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Cómo ‘salvaron’ las elecciones de 2020

(ANDREW HARNIK/GETTY IMAGES)

Cómo ‘salvaron’ las elecciones de 2020

La revista Time lo explica.

En febrero, la revista Time publicó un artículo de 6.500 palabras en el que revelaba “la historia secreta” de “un complot bien financiado de personas poderosas, de diferentes sectores e ideologías, trabajando conjuntamente entre bastidores para influir en las percepciones, cambiar las normas y las leyes, manejar la cobertura de los medios de comunicación y controlar el flujo de información”. Esta “vasta campaña interpartidista” gastó “cientos de millones de dólares” para cometer “una conspiración desarrollada entre bastidores” de una “escala sin precedentes” y que estaba preparada, entre otras cosas, para “inundar las calles”. ¿El objetivo? Manipular las elecciones presidenciales de 2020.

Pero, según afirmó Time en repetidas ocasiones, todo eso fue algo bueno.

A continuación, algunas citas del artículo del 4 de febrero de la revista Time, escrito por Molly Ball, titulado “La historia secreta de la campaña en la sombra que salvó las elecciones 2020”.

En cierto modo, Trump tenía razón. Hubo una conspiración entre bastidores, que limitó las protestas y coordinó la resistencia de los directores ejecutivos. Ambas situaciones fueron el resultado de una alianza informal entre activistas de izquierda y titanes empresariales. (…) Ambas partes llegarían a verlo como una especie de acuerdo implícito, inspirado por las masivas y a veces destructivas protestas por la justicia racial del verano…

Esta es la historia interna de la conspiración para salvar las elecciones de 2020, basada en el acceso al funcionamiento interno del grupo, a documentos nunca antes vistos y entrevistas con docenas de involucrados de todo el espectro político…

Los participantes quieren que se cuente la historia secreta de las elecciones de 2020, aunque suene como un sueño paranoico: un complot bien financiado de gente poderosa, de distintos sectores e ideologías, trabajando conjuntamente entre bastidores para influir en las percepciones, cambiar las normas y las leyes, manejar la cobertura de los medios de comunicación y controlar el flujo de información…

Proteger las elecciones requeriría un esfuerzo de una escala sin precedentes. A medida que avanzaba el año 2020, se extendió al Congreso, a Silicon Valley y a las cámaras estatales. Se nutrió de la energía de las protestas por la justicia racial del verano, muchos de cuyos líderes eran una parte clave de la alianza liberal. Y, finalmente, llegó al otro lado del pasillo, al mundo de los republicanos escépticos de Trump, horrorizados por sus ataques a la democracia.

Time admite una colusión masiva que implica una enorme riqueza y amenaza con repetir las protestas “a veces destructivas” para influir en las elecciones, dirigidas por algunas de las mismas personas que califican de “supresión de votantes” la comprobación de la elegibilidad de una persona para votar y que pasaron el verano profanando las memorias de los Padres Fundadores que establecieron el autogobierno democrático. Pero, Time se esfuerza en subrayar: “No estaban manipulando las elecciones; las estaban fortaleciendo”.

El apretón de manos entre las empresas y los trabajadores fue sólo uno de los componentes de una vasta campaña interpartidista para proteger las elecciones, un extraordinario esfuerzo en la sombra dedicado no a ganar la votación, sino a garantizar que fuera libre y justa, creíble e incorrupta…

El escenario que los activistas en la sombra estaban desesperados por detener no era una victoria de Trump. Era el de una elección tan calamitosa que no se pudiera discernir ningún resultado, un fracaso del acto central del autogobierno democrático que ha sido un sello distintivo de EE UU desde su fundación.

La revista Time dice que la protección de la libertad, la imparcialidad, la credibilidad y la solidez de las elecciones fue tarea de un “extraordinario esfuerzo en la sombra”, y que a las personas que trabajaron en ella no les importaba quién ganara. No tenían intención de influir en el resultado, sólo de asegurarse de que fuera “justo”. ¿Está su mente realizando todas las contorsiones necesarias para creer lo que le dicen los periodistas y ejecutivos de Time?

Su trabajo afectó todos los aspectos de las elecciones. Consiguieron que los Estados cambiaran los sistemas de votación y las leyes y ayudaron a conseguir cientos de millones de dólares en fondos públicos y privados. Se defendieron de las demandas por supresión de votantes, reclutaron ejércitos de trabajadores electorales y consiguieron que millones de personas votaran por correo por primera vez…

La organización Voting Rights Lab e IntoAction crearon memes y gráficos específicos para cada Estado, difundidos por correo electrónico, texto, Twitter, Facebook, Instagram y TikTok, instando a que se contara cada voto. (…) Los sondeos de seguimiento de la organización revelaron que el mensaje se había escuchado: el porcentaje del público que no esperaba saber el ganador la noche de las elecciones aumentó gradualmente hasta que, a finales de octubre, superaba el 70%. Una mayoría también creía que un recuento prolongado no era una señal de problemas.

Después de cada elección, se cuentan los votos y se anuncian los ganadores en la noche electoral. Excepto en 2020. Esta vez, los conspiradores planearon que el recuento tardara más tiempo. Y se confabularon para cambiar las creencias del estadounidense promedio, que de otro modo podría pensar que había un problema con las elecciones. Pero los conspiradores no sólo estaban alterando las percepciones de la gente, sino que estaban alterando el propio sistema electoral.

La primera tarea fue revisar la reacia infraestructura electoral de EE UU, en medio de una pandemia. Para los miles de funcionarios locales que administran las elecciones, en su mayoría no partidistas, la necesidad más urgente era el dinero. (…) La filantropía privada llenó el vacío. Una serie de fundaciones aportaron decenas de millones de dólares en fondos para la administración electoral. La Iniciativa Chan Zuckerberg aportó 300 millones.

Time le dice que mire a las élites súper ricas gastando cientos de millones para cambiar la administración de las elecciones (y precisamente en los Estados indecisos que determinarían el resultado) como filántropos imparciales que valientemente “llenan el vacío”. Mientras tanto, los izquierdistas preparaban una amenaza aún más contundente.

La revuelta del verano había demostrado que el poder popular podía tener un impacto masivo. Los activistas comenzaron a prepararse para repetir las manifestaciones si Trump intentaba robar las elecciones. (…) Más de 150 grupos liberales, desde la Marcha de las Mujeres hasta el Sierra Club y Color del Cambio, desde Democrats.com hasta los Socialistas Democráticos de América, se unieron a la coalición “Protejan el Resultado”. El sitio web del grupo (ya desaparecido), tenía un mapa con una lista de 400 manifestaciones postelectorales previstas que se activarían mediante mensajes de texto a partir del 4 de noviembre. Para detener el golpe que temían, la izquierda estaba lista para inundar las calles…

Entre bastidores, la comunidad empresarial estaba inmersa en sus propias discusiones ansiosas sobre cómo podrían desarrollarse las elecciones y sus consecuencias. Las protestas por la justicia racial del verano también habían enviado una señal a los empresarios: la posibilidad de que se produjeran desórdenes civiles que perturbaran la economía.

Sí, ha leído bien. Resulta que los conspiradores tenían un candidato preferido. Y si ese candidato no ganaba el día de las elecciones —o cuando el recuento de votos retrasado finalmente terminara— estaban listos para desatar una red masiva de “manifestantes” y alborotadores. Pero, según Time, no se trataba de un golpe; los partidarios de Trump eran los potenciales golpistas.

Finalmente, llegó el día de las elecciones. Y hubo problemas con la emisión de votos. Y hubo muchos problemas y retrasos en el recuento de votos, especialmente en los Estados indecisos. Las irregularidades favorecieron a Biden, pero a las 11 p.m., la noche de las elecciones, los resultados del presidente Trump eran más fuertes de lo que se esperaba. (Incluso después del recuento de votos retrasado y en gran medida fraudulento, ganó oficialmente un récord histórico de 74 millones, sólo superado, de alguna manera, por los 81 millones de Joe Biden).

Muchos liberales implicados en la conspiración se registraron para una teleconferencia de emergencia, escribe la autora del Time:

Cientos de personas se unieron; muchos se asustaron. (…) La conversación que siguió fue difícil, dirigida por los activistas encargados de la estrategia de protesta. “Queríamos ser conscientes de cuándo era el momento adecuado para convocar a las masas de gente a la calle”, dice [la activista Angela] Peoples.

Pero algunos de los conspiradores persuadieron a los demás de que confiaran en que Biden acabaría obteniendo más votos que Trump, y que una victoria de Biden no sería cuestionada.

Así que se corrió la voz: retírense. Protejan el Resultado anunció que “no activaría toda la red de movilización nacional hoy, pero sigue lista para activarse si es necesario”.

En su lugar, planearon un fin de semana de celebración que, según Time, “coincidió” con el día (8 de noviembre) en que las principales corporaciones liberales de noticias hicieron sus anuncios coordinados que daban la elección a Joe Biden.

¡El pantano es profundo! ¡El “Estado profundo” es profundo! De esto advirtió Donald Trump: élites poderosas e influyentes que son “enemigas del pueblo”. Conspiración, complot, protestas a veces destructivas: estas palabras no se les escaparon accidentalmente a los editores. Quieren que usted sepa que hubo una conspiración, tal vez porque se enteraría de todos modos, y quieren influenciarle para que crea que es algo bueno.

El mundo en el que vivimos pende de un hilo, y el hilo está podrido. La única respuesta, la única esperanza, no es el Partido Republicano ni algún partido nuevo, ni siquiera los ideales del conservadurismo. Su única esperanza es ver al mundo, e incluso a esta nación que alguna vez fue grande, por lo que es y aprovechar esta oportunidad por lo que es: una última oportunidad para arrepentirse. 


ESTADOS UNIDOS Y GRAN BRETAÑA EN PROFECÍA

La gente del mundo occidental estaría sorprendida y boquiabierta, ¡si lo supieran! Los gobiernos de Estados Unidos, Gran Bretaña, Canadá, Australasia y África del Sur pondrían en marcha gigantescos programas de protección, ¡si lo supieran! ¡Ellos podrían saberlo! ¡Pero, no lo saben! ¿Por qué?