(ANDREW HARNIK /AFP/GETTY IMAGES)
El presidente de Estados Unidos*
*Fue la ceremonia de inauguración más inusual en la historia de Estados Unidos. El área alrededor del Capitolio casi parecía una ciudad fantasma. Las calles estaban bloqueadas. Las tiendas estaban aseguradas con tablas. Los vehículos militares patrullaban las calles. Los miembros de la Guardia Nacional detenían a las personas en los puestos de control para comprobar su identificación. Veinticinco mil leales soldados custodiaban kilómetros de cercas de alambre de púas. Y al interior, Joe Biden y Kamala Harris tomaban posesión de sus cargos en un evento organizado que atrajo sólo a unos pocos cientos de seguidores. Parecía algo de una república bananera del Tercer Mundo bajo la ley marcial.
El presidente del Tribunal Supremo, John Roberts, tomó el juramento de Joe Biden y el nuevo presidente pronunció un discurso inaugural sobre la “unidad” y la “democracia”. Su discurso no podría haber sido más irónico. Se afirmó que todas las medidas de seguridad eran necesarias para evitar que los revolucionarios dividieran a la nación y subvirtieran la democracia. La verdadera razón de la seguridad fue que los demócratas radicales habían dividido a la nación al subvertir la democracia y tomar el poder. Ellos lo saben, EE UU lo sabe y gran parte del mundo lo sabe.
Sabemos que hubo fraude electoral. Sabemos que fue extenso. Sabemos que fue organizado. Y sabemos que detrás había alguien que tenía el poder, el motivo y el descaro de cometer el mayor robo electoral de la historia. Y Joe Biden también sabe todo esto.
La toma de posesión de Joe Biden fue la culminación de un enorme complot del “Estado profundo” para destruir a Donald Trump y empoderar al jefe de Biden, Barack Obama.
El arte de robar
En una entrevista de octubre de 2020, Joe Biden dijo: “Hemos preparado (…) a la organización de fraude electoral más amplia e inclusiva en la historia de la política de EE UU”. Obviamente, no tenía la intención de decir eso, pero es difícil ignorar el comentario cuando un fraude electoral extenso y organizado es lo que lo llevó al cargo.
Joe Biden supuestamente ganó 12 millones de votos más que Barack Obama; de hecho, millones de votos más que cualquier candidato en la historia de EE UU. Esto no se debió a una oleada de entusiasmo sin precedentes por un candidato presidencial singularmente capaz y atractivo. Fue provocado por una planificación cuidadosa, flagrante desafuero y corrupción total, un engaño desvergonzado y una propaganda dominante.
Y la organización de fraude electoral más extensa y organizada en la historia de la política estadounidense, no fue preparada por el tipo que accidentalmente le dijo a todo el mundo que preparó la organización de fraude electoral más extensa en la historia de la política.
El objetivo principal de esta organización era restaurar la maquinaria política de Barack Obama al poder. Él y sus agentes trabajaron frenéticamente durante la presidencia de Trump, durante su candidatura a la reelección y especialmente durante las elecciones mismas.
La información sobre el alcance del fraude electoral es abundante, pero una de las mejores fuentes es el tercer volumen del estudio del Dr. Peter Navarro sobre fraude electoral. Éste revela que se emitieron 3.069.002 “posibles votos ilegales” en los Estados indecisos de Arizona, Georgia, Michigan, Nevada, Pensilvania y Wisconsin. El margen de victoria de Biden en estos seis Estados fue una décima parte de eso—sólo 312.992 votos.
Ninguna persona razonable puede concluir honestamente que las elecciones presidenciales de 2020 fueron libres y justas. Y ningún observador puede imaginar honestamente que no hizo ninguna diferencia.
“En este punto, nos hemos movido peligrosamente, en lo que parece un nanosegundo, de una democracia estadounidense plena y vibrante, a un Estado policial de cancelación cultural al estilo comunista chino, vigilado por un oligopolio confabulado por las redes sociales que está fuera de nuestro control”, escribió el Dr. Navarro. “Si el Congreso de EE UU y las legislaturas estatales en los seis Estados del campo de batalla ignoran esta evidencia, lo harán no sólo bajo su propio riesgo, sino también bajo el riesgo de la fe de EE UU en nuestras elecciones y la santidad de nuestra república”.
Esta transformación abrupta fue una estrategia deliberada promulgada por radicales como Barack Obama; agentes del Estado profundo como los exmaestros espías John Brennan, James Clapper y James Comey; oligarcas como George Soros y Mark Zuckerberg; políticos estatales como Jocelyn Benson y Kathy Boockvar; y agentes como el abogado de campaña de Clinton, Mark Elias. (Vea el segundo volumen del estudio del Dr. Navarro.) Para robar esta elección, gente de todo el complejo de fraude electoral de los medios de comunicación demócratas y del Big Tech [gigantes tecnológicos] trabajaron duro.
Fuego del Reichstag de EE UU
El 2 de diciembre de 2020, el presidente Trump pronunció lo que dijo, “puede ser el discurso más importante que he dado”. En ese discurso de 46 minutos, denunció “fraudes tremendos electorales e irregularidades que tuvieron lugar durante las ridículamente largas elecciones del 3 de noviembre”. Él se centró especialmente en el fraude relacionado con las papeletas de votación por correo no verificadas y el fraude electoral digital.
Después de este discurso, una encuesta de la Universidad de Quinnipiac a 978 votantes registrados en todo el país encontró que el 77% de los republicanos creía que hubo un fraude electoral generalizado durante la elección y el 34% de los votantes registrados cree que la victoria de Biden fue ilegítima. Eso significa que más de 70 millones de estadounidenses creen que la elección fue robada.
Para llamar la atención sobre el robo de las elecciones, el presidente Trump apoyó una manifestación de “Salvemos a EE UU” en Washington, D.C., el 6 de enero, el día que el Senado se reunió para certificar los resultados de las elecciones. Cerca de 200.000 personas se reunieron en la ciudad para protestar contra el robo de las elecciones. Varias decenas de estos manifestantes entraron ilegalmente al edificio del Capitolio. Algunos coreaban “Cuelguen a Mike Pence”, algunos destrozaron la oficina de la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, algunos rompieron ventanas y otros incluso entraron a la Cámara del Senado. Representantes y senadores fueron evacuados durante unas horas mientras la policía volvía a asegurar el edificio. Mientras una partidaria de Trump trepaba por una ventana rota en el lobby de la presidenta, un oficial de policía del Capitolio le disparó fatalmente.
¡Qué tragedia en el mismo edificio que representa a la república estadounidense!
Sin embargo, esta tragedia no fue lo que parece. Decenas de personas involucradas en el asalto al Capitolio fueron encontradas en la base de datos de detección de terroristas de la Oficina Federal de Investigaciones (fbi). Algunos eran miembros de la milicia antigubernamental Oath Keepers; otros eran miembros del grupo de extrema izquierda Antifa. De hecho, el video y otras pruebas indican que, Antifa empeoró la violación al Capitolio, e incluso pueden haberla organizado para desacreditar al presidente Trump.
La policía ha identificado al menos a dos miembros conocidos de Antifa que se hacían pasar por partidarios del presidente Trump durante la manifestación. Y John Sullivan, un conocido agitador de izquierda que fundó el grupo Insurrection USA, aparece en varios videos. Sullivan se puede ver con una gorra que dice “Presidente Trump 2020”, tratando de agitar a la multitud fuera del Capitolio, luego dentro del Lobby de la presidenta de la Cámara y rompiendo la ventana donde la policía tenía sus armas desenfundadas. Y cuando el oficial apretó el gatillo y la mujer cayó al suelo sangrando por el cuello, Sullivan estaba allí. De hecho, inmediatamente comenzó a afirmar que estaba muerta, aunque probablemente éste no era el caso en ese momento y la policía que estaba en la escena estaba diciendo que podían salvarla. Pero él estaba tratando de agitar a la multitud y empeorar la situación.
La izquierda está usando el motín del 6 de enero en el Capitolio, quienquiera que estuviera detrás, como el incendio del Reichstag de EE UU.
Luego, Sullivan apareció ante cámaras, incluso en cnn, para dar su versión de la violencia, sin ser identificado como un agitador de izquierda.
La violencia que alentaron Sullivan y otros, les dio a los ejecutivos de noticias de izquierda un pretexto para retratar la violencia en el Capitolio como una “insurrección” iniciada por el presidente Trump. Esto a pesar de que el presidente Trump les dijo a los manifestantes que fueran pacíficos, y tan pronto como estalló la violencia, les dijo que se fueran a casa. Y a pesar del hecho de que estos mismos ejecutivos describieron los disturbios del verano de 2020 de Black Lives Matter, como “mayormente pacíficos”.
Todos deberíamos oponernos a la violencia, a la destrucción y al deshonor de nuestro Capitolio. Pero nadie debe ser engañado. Los disturbios del Capitolio no cambian los hechos sobre las elecciones. ¡Eso fue un robo!
Algunos legisladores débiles de voluntad actuaron como si la violencia en el Capitolio significara que la “victoria” de Joe Biden fuera de alguna manera legítima. Los senadores republicanos como Kelly Loeffler de Georgia y James Lankford de Oklahoma, habían prometido objetar la certificación de la “victoria” de Joe Biden el 6 de enero, pero luego se negaron cobardemente o se les impidió hacerlo.
Después de que los manifestantes fueron dispersados y el Congreso se reanudó, el republicano Paul Gosar de Arizona y el senador Ted Cruz de Texas objetaron los resultados de las elecciones de Arizona. Pero ambas cámaras del Congreso votaron a favor de rechazar sus objeciones. Más tarde, el republicano Scott Perry de Pensilvania y el senador Josh Hawley de Missouri objetaron los resultados de las elecciones de Pensilvania. Una vez más, ambas cámaras los invalidaron. Entonces, a las 3:44 a.m. del 7 de enero, el vicepresidente Mike Pence, quien se había negado a intervenir, anunció que Joe Biden había ganado la presidencia.
La estratagema de los demócratas radicales funcionó: exagerar y hacer ver una protesta secuestrada por un puñado de alborotadores, como sensacionalista, luego usar esto como pretexto para certificar el robo de una presidencia y acumular más poder para destruir lo que queda de la república constitucional.
El motín del Capitolio le recuerda a mucha gente lo que sucedió en el Reichstag en 1933: a pesar de los rumores de que él mismo había ayudado a instigarlo, Adolfo Hitler usó la destrucción del edificio del capitolio de Alemania para atacar a sus enemigos y empoderarse él mismo. La izquierda está usando el motín del 6 de enero en el Capitolio, quienquiera que estuviera detrás, como el incendio del Reichstag de EE UU.
Ataque a la libertad de expresión
Incluso antes del motín del Capitolio, los demócratas radicales comenzaron a mostrarnos cómo es el autoritarismo del siglo xxi. Ellos estaban acusando a sus enemigos por censurar, difamar, silenciar, boicotear y cosas peores. ¡Entonces lo desagradable que sucedió en el Capitolio les dio una excusa para silenciar incluso al hombre más poderoso del mundo! Los ejecutivos de los medios y la tecnología se confabularon para amordazar simultáneamente al presidente Donald Trump. Twitter expulsó al Sr. Trump para que sus 88 millones de seguidores de Twitter ya no pudieran leer sus mensajes. Facebook cerró su cuenta. Apple, Google, Discord, Instagram, Pinterest, Reddit, Shopify, Snapchat, Stripe, TikTok, Twitch, YouTube y otras plataformas importantes prohibieron o restringieron sus mensajes y los de sus seguidores en alguna forma. Las principales cadenas de televisión rechazaron difundir el discurso de despedida del presidente de EE UU.
Parler, una plataforma de redes sociales similar a Twitter, insistió en permitir la libertad de expresión política y se negó a participar en una censura política similar a la de Twitter, entonces Apple y Google lo castigaron bloqueándolo de sus tiendas de aplicaciones, luego Amazon lo cerró por completo negándose a permitir que usara sus servidores. Parler quedó totalmente desconectado.
El director ejecutivo de Mozilla, fabricante de Firefox, uno de los navegadores web más populares, fue más allá y dijo que el presidente Trump y sus seguidores deben ser monitoreados en toda la Internet.
Ahora, estos liberales corporativos están ideológicamente en sintonía con la Casa Blanca. La izquierda radical está borrando la libertad de expresión, un derecho de la Primera Enmienda, y usted puede estar seguro de que esto es sólo el comienzo.
En los principales medios de comunicación y la política, los partidarios de Trump están siendo etiquetados como “terroristas domésticos”, sujetos a los agentes de las vastas e intrusivas redes de inteligencia de EE UU. El senador Dick Durbin está introduciendo una legislación para clasificar las manifestaciones de “Make America Great Again” como “actividad terrorista nacional”. El exdirector de la Agencia Central de Inteligencia, John Brennan, dijo: “La denuncia total del legado de un déspota es necesaria para erradicar cualquier malignidad restante”. El director político de abc News dijo que las autoridades deben comenzar a “limpiar el movimiento” asociado con el presidente Trump. Este es un escalofriante avance de la opresión masiva bajo la administración de Biden.
¡Y los que la impulsan son agentes de la antigua administración Obama!
El 7 de enero, la ex primera dama, Michelle Obama, escribió una carta a las empresas de tecnología de EE UU, diciendo: “Ahora es el momento de que las empresas de Silicon Valley dejen de permitir este comportamiento monstruoso y vayan más allá de lo que ya han ido y expulsen permanentemente a este hombre de sus plataformas y pongan en marcha políticas para evitar que su tecnología sea utilizada por los líderes de la nación para alimentar la insurrección”.
Al día siguiente, comenzaron a vetarlo. Ningún ciudadano votó por la Sra. Obama ni por los ejecutivos de tecnología. Pero muchos de los principales líderes empresariales, tecnológicos y de los medios de comunicación, están vinculados a la administración Obama. Es como si Barack Obama estuviera operando un gobierno sombra que ejerce su poder principalmente a través de poderosas corporaciones tecnológicas que forman parte de la vida cotidiana de los estadounidenses.
El verdadero golpe de Estado
Después de que la izquierda radical llenó las urnas con votos fraudulentos, manipuló las máquinas electorales, arregló los procesos de conteo y monitoreo de votos, exacerbó o ayudó a organizar un motín en el Capitolio para desacreditar al presidente Trump, y se confabuló con los medios y los ejecutivos tecnológicos para silenciar a sus críticos, comenzaron la etapa final del golpe de Estado contra el gobierno legítimo y electo de EE UU. Ellos iniciaron un juicio político contra el presidente Trump. Otra vez.
El 8 de enero, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, llamó al presidente del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, para preguntarle qué podía hacer ella para evitar que el presidente Donald Trump accediera a los códigos de lanzamiento nuclear. Luego intentó persuadir al vicepresidente Pence para que invocara la 25a Enmienda para destituir al presidente Trump. Cuando ninguno de los esfuerzos tuvo éxito, el 11 de enero ella presentó artículos para el juicio político [impeachment].
El caso del juicio político tuvo más de 200 copatrocinadores demócratas. Ellos acusan al presidente Trump de “incitación a la insurrección”, diciendo que es culpable de “incitar deliberadamente a la violencia contra el gobierno de EE UU” al pedir a sus partidarios que se opusieran al robo de las elecciones. Sin embargo, incluso el profesor de derecho liberal Jonathan Turley, señaló que el presidente Trump “de hecho nunca llamó a la violencia o disturbios”. En cambio, Trump les dijo a sus partidarios “que hagan oír sus voces de forma pacífica y patriótica”. Y nuevamente, la evidencia de videos muestra a los agitadores de Antifa provocando la violencia.
Entonces, 222 demócratas y 10 republicanos votaron para acusar al Sr. Trump por un crimen que no cometió.
La presidenta Pelosi siguió adelante con este falso juicio político para mantener la mente de la gente enfocada en el incendio del Reichstag, y no en la evidencia del fraude electoral que personas como el Dr. Navarro estaban descubriendo.
En una entrevista de 60 Minutos que se emitió el 9 de enero, Pelosi admitió que una motivación importante para el juicio político del presidente Trump, era eliminar cualquier posibilidad que tuviera de ser elegido nuevamente. La 14ª Enmienda dice que ninguna persona que haya “participado en una insurrección o rebelión” contra “la Constitución de los Estados Unidos” después de haber “prestado juramento” a la Constitución, es elegible para un cargo público. Los demócratas esperan poder de alguna manera impedir que el Sr. Trump vuelva a ocupar un cargo en el gobierno. ¡Ellos Todavía le temen!
¡Esta farsa no es nada menos que un golpe de Estado contra el legítimo ganador de las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020!
Obama 2.0
Después de que Joe Biden terminó su ceremonia de investidura paramilitar, se puso a trabajar para desmantelar el legado del presidente Trump. Biden firmó 17 órdenes ejecutivas en su primera tarde en el cargo, dejando de lado la respuesta a la pandemia del presidente Trump, los planes medioambientales, la agenda económica y las políticas de inmigración. También canceló el permiso que permitía al oleoducto Keystone XL cruzar la frontera de Canadá a EE UU, una medida que destruyó 11.000 puestos de trabajo y saboteó la estrategia estadounidense de independencia energética. También detuvo la construcción del muro fronterizo de EE UU con México, lo que alentó a una caravana de 8.000 migrantes centroamericanos a comenzar a dirigirse hacia a EE UU.
Las acciones de Biden no están regresando a EE UU a los días anteriores a Trump o siquiera a los días anteriores a Obama. ¡Lo están sumergiendo en un futuro radicalizado sin precedentes!
En el frente educativo, en el instante en que se convirtió en presidente, Biden eliminó el Proyecto 1776 de la administración Trump. Este informe de 45 páginas fue elaborado bajo la dirección del presidente de Hillsdale College, Larry Arnn, para restaurar la honestidad en la enseñanza de la historia estadounidense y mostrarles a los niños que el hecho determinante del fundamento de la nación no fue la esclavitud, como enseñan los radicales, sino la libertad. Pero la administración Biden está borrando la historia de EE UU para poder cumplir con el objetivo declarado de Barack Obama de “transformar fundamentalmente a Estados Unidos de Norteamérica”.
Después de que Joe Biden terminó su ceremonia de inauguración paramilitar, se puso a trabajar desmantelando el legado del presidente Trump.
Un artículo de American Spectator del 28 de noviembre de 2020, de Freddy Gray, señala este hecho significativo: “La administración entrante de Biden probablemente sea más Obamista que la administración Obama original. En 2008, cuando Barack ganó la Casa Blanca, era un neófito de Washington que tuvo que lidiar con el considerable poder de los Clinton. Sus jefes de campaña sólo pudieron hacerse a un lado y quejarse mientras Hillary Clinton, la mujer a la que Obama había derrotado para convertirse en la candidata demócrata, se convirtió en secretaria de Estado y empujó a sus aliados a los mejores puestos. Esta vez, es la gente de la campaña de Biden la que se queja cuando el Equipo Obama regresa en picada. ‘Los empleados de Obama ahora están eliminando a las personas que eligieron a Biden’, dijo a Politico un miembro anónimo de Biden esta semana”.
Sí, el objetivo principal de los demócratas no era que Joe Biden liderara una nueva era de la política estadounidense, sino restaurar la maquinaria de Obama al poder.
Después de que Barack Obama fuera reelegido presidente en 2012, mi padre escribió un folleto sorprendente titulado Estados Unidos bajo ataque . Éste revela que Obama fue inspirado por el mismo espíritu que ha empoderado a otros líderes destructivos, en particular al antiguo rey seléucida, Antíoco Epífanes. Antíoco obtuvo el trono mediante mentiras. Luego traicionó al pueblo de Judá, sobre el cual tenía poder, matándolos, profanando el templo de Jerusalén con un ídolo de sí mismo e intentando transformar fundamentalmente al judaísmo mismo.
Al igual que Antíoco Epífanes, Obama obtuvo el poder mediante el engaño, en gran parte fingiendo ser más moderado de lo que era. Pero luego se convirtió en el presidente bíblicamente más hostil en la historia de EE UU y trabajó para destruir su sistema constitucional de gobierno y los principios judeocristianos en los que se basa la Constitución. Él logró “transformar fundamentalmente a Estados Unidos” al dividir a su población, llenar el poder judicial con jueces anticonstitucionales y llenar el servicio civil, el ejército y las agencias de inteligencia con burócratas del Estado profundo personalmente leales a él.
El profeta Daniel dijo que un Antíoco del tiempo del fin “echaría por tierra la verdad” (Daniel 8:12). Estados Unidos bajo ataque explica que hay más de una figura de Antíoco trabajando en este momento. Hay un Antíoco espiritual que “echa por tierra la verdad” dentro de la Iglesia de Dios. También hay un Antíoco político que “echa por tierra la verdad” en EE UU.
Esta asombrosa verdad es la razón por la que en la Trompeta observamos a Obama incluso después que dejó el cargo. En su artículo “Barack Obama en la profecía bíblica” (laTrompeta.es), mi padre escribió que Obama estaba “¡en el epicentro de la crisis electoral y del esfuerzo de la izquierda radical para evitar que Donald Trump fuera reelegido!” Toda la crisis electoral de EE UU es parte de un movimiento liderado por Satanás para “echar por tierra la verdad”.
Borrando a Israel
La mayoría de los cristianos reconocen que el libro de Daniel es profecía. Pero muchos no saben que los libros de 1 y 2 Reyes también fueron escritos por profetas (principalmente Jeremías) y son profecía para el tiempo del fin. (Solicite su copia gratuita de The Former Prophets: How to Become a King. Disponible en inglés.)
Los versículos 3-6 de 2 Reyes 13 explican que durante la vida del profeta Eliseo, un enemigo mortal atacó el reino del norte de Israel y casi lo destruyó: “Y se encendió el furor de [el Eterno] contra Israel, y los entregó en mano de Hazael rey de Siria, y en mano de Ben-adad hijo de Hazael, por largo tiempo. Mas Joacaz oró en presencia de [el Eterno], y [el Eterno] lo oyó; porque miró la aflicción de Israel, pues el rey de Siria los afligía. (Y dio [el Eterno] salvador a Israel, y salieron del poder de los sirios; y habitaron los hijos de Israel en sus tiendas, como antes. Con todo eso, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, el que hizo pecar a Israel; en ellos anduvieron; y también la imagen de Asera permaneció en Samaria)”.
Dios no permitió que los sirios borraran completamente a Israel. El versículo 5 dice: “Dio [el Eterno] salvador a Israel, y salieron del poder de los sirios…”. Y 2 Reyes 14:26-27 revela quién fue este salvador: “Porque [el Eterno] miró la muy amarga aflicción de Israel; que no había siervo ni libre, ni quien diese ayuda a Israel; y [el Eterno] no había determinado raer el nombre de Israel de debajo del cielo; por tanto, los salvó por mano de Jeroboam hijo de Joás”.
La Biblia revela que el rey Jeroboam ii reinó durante 41 años, pero la mayoría de los cronólogos bíblicos creen que los primeros años de su reinado fueron una corregencia con su padre durante los años que luchó contra Siria. En cualquier caso, la Biblia declara definitivamente que Israel habría sido borrado si Dios no los hubiera “salvado por mano de Jeroboam hijo de Joás”. Y mi padre escribió en su artículo “¿Quién es el Jeroboam de los tiempos modernos?” (laTrompeta.es) que el presidente Donald Trump es el tipo del rey Jeroboam ii del tiempo del fin. Eso significa que Dios está usando al presidente Trump para salvar temporalmente a los descendientes modernos del antiguo Israel (principalmente EE UU y Gran Bretaña) de un movimiento dirigido por Satanás para “raer el nombre de Israel de debajo del cielo”.
A los ojos de Dios, Donald Trump es el legítimo ganador de las elecciones presidenciales de EE UU de 2020. No sabemos cuánto tiempo pasará hasta que reasuma el control de la nación. Pero sí sabemos que Dios lo usará para evitar que la izquierda radical destruya el país.
Pero ¿por qué está Dios salvando a este país? ¿Por nuestra justicia? No, ¡por nuestros pecados! Esta nación, como nuestros antepasados en el antiguo Israel, está impregnada de pecado. ¡Dios está salvando a esta nación con el propósito de darnos una última oportunidad de arrepentirnos!
Dios ya ha estado interviniendo, usando la candidatura de Trump, la presidencia y las elecciones de 2020 para exponer cuán desesperanzados están los estadounidenses sin Él. Bien sea demócrata o republicano, usted debe reconocer esta intervención divina y volverse hacia la única esperanza que queda: ¡el arrepentimiento hacia Dios! ▪
ESTADOS UNIDOS BAJO ATAQUE
¿Está usted preocupado sobre hacia dónde está dirigiendo el país la administración actual? ¿Y sobre si la nación puede o no sobrevivir los próximos cuatro años? La situación está peor de lo que usted piensa, y sólo existe una forma para solucionar este problema gigantesco.