LA TROMPETA
El Servicio Secreto ha descubierto drogas en la Casa Blanca tres veces desde que Biden fue electo
El Servicio Secreto da por concluida su investigación sobre cocaína que fue encontrada en la Casa Blanca a principios de este mes, sin determinar la identidad del sospechoso. Pero aún más sorprendente es el hecho de que no es la primera vez que se encuentra droga en la Casa Blanca desde que Joe Biden fue electo.
La diputada Lauren Boebert declaró después de la sesión informativa del Servicio Secreto del 13 de junio que se ha encontrado marihuana en la Casa Blanca en dos ocasiones desde que Joe Biden juró su cargo. Sin embargo, al igual que en el caso de la cocaína, no se identificó a ningún sospechoso. La diputada Boebert sospecha que el Servicio Secreto cerró prematuramente las tres investigaciones sobre drogas sin un sospechoso “porque todo en esta administración tiene que ver con encubrir a la familia criminal Biden”.
Familia criminal: Hunter, el hijo de Joe Biden, se hizo famoso por su adicción a la cocaína tras la publicación de sus memorias Beautiful Things [Cosas bellas]. Pero no es el único adicto de la familia Biden.
En mensajes de texto descubiertos de junio de 2018, Joe Biden se refirió a la adicción de Hunter como una “enfermedad hereditaria de mamá y mía”. Otros registros muestran que la hija de Joe Biden, Ashley, su hermano Frank, su sobrina Caroline y la viuda de su difunto hijo, Hallie, han pasado por rehabilitación. Entre cinco y siete miembros de la familia Biden han tenido problemas con las drogas. Sin embargo, el Servicio Secreto y los medios de comunicación corporativos se esfuerzan por encubrir este escándalo.
Enfermedad espiritual: la aprobación generalizada del consumo de drogas en Estados Unidos es un signo de una enfermedad espiritual terminal que la Biblia denomina pharmakeia. Aparece como una “obra de la carne” en Gálatas 5:19-20. La versión King James [en inglés] vierte esta palabra como “brujería”, pero una traducción más exacta es “uso de drogas”.
Millones de estadounidenses consumen marihuana, hongos psicodélicos, cocaína, heroína, metanfetaminas y otras drogas para obtener momentos de euforia alucinantes en un intento vano de llenar un vacío espiritual. Parece lógico que la primera familia también se vea acosada por problemas de drogas. Esta enfermedad espiritual está destruyendo la fuerza de voluntad de la nación.
Más información: lea No hay libertad sin ley, por Gerald Flurry, redactor jefe de la Trompeta.