El telescopio Webb descubre las primeras galaxias y deja a los científicos desconcertados

El Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA está observando más atrás en la historia de lo que cualquier otro telescopio ha podido hacer hasta ahora y ha encontrado lo que cualquier científico se negaba a creer: un principio ordenado del universo.

Basándose en la teoría del Big Bang [la gran explosión], los científicos esperaban encontrar la evolución del universo desde un conjunto desordenado hasta las galaxias meticulosamente organizadas como las vemos hoy. Pero un descubrimiento reciente del telescopio está desafiando esta suposición hasta sus cimientos.

Webb encontró dos galaxias brillantes que habrían existido aproximadamente 350 y 450 millones de años después del supuesto Big Bang. “Estas galaxias tendrían que haber empezado a juntarse quizá sólo 100 millones de años después del Big Bang. Nadie esperaba que la edad oscura hubiera terminado tan pronto”, dijo Garth Illingworth, profesor emérito de astronomía y astrofísica de la UC Santa Cruz.

“Nuestro equipo quedó impresionado cuando pudo medir las formas de estas primeras galaxias; sus discos tranquilos y ordenados cuestionan nuestra comprensión de cómo se formaron las primeras galaxias en el universo inicial caótico y congestionado”, dijo Erica Nelson, de la Universidad de Colorado.

La teoría del “universo inicial caótico y congestionado” está cada vez más desacreditada. (Para saber más, lea: "¿Ha explotado la teoría del Big-Bang?)".

Pero lo que no demuestra la teoría del Big Bang confirma el registro de la Biblia. Génesis 1:1 y Génesis 2:4 revelan que Dios creó la tierra y los cielos (en plural). Dios no es el autor de la confusión (1 Corintios 14:33) y su creación lo demuestra. De estas escrituras podemos esperar un comienzo ordenado del universo. Mientras la ciencia se empeña en demostrar lo contrario, encontrará cada vez más pruebas de esta asombrosa realidad. Para saber más sobre esta maravillosa verdad, solicite un ejemplar gratuito de ¿Existe Dios? por Herbert W. Armstrong.