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El legado escondido de Obama
Barack Obama, el anterior presidente de Estados Unidos, utilizó la palabra “cambio” como el tema central de su campaña presidencial, diciendo “voy a transformar fundamentalmente a Estados Unidos”. Durante ocho años él le añadió acción a sus palabras. Y Estados Unidos ha sido de hecho transformado fundamentalmente.
La campaña del presidente Donald Trump inspiró apoyo por medio de oponerse a las transformaciones del Sr. Obama. El candidato Trump dijo que deshacer lo que Obama había cambiado sería fácil. Dijo que haría nulas las acciones ejecutivas con simplemente firmar sus propias acciones ejecutivas. Dicho y hecho, el señor Trump después de sólo horas de su inauguración las comenzó a firmar.
¿Pero es tan fácil como firmar órdenes ejecutivas con la firma “Donald J. Trump” deshacer ocho años de Obama? ¿Es así de sencillo como poner al Congreso controlado por los Republicanos a revocar las leyes aprobadas por el anterior Congreso controlado por los Demócratas?
En realidad, el presidente Obama hizo ocho años de cambios sistémicos. No solamente de legalidades y reglamentos sino cambios culturales, morales y psicológicos. Algunos de estos actos de la transformación de Estados Unidos no pueden deshacerse.
Considere la juventud de Estados Unidos. El Departamento de Justicia y el Departamento de Educación de la administración de Obama, crearon e hicieron valer numerosas políticas, reglamentos y leyes que les impedían a los educadores confrontar y disciplinar a los estudiantes rebeldes. Argumentaban ellos que las estadísticas muestran que los adolescentes de la raza negra típicamente son disciplinados en mayor número que los estudiantes blancos, por lo tanto los maestros y administradores de Estados Unidos son racistas. La burocracia de Obama intimidó e incluso enjuició a las escuelas para que dejaran sin disciplina y castigo a dos generaciones. Como resultado, tenemos a millones de jóvenes que han sido entrenados a descartar las leyes y reglamentos.
El presidente Obama también atacó al sistema de prisiones en Estados Unidos, tachándolo de racismo sistémico. Él culpó a la demografía de la población de reos, no en las violaciones a la ley sino en la ley en sí; especialmente inculpó a los jueces y los policías. Acusó a la policía de albergar un racismo tan vil, que los oficiales asesinan a un hombre por el simple hecho de ser de raza negra.
Para cuando el Sr. Obama estaba en su segundo mandato, era cosa mucho más común ver a gente manifestando en las avenidas, destruyendo lugares públicos, golpeando a otros en las aceras, y haciendo disturbios como los de Ferguson y Baltimore.
Argumentos extremistas recibieron el apoyo vocal del máximo cargo en el país. Ocho años después muchos más norteamericanos ahora desconfían, no respetan e incluso atacan a la policía. Muchos odian a la ley más que detestan el crimen.
Ocupando el cargo creado para hacer valer la ley, el presidente Obama personalmente socavó el estado de derecho, y en algunos casos abiertamente se rehusó a implementar leyes que eran requeridas específicamente de su cargo realizar. En el mejor de los casos, la implementación de las leyes de inmigración fue anárquica. En el peor, totalmente ilegal.
El Sr. Obama dio su apoyo presidencial a una serie de cuestiones que debilitaron fundamentalmente la cultura, la economía y la seguridad de Estados Unidos. Abrió de par en par las puertas a la cultura de ‘mis derechos’ a beneficios sociales, gastando cientos de millones de dólares regalando teléfonos, cuidados médicos, dinero y más. Él enganchó a decenas de millones de personas en beneficios de ayuda social. Él aprobó e implementó una gigantesca ley de cuidados médicos, la cual se reporta como el incremento de impuestos más grande de la historia, y una enorme incursión federal en las vidas personales de los ciudadanos. Él se convirtió en el mayor gastador en la historia de Estados Unidos, acumulando el doble de deuda que su predecesor y casi duplicando la deuda nacional de aproximadamente $20 billones. ¿Puede esto pagarse (con intereses) con solamente unas cuantas firmas?
El presidente Obama también invitó al grupo de “Black Lives Matter”, una organización cuya página Web revela que ésta tiene más que ver con socialismo anti Constitucional que con asuntos raciales. Obama hizo iluminar la Casa Blanca con los colores de la bandera de los grupos homosexual/bisexual/transexual/peculiar/intersexual/etc., celebrando el novedoso derecho de “casarse”. El presidente Trump dijo que él no tiene interés en retar esa ley, la cual transforma fundamentalmente a EE UU.
El presidente Obama utilizó exitosamente al Departamento de Justicia y al Servicio de Impuestos Internos como armas políticas. Fue responsable de la vigilancia de periodistas, la vigilancia masiva del norteamericano promedio, la matanza dirigida a ciudadanos norteamericanos involucrados en el terrorismo. Su Departamento de Justicia proporcionó el armazón argumentando que el Gobierno federal a veces tiene el derecho legal de matar a norteamericanos sin proceso legal, en el extranjero y dentro del país.
La transformación más fundamental que logró el presidente Obama puede resumirse en una palabra: desafuero. El puesto norteamericano más importante para hacer valer las leyes fue ocupado por un hombre que, en cambio, impuso su voluntad personal. Desencadenar la presidencia de sus límites constitucionales es una de las más peligrosas transformaciones, no importa el ocupante del Despacho Oval. El peor legado de la administración Obama es el del menoscabo de la ley.
En el 2017, ee uu es una nación diferente de lo que era el 20 de enero de 2009. Firmar la renuncia de algunas de las políticas y leyes del Sr. Obama va a ser fácil pero enfrentar la mentalidad cambiada de ee uu no lo será. Al contrario, dejarla tal cual será fácil; transformarla a lo que era antes, no mencionar hacerla grande, no será fácil. Es así porque los años Obama atrajeron a un feo elemento poderoso y destructivo: nuestra desmandada naturaleza humana. La única manera de revertir verdaderamente los años Obama consiste en cambiar nuestros corazones y actitudes hacia la ley. ▪