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Cuatro pasos para convertirse en una persona de palabra
“Lo haré”, dice usted. Entonces llega el momento de hacerlo. ¿Qué sucede? ¿Cumple su palabra? Cuando le dice a un amigo que se reunirá con él a las 6 en punto, ¿está allí a las 6 en punto? Cuando dice que terminará ese proyecto el miércoles por la mañana, ¿está terminado el martes por la noche?
“Me ha surgido algo”. “Me olvidé de ello”. “No tuve tiempo”.
Debido a que esta actitud es tan frecuente, la mayoría de nosotros no reconocemos que faltar a nuestra palabra es un pecado. Es muy fácil no cumplir lo que prometimos. Otras personas le hacen esto a usted y a los demás tan a menudo que tampoco le culpan por hacerlo. Lo racionalizan igual que usted: Ha surgido algo. No había previsto este otro factor. Las cosas pasan. No es para tanto.
Ser una persona de palabra es un aspecto esencial de un carácter fuerte.
Jesucristo dice: “De toda palabra ociosa que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio” (Mateo 12:36).
Cristo también dice: “Pero que tu ‘Sí’ sea ‘Sí’, y tu ‘No’, ‘No’. Porque todo lo que es más que esto es del maligno” (Mateo 5:37; Nueva Versión King James [nvkj], en inglés). ¿Es su sí realmente un sí? ¿Es su no realmente un no?
No es complicado convertirse en una persona de palabra. Sin embargo, requerirá cierto esfuerzo de su parte. Cuando practique fielmente los cuatro pasos siguientes, estará en camino de lograr su objetivo.
1) Tenga cuidado con lo que promete.
“Pon guarda a mi boca, oh [Eterno]; guarda la puerta de mis labios” (Salmos 141:3). Antes de decirle a alguien que va a hacer algo, piénselo bien. Piénselo detenidamente. Absténgase de decir que cumplirá con algo que sabe que no puede.
No diga que guardará un secreto si no lo hará. No diga que hará un favor si no lo va a cumplir. No diga que hará algo o estará en algún lugar si, siendo realistas, probablemente no lo hará. Si no está seguro de poder cumplir, entonces no lo prometa. Sea realista en lo que dice que hará.
“Venid ahora, los que decís: ‘Hoy o mañana iremos a tal o cual ciudad, pasaremos allí un año, compraremos y venderemos, y obtendremos ganancias’; considerando que no sabéis lo que pasará mañana. ¿Qué es vuestra vida? Es como un vapor que aparece por poco tiempo y luego se desvanece” (Santiago 4:13-14; nvkj). Esta es una instrucción muy práctica. Somos humanos; pueden surgir obstáculos. Es prudente plantear los planes como probabilidades y no como promesas absolutas.
2) Admita cuando no puede hacerlo.
Si alguien le pide algo, si se lo solicita o exige, y usted sabe que no puede cumplirlo, admítalo. No dé rodeos ni se equivoque porque no quiere parecer maleducado. Sea cortés, por supuesto, pero aprenda a decir que no. Si ya tiene planes, ¡es una buena razón para no hacer más planes!
Lord Bulwer Lytton dijo: “Nunca se avergüence de decir, ya sea en cuanto a tiempo o dinero, ‘No me lo puedo permitir’ —‘No me puedo permitir perder una hora en la ociosidad a la que me invita’— ‘No puedo disponer de la guinea que me pide que gaste. Aprenda a decir ‘No’ con decisión, y ‘Sí’ con precaución. ‘No’ con decisión siempre que resista una tentación; ‘Sí’ con precaución siempre que implique una promesa. Una promesa, una vez hecha, es un vínculo inviolable”.
Santiago 5:12 reitera el mandato de Cristo en Mateo 5:37. Si dice no con decisión y sí con precaución (porque usted sabe que es una promesa), será mucho más fácil dejar que esos no sigan siendo no y esos sí sigan siendo sí.
3) Una vez que lo haya dicho, hágalo.
Cuando dice que hará algo, la otra persona debe saber que su promesa tiene valor. Cuando su palabra ha salido de su boca, cumplirla debe convertirse en algo importante para usted. Anótelo para que no se le olvide. Use un calendario. Use una aplicación de recordatorios en su dispositivo. No pierda de vista los detalles. Prográmelo; cúmplalo.
Cumpla su promesa al 100%: haga lo que dijo que haría sin excusas ni titubeos.
Su palabra es un compromiso, incluso en las cosas pequeñas. Reconozca que incluso un asunto pequeño es una cuestión de carácter. En lugar de cambiar de opinión por simples inconvenientes, ¡mantenga el compromiso y gane esa victoria de carácter!
Además, mantenga su palabra a sí mismo, incluso cuando nadie le esté mirando. Cuando diga que va a ejercitarse tres veces a la semana, cúmplalo.
Haga todo lo que tenga que hacer para cumplir ese compromiso, incluso en las áreas más pequeñas, y esos éxitos comenzarán a multiplicarse.
4) Si se equivoca, admítalo.
No mienta ni invente excusas. Si no puede hacerlo, o incumple su palabra, sea honesto. Cuando cometa un error, no lo ignore. No actúe como si no fuera un gran problema. ¡Pida disculpas! Preocúpese por su reputación en este ámbito. Cuando cometa un error, preocúpese lo suficiente como para hacer lo que pueda para solucionarlo.
Luego determine con mayor profundidad y pasión que la próxima vez cumplirá su palabra.