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El “mercader de la muerte” liberado por la Administración de Biden vende 10 millones de dólares en armas a los hutíes

El “mercader de la muerte” liberado por la Administración de Biden vende 10 millones de dólares en armas a los hutíes

Viktor Bout, un traficante de armas ruso apodado el “mercader de la muerte”, planea vender a los terroristas hutíes armas automáticas por valor de 10 millones de dólares, escribió el lunes el Wall Street Journal, basándose en informes de un funcionario de seguridad europeo y de otras personas familiarizadas con el asunto.

El “mercader de la muerte”: después de 12 años en una prisión estadounidense, Bout fue liberado hace casi dos años, cuando el gobierno de Biden aceptó intercambiarlo por Brittney Griner, una jugadora profesional de baloncesto estadounidense que había sido detenida en Rusia en febrero de 2022.

Anteriormente, Bout había creado una red mundial de tráfico de armas aprovechando los suministros militares no utilizados de los antiguos Estados soviéticos que se filtraban al mercado negro. Proporcionó armas y maquinaria pesada a grupos como Al Qaeda, los talibanes y facciones beligerantes en países como Sierra Leona, la República Democrática del Congo y Ruanda.

Hoy, está de vuelta en el negocio de las armas.

Detalles:

  • Se dice que Bout hizo el trato de armas con dos representantes hutíes que habían viajado a Moscú con el pretexto de comprar pesticidas y vehículos.

  • Las entregas incluirían fusiles AK-74 (una versión mejorada del fusil de asalto AK-47), misiles antitanque Kornet y armas antiaéreas.

  • Las armas podrían llegar tan pronto como en octubre al puerto de Hodeiah encubiertas con suministros alimentarios.

Un intercambio vergonzoso: cuando Bout fue liberado en diciembre de 2022, el gobierno de Biden dijo que era la única forma de sacar a Griner, que había sido detenida por cargos relacionados con las drogas, de una prisión rusa. Las autoridades estadounidenses argumentaron que ellos podían controlar la amenaza que Bout representaría para la seguridad de Estados Unidos y del resto del mundo. Muchos liberales creían que el intercambio era necesario debido en parte a que Griner pertenecía a una minoría. En su momento, la Trompeta escribió:

[Bout] era probablemente el ruso de más alto perfil y más peligroso bajo custodia estadounidense. A pesar de todo lo que hizo, o quizá debido a ello, la campaña rusa para traerlo a casa fue enfática: “No abandonamos a los nuestros”. (…)

Pero [su] liberación nos enseña tanto sobre las prioridades de Rusia como sobre las de EE UU. Al igual que la de Bout, la campaña para traer a Brittney Griner a casa fue enfática por todo lo que ella es: una atleta negra, mujer LGBTQ que protestó contra el himno nacional.

Su liberación es una victoria para el EE UU feminista con conciencia racial y sexualmente “liberado”.

El tiempo ha demostrado que este intercambio de prisioneros fue un dramático error. Vergonzosamente, EE UU capituló ante las exigencias de Rusia y, dos años después, nos enfrentamos a los resultados: un criminal ruso que vende armas a una organización terrorista que bloquea el mar Rojo y amenaza la estabilidad mundial.