Reciba nuestro boletín gratis

El ecologismo radical de los demócratas es un caballo de Troya para lograr un gobierno totalitario

(JIM WATSON/AFP VIA GETTY IMAGES)

El ecologismo radical de los demócratas es un caballo de Troya para lograr un gobierno totalitario

Si usted cree que el Nuevo Pacto Verde tiene como objetivo salvar el planeta, entonces usted ha sido engañado.

Los ecologistas están alabando a la administración Biden-Harris por cancelar el oleoducto Keystone XL y por reincorporarse al Acuerdo Climático de París. Pero la red del Nuevo Pacto Verde, los Justice Democrats y el Sunrise Movement están molestos por la reticencia de Joe Biden a gastar aún más dinero en cuestiones climáticas. Después que los funcionarios de la Casa Blanca indicaran el 22 de marzo que querían gastar La pura verdad acerca de la sanidad divina en la lucha contra el cambio climático, el Sunrise Movement pidió 10 billones de dólares para la próxima década.

Ese nivel de gasto hacia el cambio climático permitiría la expansión gubernamental más considerable en la historia de Estados Unidos. Aun así, los ecosocialistas podrían salirse con la suya a menos que ocurra algo dramático pronto.

En lugar de impulsar el Nuevo Pacto Verde, los ecosocialistas están utilizando un proyecto de ley de infraestructuras como caballo de Troya para colar aspectos del Nuevo Pacto Verde en la ley. El senador Ed Markey quiere que este proyecto de ley incluya muchos elementos del Nuevo Pacto Verde. “Es una forma de lograr muchos de los objetivos del Nuevo Pacto Verde”, dijo Markey al Globe, antes de instar a sus colegas “a ir por lo grande y con audacia para estar a la altura de la urgencia del momento”.

La secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dice que el equipo de Biden todavía está discutiendo el proyecto de ley de infraestructura, pero los demócratas quieren destinar un billón de dólares a las carreteras, puentes, líneas ferroviarias y estaciones de recarga de vehículos eléctricos necesarios para facilitar el cambio del transporte impulsado por combustibles fósiles a la energía verde.

Además de este gasto en infraestructura, correos electrónicos recientemente divulgados muestran que los fiscales generales demócratas están confabulando con los ecologistas radicales para obligar a los estados a reducir su huella de carbono.

Estos correos electrónicos fueron obtenidos por Chris Horner, miembro de la junta directiva de Energy Policy Advocates. Éstos muestran cómo los fiscales generales estaban conspirando con la campaña presidencial de Biden para regular las emisiones de dióxido de carbono sin la aprobación del Congreso. Dado que el dióxido de carbono es necesario para que exista la vida, los demócratas no pueden clasificarlo como contaminante (aunque se planteó esa sugerencia). Así, el plan pide que la Agencia de Protección Ambiental endurezca las normas de emisión de ozono para obligar a los estados a prohibir ciertos tipos de aparatos que funcionan con gas natural, gasolineras y motores de combustión interna.



“El plan representa una enorme toma de poder para el gobierno federal, potencialmente la mayor en décadas”, dijo David Ditch, asociado de presupuesto y transporte en la Fundación Heritage, al Epoch Times.

El representante Ralph Norman fue aún más categórico. Él dijo a ntd News: “El socialismo está probablemente a la vuelta de la esquina, el socialismo absoluto (…) No se puede conseguir la prosperidad a base de impuestos. Acabamos de salir de la pandemia; la gente se ha quedado sin trabajo. Imponer este tipo de aumento de impuestos (que es tomar nuestro dinero que hemos ganado y dárselo al gobierno) va a doler”.

El objetivo de cambiar a fuentes de energía renovables es noble, pero utilizar billones de dólares de los contribuyentes para construir estaciones de recarga para vehículos eléctricos mientras se obliga a las empresas privadas a dejar de quemar combustibles fósiles devastará la economía. Más concretamente, destruirá el sector privado y transformará a Estados Unidos en un estado socialista al estilo de Venezuela al nacionalizar la industria energética en nombre del ecologismo.

Y la trágica ironía es que estos movimientos no ayudarán mucho al medio ambiente.

Las estaciones de recarga de vehículos eléctricos siguen extrayendo energía de una red eléctrica que está alimentada en un 60% por combustibles fósiles, y promulgar leyes inconstitucionales para obligar a las empresas a dejar de quemar gas natural no da a estas empresas un modelo de negocio viable para los días cuando no sopla el viento ni brilla el Sol. E incluso si lo hiciera, una investigación del Heartland Institute muestra que las simulaciones por ordenador utilizadas por los científicos climáticos para hacer predicciones ignoran el hecho básico de que los efectos de calentamiento del dióxido de carbono no son lineales. Las primeras 20 partes por millón de dióxido de carbono en la atmósfera producen más calentamiento que las siguientes 400 partes por millón. Esto significa que, probablemente, el dióxido de carbono ya ha calentado la atmósfera casi al máximo.

Abundan los ejemplos de fraude científico cuando se trata de demostrar el cambio climático provocado por el hombre, porque los funcionarios que financian las investigaciones sobre el cambio climático están más interesados en el poder que en la ciencia (lea nuestro artículo “Efecto invernadero apocalíptico” para un análisis más detallado de este tema).

El secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático estuvo a punto de admitir fraude científico en 2015 al describir el verdadero motivo de las negociaciones climáticas del Acuerdo de París.

“Es la primera vez en la historia de la humanidad que nos proponemos la tarea de cambiar intencionadamente, en un periodo de tiempo definido, el modelo de desarrollo económico que ha imperado durante al menos 150 años, desde la Revolución Industrial”, dijo ella. “Esta es probablemente la tarea más difícil que nos hemos impuesto, que es transformar intencionadamente el modelo de desarrollo económico por primera vez en la historia de la humanidad”. ¡Ella estaba hablando del capitalismo de libre mercado!

Los ecosocialistas quieren destruir el capitalismo, por lo que están presionando a la administración Biden-Harris para que trate el dióxido de carbono como un contaminante y así poder apoderarse de la economía.

“Los gobiernos más a favor de enfrentar el cambio climático son los gobiernos tipo socialistas-marxistas que quieren controlar todo”, escribió el jefe editor de la Trompeta, Gerald Flurry, en “De lo que se trata realmente el Acuerdo de París”. “La mayoría del dinero recolectado por las iniciativas del cambio climático, va a ese tipo de gobierno. Los gobiernos dirigen el dinero de la investigación hacia estudios, que apuntan a reforzar la noción de que tal regulación es necesaria. La información contraria es ignorada o desacreditada. Pero hay suficiente de tal información por doquier. El cambio climático se ha convertido en algo parecido a una religión para la izquierda radical. Creen en esto como si fuera un artículo de fe, a pesar de la evidencia”.

El Sr. Flurry señaló que este tipo de pensamiento es satánico. La humanidad debería ser una buena administradora del planeta, pero hay un espíritu maligno detrás del esfuerzo por controlar y debilitar a Estados Unidos. (Solicite una copia gratuita del folleto del Sr. Flurry Estados Unidos bajo ataque, que explica esta realidad poco conocida).

En la Trompeta, nos preocupa cómo los desastres meteorológicos cumplen la profecía bíblica.

El libro más antiguo de la Biblia afirma que Dios equilibra los vapores de la atmósfera y calienta la Tierra con un viento del sur (Job 37:16-17). Él ordena que las nubes hagan Su voluntad, ya sea por misericordia o por corrección (versículos 12-13). La quema de combustibles fósiles puede tener algún efecto limitado en las temperaturas globales, pero los políticos exageran este efecto para convencer a la gente de que las maldiciones enviadas por Dios son una excusa para destruir el capitalismo, y el principal defensor del capitalismo, Estados Unidos de Norteamérica.

Al igual que muchas otras medidas adoptadas por la administración Biden-Harris, el proyecto de ley de infraestructura (y el Nuevo Pacto Verde que se esconde en el proyecto de infraestructura) debilita a Estados Unidos y da poder a los enemigos de Estados Unidos.

En lugar de prohibir los aparatos de gas natural y añadir billones de dólares a la deuda nacional construyendo estaciones de recarga de vehículos, los líderes de Estados Unidos le deberían decir a la gente que se humille, ore y se aparte de sus malos caminos. Como el Sr. Flurry escribió en “El mortal engaño del cambio climático”: “¡Dios continuará aumentando los desastres climáticos hasta que finalmente comencemos a escucharlo! Dios quiere darnos toda bendición imaginable, pero primero debemos regresar a Él en humilde obediencia”. 

ESTADOS UNIDOS BAJO ATAQUE

La profecía bíblica le ayudará a entender la traición en nuestro país. Gerald Flurry, autor del libro de 2013 Estados Unidos bajo ataque, ha expandido considerablemente el libro a 208 páginas, incluyendo apéndices, un glosario y un índice. El nuevo libro todavía no está disponible en español, pero abajo usted puede solicitar su ejemplar por adelantado. Conforme traducimos cada capítulo, los publicamos en laTrompeta.es. Usted puede encontrar la primera parte aquí. Haga clic aquí y suscríbase para recibir nuestros correos con las traducciones más recientes.