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Democracia fallida: ¿Es Alemania ingobernable?

Michael Kappeler/picture alliance via Getty Images

Democracia fallida: ¿Es Alemania ingobernable?

Alemania se enfrenta a uno de los momentos más sísmicos de su historia.

El mundo sigue ignorando en gran medida la gravedad de la crisis de gobierno que atraviesa Alemania. En las últimas semanas, se ha hecho evidente que ni las alianzas de izquierda, ni las de centro, ni las de derecha son capaces de gobernar eficazmente la nación ni de atender siquiera sus necesidades más básicas. El caos tiene el potencial de provocar una profunda transformación que repercutirá mucho más allá de las fronteras alemanas.

La coalición de izquierda entre socialdemócratas, demócratas libres y verdes se rompió por un debate sobre financiación que implicaba un aumento del gasto militar el 6 de noviembre de 2024. Los desacuerdos entre los partidos eran tan insalvables que el canciller alemán despidió a su ministro de Finanzas, rompiendo la frágil coalición. Sin embargo, cualquier esperanza de que las elecciones previstas para el 23 de febrero traigan la estabilidad es delirante. Los acontecimientos de la semana pasada demostraron que podría estallar un caos mucho mayor.

En el transcurso del último año, ciudadanos alemanes, incluyendo niños pequeños, han sido brutalmente asesinados por inmigrantes criminales que abusaron de la cultura de acogida de Alemania. Después de que un niño de 2 años fuera apuñalado mortalmente el 22 de enero, la Unión Demócrata Cristiana (cdu, por sus siglas en alemán) quiso mostrar su voluntad de abordar la crisis de frente. Pero los siguientes acontecimientos han demostrado que los políticos son incapaces de ponerse de acuerdo.




El 29 de enero, el líder de la cdu y popular candidato a canciller Friedrich Merz propuso una moción no vinculante al Bundestag [Parlamento federal alemán] para endurecer las leyes de inmigración y asilo. Sabiendo que los partidos gobernantes de los Verdes y los Socialdemócratas se opondrían, Merz confió en los votos de los Demócratas Libres y de la Alternativa para Alemania (AfD, por sus siglas en alemán). Dado que la AfD es vista como un partido de extrema derecha de simpatizantes nazis, añadió un párrafo que condenaba el extremismo y distanciaba la propuesta de cualquier ideología asociada a la AfD.

La AfD, que afirma anteponer los principios normativos a las ideas políticas, votó a favor de la moción contra la inmigración, lo que supone la primera vez que la cdu y la AfD colaboran abiertamente. Esto provocó una reacción negativa de los partidos de la oposición e incluso dentro de las propias filas de Merz. La moción tiene pocas posibilidades de convertirse en ley, ya que carece del apoyo necesario más allá de la votación inicial.

El 31 de enero, Merz presentó el Proyecto de Ley de Limitación de la Afluencia, una propuesta legislativa destinada a restringir la capacidad de los inmigrantes para traer a sus familias a Alemania. Aunque la AfD también apoyó esta legislación, la propuesta legislativa fracasó finalmente, ya que el Parlamento la rechazó por un estrecho margen de 350 a 338. La reacción de la votación anterior y un acalorado debate habían hecho mella, provocando que algunos retiraran su apoyo en el último momento.

La cdu ha sido incapaz de cumplir sus promesas de reducir la inmigración con otros partidos dominantes, pero las nuevas mayorías parlamentarias y un partido de extrema derecha fortalecido podrían hacer realidad las promesas. Merz, sin embargo, sigue descartando una coalición con la AfD; la mayoría de los alemanes coinciden con él a este respecto. De hecho, miles de personas protestaron cuando su partido acordó una propuesta legislativa con la AfD.

El estancamiento político está fortaleciendo a la extrema derecha, socavando la confianza en la democracia y aumentando la probabilidad de que los agitadores se tomen la justicia por su mano. Alemania se está volviendo ingobernable y revoltosa.

Cuanto más se prolonguen estos problemas, más frustrado y polarizado estará el pueblo alemán. La historia es nuestra advertencia.

Rolf Mützenich, miembro destacado del Partido Socialdemócrata, acusó a Merz de abrir “las puertas del infierno”. Señaló que la República de Weimar alemana de la década de 1920, que condujo al ascenso de Adolfo Hitler, fracasó debido a “la falta de unidad de los demócratas” y “porque el pensamiento autoritario nunca desapareció del todo”.

¿Podría volver a ocurrir?

La historia ha demostrado repetidamente que la humanidad no es inmune a repetir las atrocidades de nuestros antepasados. La inestabilidad provocó el ascenso de líderes autoritarios y transformó al pueblo alemán en guerreros despiadados y brutales. La Biblia advierte que las condiciones actuales conducirán al surgimiento de otro líder engañoso y destructivo.

Como explicamos en Alemania y el Sacro Imperio Romano, Apocalipsis 17 profetiza el ascenso de siete dictadores sucesivos (versículo 10). El sexto fue Adolfo Hitler. El séptimo está a punto de reinar sobre 10 reyes menores justo antes del regreso de Jesucristo (versículos 13-14). Este capítulo revela que el último gobernante se levantará más o menos de la misma manera que el sexto.

Vemos esto en otra profecía del tiempo del fin en Daniel 11. “Y le sucederá en su lugar un hombre despreciable, al cual no darán la honra del reino; pero vendrá sin aviso y tomará el reino con halagos” (versículo 21). El redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, escribió en la Trompeta de Filadelfia de junio de 2000:

Esta persona vil, despreciable y ruin llegará al poder como lo hizo Hitler. Hitler fue cabo del ejército durante la Segunda Guerra Mundial. No tenía antecedentes reales ni dignos. Pero ganó cada vez más influencia entre el pueblo y se impuso brutalmente en el cargo.

Esta persona vil “tomará el reino con halagos”. Llega al cargo halagando a sus compatriotas siempre que puede. También se aprovecha del pueblo europeo a medida que avanza políticamente hacia la extrema derecha.

Al igual que Hitler no surgió en condiciones normales, tampoco lo hará este líder de los últimos tiempos. Hay que seguir de cerca la precaria crisis política de Alemania y Europa. Para saber más, lea el artículo del Sr. Flurry “Tras la victoria de Trump, vigile a Alemania”.