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Putin

Dimitro Sevastopol/Pixabay

El verdadero escándalo ruso

¿Está Vladímir Putin tratando de fortalecer la presidencia de Trump, o debilitarla?

Afirmaciones de que el presidente de Estados Unidos Donald Trump secretamente cooperó con Rusia para robarse las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2016 han estado haciendo los titulares por cerca de un año. Nuevos alegatos parecen surgir cada semana pero ninguno de ellos está respaldado por ninguna prueba en contra del Presidente.

WikiLeaks publicó 19.252 correos electrónicos pirateados de las cuentas de siete miembros clave del equipo del Comité Nacional Demócrata el 22 de julio de 2016. Estos miembros del equipo son la presidente Debbie Wasserman Schultz, la directora ejecutiva Amy Dacey, el director financiero Brad Marshall, el director de Comunicaciones Luis Miranda, el secretario de Prensa Mark Paustenbach, el director de Medios de Difusión Pablo Manríquez y el director de Finanzas Jordan Kaplan.

Los correos electrónicos revelaron que bajo el liderazgo de Schultz unos funcionarios claves dentro del Partido Demócrata trabajaron para sabotear la campaña presidencial del senador Bernie Sanders para que Hillary Clinton pudiera ganar la nominación del Partido. Muchos partidarios de Sanders estaban indignados. Schultz se disculpó y renunció en ignominia.

El 7 de octubre de 2016 la administración Obama acusó al Kremlin de intentar interferir en las elecciones de 2016, orquestando esa piratería informática. Desde entonces, funcionarios del Partido Demócrata han intentado en vano probar que la campaña de Trump secretamente cooperó con los rusos para robarle a Clinton las elecciones presidenciales de 2016.

Aunque el presidente Donald Trump admitió que Rusia probablemente había realizado la piratería contra el dnc, ninguna evidencia se ha producido apoyando la afirmación de que la campaña de Trump colaboró con los rusos. El caso se ha vuelto muy candente, y muchas organizaciones de medios de comunicación se han tornado tan parcializadas, que es difícil conseguir una información confiable.

Pero la historia y la profecía bíblica revelan que todo eso distrae la atención del verdadero escándalo ruso. Rusia representa un verdadero peligro para Estados Unidos, pero no por las razones que la mayoría de los medios están reportando.

Socavando a EE UU

Rusia ha tratado de socavar a Estados Unidos durante la mayor parte del siglo pasado; éste es un hecho histórico. Comenzando en los años veinte, la agencia Comunista Internacional Soviética aprobó un fondo de propaganda diseñado para atraer a los afroamericanos descontentos del partido de Abraham Lincoln al partido de Vladímir Lenin. En cooperación con revolucionarios marxistas como Lovett Fort-Whiteman y Claude McKay, funcionarios del Kremlin buscaron literalmente dividir a EE UU al forjar una “República Negra” en el sur de Estados Unidos controlada por los soviéticos.

Sin embargo, después de que la Gran Depresión terminara, la popularidad del comunismo disminuyó entre los afroamericanos. Esto forzó al Kremlin a renunciar a su plan para una “Republica Negra” y cambiar a una estrategia diferente.

Durante la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos entró en una “alianza extraña” con el Estado comunista más poderoso del mundo: la Unión Soviética (URSS). En 1943 el presidente Franklin Roosevelt liberó de prisión a Earl Browder, líder del Partido Comunista de EE UU, para promover la “unidad nacional” entre los estadounidenses comunistas y el público en general.

Browder trató de implementar una política de cooperación con el Partido Demócrata de EE UU.

“Earl Browder concluyó que la alianza soviético-estadounidense de la Segunda Guerra Mundial continuaría después de la derrota del ejército nazi”, escribió Harvey Klehr para el New York Times. “Por esta razón en 1944 él audazmente diseñó la transformación del Partido Comunista de EE UU (cpusa) a ser un grupo de presión diseñado para trabajar dentro del Partido Demócrata” (3 de julio).

Los líderes soviéticos aún no estaban listos para el programa de Browder de cooperar con los demócratas. Él fue despedido como cabeza del cpusa en 1945 acusado de disidencia ideológica. No fue sino hasta 1968 que los líderes soviéticos ofrecieron financiar y apoyar a un candidato presidencial del Partido Demócrata. Ese año, el diplomático soviético Anatoly Dobrynin fue instruido para ofrecerle al candidato demócrata Hubert Humphrey cualquier forma de ayuda que él pudiera necesitar en su campaña contra el candidato republicano anticomunista Richard Nixon. Pero Humphrey declinó cortésmente el apoyo monetario, diciendo que era “más que suficiente para él tener los buenos deseos de Moscú”.

Sin embargo, después del colapso de la URSS unos documentos de los archivos soviéticos revelaron que el cpusa había estado recibiendo del Kremlin millones de dólares al año, desde los años cincuenta hasta los años ochenta. Estos fondos mantuvieron al Partido Comunista de EE UU vivo como un agente de la URSS. Aunque, la mayoría de la actividad soviética en EE UU no iba hacia el espionaje tradicional sino hacia la infiltración de la educación estadounidense.

De acuerdo con Yuri Bezmenov, el desertor soviético y antiguo agente de inteligencia de la kgb, la subversión ideológica de naciones extranjeras era tan importante para la kgb Soviética que la mayoría de sus recursos fueron asignados a eso. “Sólo el 15 por ciento del tiempo, dinero y recursos humanos es gastado en el espionaje como tal”, él explicó en una entrevista con G. Edward Griffin en la década de los ochenta. “El otro 85 por ciento es un proceso lento el cual nosotros llamamos subversión ideológica o ‘medidas activas’”.

El actual presidente ruso Vladímir Putin fue un agente de la kgb entre 1975 y 1991. Él les contó a sus biógrafos que su atracción por la kgb iba más allá de un deseo de difundir los ideales del marxismo. Él estaba atraído hacia el verdadero trabajo sucio de espionaje. “Estaba asombrado por cómo una pequeña fuerza de tan sólo una persona, podría de hecho lograr lo que un ejército entero no puede”, dijo Putin. “Un solo oficial de inteligencia podía gobernar sobre los destinos de miles de personas”.

Los estadounidenses serían muy ingenuos al suponer que la kgb desapareció junto con la URSS. De igual modo, serían muy ingenuos al pensar que un antiguo agente de la kgb en el Kremlin no es un enemigo peligroso. “Este hombre no es sólo un líder autoritario”, escribió el jefe editor Gerald Flurry en nuestra edición de marzo de 2017 de Trumpet, “Él es un agente malvado, despiadado y vengativo con los métodos de guerra psicológica de estilo soviético: ¡el asesinato y la guerra! Como un periodista ruso lo planteó, Putin ‘es un modelo de talla gigante de la kgb’”.

La campaña de ‘anti-fracking

Después que la URSS colapsara la vida en Rusia cambió dramáticamente. La cristiandad Ortodoxa Oriental reemplazó al ateísmo. El capitalismo de compinches reemplazó el socialismo marxista. Pero los agentes de la kgb mantuvieron su influencia. De hecho, los antiguos operativos de la kgb trabajando en el nuevo Servicio de Seguridad Federal de Rusia tienen más poder de lo que ellos tenían en tiempos de la URSS. Se solía decir que la kgb era un Estado dentro del Estado. Hoy la kgb se ha convertido en el Estado.

Una clase política de los ex agentes de la kgb ahora gobiernan enormes industrias controladas por el Estado como Rosneft, la compañía petrolera estatal más grande de Rusia; y Gazprom, la más grande de las compañías estatales de gas. Estos hombres han intimidado a los antiguos Estados soviéticos amenazando con cortar sus suministros de energía en medio del invierno. Ellos utilizan como arma los recursos estatales para intimidar y desestabilizar a sus rivales.

¿Pero qué si los antiguos Estados soviéticos y otros países europeos tuvieran otra opción para importar energía?

Uno de los temores más grandes que estos hombres de la clase política de la kgb tienen, es que EE UU rompa la dependencia que Europa tiene de Rusia al exportar gas natural a naciones como Polonia.

Hablando en un centro de estudios en Londres en 2014, el secretario general de la OTAN el general Anders Fogh Rasmussen advirtió que Rusia estaba usando una campaña de desinformación para socavar fuentes de energía alternativa tales como el gas de shale [arenas impregnadas de hidrocarburos gaseosos]. “Me he reunido con aliados que pueden informar que Rusia, como parte de sus operaciones sofisticadas de información y desinformación, se ha involucrado activamente con organizaciones denominadas no gubernamentales (organizaciones ambientalistas trabajando contra el gas de shale) para mantener la dependencia europea en el gas importado de Rusia”, dijo él.

La fuente noticiosa estatal rusa RT pasó al menos 62 historias y reportes de noticias televisivas diferentes anti-fracking en 2015. Y un reporte del Senado de EE UU estableció que la fundación Sea Change canalizó más de 43 millones de dólares para organizaciones anti-fracking como la Liga de votantes de la conservación, el Sierra Club y el Consejo de la defensa de los recursos naturales. De acuerdo con la Alianza política ambiental y la revista Newsweek, una corporación fachada con base en Bermudas y con lazos directos con Vladímir Putin e intereses petroleros rusos, financia fuertemente la fundación Sea Change. La firma está actualmente bajo investigación por lavado internacional de dinero.

El presidente Trump dio un discurso en Varsovia, Polonia, en julio del que Putin y otros líderes rusos ciertamente tomaron nota. “Estamos comprometidos en asegurar su acceso a fuentes alternativas de energía”, el presidente Trump dijo, “para que Polonia y sus vecinos nunca vuelvan a ser rehenes de un solo proveedor de energía”. Este es exactamente el tipo de cooperación que permite a las naciones de Europa Oriental zafarse de la economía rusa y de la presión política. Eso ha motivado los esfuerzos de Rusia para la desinformación y desestabilización.

La estrategia de piratería informática del Kremlin

En los tiempos de la URSS el Kremlin desarrolló la subversión de una nación, como una ciencia de varias etapas. En la primera etapa, los operativos de inteligencia gastaban de 15 a 20 años desmoralizando a una nación, inyectando la ideología comunista en las cabezas de al menos una generación de estudiantes. Una vez que un número considerable de jóvenes era convertido, estos operativos se movían a la fase dos: la desestabilización. Ellos gastaban de dos a cinco años desestabilizando a la nación, agitando el descontento civil y la división doméstica. Si la desestabilización resultaba exitosa, la nación se hundiría en el caos y la guerra civil. Los soviéticos entonces estabilizaban la situación ellos mismos, usando el Ejército Rojo.

Muchas naciones en vía de desarrollo a través de África, Asia, Europa Oriental y Latinoamérica cayeron durante la Guerra Fría, debido a este proceso de varias etapas. Y de acuerdo con Bezmenov, el proceso de la desmoralización en EE UU fue completado antes que la URSS cayera. Pero los soviéticos nunca pudieron proceder a la etapa de la desestabilización.

Vladímir Putin tuvo que haber sido bien entrenado en este proceso de varios pasos durante sus años de la Guerra Fría en la kgb. Mientras el presidente ruso no parece ser un ideólogo soviético comprometido a la conversión de otras naciones al marxismo-leninismo, él puede usar las tácticas de subversión de la kgb para alcanzar otras metas.

Las actuales prioridades del Kremlin incluyen mantener a los antiguos Estados soviéticos dependientes de las exportaciones de gas ruso y mantener a los aliados de la otan en riñas entre sí. Para cumplir estas metas, el gobierno ruso ha usado ciberataques contra Estonia, Georgia y Ucrania. Ha respaldado a partidos políticos nativistas en la Unión Europea. Y ha firmado importantes acuerdos de gasoducto con Alemania, Francia e Italia que ponen presión sobre Europa Oriental.

El Kremlin también ha empleado una estrategia de “desagregación” contra varias naciones. La desagregación es el proceso de identificar divisiones sociales y económicas en naciones rivales, exacerbando estas divisiones con propaganda y luego sacando ventaja del descontento civil que resulta. Ésta es la estrategia clásica de divide y vencerás.

La idea de que Rusia ha “pirateado” exitosamente las elecciones estadounidenses es una tremenda exageración. Sesenta y tres millones de estadounidenses votaron por Donald Trump sea porque apoyaban su plataforma o porque sinceramente creían que la otra candidata sería peor para la nación. Los operativos de inteligencia rusos indudablemente notaron la intensa división social y económica dentro de EE UU. Hackeando [“jaqueando”= ataque cibernético] a la Convención Nacional Demócrata y exponer algunas de las técnicas turbias que la campaña de Clinton usaba contra Sanders, los rusos podrían haber dividido la base del Partido Demócrata. Pero la razón fundamental detrás del hackeo no era instalar un presidente pro-ruso. El motivo era desestabilizar a Estados Unidos instigando la división social.

Al mantener a los partidos políticos amargamente enfrentados el uno contra el otro y a los grupos ambientalistas enfrentados contra la industria, Rusia espera que los estadounidenses estén demasiado ocupados peleando entre sí como para poder llegar a ser la próxima superpotencia de energía.

Parece que esta estrategia está funcionando perfectamente.

La guerra civil próxima

Durante y después de la Segunda Guerra Mundial, el jefe editor de la Pura Verdad (la revista predecesora de la Trompeta) proclamó la verdad bíblica de que, Rusia no atacaría a EE UU militarmente antes del retorno de Cristo. Por el contrario, Herbert W. Armstrong reveló que Rusia libraría una guerra psicológica de propaganda, infiltración, subversión y desmoralización contra EE UU. Y debido a que EE UU ha rechazado a Dios, este tipo de guerra debilitaría a la nación al punto donde éste podría ser invadido por un Sacro Imperio Romano resurgido, liderado por Alemania. (Para una explicación detallada de las profecías que prueban esto, solicite nuestro folleto gratuito Él tenía razón).

“Lo que fallamos en comprender en la lucha con Rusia, es lo siguiente: que no estamos peleando contra una nación en una guerra militar, sino un gigantesco ejército vestido de civil a nivel mundial, disfrazado como partido político buscando conquistar al mundo, con un totalmente nuevo tipo de guerra”, escribió el Sr. Armstrong en 1956. “Éste es un tipo de guerra que nosotros no entendemos ni sabemos cómo enfrentar. Éste usa todo medio diabólico para debilitarnos desde adentro, socavando nuestra fuerza, pervirtiendo nuestra moral, saboteando nuestro sistema educacional, descarrilando nuestra estructura social, destruyendo nuestra vida espiritual y religiosa, debilitando nuestro poder económico e industrial, desmoralizando nuestras fuerzas armadas; y finalmente, después de tal infiltración, ¡derrocando nuestro gobierno por la fuerza y la violencia!”

El comunismo adoptado por la antigua URSS tiene ahora raíces más profundas en el sistema educacional estadounidense, ¡que las que tiene en el mismo Kremlin! Y Rusia continúa presionando hacia su meta de propagar aún más el descontento civil en EE UU.

Al ofrecerles Trump a Polonia y otras naciones de Europa Oriental la potencial independencia de las exportaciones de energía rusas, Estados Unidos plantea un directo desafío a la dictadura de Putin. Así que, el antiguo agente de la kgb trabaja fervientemente para contrarrestar ese desafío de la mejor forma que él conoce: la desestabilización y desagregación.

El hecho de que 1 de cada 3 partidarios de Clinton vieran como ilegítima la victoria en la elección del presidente Trump, parece demostrar que la desagregación rusa está teniendo el efecto deseado. Esta división ideológica es más grande que en cualquier punto de la historia de EE UU, desde la era de reconstrucción después de la Guerra Civil que terminó en 1877. Mientras que la culpa principal de esta tragedia recae sobre el propio pueblo estadounidense, la subversión rusa ciertamente ha exacerbado la crisis.

¿Qué pasa cuando millones de estadounidenses creen en la idea de que su gobierno es ilegítimo?

“Muchos estadounidenses están preocupados por las divisiones y odios siendo expresados justo ahora”, Gerald Flurry escribió en nuestra Trumpet de enero de 2017. “¡Pero ellos necesitan estar mucho más preocupados de lo que están! Los problemas se van a poner peor y peor, ¡hasta que la gente entienda el mensaje y que ellos aprendan porqué están sucediendo estos desastres! La victoria de Donald Trump es una señal profética de una inminente guerra civil y anarquía, ¡seguido por la peor derrota militar estadounidense jamás! Pero no culpe a los políticos o los agitadores raciales o los alborotadores profesionales. Esta situación existe en EE UU sólo por causa de los pecados de la nación; ¡de todos los estadounidenses! Ya no podemos ignorar más lo que hemos cosechado, por entregarnos al pecado. ¡Ése es el resultado!”

Incluso los comentaristas políticos de los medios están ahora hablando de la posibilidad de una segunda guerra civil. La historia muestra que cuando una nación cae en división y en contienda, rápidamente es consumida por crisis internas que la dejan vulnerable a los ataques de enemigos extranjeros.

Eso es exactamente lo que Dios profetiza que le sucederá a EE UU en el futuro cercano. ¿Por qué? Porque los estadounidenses se han rebelado en contra de Su ley. En Ezequiel 5 Dios revela que habrá un tiempo de disturbios violentos en las ciudades de EE UU, justo antes de que sufran una invasión extranjera. El peligroso nivel de división ideológica en EE UU de los días modernos está conduciendo al cumplimento de esta profecía.

A fin de cuentas, EE UU está precipitándose hacia esta calamidad, no por causa de Trump ni de Clinton o Putin, sino por causa del pueblo estadounidense en general que se ha alejado de Dios. La popularización de la pornografía y el sexo premarital han llevado a socavar los lazos matrimoniales que unen a las familias, conduciendo a una inundación de abortos y divorcios. Incluso aquellos niños que crecen con padres casados, rara vez son criados por un padre y una madre fielmente casados, enfocados en la familia, atentos a cumplir sus respectivos papeles bíblicos. Sin familias fuertes para entrenar niños como buenos ciudadanos, las sociedades se desmoronan y la anarquía sobreviene.

Hay días oscuros adelante, pero no podemos perder de vista la gran lección que Dios está tratando de enseñarle a la humanidad. Después que la aprendamos de una forma dura, que la humanidad separada de Dios no conoce camino de paz, la Biblia profetiza que Dios reunirá a Su pueblo, de regreso a su tierra, y les enseñará el camino de paz y prosperidad verdaderas

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