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El papa Francisco, el presidente Obama y su prensa devota
El papa Francisco visitó Estados Unidos por primera vez en septiembre. Quizá usted lo notó.
A dondequiera que iba, atraía a multitudes de fieles. Si usted miró la televisión, vio a muchos de ellos estirándose y esforzándose para tocar alguna parte de su cuerpo o para agarrar sus vestiduras. Los padres rogaban que el pontífice besara a sus hijos enfermos o discapacitados. En el Capitolio, al presidente de la Cámara de Representantes John Boehner le sobrecogió la emoción durante el discurso del Papa, y se le vio varias veces secándose las lágrimas.
Después de ese discurso, un congresista se apresuró al podio y tomó el vaso de agua del Papa. Él quería beber de éste e hizo que su esposa y sus hijos tomaran también de la misma copa. Quizás él se inspiró en el relato de Mateo 20, donde Jesús les preguntó a Sus discípulos si estaban dispuestos a beber de la misma copa de la cual Él bebería.
Los católicos devotos ven al papa Francisco como el Vicario de Cristo. La definición de vicario no significa un simple representante de Cristo; significa que el papa está en lugar de Cristo. Cuando usted ve gente llorando por este hombre, amontonándose en las calles para verlo, estirándose para tocarlo, adorándolo, pendientes de cada una de sus palabras y corriendo al escenario para poner sus labios en la misma copa, de seguro parece que están tratando a este hombre como si fuera Jesucristo.
Viendo la extensiva cobertura de 24 horas al día durante los cinco días de la visita papal, otorgada por una prensa abiertamente devota, se podría perdonar que uno creyera que ellos bebieron de la misma copa de la adoración al Papa.
Después de todo, ¿cómo tratan normalmente los grandes medios de comunicación a la gente religiosa?
Digamos que usted es un oficial de una oficina de gobierno (de hecho, un demócrata de toda la vida) que por sus propias creencias religiosas se rehúsa a firmar una licencia de matrimonio para homosexuales. Los periodistas automáticamente le atacarán, coincidiendo en que usted debe ser encarcelado inmediatamente, y que el público en general debe estar enterado de sus fallas y pecados personales. Digamos que usted es el propietario de una panadería que se niega a organizar el banquete de una ceremonia para dos novios hombres. Los periodistas le tenderán una emboscada y matizarán su cobertura a favor de quienes claman para que las cortes clausuren su local comercial. Digamos que usted es un político conservador que toma inspiración de Dios y de la Biblia. Ellos lo ridiculizarán como primitivo y no apto para el cargo.
Si usted es una persona privada que se opone a un movimiento abiertamente basado en deseos sexuales aberrantes, la prensa, los medios sociales e incluso las empresas lo silenciarán, lo ridiculizarán o lo calumniarán. Si usted es un musulmán, podría obtener tolerancia. Pero si es un cristiano, será mejor que esté listo para algo de persecución.
A menos que usted sea el papa Francisco. Entonces ellos lo adorarán.
¿Por qué tal adulación?
Qué insólita fue la manera en que el Papa fue tratado durante su viaje de cinco días. Cada uno de sus movimientos fue transmitido en tiempo real en varias (sino en todas), las principales cadenas televisivas. Usted podía sentarse por media hora a ver la transmisión de cnn mostrando algunos carros en una calle acordonada de Filadelfia en la oscuridad, y escuchar a los comentaristas ir y venir con frecuentes especulaciones de si el Papa ya habría dejado su carro para entrar al edificio e ir a dormir.
La prensa recorrió grandes distancias para capturar esos minuciosos detalles. Durante su tour de cinco días a Estados Unidos, todo lo que hizo fue tan significativo, tan profundo; él fue tan sincero, tuvo tanto amor por la gente y tanta profundidad espiritual.
Tal adoración es inusual en los sucesos públicos en EE UU. El papado ha tenido una influencia corrupta y sangrienta en la historia europea, y los ancestros ingleses de Estados Unidos se liberaron en gran medida del control papal. Estados Unidos fue fundado libre de la interferencia del Vaticano, pero con plena tolerancia y aceptación de los católicos; una minoría religiosa. EE UU se desarrolló en gran medida libre del papado, y prosperó sin los obstáculos de mucha de la reverencia, la intriga, persecución, corrupción e incluso la guerra que esa antigua iglesia extendió entre los ancestros europeos de nuestro país. Tener visitas papales en Estados Unidos no es algo inaudito, pero la historia estadounidense es notable y única por su independencia de la influencia del Vaticano.
Añada a esto el simple hecho de que el Papa es, obviamente, religioso. Al igual que otras iglesias, su organización sostiene que hay un Dios, que existe el bien y el mal, que los seres humanos son pecadores, que un Dios vino a este planeta como ser humano para morir por esos pecados, y que entre esos pecados están las prácticas de la homosexualidad y el aborto. Declare esas mismas creencias a los presidentes de abc, cbs, nbc, cnn y msnbc en sus caras, y ellos se reirán de usted, o lo echarán. Hágalo mientras usa una sotana, y ni siquiera lo dejarán entrar.
Las cadenas televisivas nunca le darían a usted, ni tampoco a los líderes cristianos más prominentes del país, el tiempo de emisión que le dieron al Papa, aunque hay dos veces más protestantes que católicos estadounidenses. Ellos no le darán ese tipo de cobertura a las estrellas de rock o a atletas, o a otros jefes de estado.
Entonces, ¿por qué se dedicaron tan apasionadamente a este líder religioso?
En parte es porque en los últimos 30 meses, él ha apoyado abiertamente una serie de temas en la agenda izquierdista del presidente Obama.
Tema tras tema
El año pasado, el papa Francisco ayudó al presidente Obama a restablecer relaciones diplomáticas plenas con el régimen de Castro en Cuba. En mayo ofreció un fuerte apoyo para el tratado nuclear de la Administración Obama con Irán. Reconoció el “estado” palestino en junio, una política de la cual es partidario el presidente Obama.
Francisco ha llegado a ser conocido por sus ideas económicas radicales. Poco después de convertirse en papa, comenzó una campaña contra el consumismo excesivo y compulsivo, los pecados del “capitalismo salvaje”. Él está en una cruzada por los pobres, y su blanco principal es la economía de libre mercado de EE UU; específicamente se opone a la idea de que la persona que debería decidir si debe comprar o vender es usted mismo. Francisco quiere que el gobierno esté más involucrado en esas transacciones, y en una redistribución de la riqueza de aquellos que la tienen a aquellos que no. Al igual que el presidente Obama,
Francisco también es agresivo en su postura hacia el medio ambiente. “El cambio climático es un problema que ya no le podemos dejar a nuestra futura generación”, dijo el Papa en la Casa Blanca durante su visita. Su posición va más allá de defender formas para reducir la contaminación. Él quiere cambios mucho más radicales, y quiere que Estados Unidos dé pasos drásticos que son riesgosos para su economía y seguridad nacional. No es extraño que la familia Obama quisiera darle un saludo personal en la pista de la Base de la Fuerza Aérea Andrews a su llegada al país.
Cuando se trata de inmigración, una vez más el Presidente encuentra un apoyo incondicional del que viene de detrás de los muros de cinco pisos de la Ciudad del Vaticano. El papa Francisco ha hecho un llamado a que EE UU mantenga sus fronteras abiertas, para de esta forma acoger a los inmigrantes y refugiados que buscan una vida mejor. Cuando el presidente Obama estaba presentando al papa Francisco en la Casa Blanca el 23 de septiembre, dijo: “Usted nos recuerda que el mensaje más poderoso del Señor es la misericordia. Eso significa acoger al extranjero con empatía y un corazón verdaderamente abierto. Desde el refugiado que huye de las tierras desgarradas por la guerra, hasta los inmigrantes que dejan su hogar en busca de una vida mejor”.
La prensa liberal ve un alma gemela entre estos dos personajes. Esa es una de las principales razones que explican por qué fue tan positiva la cobertura en torno a la visita papal. En medio de todo, la prensa ignoró el hecho de que este mismo Papa se negó a visitar a los disidentes políticos en Cuba, gente que realmente quisiera vivir bajo algo más que una dictadura. Los presentadores de noticias no dijeron nada acerca de que este Papa apoya al régimen tiránico de Castro. ¡Ellos ignoraron el hecho de que las políticas económicas que este Papa está defendiendo son las mismas que llevaron a la bancarrota a su país natal, Argentina, una nación que solía ser una de las economías líderes en el mundo!
¡No importa nada de eso! En los temas globales más importantes de nuestro tiempo, el papa Francisco podría ayudar a avanzar la agenda izquierdista liberal del presidente Obama. Francisco, Obama y la mayoría de los medios de comunicación comparten la misma agenda. Esa es la razón por la que usted vio toda esa toma de fotos, los detalles minuciosos y entrevistas aduladoras. Muy parecido a lo que usted vio en la campaña de Obama. ▪