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El fin de un Hong Kong libre

BILLY H C KWOK/GETTY IMAGE

El fin de un Hong Kong libre

“Ellos ya no están ocultando sus planes malvados”. Estas fueron las palabras de un analista con sede en Hong Kong, que habló con la Trompeta bajo condición de anonimato sobre el avance que hizo el gobierno chino el 28 de mayo para criminalizar la “subversión, terrorismo, o cualquier comportamiento que amenace gravemente la seguridad nacional” en Hong Kong.

El Partido Comunista Chino (PCCh) gobernante es conocido por definir términos como “subversión” y “terrorismo” con una gran amplitud para atacar a casi cualquier persona, incluso a alguien que quizás bromea sobre un funcionario del partido o critica la colocación de una parada de tráfico policial. Dicha persona puede ser detenida sin juicio y torturada para obtener confesiones. Si llega a un tribunal, la fiscalía tiene una probabilidad del 99,9% de condenarlo, y si es sentenciado a ejecución, es probable que muera dentro de 72 horas. China ejecuta más prisioneros que el resto del mundo combinado.

Fue el temor a ser sometido a este sistema continental lo que condujo a millones de hongkoneses a las calles a partir de junio de 2019. El PCCh había tratado de impulsar una ley en la legislatura de Hong Kong que permitiría a Pekín transferir fácilmente personas del territorio de Hong Kong a China continental si eran sospechosos de violar cualquier ley china. Así que los hongkoneses demostraron su oposición a la idea y su deseo de autonomía con relación a China, tanto en el plano judicial como en otros.

La historia reciente muestra que este deseo no era irrazonable.

Una promesa rota

Hong Kong fue cedido por Gran Bretaña a China en 1997, con la promesa del PCCh de “Un país, dos sistemas” que permitiría a los residentes del territorio conservar su identidad y muchas libertades durante 50 años más. En los años siguientes a la entrega, China hizo varios movimientos inquietantes contra la semiautonomía de Hong Kong, y cada uno de ellos provocó protestas en el territorio. Pero la intrusión de Pekín en junio de 2019 alcanzó un nuevo nivel de descaro, y los hongkoneses respondieron con meses de manifestaciones intensas y a menudo violentas.

Las protestas persistieron hasta el comienzo de este año, cuando el brote de covid-19 de la provincia china de Wuhan ayudó finalmente al PCCh a mantener a los hongkoneses dentro de sus casas. Pero el PCCh sabía que las tensiones no se habían resuelto y, a medida que el brote se calmaba, temía que Hong Kong no aprobara las leyes necesarias para evitar la reanudación de las protestas. Entonces, en una violación descarada de “Un país, dos sistemas”, el PCCh ignoró la legislatura de Hong Kong y les impuso su propia legislación radical antisedición que, entre otras cosas, incluye apostar policía secreta del Partido Comunista en el territorio hongkonés.

Si usted es un hongkonés, está viendo cómo sus libertades privadas, educativas, de comunicación, financieras y judiciales heredadas de la era británica se disuelven en un sistema de un país, una opresión.

Esas libertades, dijo el analista, están “oficialmente muertas. (…) Todo ha sido puesto bajo el control del PCCh”.

Esta es la “opción nuclear” del PCCh. Hubieran preferido obtener el control más sigilosamente, con menos resistencia abierta de los hongkoneses y menos oposición de otras naciones, que han reconocido el estatus especial de Hong Kong por 23 años y están criticando la toma de poder abierta e ilegal de China. Además, el control total del PCCh hará de Hong Kong un lugar considerablemente menos atractivo para que las empresas mundiales hagan negocios, y a través del cual interactuar con China continental. El secretario de Estado de EE UU, Mike Pompeo, dijo que el hecho de que el PCCh se apodere de las libertades de Hong Kong implica que EE UU no podrá seguir brindando a la ciudad ventajas comerciales y de inmigración. Todo esto podría ser un duro golpe para los beneficios financieros que el PCCh obtiene a través de Hong Kong.

Pero nada de eso es tan importante para los líderes del PCCh como proteger su poder. Esto muestra que su preocupación por lo que otras naciones piensan de su liderazgo cada vez más dictatorial se está evaporando. Como dijo el analista, “ya no están ocultando sus planes malvados”.

Un microcosmos oscuro

Durante los últimos dos siglos, los británicos y los estadounidenses dominaron gran parte del mundo. Sus ciudadanos y súbditos experimentaron enormes beneficios y avances en la civilización, incluso en Hong Kong, donde Gran Bretaña transformó una isla esencialmente árida en un faro de libertad y riqueza. Ahora esa riqueza y, lo que es más importante, esos principios y libertades, están desapareciendo, en Hong Kong y más allá.

Esta es solo un área donde vemos una profecía bíblica prediciendo el cumplimiento del fin de la era angloestadounidense. Jesucristo mismo profetizó lo que vendría después: “los tiempos de los gentiles”.

Nadie afirma que el imperialismo británico en Hong Kong y en otros lugares estuviera libre de males. Los británicos (y los estadounidenses) no son mejores que otros pueblos. Pero nadie puede argumentar de manera convincente que la riqueza e influencia (y, de mayor importancia aún, los principios y libertades) que el Reino Unido y EE UU extendieron por todo el mundo fueron mucho, mucho mejores que los efectos de regímenes opresivos como el PCCh.

Es trágico ver a China destruir esas libertades y convertir a Hong Kong en otra ciudad china oprimida. Pero la profecía bíblica muestra que esto es apenas un pequeño adelanto de la destrucción mundial que se producirá durante los tiempos de los gentiles.

¿Por qué los gentiles están ganando poder? ¿Por qué defienden principios diferentes? ¿Por qué han declinado los británicos y los estadounidenses? ¿Por qué fueron mejores sus principios? ¿De dónde vinieron esos principios? Y, ¿hay esperanza para Hong Kong? Para entenderlo, lea “El colmo del gobierno del hombre sobre el hombre”, del jefe de redacción de la Trompeta, Gerald Flurry. ▪

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