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El discurso de odio de Joe Biden en Tulsa
El domingo 6 de junio se cumplió el 77º aniversario del Día D de la Segunda Guerra Mundial. Fue la invasión marítima más grande de la historia, liberó a Europa Occidental y fue el principio del fin de la Alemania nazi y de Adolfo Hitler. Sin embargo, en ninguna de las cuentas de Twitter de Joe Biden se mencionó este acontecimiento histórico ni a los soldados valientes que lucharon en la invasión. Cuando se tiene un equipo entero de personas de alto nivel que ayudan en este tipo de cosas, es difícil imaginar que esto haya sido un error.
Lo que sí compartió por Internet fue un video sobre un motín que ocurrió hace poco más de 100 años en Tulsa, Oklahoma. Por supuesto, esto claramente también fue a propósito. ¿Pero por qué? Bueno, porque fue un disturbio racial en el que residentes blancos atacaron y mataron a residentes negros y destrozaron su distrito, Greenwood.
Una fuente de Seguridad Nacional le dijo a Fox News que miembros del ejército y veteranos estaban molestos por el hecho de que Biden desdeñara un día tan importante y sangriento en la historia de las fuerzas armadas. Pero su decisión de destacar el motín de Tulsa por encima del Día D se debe directamente a las prioridades de su administración. Joe Biden y quienes le rodean tienen como prioridad convencer a los estadounidenses de que su nación es sistemáticamente racista. Así que se enfoca en incidentes como los disturbios de Tulsa por encima de cosas como el papel que desempeñó Estados Unidos cuando liberó a un continente de las garras de un hombre que asesinó a 6 millones de personas precisamente por su raza.
No es la primera vez que Biden utiliza los disturbios de Tulsa de 1921 para avivar las llamas del odio. El 1 de junio, visitó Oklahoma para conmemorar el centenario del motín junto con el activista racial Jesse Jackson y para pronunciar un discurso en el que dijo: “Vean la cantidad de crímenes de odio contra los asiático-americanos y los judío-americanos. Un odio que nunca desaparece. El odio sólo se esconde. Jesse, creo que hace tiempo te mencioné esto: pensé que después de que ustedes con el Dr. King sacaron adelante la Ley de Derecho al Voto y la Ley de Derechos Civiles, pensé que habíamos cambiado. De lo que no me di cuenta es que pensé que habíamos hecho un enorme progreso, y yo estaba tan orgulloso de ser una pequeña parte de ello. ¿Pero sabe qué, Reverendo? No me di cuenta de que el odio nunca es derrotado; sólo se esconde. Se esconde. Si sus líderes le dan un poco de oxígeno, sólo un poco de oxígeno, sale de ahí, de debajo de las piedras, como si estuviera sucediendo de nuevo, como si nunca hubiera desaparecido”.
Los disturbios raciales de Tulsa fueron sin duda un episodio oscuro en la historia estadounidense. Pero Joe Biden no estaba simplemente dando una lección de historia sobre lo que podemos aprender de los disturbios de Tulsa: estaba acusando a los estadounidenses blancos de hoy en día de ser partícipes del mismo tipo de odio que se demostró durante esos disturbios, y lo hacía mientras se esforzaba deliberadamente por dejar a un lado las épocas positivas de la historia estadounidense, ¡como cuando Estados Unidos liberó a toda Europa de Hitler y los nazis!
Antes de que Biden diera su discurso en Tulsa, su administración anunció que está reservando 5,3 millones de dólares del fondo de impuestos para que las escuelas de primaria y secundaria enseñen la teoría crítica de la raza. ¡Su discurso fue la teoría crítica de la raza en exhibición!
“El marxismo se fundamentó en la teoría del conflicto de clases”, escribió Andrew Miiller en “¿Por qué Joe Biden quiere que las escuelas enseñen que Estados Unidos es sistemáticamente racista?”. “Karl Marx creía que la única forma de acabar con la pobreza consistía en que la clase obrera derrocara a la clase capitalista en una revolución violenta. Pero el marxismo sólo se hizo popular en sociedades feudales como Rusia y China, donde la gente estaba tan pobre y desesperada como para arriesgarlo todo en una revolución popular. En las sociedades de libre mercado, como Estados Unidos, la gente podía salir de la pobreza mediante la educación, el trabajo duro y una buena conducta cívica. Así que la teoría del conflicto de clases nunca arraigó en Estados Unidos como lo hizo en Asia, África y Latinoamérica. En lugar de renunciar a su sueño de una sociedad socialista, los académicos marxistas de EE UU sustituyeron la raza por la clase y trataron de crear una coalición revolucionaria de minorías étnicas contra una mayoría blanca. En 1989, Kimberlé Crenshaw organizó un retiro titulado New Developments in Critical Race Theory (Nuevos avances en la teoría crítica de la raza) que creó efectivamente un nuevo tipo de comunismo en el que el conflicto racial sustituyó al conflicto de clase en la búsqueda por derrocar el capitalismo de libre mercado y sustituirlo por el socialismo”.
Es por esa razón que Biden tiene a instigadores raciales como Jesse Jackson, Al Sharpton y a otros sentados detrás de él durante su discurso. La teoría crítica de la raza enseña que el racismo está en el adn de los blancos; que todo andaba muy mal en 1921 y que todo va muy mal actualmente. Biden utilizó la palabra “nunca” tres veces en su discurso. Dijo que se da cuenta de que el odio nunca desaparece. Eso encaja perfectamente con la teoría crítica de la raza. Prácticamente están diciendo: Nunca van a dejar de ser blancos, así que nunca van a dejar de tener odio. Ustedes no son tan diferentes a los ciudadanos de Tusla de hace un siglo.
¡Biden y los que están con él están utilizando eventos como el aniversario de Tulsa no para marcar el progreso en las relaciones raciales o para aprender lecciones sino para avivar los odios raciales! Están avivando las llamas para una guerra racial. ¡Sólo cuando Estados Unidos esté debilitado y sumido en una crisis podrán derrocar todo el sistema para intentar sustituirlo por uno nuevo!
Analice lo que dijo y pregúntese si este hombre está utilizando su posición destacada para sanar a Estados Unidos o para perjudicarlo. Durante su discurso, Biden dijo: “Cierren los ojos y recuerden lo que vieron en Charlottesville hace cuatro años en la televisión. Los neonazis, los supremacistas blancos, el kkk saliendo de esos campos en la noche en Virginia con antorchas encendidas, sus venas brotadas y gritando. ¿Se acuerdan? Sólo cierren los ojos y recuerden lo que paso. (…) Como dije en mi discurso ante la sesión conjunta del Congreso: Según la comunidad de inteligencia, el terrorismo supremacista blanco es la amenaza más grande para el país hoy en día. No el Estado Islámico, no al Qaeda, sino los supremacistas blancos”.
Durante su campaña presidencial, Biden habló bastante sobre el mitin del 2017 que ocurrió en Charlottesville, Virginia, en el que un supremacista blanco embistió a una multitud de manifestantes liberales, matando a uno. Básicamente Biden prometió que restauraría la decencia y la honestidad en Estados Unidos. Pero durante sus primeros 100 días en la presidencia, ha hecho todo lo posible para promover la teoría crítica de la raza y le ha dicho a millones de estadounidenses —no que unos pocos miles en el kkk y en otros grupos son racistas— sino que el país entero es sistemáticamente racista. Su mensaje no está uniendo al país. Está transformando a Estados Unidos en facciones rivales.
Biden incluso trató de equiparar la protesta del Capitolio del pasado enero con la masacre de Tulsa. Sin embargo, la única persona asesinada en el Capitolio el 6 de enero fue un partidario de Trump. Estos dos eventos no tienen nada en común. De hecho, gran parte de las imágenes de video de las protestas en el Capitolio muestran a la gente deambulando despreocupadamente por los pasillos del Congreso y sin intervención de la policía.
Pero los izquierdistas necesitan que la gente crea que la supremacía blanca “es la amenaza más letal para la nación hoy en día”, o perderán su poder.
James Taranto escribió en su editorial del Wall Street Journal de 2010 “Por qué la izquierda necesita el racismo”: “La izquierda política dice amar la diversidad racial, pero se opone ferozmente a esa diversidad en la derecha política. Se trata de un asunto obvio de interés político. (...) Para que los afroamericanos sigan votando por los demócratas, es necesario que el partido y sus simpatizantes mantengan viva la idea de que el racismo prevalece en Estados Unidos y hacer ver racista al Partido Republicano (al igual que otros partidos independientes, como el movimiento Tea Party). La elección de Barack Obama desvirtuó la idea de que Estados Unidos sigue siendo un país racista y, por lo tanto, fue necesario intensificar los ataques a la oposición para hacerlos ver como racistas”.
Esto es el marxismo racial, y sólo se está agravando con Biden. Decenas de millones de votantes blancos hicieron que Barack Obama llegara al cargo más alto del país y al más poderoso de la Tierra. Después Obama utilizó su poder para insinuar que toda la nación era racista y para agudizar las divisiones raciales. Ahora Biden está en la Casa Blanca, rodeado de muchos de los colaboradores de Obama, como señaló con orgullo el ex presidente en una entrevista hace poco. Además, dijo que Biden está allí para “terminar el trabajo” que él empezó.
Once años después de ese editorial, las encuestas muestran que los demócratas han estado perdiendo el apoyo de los hombres afroamericanos desde 2008, el mismo año en que Obama fue elegido presidente. Así que los demócratas están recurriendo al alarmismo sobre cosas que ocurrieron hace 100 años para mantener movilizada a su base electoral. Mientras que liberales radicales como el ex director de la Agencia Central de Inteligencia, John Brennan, dicen que la protesta en el Capitolio pone de manifiesto la necesidad de que la administración de Biden actúe “como un láser para tratar de descubrir todo lo que pueda sobre una insurgencia pro-Trump”, la realidad es que el teatro de los neo marxistas en Estados Unidos se está derrumbando. Los estadounidenses negros e hispanos están despertando al hecho de que los conservadores que creen en los derechos y las libertades básicas de la Constitución realmente no son sus enemigos, y los liberales que creen en una agitación racial infinita, manipulada sólo para amasar más y más poder para sí mismos —mucho más allá de los límites constitucionales— realmente no son sus defensores.
La periodista del New York Times, Maggie Haberman, publicó en Twitter que Donald Trump le está diciendo a sus seguidores más cercanos que podría ser restituido como presidente en agosto. Así de rápido cree que se están colapsando los izquierdistas radicales. El fraude electoral está siendo expuesto, como en la auditoría electoral en Arizona, y la gente se está hartando de la corrupción, como la verdad que estamos descubriendo sobre la filtración del laboratorio de Wuhan. Los izquierdistas radicales se están desesperando, y están dispuestos a agitar la guerra racial.
Mi padre, Gerald Flurry redactor jefe de la Trompeta, escribió en una carta para colaboradores en 2012: “¡Los de la izquierda radical saben que tienen un ejército enorme de partidarios blancos y también una gran mayoría de no blancos que podrían ser movilizados para encender disturbios raciales y guerras raciales! Y no dudarían en hacerlo, si eso avanza su agenda política. Pronto esa horrenda realidad estallará en Estados Unidos. Se profetizó que ocurrirá”. Los disturbios de George Floyd del verano pasado demuestran que tenía razón en esto. Tal vez no fue sólo un color contra otro, sino que la izquierda radical aprovechó un asesinato a manos de la policía para agitar un movimiento violento que exige la abolición de las fuerzas policiales locales de Estados Unidos y el establecimiento de un sistema nuevo, controlado por la izquierda radical.
Biden no está predicando un mensaje de restauración y reconciliación. Está incitando la guerra racial. Tenemos que entender el porqué de esto. La teoría crítica de la raza se inventó para hacer que las razas se pelearan entre sí, pero las raíces de este odio y división son mucho más profundas que la teoría crítica de la raza y todas las demás formas de marxismo.
“Satanás y millones de poderosos demonios han sido arrojados a la Tierra (Apocalipsis 12:9-12). Satanás sabe que su tiempo es corto y que Cristo está a punto de regresar”, escribió mi padre. “Es un maestro cuando se trata de manipular emociones, estados de ánimo y actitudes. Está en su peor momento de ira y está agitando todo este odio racial para hacer pedazos a la superpotencia estadounidense. La mayoría de las personas nunca aceptarán esta verdad hasta que se encuentren en el peor sufrimiento de la historia de esta Tierra. Esto es así porque no conocen a Dios, ¡y no conocen al diablo! Todas estas malas noticias son una señal de la inminente venida de Cristo, ¡la mejor noticia que podríamos escuchar!” (ibid.).
La Biblia profetiza que las ciudades de Estados Unidos van a arder con fuego. Esto es un castigo como consecuencia del pecado (Isaías 1:7; Ezequiel 5:1-4). El tipo de incendio que ya hemos presenciado puede hacer que cada vez más estadounidenses se inclinen hacia Donald Trump y el Partido Republicano. ¡Pero la única solución real es que la gente se arrepienta hacia Dios!
Solicite su ejemplar gratuito de El vigilante de Ezequiel para obtener una explicación detallada sobre las profecías bíblicas relacionadas con el terrorismo y los disturbios raciales que azotarán a Estados Unidos justo antes del regreso de Jesucristo. ▪
EL VIGILANTE DE EZEQUIEL
¡El profeta Ezequiel habría vivido en vano si la Iglesia de Filadelfia de Dios no proclama su mensaje hoy! El libro de Ezequiel es claramente un mensaje del tiempo del fin. Revela eventos proféticos específicos que están ocurriendo ahora mismo en los Estados Unidos, Gran Bretaña, y muchas otras naciones angloparlantes. ¡También revela que Alemania está a punto de infligir una destrucción sobre el mundo mayor que lo que hizo en el Primera y Segunda Guerras Mundiales combinadas! ¡Es profecía desarrollándose ante sus ojos! Cada ser humano sobre la tierra va a ser afectado profundamente por estas profecías. Las naciones de Israel se están dirigiendo hacia la peor crisis conocida alguna vez por el hombre. Pero todo esto es parte del plan maestro de Dios para introducir el maravilloso Reino de Dios. Y el pueblo de Dios está invitado a formar parte de este gobierno como la prometida de Cristo-¡el oficio más exaltado que alguna vez será dado a algún ser humano! Herbert W. Armstrong enseñó durante muchos años las profecías de Ezequiel de una manera general. Pero ahora por primera vez, las profecías de Ezequiel son reveladas totalmente a usted a través de este emocionante folleto.