El presidente Trump presenta un plan para reducir el déficit comercial de Estados Unidos con China
La diferencia entre lo que Estados Unidos importa y lo que exporta alcanzó un nuevo récord el año pasado a medida que las mercancías extranjeras inundaban el país. El déficit comercial global aumentó un 12,2% el año pasado hasta los 948.100 millones de dólares, y más de un tercio de ese total procede del comercio con China. El candidato presidencial republicano Donald Trump dio a conocer el 27 de febrero un plan para revocar el estatus de nación más favorecida concedido a China y eliminar gradualmente todas las importaciones chinas de bienes esenciales.
Toma de poder comunista: desde que el Senado estadounidense votó a favor de conceder a China el estatus permanente de nación más favorecida el 19 de septiembre de 2000, el déficit comercial de Estados Unidos con China se ha multiplicado casi por cinco, pasando de 80.000 millones de dólares a 383.000 millones. Estados Unidos depende ahora del Partido Comunista Chino para todo, desde la electrónica a los productos farmacéuticos, hasta el acero. Así que Donald Trump recomienda tomar medidas drásticas.
Joe Biden afirma apoyar la manufactura estadounidense, pero en realidad está impulsando la misma agenda globalista pro-China que desgarró el corazón industrial del país. Revocaremos el estatus comercial de nación más favorecida que tiene China y adoptaremos un plan de cuatro años para eliminar gradualmente todas las importaciones chinas de bienes esenciales, desde productos electrónicos hasta acero y productos farmacéuticos.
—Donald Trump
Reviviendo el mercantilismo: Además de enfatizar la necesidad de una independencia total de China, Trump también hizo énfasis en la necesidad de aranceles para proteger a los fabricantes estadounidenses de las naciones extranjeras que intentan artificialmente incrementar sus exportaciones a través de la manipulación de divisas. Según el plan, “los aranceles aumentarán progresivamente dependiendo de cuánto los países extranjeros individuales devalúen su moneda”.
Es probable que esta estrategia sea impopular entre las corporaciones estadounidenses que subcontratan empleos de fabricación a talleres de explotación laboral en el tercer mundo, pero es similar a la estrategia que los padres fundadores de Estados Unidos utilizaron para hacer de Estados Unidos una potencia industrial desde un principio.
Guerra comercial: Estados Unidos se ha vuelto demasiado dependiente de las naciones extranjeras para obtener bienes esenciales y necesita desesperadamente tomar medidas para revitalizar su industria manufacturera antes de que sea demasiado tarde. Las profecías del tiempo del fin en Deuteronomio 28, Isaías 23 y Ezequiel 5 describen los efectos devastadores que la guerra comercial y el asedio económico tendrán sobre Estados Unidos en el tiempo del fin.
Sin embargo, la razón principal por la que esta guerra comercial será tan devastadora es porque Estados Unidos se ha vuelto adicto a los productos extranjeros. La nación funcionaba bien sin la China comunista en la década de 1950, pero desde entonces ha abrazado una “agenda globalista que desgarró el corazón industrial del país”. Si Estados Unidos no vuelve a Dios y a los valores que hacen grandes a las naciones, aprenderá por las malas que la China comunista es menos digna de confianza que el Creador del universo.
Para saber más: lea Ezequiel: El profeta del tiempo final, por el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry.
