos 21-22; Nueva Versión Internacional).
Una vez más, la humanidad está definiendo el bien y el mal como quiere. El pecado sin paralelo está produciendo un sufrimiento incomparable, y el hombre se está conduciendo a sí mismo a la depravación y casi a la extinción.
Pero incluso cuando la humanidad se enfrenta a otro evento de extinción, pereciendo en las cenizas de la guerra nuclear, Dios reitera su promesa hecha a Noé: “Por un breve momento te abandoné, pero te recogeré con grandes misericordias. Con un poco de ira escondí mi rostro de ti por un momento; pero con misericordia eterna tendré compasión de ti, dijo [el Eterno] tu Redentor. Porque esto me será como los días de Noé; cuando juré que nunca más las aguas de Noé pasarían sobre la tierra; así he jurado que no me enojaré contra ti, ni te reñiré” (Isaías 54:7-9).
Cuando usted ve lo rebelde y pervertido que se ha vuelto la humanidad, sabe que Dios castigará en Su ira. La historia del Diluvio nos enseña eso; pero Él no nos abandonará completamente al pecado y suicidio global. El arco iris nos enseña eso.
Sin embargo, hay una promesa aún más específica en este pasaje y los versículos 4 al 6 muestran que esta promesa está dirigida a Su Iglesia, la Novia de Cristo (Efesios 5:32). Muchas profecías describen una rebelión generalizada en la Iglesia de Dios del tiempo del fin (solicite nuestro libro gratuito El mensaje de Malaquías). Esta apostasía es peor que lo que ocurrió en los días de Noé, pues en aquel entonces, el pueblo era ignorante de la verdad de Dios y estaban cortados de Su Espíritu Santo. Los miembros de Su Iglesia, por el contrario, tienen todo lo que necesitan para triunfar. Al rebelarse le han fallado tanto a Dios como al mundo al que debían advertir. Pero Dios dice que así como Él no se dio por vencido con la humanidad pecadora, tampoco se dará por vencido con Su Iglesia pecadora. Si los miembros se arrepienten, Él todavía los acogerá en Su Familia.
Apocalipsis 10 describe un mensaje a esta Iglesia rebelde contenido en un “librito”. El ángel que lo entrega está “envuelto en una nube, con el arco iris sobre su cabeza; y su rostro era como el sol, y sus pies como columnas de fuego”.
Gerald Flurry, redactor jefe de la Trompeta, escribe lo siguiente: “El librito ayuda a revelar la misericordia de Dios en esos desastrosos eventos, tal como lo hizo Dios con el arco iris en los días de Noé. El librito revela el panorama completo, las malas noticias y las increíblemente buenas noticias” (énfasis añadido).
Un trono arco iris
La Biblia revela que Dios se rodea de un arco iris. Apocalipsis 4:3 describe la sala del trono de Dios: “Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda”. Esa sala del trono está llena de luz, belleza y color.
Dios creó la luz y las leyes de la óptica. Él pudo haber diseñado al ser humano para percibir el mundo de alguna otra manera, o para verlo en blanco y negro, pero en su lugar, lo vemos a color.
“¿Se da cuenta plenamente?”, escribió Herbert W. Armstrong en una carta a los colaboradores en 1964. “Dios no es el autor de la fealdad, ¡sino de la belleza! No de lo feo, ni de lo monótono, incoloro y deprimente, ¡sino de la magnificencia, la inspiración y la cultura! No es la fuente o el dador de la baratura, de la inferioridad, ¡sino de la calidad y del carácter! No de oscuridad, ¡sino de luz y resplandor! (…) ¡Dios mismo habita en brillante esplendor! ¡Desde Su trono en el Cielo brillan relámpagos resplandecientes! ¡Resplandece en belleza, brillo y gloria indescriptibles!”.
Dios va acompañado de brillo y esplendor dondequiera que vaya. Ezequiel 1 detalla el resplandor ardiente que rodea a Dios cuando atraviesa el universo. Y concluye: “Como parece el arco iris que está en las nubes el día que llueve, así era el parecer del resplandor alrededor. Esta fue la visión de la semejanza de la gloria de [el Eterno]” (versículo 28).
Apocalipsis 21 describe a Dios trayendo ese mismo brillo y gloria a la Tierra en la forma de la nueva Jerusalén. Está llena de oro, cristal y luz; y sus cimientos se describen como 12 piedras preciosas caracterizadas por tonos deslumbrantes en todo el espectro.
En Isaías 54, justo después de reiterar Su promesa a Noé, Dios promete a Su Iglesia: “Cimentaré tus piedras sobre carbunclo” (versículo 11). También compara la gloria de Su Iglesia con la apariencia de gemas espectaculares.
Dios quiere llevar la misma gloria y brillo colorido al universo. Su objetivo es reproducirse a Sí Mismo: crear más seres capaces de crear tal gloria y brillantez. Dios “necesitaba millones o miles de millones de seres perfectos y justos, regidos por Su gobierno, para completar en belleza, majestad y gloria no sólo los otros planetas de nuestro sistema solar, sino de nuestra Vía Láctea, y las incontables otras galaxias del ilimitado y vasto universo”, escribió el Sr. Armstrong. “Así que ahora viene la siguiente fase del abrumadoramente grandioso propósito de Dios: reproducirse a Sí Mismo en miles de millones de seres divinos”.
Ésta es la visión trascendental que encierra la promesa del arco iris de Dios. Él está desarrollando un propósito glorioso a través de la humanidad. Él lo ha dado todo, ha hecho el mayor sacrificio que podía hacer, por este proyecto. No va a retirarse ni a rendirse.
¡Incluso aquellos que murieron en el Diluvio tendrán su oportunidad! Serán resucitados en el futuro y se les dará la oportunidad de aprender la verdad de Dios. Jesucristo Mismo describe generaciones previas de inconversos siendo resucitados y corregidos (Lucas 11:29-32; Mateo 11:23-24). Ellos tendrán la oportunidad de arrepentirse y ser parte de este asombroso plan.
El arco iris es un signo de la misericordia de Dios. Pero esa misericordia no significa que Dios tolere el pecado, sino que trabaja para liberar al hombre del pecado. Él corrige en Su misericordia, ayudando a los hombres a ver el daño que se están haciendo a sí mismos y a los demás. Alguien puede haber acogido todo tipo de perversión, pero Dios quiere que esa persona cambie las cosas, que cambie su vida y se arrepienta, en lugar de sufrir un castigo.
La misericordia de Dios significa que está invitando a la humanidad defectuosa y pecadora a formar parte de Su Familia. Él está trabajando de acuerdo a un plan, con un orden de tiempo. Él nos ayudará a limpiar nuestras vidas si se lo permitimos. ¡Él quiere que el mayor número posible de hijos nazcan en Su Familia y ayuden a llevar Su brillante y colorida belleza a todo el universo!
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