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Ecos de la década de 1930
Alemania ha sido sacudida por un evento de paralelos dramáticos con la década de 1930.
A finales de la década de 1920, el Partido Nazi era pequeño. En 1928, ganó solo el 2,6% de los votos, difícilmente una fuerza a considerar. Pero al año siguiente, en las elecciones locales del Estado alemán de Turingia, los nazis ganaron el 11,3%. El resultado no fue muy grande, pero fue suficiente para darles poder de decisión. Ni los principales partidos de derecha ni de izquierda tenían los votos suficientes para gobernar.
Así que el Estado formó coalición con los nazis. El amigo de Adolfo Hitler, Wilhelm Frick, se convirtió en ministro del interior del Estado.
La barrera se había roto. Menos de un año después, el principal partido de derecha de Alemania, el Partido Popular Nacional Alemán (dnvp, por sus siglas en inglés), trabajó con los nazis para formar un gobierno en el Estado de Baunschweig. Y para finales de 1932, la coalición volvió a repetirse a nivel nacional, con Adolfo Hitler como canciller.
El resto es historia.
Después de que los nazis se apoderaron de Alemania y comenzaron una guerra mundial que mató a 60 millones de personas, los partidos de extrema derecha fueron firmemente mantenidos al margen de las negociaciones de la coalición durante 75 años, es decir, hasta el 5 de febrero de este año.
El pasado octubre, el mismo Estado de Turingia, celebró elecciones. Una vez más, ni la corriente principal de derecha ni la de izquierda recibieron votos suficientes para gobernar solos. Después de meses de negociaciones para una coalición, una vez más, la corriente principal de derecha decidió transigir pidiendo a la extrema derecha que les ayudara a formar un gobierno.
No es de extrañar que muchos alemanes teman estar recorriendo el mismo camino que en la década de 1930.
“Las democracias no mueren de la noche a la mañana”, advirtió Spiegel Online. “No florecen un día y luego son desarraigadas por un golpe de Estado al día siguiente. Se descomponen gradualmente, hasta que el suelo esté fértil para una toma de poder autoritaria”.
“Lo que sucedió en Turingia debe ser visto como un disparo de advertencia, como un presagio” (7 de febrero).
¿Está la democracia alemana a punto de terminar?
Espiral de muerte política
Turingia no es el único paralelo con la década de 1930. Toda la dinámica política en Alemania y en toda Europa es la misma.
Esta es la tendencia: una crisis económica golpea causando que la gente pierda la fe en los partidos establecidos. El consenso de la mayoría demuestra ser incapaz, así que unos pocos empiezan a apoyar a los partidos más extremistas.
Este cambio en el apoyo significa que los partidos tradicionales no pueden ganar la mayoría de los votos. La derecha tradicional, por ejemplo, debe formar una coalición con un partido extremista o acercarse a su oponente de la izquierda tradicional.
Ahora comienza la espiral de la muerte. Una coalición izquierda-derecha se mueve con dificultad. Ambos lados están fundamentalmente en desacuerdo y no pueden tomar medidas enérgicas. Hacen concesiones entre sí y forman un gobierno centrista insatisfactorio. Esto causa que más votantes rechacen a los partidos tradicionales de izquierda y de derecha y voten por más partidos extremistas.
Cuando los partidos extremistas se incorporan al gobierno, se normalizan, se les da legitimidad. Los votantes se vuelven más propensos a votar por ellos. Sea como sea, cuando los partidos principales tienen dificultades, los partidos marginales prosperan.
Esto simplemente hace que la espiral de la muerte aumente un poco. Ahora es aún más difícil formar coaliciones estables. Gobernar se vuelve aún menos efectivo. Los problemas empeoran. El apoyo hacia los partidos extremistas crece.
Esta tendencia se desarrolló en la década de 1930, y se está desarrollando hoy en Alemania.
En esa década, la espiral llevó a más y más votantes hacia los nazis. A mediados de 1932, el dnvp decidió que tenía que colaborar con Hitler, y le ofreció el puesto de vicecanciller. Hitler se negó, convencido de que era lo suficientemente poderoso como para exigir el puesto más alto. Esta negativa llevó a otra elección, la cual ganaron los nazis. Así que el presidente alemán Hindenburg invitó a Hitler a convertirse en canciller. Frick, que había llegado al poder en Turingia, se convirtió en el ministro del interior federal.
Hindenburg y la derecha tradicional creían que podían “domar” a Hitler. En cambio, lo empoderaron. Una vez en la posición de canciller, Hitler tomó el poder absoluto.
Es fácil ver estos paralelos en Turingia. En las elecciones de octubre, los partidos extremistas obtuvieron la mayoría de los votos. Die Linke (La Izquierda), sucesor del brutal Partido Comunista de Alemania Oriental, triunfó con el 31%. El AfD, Alternative für Deutschland (Alternativa para Alemania) obtuvo el segundo lugar con el 23%. Para que una coalición tenga la mayoría en la legislatura estatal, debe incluir a uno de estos dos partidos.
Nuevo partido de derecha
El AfD comenzó en protesta por la crisis financiera de 2008. Todos los partidos principales tenían aproximadamente la misma política económica. El AfD fue fundado por economistas para presentar un camino alternativo.
Entonces la crisis migratoria golpeó a Alemania. La canciller Ángela Merkel dio la bienvenida a un millón de migrantes a Alemania, con poco debate o discusión. Los que tenían preocupaciones fueron calificados de racistas por los principales medios de comunicación. Entonces el AfD comenzó a ofrecer también una visión alternativa sobre la migración.
Esto inició un cambio hacia la derecha que fue mucho más allá de la mera preocupación por la migración. Björn Höcke, el líder del AfD en el Estado de Turingia, por ejemplo, quiere una completa reescritura de la historia alemana. “A la historia alemana la tratan como si fuera podrida y la hacen parecer ridícula”, dijo una vez en un mitin. Él quiere un “vuelco de 180 grados” sobre la forma en que Alemania recuerda la Segunda Guerra Mundial.
Para Höcke, el memorial al Holocausto en Berlín es un “monumento de deshonra” y debe ser removido. “El AfD es el último revolucionario, la última oportunidad pacífica para nuestra patria”, dijo él. Incluso ha sacado a relucir el “Lebensraum” (espacio habitable) y ha hablado del “futuro milenio” de Alemania, claras alusiones al expansionismo y la visión de un “Reich milenario” de Adolfo Hitler.
Preocupados por la dirección de su partido, los fundadores originales del AfD salieron o fueron expulsados.
No todos en el partido son tan radicales como Höcke. Algunos lo ven más como un obstáculo que como una ayuda; se quejan de que su retórica extremista hace que sea más difícil para el partido aumentar votantes más moderados. Sin embargo, sigue siendo tolerado, e incluso promovido, como uno de los líderes principales del partido.
Con el antisemitismo surgiendo en todo el mundo, los líderes judíos están especialmente preocupados por el hecho de que una vez más políticos como Höcke estén ganando tantos votos.
Charlotte Knobloch, expresidenta del Consejo Central de Judíos en Alemania, dijo que el éxito del AfD “muestra que todo nuestro sistema político se está desmoronando”. Dijo que le preocupaba que tantos apoyaran a un partido que “ha minimizado los horrores de la era nazi, que son abiertamente nacionalistas y han difundido mensajes de odio contra las minorías, incluyendo la comunidad judía”.
Christoph Heubner, vicepresidente del Comité Internacional de Auschwitz, emitió una advertencia similar y dijo: “Para los sobrevivientes de los campos de concentración alemanes, este aumento masivo de votos para el AfD en Turingia es otra señal amenazante de que las actitudes y tendencias extremistas de derecha se están consolidando en Alemania”.
“La última vez que vimos algo así en Alemania fue en la República de Weimar, donde la vida política estaba polarizada entre los comunistas y los nacionalsocialistas”, dijo el politólogo y comentarista Werner Patzelt al Local. “Eso es bastante singular” (28 de octubre de 2019).
Algunos apoyan al AfD debido a preocupaciones legítimas sobre la migración. Pero no son sólo sus cifras de votación las que coinciden con las de la década de 1930. Su retórica también.
Continente en crisis
Los partidos marginales se están levantando en toda Europa.
En las elecciones generales del 9 de febrero en Irlanda, el Sinn Fein, anteriormente el brazo político del grupo terrorista ira (Ejército Republicano Irlandés), empató en el primer lugar. Históricamente, los principales partidos de Irlanda se han negado a trabajar con ellos. Ahora están atascados con una opción: formar una coalición difícil de manejar o trabajar con un grupo que ha asesinado a más civiles que Al Qaeda el 11 de septiembre.
En los últimos cuatro años, España ha realizado cuatro elecciones infructuosas. Actualmente tiene un gobierno minoritario de coalición, que es quizás el arreglo más inestable posible. Mientras tanto, un partido de extrema derecha, el Vox, ha entrado en la legislatura española por primera vez en su historia democrática. En las elecciones de noviembre, Vox ganó el tercer lugar con el 15% de los escaños.
En 2010 y 2011, Bélgica estableció un nuevo récord mundial por el período más largo que cualquier país desarrollado ha estado sin gobierno: 589 días. Ahora los belgas van por un nuevo récord. Sus últimas elecciones fueron el 26 de mayo de 2019, y todavía no tienen una coalición.
La política italiana está dominada por partidos que, o bien no existían antes de la crisis financiera de 2008, o eran considerados demasiado extremistas para el gobierno. En las elecciones más recientes de Suecia, su principal partido de izquierda experimentó su peor resultado desde 2011, y los Demócratas Suecos de extrema derecha son ahora, según algunas encuestas, el partido más popular de la nación.
Europa Oriental está llena de gobiernos que son de derecha, si no de extrema derecha, y la mayoría de ellos lo ha hecho bien. En Hungría, el Fidesz, de Viktor Orbán obtuvo el 52% de los votos, siendo uno de los únicos partidos de Europa que obtuvo la mayoría. En Polonia, el partido de derecha Ley y Justicia obtuvo el 45% de los votos.
En un país tras otro, la política europea está entrando en la misma espiral de muerte que muchos de ellos sufrieron en la década de 1930.
Durante esa fatídica década, el auge de los partidos extremistas no ocurrió sólo en Alemania. El surgimiento de los partidos extremistas arruinó la política francesa. Francia tuvo cinco gobiernos entre mayo de 1932 y enero de 1934. En Austria, la espiral de la muerte dio poder al Heimwehr, un grupo de extrema derecha similar a los nazis pero que se oponía a la unificación con Alemania. En Checoslovaquia, el Partido Nazi de los Sudetes alemanes vino de la nada para ganar más votos que cualquier otro partido. En Rumania, el Guardia de Hierro ascendió hasta convertirse en el tercer partido más popular, ganando el 15% de los votos en las elecciones de 1937, después de haber sido prohibido en las elecciones de 1935. Otros partidos extremistas, como la Liga de Defensa Nacional Cristiana de Francia, crecieron de forma constante tras la caída de la bolsa de 1929. La liga de extrema derecha Croix-de-Feu de Francia pasó de 500 miembros en 1928 a 400.000 en 1935. Después de su prohibición en 1936, su líder fundó el Partido Social Francés, que creció hasta convertirse en uno de los mayores partidos derechistas de Francia. Los votos para los partidos extremistas en muchos otros países también aumentaron.
Para toda esta gente, un voto por los marginales no era sólo un voto por un partido político diferente. Era un voto por un sistema diferente. No querían su Constitución ni su sistema de gobierno actual. Estaban convencidos de que su nación necesitaba algo diferente.
Muchas de las personas que votan por los grupos marginales hoy en día creen lo mismo. La satisfacción con la democracia está en su punto más bajo, según un estudio de Cambridge publicado en enero. El informe afirma: “El nivel promedio de satisfacción en Europa oculta una gran y creciente división dentro del Continente, entre una ‘zona de desesperación’ a lo largo de Francia y el sur de Europa, y una ‘zona de autocomplacencia’ a lo largo de Alemania Occidental, Escandinavia y los Países Bajos”.
El estudio de Cambridge atribuye el origen de esta insatisfacción a la crisis económica, tal como fue el caso en la década de 1930. Afirma: “Es probable que más allá de los sentimientos personales de insatisfacción económica, la crisis haya generado un sentido más amplio de descontento político vinculado a la soberanía económica, al orgullo nacional y la ira por el uso de los recursos públicos”.
En un país tras otro, los votantes creen que el sistema político ya no les funciona. Entonces quieren a alguien diferente de la norma, alguien de fuera de los partidos establecidos. Sienten que la forma en que Europa ha funcionado durante décadas no está funcionando. Quieren algo nuevo.
Transigir con la derecha
En el decenio de 1930, los partidos de derecha principales se enfrentaron a este aumento del extremismo transigiendo con la derecha y avanzando ellos mismos más hacia la derecha.
En 1931, el manifiesto de Hugenberg pedía el fin del Tratado de Versalles, el establecimiento del servicio militar obligatorio, la reconquista de las colonias alemanas, una reducción en el número de judíos en la vida pública y vínculos más fuertes con las comunidades alemanas fuera de Alemania. Políticamente, la diferencia entre Hugenberg y Hitler era simplemente una cuestión de grado.
En Francia, las ligas de extrema derecha lograron organizar protestas violentas. Los partidos de derecha más prominentes respondieron cambiando su dirección. Estos fueron algunos de los que conformarían el régimen de Vichy que cooperó con Hitler después de haber conquistado a su nación. En Rumania, el rey intentó crear una dictadura real para evitar que partidos tipo nazis tomaran el poder en su país. En Hungría, el regente se vio obligado a aceptar un gobierno antisemita de extrema derecha.
Algunos en Alemania están tratando de responder a Turingia de la misma manera. El principal partido de derecha alemán está dividido sobre el tema, pero una facción sustancial quiere desplazar al partido hacia la derecha.
Un líder de esta facción, y uno de los principales aspirantes a ser el próximo canciller de Alemania, es Friedrich Merz. Foreign Policy explicó: “Friedrich Merz giraría fuertemente a la derecha, empujando a la cdu hacia el AfD en un intento por recuperar a los votantes que han huido a la derecha populista en las pasadas elecciones” (11 de febrero). Incluso especuló que Merz podría llevar al AfD a una coalición, tomando el mismo curso que tomó la derecha dominante en la década de 1930.
El exministro de defensa Karl-Theodor zu Guttenberg respaldó firmemente a Merz, y le dijo a la Agencia de Prensa Alemana el 17 de enero: “Para mí, sólo queda un político en la Unión [Demócrata Cristiana], a quien considero perfectamente adecuado para esta tarea y por quien yo votaría: Friedrich Merz”.
Romper con el pasado
Sin embargo, los acontecimientos recientes en Turingia no siguieron completamente los pasos de la década de 1930. El líder estatal elegido con la ayuda del AfD duró en el cargo solo un día. La protesta en todo el país lo obligó a renunciar.
Tampoco fue la única víctima. Las consecuencias fueron tan grandes que derribaron a Annegret Kramp-Karrenbauer, la sucesora escogida por la canciller Merkel.
Kramp-Karrenbauer fue atacada por no detener el trato con la extrema derecha. Ella era la líder del partido, ¿será que perdió el control de su propio partido? También fue acusada de no hablar con la fuerza suficiente contra el AfD. Los miembros del partido ya estaban decepcionados con su mandato como líder del mismo. Así que ella anunció que no se presentaría como candidata a canciller de Alemania y que renunciaría como líder del partido, para ser reemplazada en el verano.
Esta reacción fue mucho más fuerte que la respuesta a la coalición de Turingia en la década de 1930. Esa historia grita una advertencia tan fuerte que Alemania no puede ignorarla. La nación tuvo que hacer algo. Así que la historia de la década de 1930 se repite, pero no exactamente de la misma manera.
La historia de ese decenio sigue siendo una poderosa advertencia para el futuro. La profecía bíblica nos da una advertencia aún más clara y específica. Y esa profecía nos dice que habrá algunas similitudes importantes, así como algunas diferencias clave con respecto a lo que ocurrió anteriormente.
Apocalipsis 17 advierte sobre un sistema político que se levanta y cae siete veces. El versículo 8 describe una bestia, símbolo de una gran potencia mundial, que “era y no es, y será”. Esta bestia existe, luego desaparece, para luego “subir del abismo”. Se podría decir que surge de la nada... de la “clandestinidad”.
Este capítulo la describe como teniendo siete cabezas: se levanta siete veces. Los versículos 1 y 2 nos dicen que está dirigida por una mujer, el símbolo bíblico para una iglesia.
¿En qué parte del mundo hay un imperio, dirigido por una iglesia, que se levanta y cae repetidas veces? Este pasaje sólo puede referirse al Sacro Imperio Romano en Europa, una serie de imperios que han intentado resucitar al Imperio Romano y que han sido dominados por la Iglesia Católica.
Hasta ahora esta potencia ha ascendido y caído seis veces. Apocalipsis 17 dice que cuando este poder ascienda por completo, “los que pertenecen a este mundo (…) se asombrarán al ver la reaparición de esta bestia” (versículo 8; Nueva traducción viviente). Ellos creen que esta bestia está muerta, pero luego regresa una vez más.
Estamos viendo ese poder de la bestia surgiendo una vez más en Europa.
Debido a que esta es la misma bestia que surgió en la década de 1930, hay algunos paralelos críticos. Pero la séptima y última resurrección de este imperio es única. El libro de Daniel tiene una serie de profecías que describen el surgimiento del hombre que liderará este imperio.
Un hombre fuerte que pronto vendrá
Daniel escribió su libro profético para el tiempo del fin (Daniel 12:9). Éste profetiza eventos que ya han sucedido; fueron profecía para él, pero ahora son historia para nosotros. Pero incluso estos eventos históricos son tipos de lo que aún está por delante de nosotros.
Daniel 8:23 describe el ascenso de “un rey altivo de rostro y entendido en enigmas”. El versículo 25 dice que será derrotado después de que se levante “contra el Príncipe de los príncipes”, revelando el marco de tiempo para el reinado de este rey altivo: él llegará al poder en el mismísimo tiempo del fin, justo antes de la Segunda Venida de Jesucristo. Apocalipsis 17 también describe al poder de la bestia y su líder luchando contra Jesucristo. El hombre de Daniel 8 lidera a la bestia descrita en el libro del Apocalipsis.
Otro pasaje en el mismo libro profético, Daniel 11:21-31, nos dice cómo este hombre llegará al poder.
La mayoría de los comentarios bíblicos dicen correctamente que este pasaje se refiere a Antíoco Epífanes, quien reinó entre los años 175 y 164 a. C. Estos versículos predicen exactamente lo que Antíoco terminó haciendo: “Profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora” (versículo 31). Antíoco asaltó y asesinó de forma infame a los judíos y atacó a la religión judía. Intentó acabar con el culto judío en el templo y erigió una estatua pagana a Júpiter Olimpo frente al altar.
En Mateo 24:15, Jesucristo claramente se refiere a este versículo, haciendo referencia explícita a “la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel”. Pero Él habló de ello no como algo que ya había sucedido, sino como algo que sucederá en el futuro.
Si esta profecía fue cumplida enteramente por Antíoco Epífanes casi dos siglos antes, ¿por qué le dijo Cristo a Sus discípulos que estuvieran atentos a este evento? Esta profecía tuvo un cumplimiento antiguo, pero también tendrá uno actual. Al igual que muchas otras profecías, ésta es dual. Se refiere tanto al Antíoco antiguo como al Antíoco moderno.
Daniel 11:21 profetiza que el pueblo europeo “no dará” a este Antíoco “la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos”. El comentario de Jamieson, Fausset y Brown dice que “la nación no le conferirá el reino por un acto público, sino que lo obtendrá con artimañas, ‘halagando”. El libro Barnes’ Notes on the Old and New Testaments, dice: “En otras palabras, no le debe ser conferido por ninguna ley o acto de la nación, ni por ninguna sucesión o reivindicación regular”.
Mire a Alemania ahora mismo. En el tiempo que usted ha vivido, ¿han estado los alemanes más preocupados por su situación política? Ellos ven que se están deslizando por el mismo camino que en la década de 1930. Ven que están asediados por crisis potenciales, y que es probable que en cualquier momento estalle otro episodio de la crisis migratoria o de la crisis del euro. Sin embargo, al mando hay dos personas débiles.
Con los alemanes desesperados por tener un líder fuerte y ninguno en el horizonte, las circunstancias son casi perfectas para que alguien llegue al poder de una manera poco ortodoxa. ¿Qué sucede si hay algún tipo de crisis entre ahora y el verano, y Merkel se ve obligada a renunciar? Si como siempre la política no puede dar a los ya inquietos alemanes el líder que necesitan, ¿qué pueden hacer?
En el artículo de portada en la Trompeta de enero, el jefe de redacción Gerald Flurry mostró cuántos detalles específicos nos da la Biblia sobre este futuro hombre fuerte. Explicó que este hombre fuerte “de alguna manera manipulará el sistema político para secuestrar de hecho a Alemania y, por extensión, a Europa”.
“Saber que tal intriga política ocurrirá, hace que la confusión burocrática en Berlín sea importante de observar”, escribió. “El gobierno es inestable, la necesidad de un liderazgo fuerte es clara, pero el camino para lograrlo es desconocido”.
Daniel 8:23 dice que este líder es conocido por ser “entendido en enigmas”. La expresión “enigmas” significa que él opera “a un nivel social muy alto”. El lexicón hebreo-caldeo de Gesenius define esta frase como “retorcido, involucrado, sutileza, fraude, enigma”.
“Esto es revelador”, escribió el Sr. Flurry. “El hombre fuerte profetizado opera en un alto nivel social; es capaz de entender y resolver temas y cuestiones complejas. Es brillante y sofisticado, y tiene poder y profundidad intelectual. El contexto muestra que disfruta de fama y notoriedad debido a eso”.
“Este líder profetizado bien puede explotar esta frustración y confusión al reunir una coalición que lo respalde y presumir de su poder”, continuó. “Esto requeriría mucha inteligencia y cálculo; requeriría una habilidad inusual para engañar a las personas en posiciones altas con adulaciones. Pero el hombre profetizado de Daniel 8 lo hará magníficamente. ¡Adolfo Hitler era un hombre de fortaleza mental, pero no era tan hábil para engañar a la gente como lo será este hombre fuerte que viene! Este líder vendrá como un ángel de luz”.
El escenario está perfectamente preparado para el ascenso de este hombre. Europa está recorriendo el mismo camino que antes llevó a un dictador, y tendrá un dictador nuevamente.
Pero la Biblia registra otra importante diferencia entre este tiempo y la década de 1930. Cuando Hitler fue derrotado, su imperio pasó a la clandestinidad, para levantarse nuevamente más tarde. Esta vez, el imperio no pasará a la clandestinidad. Daniel 8:25 dice que este hombre fuerte “se levantará contra el Príncipe de los príncipes”. Intentará luchar contra Jesucristo cuando Él regrese, “pero será quebrantado, aunque no por mano humana”.
Todo este sistema, que ha causado guerras durante cientos de años, será destruido para siempre. Y nunca más resucitará. ▪