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El fin de una era para Gran Bretaña
La reina Isabel II, la monarca que más tiempo ha reinado en Gran Bretaña, falleció [el jueves 8 de septiembre]. Fue inmediatamente sucedida por su hijo, el actual rey Carlos iii.
La Reina había sido un notable ejemplo de clase, deber y servicio a su pueblo. Lamentablemente, ella representaba una época de la historia británica que prácticamente ha desaparecido.
El nuevo rey ha insinuado planes para llevar a la familia real hacia una nueva dirección, con un papel público más reducido, un núcleo más pequeño de miembros reales en función y una disminución en los vínculos con las naciones de la Mancomunidad.
“La Reina es un elemento insustituible en la vida de la nación británica”, escribió el año pasado la periodista británica Melanie Phillips. “Sus presentaciones públicas no son sólo el ejercicio de su papel como símbolo de la nación. Como muchos sienten muy visceralmente, ella es la nación. (…) Con su inigualable sentido del deber, su estoicismo y su contención emocional, muchos ven en la Reina la encarnación de una Gran Bretaña cuya identidad cultural se está deshilachando inexorablemente. Muchos sienten en sus huesos que cuando la Reina finalmente fallezca, Gran Bretaña no será la misma. A pesar de que la monarquía continuará, se habrá perdido algo de valor infinito” (29 de octubre de 2021; énfasis mío).
La biógrafa de la realeza, Penny Juror, dijo a Town & Country que la muerte de la reina Isabel sería “traumática” para Gran Bretaña. “La Reina es una figura tan tremendamente popular y en el transcurso de su reinado han cambiado tantas cosas de forma tan dramática. No hay ningún aspecto de la vida que no haya cambiado, pero la única constante en medio de todo esto ha sido la Reina, la figura sólida como una roca a la cual podemos aferrarnos”.
Para muchos, la Reina representaba un vínculo con una época desvanecida de una moral mejor, en la que la nación era más fuerte, su gente tenía mejores modales y estaba impregnada de valores más elevados. Ella sirvió con una cierta abnegación que es muy rara hoy en día. La Reina representaba una conexión con un pasado en gran medida perdido.
En 2016, la bbc produjo un hermoso folleto para celebrar el 90º cumpleaños de la reina Isabel: “La reina Isabel: 90 gloriosos años”. Al comentar la muerte de su padre, el rey Jorge vi, los editores de la bbc escribieron: “Gran Bretaña, hace 64 años, era un país casi inimaginablemente diferente en cuanto a perspectivas, actitudes, moral y ética que hoy, por no hablar de la tecnología. Las encuestas de opinión realizadas a principios de la década de 1960 mostraban que hasta un tercio de los encuestados creía que la Reina había sido elegida por Dios y no por derecho de sucesión de su padre”.
La ceremonia de coronación de 1953 estuvo saturada de referencias bíblicas y significado espiritual. Un coro interpretó el himno coral de Handel “Sadoc el Sacerdote”, con texto de 1 Reyes 1:38-40 sobre la unción de Salomón como rey. Un documental sobre la coronación decía esto sobre la unción de Isabel con aceite: “Es una ceremonia tan antigua que la historia apenas puede retroceder para contenerla”.
Los sacerdotes le entregaron a la nueva reina una Biblia, a la que llamaron “el regalo más valioso que ofrece este mundo”, y leyeron Deuteronomio 17:18-19. “Estos son los oráculos vivos de Dios”, dijo el arzobispo.
En el juramento de coronación, el arzobispo le preguntó a Isabel: “¿Mantendrás, en la medida de tus posibilidades, las leyes de Dios y la verdadera profesión del Evangelio? ¿Mantendrás, en la medida de tu poder, en el Reino Unido la religión reformada protestante establecida por la ley? ¿Mantendrás y preservarás inviolablemente el asentamiento de la Iglesia de Inglaterra, y la doctrina, el culto, la disciplina y el gobierno de la misma, tal y como se ha establecido por ley en Inglaterra? ¿Y preservarás a los obispos y al clero de Inglaterra, y a las iglesias allí encomendadas a su cargo, todos los derechos y privilegios que por ley les corresponden o les corresponderán a ellos o a cualquiera de ellos?” Y ella respondió: “Todo esto prometo hacerlo”.
Pero su conexión con el pasado se remonta mucho más allá.
En el momento de su coronación en 1953, Lawrence Tanner publicó una serie de artículos recopilados de su libro La historia de la coronación. Observe esta afirmación de la entrega del 21 de mayo de 1953: “El servicio de comunión después de la ceremonia de ‘reconocimiento’ de apertura cambia la atmósfera de la coronación a una de devoción y profundo significado religioso. Es a partir de este momento cuando la soberana, habiéndose dedicado al servicio de sus pueblos, es consagrada solemnemente, como un obispo, para su tarea. (…) Mientras tanto, el coro canta, como han cantado en este punto de la ceremonia desde el primer servicio de coronación inglés conocido, el himno ‘Sadoc el Sacerdote”. Una canción sobre Sadoc el Sacerdote se ha cantado cada vez que un rey o una reina han sido coronados desde “el servicio de coronación inglés más antiguo que se conoce”.
La ceremonia se remonta a más de un milenio. El Sr. Tanner escribió que “al menos puede decirse que el servicio que se utilizará en la coronación de la reina Isabel ii desciende directamente del servicio utilizado por el arzobispo Dunstan en la coronación del rey Edgar en Bath en el año 973”.
Pero el uso de “Sadoc el Sacerdote”, la súplica para que Dios salve al monarca y la unción con aceite se remontan aún más atrás: reflejan la coronación de Salomón, hace tres milenios, descrita en 1 Reyes 1.
En 2 Samuel 7:12-16, Dios prometió establecer el trono del rey David y asegurar que tendría una dinastía ininterrumpida de descendientes reales para siempre. Otras profecías muestran que ese trono se transferirá finalmente ¡al propio Jesucristo! (Isaías 9:7; Lucas 1:32).
Estados Unidos y Gran Bretañaen profecía muestra cómo Dios preservó ese trono en el reino de Judá y luego, cumpliendo la profecía de Ezequiel 21:27, lo cambió tres veces: primero trasladándolo a Irlanda a través del profeta Jeremías, luego a Escocia unos mil años después y más tarde a Inglaterra. Puede seguir esa línea real a través de la historia, junto con los movimientos de la piedra del destino, la piedra sobre la que se ha coronado a los monarcas británicos desde que Eduardo i la capturó y la trasladó a la Abadía de Westminster en 1296.
Gran Bretaña y los herederos de la Reina se han ido alejando de la poca conexión que quedaba con esa historia.
El rey Carlos dijo en 1999 que si llegaba al trono, él quería asumir el título oficial no como “Defensor de la Fe”, como lo han hecho generaciones de monarcas antes que él, sino como “Defensor de las Fes”, es decir, protegiendo todas las creencias existentes en Gran Bretaña. Esto suena muy justo para muchas personas hoy en día. La sociedad moderna cree en la mentira de que “la diversidad es nuestra fortaleza”. Pero observe los resultados desastrosos de tal pensamiento. Ha dejado a Gran Bretaña sin fe, materialista, dividida y vulnerable a los extremistas extranjeros. ¡Gran Bretaña ha perdido su fe en Dios y en el rey, y ha abandonado su fundamento moral! La Iglesia de Inglaterra ha renunciado a su autoridad moral, suavizando sus normas en todos los temas: mujeres en el clero, sexo prematrimonial, homosexualidad. La monarquía, en lugar de trabajar para evitar el declive moral y mantener las normas piadosas, ¡ha observado cómo sucede e incluso lo ha fomentado! La familia real, incluido el nuevo rey, se ha visto envuelta en terribles escándalos morales. En consecuencia, la sociedad británica ha sufrido enormemente.
Los lazos con la monarquía alrededor del mundo también se están deshaciendo. En Gran Bretaña, la encuesta de YouGov de 2021 mostró que la reina tenía el índice de favorabilidad más alto de cualquier miembro de la familia real, con un 75%. La favorabilidad del rey Carlos era sólo del 42%, y la de su esposa del 40%. Entre los millennials, esas cifras son del 34% y del 37%. La familia ha estado plagada de escándalos, incluyendo la vergonzosa conducta del príncipe Andrés y la vergonzosa abdicación del príncipe Harry de su papel y deberes reales. Indignantemente, muchas personas consideran que la monarquía es una institución racista, y el príncipe Harry ha estado de acuerdo públicamente y de forma vergonzosa.
Con la desaparición de la Reina, ¿qué pasará con la reputación real? ¿Qué papel desempeñará la familia real en el futuro de Gran Bretaña?
El monarca británico es reconocido como jefe de Estado en 15 países fuera del Reino Unido de los 54 que forman parte de la Mancomunidad Británica. Hay fuertes movimientos en Canadá y Australia para separarse de la corona británica. Escocia también está intentando abandonar el Reino Unido. Barbados renunció a la monarquía el año pasado. Jamaica podría ser el siguiente. ¿Qué tanto acelerará el gobierno del rey Carlos esta tendencia?
La muerte de la reina podría debilitar y disolver aún más los ya desvanecidos lazos que una vez formaron el imperio más grandioso de la historia: el Imperio Británico.
Lo crea o no, ¡ese imperio fue profetizado específicamente en la Biblia! Cumplió una promesa que Dios hizo al patriarca Abraham y que confirmó a su nieto Jacob, a quien renombró como Israel, en Génesis 35:11: “Una nación y conjunto de naciones procederán de ti, y reyes saldrán de tus lomos”. Como demostró Herbert W. Armstrong en Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, ese “conjunto de naciones” era el Imperio Británico. En su apogeo, ese imperio tenía una riqueza y un poder inmenso. ¡Controlaba una cuarta parte del territorio mundial y gobernaba a 1 de cada 5 personas en la Tierra!
¡Dios le dio a Gran Bretaña ese imperio! Pero el mismo Dios que le dio ese imperio también advirtió que se derrumbaría si el pueblo se rebelaba en contra de Él. Eso ha sucedido. Cuando Isabel ii asumió el trono en 1952, el Imperio Británico estaba en las primeras etapas de su descenso. Bajo su mandato, pasó de ser un imperio a una mancomunidad y a una potencia de segunda categoría cada vez menos relevante. Además, ¡Gran Bretaña está mucho más degenerada moralmente que hace 70 años! Este descenso se va a intensificar bajo el sucesor de la Reina.
La Biblia predice la dramática caída de Gran Bretaña y Estados Unidos en el tiempo del fin. Advierte que lo que sigue es un período extremadamente oscuro y violento, ¡uno que ya vemos en pleno desarrollo en el mundo actual!
¡A la gente de hoy no le importa desechar una institución que ha sido una constante en la vida británica durante más de mil años!
Aunque lo crea o no, Dios también tuvo una participación directa en la longevidad de la monarquía británica.
¡Puede estar seguro de que la próxima coronación será muy diferente a la de hace 70 años! ¡Los miembros restantes de la familia real han rechazado la Biblia! ¡Gran Bretaña ya no respeta esas tradiciones ni la Biblia ni a Dios!
Antiguamente, Israel quería un rey para poder parecerse más a las naciones de su entorno (1 Samuel 8:4-5). Hoy, ¡muchos en la Mancomunidad Británica quieren eliminar la monarquía por la misma razón!
Pero Dios tiene un plan para corregir este problema, ¡y ya lo ha puesto en marcha!
Oseas 3:4 tiene esta importante profecía del tiempo del fin sobre la Gran Tribulación, un tiempo de terrible sufrimiento que precede a la Segunda Venida de Jesucristo: “Porque muchos días estarán los hijos de Israel [refiriéndose a Gran Bretaña, Estados Unidos y el Estado judío de Israel] sin rey, sin príncipe, sin sacrificio, sin estatua…”. Esto se refiere a la piedra de Jacob.
Durante la Tribulación, Gran Bretaña ya no tendrá un rey, ¡ni siquiera un príncipe! ¿Cómo cuadra eso con la promesa de Dios de que en el trono de David nunca faltará un hombre que se siente en él? (Jeremías 33:17). Dios ha cumplido esa promesa durante unos 3.000 años, pero justo al final llegará un momento en que ese rey, y esa piedra, ¡no estarán allí! ¡Esto le espera a Gran Bretaña próximamente! ¡Muchas otras profecías muestran que esa nación será derrotada y su pueblo será puesto en cautiverio!
Esto es lo que escribí sobre estos versículos en mi libro El nuevo trono de David (gratuito a petición): “Cuando esta profecía se cumpla, Gran Bretaña habrá sido conquistada por el Sacro Imperio Romano. Los británicos perdieron su rey, y perdieron su piedra (un símbolo del trono de David). (…) ¿Qué significa esto? Dios prometió que ese trono continuaría para siempre, pero aquí vemos que de repente no hay rey y no hay piedra, y la profecía incluso no dice dónde están estos. Durante la Tribulación, probablemente ¡el rey estará muerto! y la piedra pilar de Jacob estará perdida; no sabemos qué le va a suceder, pero pudiera ser destruida”.
“¡Si nadie está sentado en el trono de David, entonces Dios habrá quebrantado Su promesa!”.
Cualquiera que vea que esto sucede, si sabe algo sobre las promesas de Dios con respecto al trono de David, tendría que pensar que Dios sí quebrantó su promesa.
¡Pero Dios nunca quebranta Sus promesas!
“La verdad es que”, escribí, “cuando esta profecía se cumpla, ¡el trono en Gran Bretaña ya no es el trono de David!
“Incluso antes de que Gran Bretaña pierda a su rey y su piedra, el trono británico ya no es el trono de David, porque de otra forma la promesa de Dios estaría quebrantada”.
“La profecía de Oseas muestra que antes de la Tribulación, Dios debe tener una nueva piedra y un nuevo rey, es decir, un nuevo trono. De otra forma, Él no podría permitir que Oseas 3:4 sucediera. ¿De qué otra forma puede uno explicar lo que va a suceder en Gran Bretaña?” (ibíd.).
Este libro aborda varias profecías y pasajes bíblicos que explican esta verdad emocionante. Dios ha movido el trono de David fuera de Gran Bretaña. Así que el trono en el que se sentó la reina Isabel, y en el que se sentará su sucesor, en realidad ya no es ese trono de David.
Con la muerte de la reina, el vínculo de Gran Bretaña con el trono de David es mucho más débil. Ya no tiene un monarca que se haya sentado en el trono de David.
Hace tres años, escribí en ese libro: “Piense sobre esto: si Gran Bretaña ya no tiene el trono de David, esto indica rotundamente que ¡Gran bretaña va a declinar rápidamente! ¿Cómo pudiera ser de otra forma? Esto es una gran condenación de Dios contra ese pueblo!”.
Creo que ahora que la Reina ha muerto, la caída de Gran Bretaña se acelerará. Estamos a punto de ver un final muy triste para ese trono, que ya no es el trono de David.
¡Pero quiero animarlo a estudiar la verdad sobre este nuevo trono de David! En medio de todas las malas noticias de este mundo, ¡esta es una verdad muy inspiradora! Muestra cómo Dios está observando de cerca estos acontecimientos. También nos muestra lo cerca que estamos al retorno de Jesucristo, cuando venga a reclamar Su legítimo lugar en ese trono de David.