El modo de pensar islámico
El mundo nunca ha visto nada como el Estado Islámico [ isis ]. Este seudoestado terrorista parece haber sobrepasado la brutalidad de al-Qaeda, la organización que lo generó y ejecutó el peor atentado terrorista en la historia el 11 de septiembre de 2001 [el “11/9”].
La barbarie de este “Estado Islámico” y su rápida propagación han hecho ver incluso a la República Islámica de Irán como moderada y pragmática en comparación. El gobierno de Estados Unidos se ha aliado parcialmente con Irán para vencer al Estado Islámico, a pesar de que Irán es bien conocido como el mayor estado patrocinador de terrorismo en el mundo, y el facilitador del ataque del 11/9, y facilitador del Estado Islámico mismo, además de ser un régimen genocida ambicioso de armas nucleares.
Tal es el poder de las redes sociales y los videos HD (alta definición) de las decapitaciones, crucifixiones y otras sangrientas ejecuciones cometidas por terroristas agitando banderas negras. Tal es el efecto de invadir ciudades enteras, incautando tanques, armas y municiones hechas en EEUU de los ejércitos locales; y después declarar un califato.
Cuando el Estado Islámico se convirtió en un “califato”, su líder, Abu Bakr al-Baghdadi, se convirtió en “el imán y [califa] para los musulmanes en todas partes”, dijo el vocero del grupo en una declaración hecha en junio de 2014. Según esa declaración, todo musulmán, yihadista o no, tiene que prometer su lealtad al Estado Islámico y su califa Baghdadi. “La legalidad de todos los emiratos, grupos, estados y organizaciones”, dijo el vocero, “se volvieron nulos por la ampliación de la autoridad [del califa] y la llegada de sus tropas a estas áreas”.
Charles Lister, profesor invitado del Centro Brooking Doha, calificó esta atrevida declaración como siendo “sin duda el desarrollo más significativo en el yihadismo internacional desde el 11/9”. El Estado Islámico esencialmente comenzó una lucha contra cualquiera en todo el planeta que no lo esté apoyando ahora.
Ahora pues, todos están oponiéndosele. Hay una creciente coalición contra el Estado Islámico de parte de Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Alemania, Australia, Arabia Saudí, Jordania, Qatar, Turquía, Rusia e Irán quienes están lanzando cada vez más ataques aéreos. Por casi todo cálculo, la derrota del Estado Islámico es inevitable e inminente.
La gran pregunta es, ¿qué pasará después que el Estado Islámico sea derrotado?
El Estado Islámico aparentemente está a punto de compartir el mismo destino que Libia en la década de 1980, el Talibán en 2001, el Iraq de Saddam Hussein en 2003, al Qaeda de Osama bin Laden en 2011, y otros que fueron identificados como enemigos en la guerra contra el terrorismo.
¿Pero cuál es ese destino? ¿La aniquilación?
No. Lejos de eso.
Después que el Estado Islámico sea vencido y quizás Baghdadi sea encarcelado y se le enjuicie, ¿qué va a suceder? ¿Desaparecerá su bandera negra? ¿Sus miles de hombres armados y verdugos regresarán a sus hogares y conseguirán un empleo? ¿Fallará su ideología y se disipará en el olvido?
¿O pasará como con Libia, cuya naturaleza inestable y alborotadora continuará agitándose bajo la superficie? ¿Se transformará en otra cosa, como las fuerzas de Saddam Hussein se transformaron en grupos de insurgencia como el Ejército de los Hombres de la Orden Naqshbandi y las Brigadas Revolucionarias de 1920? ¿Ser retirará y resurgirá en una sangrienta guerra insurgente hasta que incluso sus enemigos le permitan recuperar gran parte de su poder como en Afganistán con el Talibán? ¿Se separará en otros grupos, como al Qaeda se dividió en varios; siendo uno de ellos propio Estado Islámico?
Cuando los ataques terminen y los políticos declaren que el Estado Islámico ha sido derrotado, ¿verdaderamente habrá sido vencido?
El Estado Islámico después del califato
El Estado Islámico ha indicado que su amado califato quizás no dure mucho. En un mensaje de audio emitido en mayo, el vocero del Estado Islámico, Abu Mohammad al-Adnani insinuó que sus derrotas ahora son similares a las sufridas durante la “troop surge” (oleada de tropas) de la Guerra de Iraq en 2007, y el Despertar de Anbar. El vocero al-Adnani se burló de las naciones occidentales diciendo: “¿Fuimos derrotados cuando perdimos las ciudades en Iraq y estábamos en el desierto sin ninguna ciudad o territorio? ¿Y quedaríamos vencidos, y ustedes victoriosos, si ustedes tomaran control de Mosul, Sirte o Raqqa, o incluso tomaran todas las ciudades…? ¡Claro que no! La verdadera derrota es la pérdida de la voluntad y el deseo de luchar”.
La verdadera derrota es la pérdida de la voluntad y el deseo de luchar. Esto es cierto, a pesar del hecho que esta declaración provino de un propagandista.
Para derrotar al Estado Islámico se necesita más que sólo bombardear el califato.
En junio, el Estado Islámico publicó un editorial en su boletín de noticias al-Naba titulado, “Las ilusiones de los Cruzados en la Época del Califato”. Éste decía que: “Si ellos [Occidente] quieren lograr una victoria verdadera (y no lo lograrán, si es la voluntad de Dios) tendrán que esperar mucho tiempo: hasta que una entera generación de musulmanes que fueron testigos del establecimiento del Estado Islámico y el regreso del califato, que siguieron la historia de mantenerse firmes en su posición contra todas las naciones incrédulas, haya desaparecido. (…) Para la generación que ha vivido a la sombra del califato, o que ha vivido durante sus grandes batallas, serán capaces —con la voluntad de Dios— de mantener su bandera en alto, como fue la generación que creció a la sombra del Estado Islámico en Irak capaz de traerlo de vuelta en una forma más fuerte que antes, después que los cruzados y sus asiduos pensaron que habían sido eliminados y que su rastro había desaparecido de la Tierra”.
Esta declaración subraya la única manera que probará ser lo suficientemente efectiva para eliminar al Islam radical.
Al mismo tiempo, también reconoce la vulnerabilidad del califato. Para el Estado Islámico perder el califato significa perder una de las principales fuentes de ingreso, un santuario, una fuente de inspiración para sus seguidores, un microcosmo de la clase de sociedad islámica que espera que un día envuelva al mundo entero. Es una terrible expectativa que enfrentar para el Estado Islámico, considerando su éxito en los últimos dos años.
Los crecientes ataques aéreos y ataques por tierra del Destacamento Conjunto Combinado liderado por EE UU, la Operación Determinación Inherente (Operation Inherent Resolve), y la coalición de Rusia-Siria-Irán-Irak han estado forzando al Estado Islámico a salir de sus fortalezas en Irak y Siria y moverse a las regiones costeras sin ley de Libia. Sin embargo los ataques aéreos también los han seguido allá. “Todo el mundo realmente está uniéndose en una manera sin precedentes en contra de esta organización”, señaló el periodista ganador del premio Pulitzer, Joby Warrick.
De acuerdo al ihs (Servicio de Manejo de Información) Monitor de Conflictos, el Estado Islámico perdió alrededor del 12 por ciento de su territorio en la primera mitad de este año.
En tiempos desesperados, medidas desesperadas
“Existe el creciente consenso de que la idea del califato está muriendo”, dijo Max Abrahms, profesor asistente de ciencias políticas de la Universidad Noreste en Boston, “y más y más, el liderazgo hace un llamado a los combatientes extranjeros a que ni siquiera vayan a Irak y Siria, sino que vayan a otros lugares o cometan violencia localmente”.
La transformación y división del Estado Islámico ya ha comenzado. Usted puede bombardear a la organización, ¿pero puede bombardear su ideología?
Ahora estamos viendo al Estado Islámico confiar en la capacidad de recuperación de su ideología en un esfuerzo por inmortalizar su campaña del terror.
Un agente principal del Estado Islámico dijo en una entrevista por Internet que, “Mientras vemos el núcleo de nuestra estructura en Irak y Siria bajo ataque, hemos sido capaces de expandir y mover algunos de nuestros comandos, medios de comunicación y estructura de riqueza a diferentes países (…) Todos los días tenemos personas contactándonos y diciéndonos que quieren venir al califato. Pero les decimos que se queden en sus países y mejor esperen para hacer algo ahí”. Este hombre también dijo que la pérdida de Raqqa, la capital del Estado Islámico en Siria, definitivamente sería vengada.
El exportar terrorismo a través de ciudadanos de otros países quienes se quedan donde estén, es una manera en que el Estado Islámico desalienta a las naciones extranjeras a involucrarse en la región. No sólo la preocupación del terrorismo doméstico ocupa la atención de estas naciones, sino que cualquier nación lo pensará dos veces al menos, antes de atacar al Estado Islámico, si sabe que simpatizantes del terrorismo islamista se encuentran en algún lugar dentro de sus fronteras.
Un ejemplo acertado de esto fue cuando el Estado Islámico alentó a musulmanes en Alemania, país miembro de la Operación Determinación Inherente, a cometer actos de violencia al estilo de Bruselas contra el “enemigo de Alá”. El grupo amenazó con ataques a la Cancillería Alemana y al Aeropuerto de Cologne-Bonn.
El Estado Islámico ya ha dejado sus huellas alrededor de muchas partes del globo: Bruselas, Würzburg, Ansbach, París, Niza, Normandía, Bagdad, Sirte, Sharm el-Sheikh, Estambul, Dhaka, Yakarta, Filadelfia, Orlando. Mientras que algunos de los más recientes ataques vinieron como respuesta al llamado del Estado Islámico a más derramamiento de sangre durante la observancia del Ramadán, expertos en contraterrorismo dicen que los ataques fueron primordialmente una reacción a las recientes pérdidas en Irak y Siria. Will McCants, un investigador principal en el Centro de la Institución de Brookings para la Política de Oriente Medio, señaló que, “Los exitosos ataques en el extranjero son el indicio de una profunda preocupación en casa”.
El Estado Islámico “ahora se expandirá a otras tácticas y comenzará a ejecutar operaciones mucho más insidiosas y encubiertas en las grandes ciudades”, declaró un alto funcionario de seguridad en Francia.
Para complicar las cosas, los líderes del Estado Islámico han hecho un llamado a sus reclutas lobos solitarios, a ser “sencillo y eficaz”. Previamente, en 2014, ellos exhortaron a sus seguidores así: “Si no puedes encontrar un ied [dispositivo explosivo improvisado] o una bala, entonces identifica al incrédulo estadounidense, francés o cualquiera de sus aliados. Y aplasta su cabeza con una piedra, o asesínalo con un cuchillo, atropéllalo con tu vehículo, arrójalo de algún lugar alto, estrangúlalo o envenénalo”.
Mohammed Lahouaiej Bouhlel no usó un ied ni una bala en el Día de la Bastilla en Niza. El usó un camión [troque], y asesinó a 84 personas en unos cinco minutos. Los ataques aéreos son inútiles contra los lobos solitarios como Riaz Khan Ahmadzai, quien atacó con un hacha a unos alemanes en un tren.
Un vocero del Estado Islámico dijo en un mensaje de audio en julio que, “si los tiranos cierran la puerta de migración en tu cara, entonces ábreles la puerta de la yihad en la suya y vuelca contra ellos sus propias acciones”.
Este es un mensaje directo del Estado Islámico a los musulmanes que están migrando a Europa. Y este mensaje no les está sugiriendo a los que sí pasen por la puerta de la emigración, que deberían rechazar el terrorismo como un acto de gratitud.
Entre esos migrantes ya en Europa y aquellos encaminados a sus costas, se encuentran yihadistas del Estado Islámico quienes se expatriaron a Irak y Siria, provenientes de más de 120 países, particularmente de Estados Unidos, Australia y naciones de Oriente Medio y Europa. “Todos sabemos que va a haber una diáspora [población en desplazamiento] saliendo del califato”, dijo el director de la Oficina Federal de Investigaciones [fbi] James Comey al Comité de Seguridad Nacional el 14 de julio. “Esos miles de guerreros van a ir a algún lugar [y] nuestro trabajo es encontrarlos y detenerlos antes de que vengan (…) a dañar a personas inocentes”.
Lo que viene después
Desde su fundación en junio de 2014, el Estado Islámico ha señalado al cristianismo y a Roma como sus principales blancos. Baghdadi declaró: “Siria no es para los sirios e Irak no es para los iraquíes. Los territorios son para los musulmanes, todos los musulmanes. Este es mi consejo para ustedes. Si lo escuchan, van a conquistar a Roma y serán dueños del mundo, si es la voluntad de Alá”.
En septiembre de 2014, el vocero del grupo declaró: “Oh Estados Unidos, oh aliados de Estados Unidos, y oh cruzados, sepan que el problema es más peligroso de lo que se habían imaginado y más grande de lo que habían previsto (…) Vamos a conquistar a su Roma, romper sus cruces, y esclavizar a sus mujeres, con el permiso de Alá (…) Esta es su promesa para nosotros (…) Si nosotros no alcanzamos ese momento, entonces nuestros hijos y nietos lo alcanzarán, y ellos venderán a tus hijos como esclavos en el mercado de esclavos”.
Un reciente ejemplar de la revista Dabiq del Estado Islámico fue el más anti-Roma de todos. Bajo el título “Quebrar la Cruz”, se redactó “Por qué te odiamos y por qué luchamos contra ti” y otros artículos que revelan el odio por los católicos en particular.
Sin embargo, en enero de 2015 el Estado Islámico anunció: “Oh cruzados, (…) sepan que queremos París —con el permiso de Alá— antes que Roma y antes que España, después de ennegrecer sus vidas y destruir la Casa Blanca, el Big Ben y la Torre Eiffel, con el permiso de Alá. (…) Queremos Kabul, Karachi, el Cáucaso, Qom, Riad y Teherán. Queremos Bagdad, Damasco, Jerusalén, El Cairo, Saná, Doha, Abu Dabi y Ammán. Los musulmanes regresarán a la maestría y al liderazgo en todos los lugares. Aquí está Dabiq, Guta y Jerusalén. Está Roma. Vamos a entrar ahí y esto no es una mentira” (énfasis agregado).
Estas no son las ambiciones de un estado-nación pragmático, sino de una ideología encarnada en él. Si Baghdadi es capturado o asesinado, si el aparato gobernante del califato es destruido, si el Estado Islámico es destruido, ¿morirá su ideología junto con él?
El Estado Islámico desea conquistar Roma como su meta principal, pero está dispuesto a suspender temporalmente esa aspiración para atender asuntos más urgentes. Desea un califato, pero puede estar satisfecho sin él. Lo único que teme es la “verdadera derrota”: “la pérdida de la voluntad y el deseo de luchar”.
El Islam radical estilo Estado Islámico todavía tiene acceso a piedras, cuchillos, veneno, armas, camiones; y millones de hombres, mujeres y niños no musulmanes, desarmados. Y todavía tiene la voluntad y el deseo de pelear.
En el editorial de junio del Estado Islámico, el cual concedió la posibilidad de la derrota, el vocero del grupo afirmó: “El estado del califato le ha mostrado a toda la humanidad cómo es el verdadero estado Islámico, cómo se aplica la ley sharía plenamente y no a medias (…) Así ha acabado con todos los mitos apoyados popularmente, todas las mentiras de gradualidad, y todos los temores de la venganza de los cruzados”.
El fundador de Futuros Geopolíticos George Friedman escribió el 26 de julio lo siguiente: “La guerra contra [el terrorismo] no está siendo ganada, y un estancamiento es equivalente a una derrota para Estados Unidos”.
“El problema esencial ha sido un persistente malentender al Islam radical. Este es un movimiento, no una organización. O para ser más precisos, el Islam radical es una rama del Islam. Qué tan grande o pequeña es, se ha convertido en objeto de un debate bastante inútil. Su tamaño es suficiente para mandar fuerzas estadounidenses a cruzar la mitad del mundo, y es capaz de llevar a cabo ataques en Europa y EE UU. Bien que sea una hebra pequeña o una hebra gigante no importa. Lo que importa es que no puede ser suprimida, o por lo menos todavía no ha sido suprimida”.
El ex ministro de defensa alemán Karl-Theodor zu Guttenberg y Daniel J. Arbess, un miembro vitalicio del Consejo de Relaciones Exteriores, escribió el 12 de febrero que el Estado Islámico “no es de ninguna manera un adversario único; es sólo la manifestación actual de una hidra de múltiples cabezas: Decapite [al Estado Islámico], como al Qaeda, degrade o incluso destrúyalo, y espere ver otra conocida, o desconocida aún, iteración establecerse para proclamarse como el líder del supuesto califato sharía cada vez más impenetrable a los límites físicos y digitales”.
Por mucho que los líderes occidentales quieran, ellos no pueden relegar la lucha contra el Islam radical a algún lugar remoto del miserable desierto. La sola palabra califato apunta a la naturaleza de violencia de muchos siglos, de múltiples cabezas, del Islam radical.
Si el Estado Islámico cae y sus creyentes se transforman en diferentes ramas, lobos solitarios y quizás una nueva cabeza de la hidra, ¿qué más puede hacer el mundo para aniquilar al Islam radical? Si Irán, el principal estado patrocinador del terrorismo en el mundo, de repente se proclama a sí mismo como rey de otro califato (un califato armado con armas nucleares, quizás), ¿qué va a detener ese ciclo aparentemente interminable de terrorismo?
¿Es de hecho posible derrotar a la fuerza de violencia de múltiples cabezas, de muchos siglos y multicontinental del Islam radical? ¿Puede algo golpear a las naciones islámicas, a las pseudo-naciones, a organizaciones terroristas e individuos, suficientemente como para llevarlos a “la verdadera derrota”... a “la pérdida de la voluntad y el deseo por luchar”?
Para las sociedades abiertas de hoy, democracias occidentales políticamente correctas, la respuesta hasta ahora ha sido un “no”. Pero para el imperio militante del mañana, unificado y galvanizado, la respuesta es “sí”. Lo crea o no, esta es la verdad revelada en la profecía de la Biblia.
La verdadera derrota
Irán es el rey del terrorismo que ha concentrado al Islam radical desde su fundación como República Islámica en 1979. Casi todo acto de terrorismo realizado por cualquier grupo radical islámico ha sido directa o indirectamente inspirado, financiado, controlado y/o llevado a cabo por Irán. Mientras que EE UU se ha debilitado, Irán ha crecido en poder. En lugar de moderar su patrocinio del terrorismo a medida que se une a la comunidad de naciones, Irán se ha envalentonado en gran manera, presionando a otras naciones y buscando agresivamente la capacidad de sostener un programa para crear ojivas nucleares y misiles capaces de llevarlas a Israel y Europa.
Años antes de que el Estado Islámico le cortara la cabeza a su primera víctima, Irán conocía la clave de su poder: convertirse en el líder del Islam radical, una ideología que ningún ataque aéreo, batalla, guerra o serie de guerras limitadas podría destruir.
El Islam es una enorme religión con numerosas divisiones. El hecho de que Irán esté luchando contra el Estado Islámico es un ejemplo de ello; otro es su enemistad con Arabia Saudí y otros estados árabes moderados, los cuales son más propensos a aliarse con Europa en vez de aliarse con Irán. Existen otras profundas divisiones entre los países islámicos. Pero más y más, sólo hay un rey que guía y que está manejando al Islam radical, y ese rey es Irán.
Irán va a continuar empujando y avanzando sus ambiciones usando su poder nacional y su arsenal terrorista para controlar a más grupos, para dominar más países y atraer a más creyentes del Islam radical dentro de Oriente Medio y más allá. Va a empujar y empujar hasta que su ideología radical tome el control; o hasta que una fuerza superior ataque al mismo Islam radical, y a su rey.
Por más de dos décadas el jefe editor de La Trompeta de Filadelfia, Gerald Flurry, ha proclamado una profecía que solamente puede aplicarse al Islam radical. Daniel 11:40 describe un choque entre el Islam radical, liderado por Irán, y un poder europeo, liderado por Alemania: “Pero al cabo del tiempo el rey del sur contenderá con él; y el rey del norte se levantará contra él como una tempestad, con carros y gente de a caballo, y muchas naves; y entrará por las tierras, e inundará, y pasará”.
Esta profecía clara, al ponerla junto a otras profecías de la Biblia, ¡revela que el empuje incesante del Islam radical, y el contraataque de Europa desencadenarán la Tercera Guerra Mundial!
Quizás el ataque como de “tempestad” de Europa usará esta información sabia del propio Estado Islámico: “Si quieren lograr verdadera victoria (…) entonces ellos van a tener que esperar (…) hasta que una generación entera de musulmanes que fueron testigos del establecimiento del Estado Islámico y del regreso del califato, que siguieron la historia de mantenerse firmes en su posición contra las naciones incrédulas, haya sido aniquilada”.
Estamos viendo el desarrollo agresivo de este “empuje”. Pronto, el mundo quedará sorprendido al ser testigo de la respuesta blitzkrieg (relámpago), como de “tempestad” (de torbellino) por parte de Europa. Lea el resto de la profecía de Daniel, y verá cómo estos eventos indican cuán cerca estamos del tiempo cuando “los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad”. ▪