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El mundo de la posverdad

MELISSA BARREIRO/TROMPETA

El mundo de la posverdad

Los guardianes de la verdad han demostrado no ser dignos de confianza. Las mentiras están siendo legitimadas. ¿Qué se puede creer?

Apenas 10 días después de que Hamás atacara Israel, una explosión sacudió uno de los hospitales más antiguos de la ciudad de Gaza. Hamás acusó a Israel de bombardear indiscriminadamente el hospital al-Ahli y matar a 500 inocentes. Los principales medios de comunicación, como Associated Press, cbs, nbc, bbc, New York Times y muchos otros, se apresuraron a publicar la acusación como un hecho. Cuando la historia se difundió, muchos líderes mundiales condenaron a Israel por el ataque.

Al cabo de un día, las pruebas dejaron claro que Israel no era el culpable. La explosión había sido el resultado de un cohete mal disparado por terroristas palestinos. No había impactado en el hospital, sino en el estacionamiento. No había matado a 500 personas, sino probablemente a menos de un centenar.

El afán de la prensa por difundir acusaciones no verificadas de Hamás como si fueran hechos es sólo un elemento en medio de montones de pruebas de su parcialidad y falta de fiabilidad. A causa de tales historias, la credibilidad de la prensa se está hundiendo aún más. Una encuesta de Gallup realizada en octubre de 2023 reveló que un número récord de estadounidenses (menos de un tercio) confía en los medios “mucho” o “bastante” para informar las noticias de forma completa, justa y precisa. Casi 3 de cada 10 confían “no mucho” en la prensa, mientras que casi 4 de cada 10 no confían “para nada. Una encuesta realizada por Statista en noviembre reveló que los estadounidenses que tienen “mucha” o “bastante” confianza en los periódicos es de un desastroso 18%, y para los informativos de televisión, un 14%.

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La prensa no es la única institución pública en desgracia. Los casos destacados de corrupción y engaño que han salido a la luz en diversas instituciones han hecho que el público esté desconfiado, escéptico y hastiado. La gente sabe que la explotan y le mienten desde todas las direcciones.

En cada rueda de prensa de la Casa Blanca, los periodistas sacan a relucir datos desalentadores sobre la economía de EE UU, un desastre en materia de inmigración o una vergüenza en política exterior, y los funcionarios del gobierno insisten en que todo lo que está haciendo es extraordinariamente exitoso y tremendamente popular: ¡La economía nunca ha estado mejor! ¡Los precios de la gasolina son bajos! En realidad, ¡usted está gastando menos dinero en comestibles! No es de extrañar que la misma encuesta de Statista descubriera que sólo el 26% de los estadounidenses tienen “mucha” o “bastante” confianza en la presidencia.

Las cifras muestran una confianza pública igualmente baja en otras instituciones: el sistema médico (34%); la religión organizada (32%); el Tribunal Supremo (27%); las grandes compañías tecnológicas, los bancos y las escuelas públicas (todos ellos 26%); el sistema de justicia penal (17%); y las grandes empresas (14%). Un informe de octubre mostró que el 84% de los estadounidenses desaprueba la forma en que el Congreso está haciendo su trabajo.

La repentina explosión de textos e imágenes generados por inteligencia artificial está exacerbando este escepticismo creciente y generalizado. Hechos alternativos, mentiras flagrantes, desinformación, noticias falsas, información errónea y propaganda de todo tipo se arremolinan a nuestro alrededor. La verdad está bajo ataque. La erosión de la confianza pública es el resultado inevitable y justificable.

El alcance de los efectos de esta tendencia es imposible de medir. Estas instituciones controlan una enorme cantidad de la información que llega al público. ¿Qué ocurre cuando los guardianes históricos de la verdad quedan expuestos como vendedores ambulantes de mentiras?

Cada vez más millones de personas recurren a medios de comunicación alternativos para comprender los acontecimientos mundiales. Muchas de estas fuentes están demostrando su eficacia a la hora de desenmascarar las mentiras comúnmente promulgadas. Pero, en muchos casos, tampoco son necesariamente dignas de confianza. Muchas son descaradamente partidistas y algunas difunden información errónea de forma tan descarada como las fuentes dominantes.

En este ambiente, muchas personas, en lugar de buscar hechos y trabajar para comprender la realidad, han empezado a cuestionar la existencia de la realidad misma. El concepto de verdad está siendo sustituido por “su verdad” y “mi verdad”, como si la verdad misma fuera ficticia. Las generaciones pasadas veían a Dios como el principio de la verdad y la moralidad. Ahora las encuestas sugieren que la mayoría de los ciudadanos de Estados Unidos creen que la verdad es relativa a las circunstancias.

En 2016, los Diccionarios Oxford convirtieron la expresión “posverdad” en la Palabra del Año tras observar un aumento drástico en el uso de términos como “política posverdad” durante los cinco años anteriores. Esta expresión denota una cultura en la que los hechos son irrelevantes y lo único que importa son las opiniones, los sentimientos, las corazonadas y la política. Describe el estado en el que ha caído el mundo en la última década. La periodista británica Melanie Phillips subrayó la magnitud de este fenómeno afirmando que la civilización occidental está entrando en el final de la era de la Ilustración que comenzó hace 400 años.

Probablemente oiga por igual a políticos, expertos, compañeros de trabajo y amigos utilizar términos como desinformación, noticias falsas, guerra informativa y operaciones psicológicas. Estos términos intentan describir la bruma de engaño que envuelve nuestro mundo. Es asombrosa la facilidad con la que personas supuestamente racionales adoptan ideas absurdas, irracionales, ilógicas, disparatadas e irrazonables.

Censura gubernamental

El sesgo de los medios de comunicación es casi tan antiguo como la propia humanidad, aunque la tecnología de la información y los medios de comunicación han amplificado la capacidad de la humanidad para difundir mentiras mil veces más rápido de lo que podía hacerlo en el pasado.

Una encuesta reciente publicada por Gallup y la Fundación Knight indica que cerca de la mitad de los estadounidenses cree que los medios de comunicación intentan engañarlos deliberadamente. En muchos casos, estos ciudadanos tienen razón acerca de que los periodistas mienten a sabiendas.

Los medios de comunicación corporativos de Estados Unidos comenzaron a inclinarse a la izquierda en las décadas de 1960 y 1970, a medida que los expertos en noticias se graduaban en universidades de la Ivy League que se inclinaban a la izquierda. Sin embargo, la parcialidad de los medios se disparó tras la sorprendente victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de 2016. Los medios afirmaron que había un 90% de posibilidades de que Hillary Clinton resultara electa. Cuando esto no ocurrió, empezaron a informar que Rusia había interferido en las elecciones.

El engaño resultante puede haber sido el mayor escándalo político de la historia de Estados Unidos, y no hay que ser conservador para creerlo. Independientemente de lo que opine de Trump, no hay pruebas de que se confabulara con una potencia extranjera para robar las elecciones. Pero los funcionarios de inteligencia de Barack Obama conspiraron con los medios para fabricar historias falsas que afirmaban exactamente eso.

El Buró Federal de Investigaciones (fbi, por sus siglas en inglés) filtró historias a Michael Isikoff, de Yahoo News. Éste publicó la información en un artículo del 23 de septiembre de 2016, mismo que el fbi utilizó como prueba corroborante para obtener permiso judicial para espiar la campaña de Trump. En otras palabras, el fbi utilizó los medios de comunicación para fabricar pruebas. Las fuerzas del orden y los medios formaron una cámara de eco que al menos algunos funcionarios de los medios debían conocer. El objetivo no era el periodismo, era la persecución política.

E hizo su trabajo. Las acusaciones dieron a la administración Obama un pretexto para firmar la Ley Contra la Propaganda y la Desinformación Extranjera el 23 de diciembre de 2016. Con el trazo de un bolígrafo nació un complejo industrial de censura.

La Ley Contra la Propaganda y la Desinformación Extranjera autorizó al Departamento de Estado de Estados Unido a tomar medidas contra la propaganda a través de un panel entre agencias. Autorizó 160 millones de dólares de financiación durante un periodo de dos años y facultó al Global Engagement Center de Estados Unidos para que cambiara su objetivo principal de contrarrestar la propaganda islámica a contrarrestar la propaganda rusa. En los años siguientes, el gobierno federal gastó miles de millones de dólares en la creación de una maquinaria de contra información con influencia tanto en el sector público como en el privado.

Pero este dinero no hizo nada para defender a los estadounidenses de las mentiras y la desinformación. Permitió al gobierno acusar sin pruebas a decenas de personas inocentes de ser títeres de los rusos.

Esa es una afirmación sorprendente, pero se puede demostrar que es cierta. La compra de Twitter por parte de Elon Musk, el 27 de octubre de 2022, permitió a los periodistas ver documentación que prueba la colusión entre el fbi y Twitter. Cualquiera que haya examinado los archivos de Twitter puede ver fácilmente que, antes de que Musk la comprara, Twitter funcionaba como un brazo del gobierno federal.

El 2 de marzo de 2023, Matt Taibbi publicó una cadena de 50 tweets, titulado Archivos de Twitter 17.0, en el que exponía cómo el Global Engagement Center trabajó con el laboratorio de investigación forense digital del Atlantic Council para censurar miles de cuentas de Twitter asociadas a nacionalistas rusos e indios. Sin embargo, los correos electrónicos entre el Atlantic Council y el antiguo jefe de Confianza y Seguridad de Twitter, Yoel Roth, muestran que la lista negra del Atlantic Council estaba llena de estadounidenses corrientes sin ninguna conexión con India o Rusia.

El complejo industrial de la censura amordazaba a los estadounidenses conservadores que se les oponían.

Medios alternativos

Los estadounidenses se enfrentan a algo más que a unos medios de comunicación izquierdistas: están sometidos a un cartel controlado por el “Estado profundo”. Se trata de un riesgo existencial para la libertad personal.

Comprendiendo este riesgo, Musk se gastó 44.000 millones de dólares en comprar Twitter, privatizarlo y convertirlo en un bastión de la libertad de expresión. Otros conservadores están siguiendo su ejemplo.

En todo el país proliferan los sitios de medios de comunicación alternativos a medida que los defensores de la libertad de expresión luchan contra el complejo industrial de la censura que se ha apoderado del mundo occidental. Sin embargo, por muy importante que sea la libertad de expresión para cualquier república democrática, también existe un peligro en la proliferación de sitios de noticias: la verdad es la primera víctima de la guerra, y este hecho es especialmente cierto en las guerras de información.

Muchos medios de noticias alternativos pueden compararse a grupos guerrilleros que intentan luchar contra el leviatán que es el complejo industrial de la censura. Pero el hecho de que su enemigo sea un mentiroso no significa necesariamente que usted sea un narrador de la verdad. Muchos sitios de medios alternativos difunden hechos alternativos, mentiras flagrantes, desinformación, noticias falsas, información errónea y propaganda de su propia variedad.

Un ejemplo de este fenómeno es la idea de que la invasión rusa de Ucrania es un intento de impedir que los biolaboratorios estadounidenses en ese país creen nuevas variedades del virus covid-19. Esta es una teoría sobre una conspiración que ha ganado terreno en muchos sitios de medios alternativos. Y es un hecho documentado que el gobierno estadounidense envía dinero a instalaciones de investigación médica en China, Ucrania y muchas otras naciones. También es un hecho documentado que el Instituto de Virología de Wuhan utilizaba técnicas de empalme de genes desarrolladas en la Universidad de Carolina del Norte en sus investigaciones sobre el coronavirus. Por lo tanto, es muy probable que la covid-19 se desarrollara en la Universidad de Virología de Wuhan utilizando técnicas estadounidenses de empalme de genes. Pero no hay pruebas de que los biolaboratorios ucranianos estuvieran trabajando en esa secuencia genética concreta antes del brote de covid-19. Los medios de comunicación que informan de lo contrario no están informando objetivamente hechos verificables.

En circunstancias normales, la gente se mostraría escéptica ante afirmaciones extravagantes procedentes de sitios de noticias marginales. Pero las noticias falsas procedentes de los principales medios de comunicación se han vuelto tan malas que muchos caen en la falacia de que el enemigo de mi enemigo es mi amigo y empiezan a creer teorías no verificadas.

La gente se pone ansiosa cuando no sabe en quién confiar. Eso crea un anhelo de un mundo más ordenado. Los demagogos de todo el espectro político explotarán ese anhelo.

La civilización depende de una población capaz de distinguir los hechos de las opiniones y de analizar lógicamente el mundo que le rodea. A esto se refería Thomas Jefferson cuando dijo: “Si una nación espera ser ignorante y libre, en un estado de civilización, espera lo que nunca fue y nunca será”.

Universo racional

Muchas figuras públicas se han vuelto tan indiferentes a la mentira que mienten deliberadamente incluso cuando se pueden comprobar fácilmente los hechos. En un discurso en Milwaukee, Wisconsin, en agosto de 2023, Joe Biden dijo a la gente que había reducido la deuda nacional. No hace falta indagar en las órdenes de registro federales ni en bloques enteros de datos para ver que esto es falso. Cualquiera con acceso a Internet puede ver el Reloj de Deuda Pública estadounidense, que muestra que nadie ha reducido la deuda nacional en más de 20 años. Sin embargo, Biden dirá que lo hizo porque sabe que a un gran segmento de la sociedad no le importa la verdad.

El hecho de que empresarios, periodistas, políticos y científicos pueden salirse con la suya con mentiras tan descaradas demuestra que la sociedad está al borde del colapso. Nos estamos acercando a un punto en el que la gente no sólo no sabe lo que es objetivamente exacto, sino que ni siquiera le importa mucho la exactitud de los hechos.

A la mayoría de la gente le cuesta distinguir los hechos objetivos de las opiniones subjetivas. Melanie Phillips hace una observación perspicaz en su libro The World Turned Upside Down: The Global Battle Over God, Truth and Power [El mundo al revés: La batalla global sobre Dios, la verdad y el poder]. Ella señala que la capacidad de pensar racionalmente proviene de Dios.

“Para el desarrollo de la ciencia, el monoteísmo fue esencial”, escribe. “La ciencia occidental creció a partir de la novedosa idea de que el universo era racional; y esa creencia nos fue dada por el Génesis, que expuso la revolucionaria proposición de que el universo tenía un Creador racional. Sin esa inteligencia intencionada detrás, el universo no podría haber sido racional; y así no habría habido lugar para la razón en el mundo porque no habría habido verdades ni leyes naturales que la razón pudiera descubrir. El ateísmo, por el contrario, sostiene que el mundo procede de una fuente aleatoria y, por tanto, irracional, de modo que la razón es un subproducto accidental”.

En otras palabras, la verdad es conocida y revelada por el Creador. Cuando los humanos rechazan esta verdad, forman y adoran sus propias opiniones, a menudo llamándolas “verdad”. Cuando este pensamiento se afianza, dejan de preocuparse por la diferencia entre lo verdadero y lo falso, y la sociedad entra en un periodo de posverdad como en el que se encuentran ahora Estados Unidos y el resto del mundo.

Cada persona cree en algo. Cuando la gente no cree en la revelación o incluso en la simple evidencia física de su propio Creador, entonces cree en sus propios sentidos físicos, en su propio pensamiento, sus propias opiniones y su propia voluntad, que es fácilmente influenciable por cualquier número de religiones e ideologías que tergiversan los hechos y no explican las leyes físicas y espirituales del Creador.

Por eso el apóstol Pablo escribió que los que “no aprobaron tener en cuenta a Dios” están entregados “a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen” (Romanos 1:28).

Rechace la revelación del Creador contenida en la Biblia, rechace la existencia misma del Creador, y en poco tiempo empezará a rechazar también las leyes que rigen el universo. El apóstol Pedro amplió esta verdad cuando escribió que aquellos que “siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia” se vuelven como “animales irracionales” (2 Pedro 2:10-12). La palabra griega para “irracional” es alogos, que, dependiendo del contexto, puede significar absurdo, irracional, irrazonable, o incluso, en contra del Logos.

El Verbo (Logos) es el Ser a través del cual Dios (Theos) impartió racionalidad a la creación física (Juan 1:1-3). Rebelarse contra Dios y Su Palabra puede hacer que una persona pierda la capacidad de pensar racionalmente, dándole las limitadas habilidades de razonamiento de un “animal irracional”. Esta es la razón por la que tanta gente cree que el socialismo funciona, que su sexo biológico es variable, que el transgenerismo es saludable y que el mundo se va a acabar en una década a menos que todo el mundo se compre un coche eléctrico. Ya no les importa la lógica, los hechos, las pruebas o la verdad. Están obsesionados con sus propios sentimientos, opiniones y pasiones.

Encontrar la verdad

¿En quién puede confiar? ¿Cómo sabe lo que es verdad? ¡Hay una manera! Usted puede saberlo.

Cuando se despierta por la mañana, descubre que usted y el universo que le rodea son reales, que todo funciona según leyes interconectadas y que esas leyes fueron diseñadas con intención y para beneficio de los seres humanos. A menos que sea tan voluntarioso como para cerrar los ojos a la realidad, comprenderá que esto requiere la existencia de un Creador con inteligencia y poder panorámicos, y con una conexión directa con Su creación humana.

Reconocer la realidad significa también reconocer la existencia de una poderosa fuerza de engaño y destrucción.

Reconocer la realidad también significa reconocer que en la historia de la humanidad, nada hace afirmaciones tan fuertes y proporciona pruebas tan contundentes como la comunicación de este Creador registrada en la Biblia. Probar la autenticidad y la autoridad de la Biblia debe elegirlo cada persona individualmente.

El propósito de la Biblia es proporcionar a los seres humanos en un mundo de mentiras el camino hacia la verdad: histórica, profética, gubernamental, biológica, física y espiritual. No pretende contener todo el conocimiento, pero como Herbert W. Armstrong explicó en El misterio de los siglos, contiene el “fundamento del conocimiento”. Contiene verdades del Creador que de otro modo serían desconocidas para los seres humanos que Él creó. “El temor de [el Eterno] es el principio de la sabiduría, y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia” (Proverbios 9:10). Por eso los mejores periodistas creen en un Creador racional. En una sociedad de posverdad, se oyen todo tipo de afirmaciones auto contradictorias sobre la familia, el género, el sexo, la política y un sinfín de otros temas. Pero quienes al menos reconocen un Creador, las leyes de la realidad y la naturaleza racional de la creación saben que es imposible que dos verdades se contradigan entre sí. Por lo tanto, si lee una afirmación auto contradictoria, sabrá que su búsqueda de la verdad no ha terminado.

Proverbios 25:2 comunica que esta búsqueda es un desafío: “Gloria de Dios es encubrir un asunto; pero honra del rey es escudriñarlo”. Requiere esfuerzo.

También requiere humildad. Jesús dijo: “Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y de los entendidos, y las revelaste a los niños” (Mateo 11:25). ¿No es esto cierto? ¡Aquellos que tienen más sofisticación, inteligencia, riqueza y poder no son los que tienen más verdad! Aquellos que tienen más verdad tienen una relación con el Creador que posee la verdad y tienen una actitud reverente y sumisa hacia Él. Encontrar la verdad no significa ser un seguidor crédulo o ingenuo, pero sí requiere evitar uno de los peores obstáculos que le impiden encontrar la verdad: creer que ya la tiene. Una persona racional admite lo que no sabe y busca humildemente una fuente fiable que le proporcione el conocimiento verdadero. E incluso si encuentra la verdad, volverá a caer en “su verdad” o en la “verdad” de otra persona a menos que actúe en consecuencia.

Tanto Moisés como Pablo confirmaron que la verdad debe establecerse “por el testimonio de dos o tres testigos” (Deuteronomio 19:15; 2 Corintios 13:1). Este es un principio que a menudo se pasa por alto en el periodismo y que podría haber detenido el engaño del Rusiagate antes de que empezara. Un antiguo agente del MI6 hizo numerosas acusaciones contra Donald Trump en un dosier no verificado, pero la afirmación de que Trump se confabuló con Rusia carecía de pruebas que la corroboraran.

Pablo nos advierte: “Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres” (1 Corintios 15:33). Cuando una fuente de noticias mienta, ¡hágala responsable! Usted debe valorar mucho la verdad. Todas las publicaciones de noticias cometen errores ocasionales, pero las fuentes de noticias grandes o pequeñas, dominantes o alternativas, conservadoras o liberales que demuestran ser corruptas no merecen su lectura, su audiencia ni su confianza.

La era de la posverdad forma parte de una época profetizada de un “poder engañoso” en la que serán engañados los que no aman la verdad (2 Tesalonicenses 2:9-11). ¡Dios hace deliberadamente que la verdad sea difícil de descubrir en muchos casos porque quiere que amemos la verdad y luchemos por ella!

‘Echo por tierra la verdad’

Hay una fuente de verdad, y hay una fuente de mentiras. “… Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44).

El diablo, a pesar de que mucha gente esté cegada ante él, existe. Esta es la razón de la gran cantidad de inteligencia e intención que coordinan muchas de las mentiras.

“Aun se engrandeció contra el príncipe de los ejércitos, y por él fue quitado el continuo sacrificio, y el lugar de su santuario fue echado por tierra. Y a causa de la prevaricación le fue entregado el ejército junto con el continuo sacrificio; y echó por tierra la verdad, e hizo cuanto quiso, y prosperó” Esta profecía de Daniel 8:11-12 es para el tiempo del fin (Daniel 12:4, 9) y describe a la gente inspirada por el diablo en la única Iglesia verdadera de Dios y en las naciones que descienden del antiguo Israel, particularmente Estados Unidos.

El ejército, es un ejército de hombres malvados inspirados por el diablo y otros ángeles caídos que ayudan a un líder en la Iglesia y a un líder en Estados Unidos a “echar por tierra la verdad”. Como explica el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, en su libro Estados Unidos bajo ataque, el presidente más contrario a la Biblia en la historia de Estados Unidos, Barack Obama, cumple este último papel. Está fuera de la presidencia, pero él y sus agentes han estado trabajando duro en el complejo industrial de la censura para derrocar a Estados Unidos. Los engaños cometidos por otras personas, incluidos los conservadores y los medios de comunicación alternativos, también proceden del padre de la mentira, pero en estos momentos trabaja principalmente a través de este líder político.

En la Iglesia de Dios, el padre de la mentira utilizó a un alto dirigente y a su ejército de partidarios para echar por tierra la verdad bíblica. Ahora una hueste de burócratas, líderes militares, agentes de inteligencia, magnates de los medios de comunicación, empresarios tecnológicos, financieros y espías están ayudando a Obama a echar por tierra la verdad constitucional, moral, bíblica, histórica e incluso científica.

Nunca ha habido tanto en juego. Todos hemos sido culpables, hasta cierto punto, de no amar la verdad y de no actuar conforme a la verdad, y todos corremos el peligro de perder la verdad que una vez dimos por sentada, ¡incluso las verdades más fundamentales, básicas y hermosas! El Creador del universo y la Fuente de la verdad está exponiendo las mentiras en nuestra nación, nuestras iglesias, la única Iglesia verdadera y en su propia vida. ¿Por qué? Para darnos a nosotros y a nuestras naciones la oportunidad de arrepentirnos de nuestras propias mentiras, “culto voluntario” (Colosenses 2:23) y actitudes tibias y, en su lugar, ¡convertirnos en personas humildes, obedientes, creyentes y apasionadas por la verdad!

ESTADOS UNIDOS BAJO ATAQUE

La profecía bíblica le ayudará a entender la traición en nuestro país. Gerald Flurry, autor del libro de 2013 Estados Unidos bajo ataque, ha expandido considerablemente el libro a 208 páginas, incluyendo apéndices, un glosario y un índice. El nuevo libro todavía no está disponible en español, pero abajo usted puede solicitar su ejemplar por adelantado. Conforme traducimos cada capítulo, los publicamos en laTrompeta.es. Usted puede encontrar la primera parte aquí. Haga clic aquí y suscríbase para recibir nuestros correos con las traducciones más recientes.