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Claves escondidas para éxito matrimonial
¡Fred y Jennifer estaban tan felices! ¡Fue el día de su boda, y la vida no podría ser mejor! Mientras Fred observaba a su hermosa esposa, él reflexionaba acerca de recuerdos recientes de citas con esta dama especial. Él había salido con otras muchachas, pero ellas no eran como Jennifer.
Jennifer observaba los juegos de pelota con él. Ella le alcanzaba las herramientas cuando él tenía que trabajar en su carro. Ella parecía realmente interesada cuando él le hablaba acerca de sus viajes de cacería o pesca. Ellos salían a cenar y se podían reír y bromear el uno con el otro con facilidad. Ella nunca estaba aburrida de las bromas de él. “Sí”, pensaba él mientras la miraba fijamente, “¡yo tengo una dama especial!”.
Jennifer estaba pensando lo mismo acerca de Fred. Ella simplemente sabía que había encontrado al único hombre sobre la tierra para ella.
En medio de todas las actividades frenéticas que acompañan un día de boda, ella se encontró a si misma considerando recuerdos muy entrañables. Recordó como Fred la tomaba de la mano y daba largas caminatas con ella por caminos campestres. Recordó cuan agradablemente sorprendida estaba ella cuando él alegremente aceptó llevarla al teatro para ver una obra. Sus recuerdos más entrañables eran acerca de sus largas conversaciones mientras se sentaban en su cafetería favorita por las mañanas en el fin de semana.
¿Cuántos matrimonios comienzan de la forma en que comenzó el de Fred y Jennifer? ¡Millones!
Tristemente, sin embargo, muchos de esos mismos matrimonios terminan en divorcio. Por cada dos matrimonios que se efectuaron en Estados Unidos durante la década de 1990, hubo un divorcio. ¡Esas son estadísticas tristes y devastadoras! Este problema no es de ninguna manera solo de Estados Unidos. Sin duda, las 4 o 5 décadas anteriores han visto incrementar las tasas de divorcio en cada país industrializado en el mundo.
¿Cómo pueden tan fantásticos y alegres enamoramientos y días de boda terminar en tal miseria? Incluso muchos matrimonios que no han terminado en divorcio están actualmente sumidos en la depresión de la miseria y la separación. ¿Por qué sucede esto? La respuesta radica en entender causa y efecto. Lo que nosotros dedicamos a nuestros matrimonios se relaciona directamente con que tan exitosos son estos.
Así como Fred y Jennifer, la mayoría de la gente está rebosante de alegría en el día de su boda. Ellos creen que han encontrado al hombre o la mujer con la que vivirán y a quien amarán por el resto de sus vidas. Cuando esos mismos matrimonios que comenzaron con tanto gozo caminan tambaleantes a orillas de la deseperación y la agonía, y frecuentemente aún terminan en divorcio, ¡hay una razón!
Veamos algunas de las claves principales y ocultas que deben comenzar a emplearse en un matrimonio a fin de encontrar éxito verdadero. Hay elementos vitales que los esposos y esposas deben dar y papeles vitales que cada uno debe cumplir a fin de que cualquier matrimonio sea un verdadero éxito. Si usted aplica estas claves, no solo estará bien encaminado para guardar los votos que hizo el día de su boda, ¡sino que además usted y su cónyuge estarán llenos de gozo a lo largo del camino!
Amor
Primero, ¡debe haber amor genuino! A primera vista, esto puede no parecer una clave oculta. Parece que todo el mundo hoy habla acerca de amor. Pero la mayoría de la gente no sabe lo que es el amor verdadero. Todo lo que la gente describe como amor, muy frecuentemente, no es nada más que lujuria o alguna otra idea egoísta.
El AMOR que debe estar presente en cualquier matrimonio exitoso no es lujuria o alguna otra motivación centrada en sí mismo. ¡Es una preocupación genuina y que fluye por su cónyuge! Demasiada gente hoy habla acerca de relaciones y matrimonio con una mentalidad de “obtener”. ¿Qué está haciendo él por mí? ¿Qué estoy recibiendo yo de esta relación? Si usted piensa de esta forma acerca de su relación matrimonial, esta está destinada al fracaso.
El camino de Dios es el camino del dar. El matrimonio es ordenado por Dios y debe operar consecuentemente. Es un desastre terrible para el éxito de un matrimonio si ambos esposos, o aunque sea uno, está tratando de “obtener” o “tomar” para su propio beneficio.
Muchos dicen que el matrimonio es una “relación de dar y obtener”; ¡pero eso no es verdad! El matrimonio es una relación de dar y dar. Tanto el esposo como la esposa deben estar pensando en el otro cónyuge continuamente. ¿Qué puedo hacer yo para alegrar su día, o para aligerar su carga? ¿Qué le estoy yo dando a mi cónyuge?
¡En el matrimonio, debe haber un esfuerzo de dar al 100 por ciento! Si tanto el esposo como la esposa piensan acerca de darle su cónyuge el 100 por ciento del tiempo, juntos recibirán el 100 por ciento del tiempo. ¡Recibir es algo muy diferente de requerir! Un método conduce a un ciclo vicioso que terminará miserablemente, mientras que el otro método creará un círculo hermoso de amor, calidez, amistad e intimidad. Y, las necesidades tanto del esposo como de la esposa serán satisfechas en la relación sin que ninguno de ellos requiera algo.
Jesucristo está en una relación matrimonial con la Iglesia (Efesios 5:32). Siga Su ejemplo de amor, servicio y sacrificio por Su compañera. ¡El lo dio todo a fin de servir a Su compañera! Él ciertamente no estaba mirando lo que El podría obtener de la relación. Eso no sería amor. En cambio, El dio Su propia vida por Su compañera (versículo 25). El sostiene y aprecia mucho a Su compañera (versículo 29). Si usted está sosteniendo y apreciando a su cónyuge, estará tratándolo o tratándola con respeto, dignidad, aprecio y honor. Usted verá a su cónyuge de manera muy especial y lo tratará como corresponde. Demasiados tratan a sus cónyuges con descortesía; como si no fueran importantes ni amados. Muchos de nosotros necesitamos pensar profunda y seriamente acerca de lo que motiva nuestras acciones y pensamientos diarios cuando se trata de nuestra propia relación matrimonial.
La Palabra de Dios nos da una definición muy clara de amor divino en 1 Corintios 13. Enfoquémonos en una porción de esta descripción de verdadero amor. Mientras lo hacemos, piense en su matrimonio y cómo trata usted a su cónyuge.
El versículo 4 en la traducción de Moffat dice: “El amor es muy paciente, muy benigno. El amor no conoce la envidia; el amor no es ostentoso, ni se jacta de sí mismo”. ¿Cómo se siente usted hasta ahora?
El versículo 5 continúa. “Nunca trata con descortesía, nunca es egoísta, nunca se irrita, nunca se resiente”. ¿Cómo se siente ahora? ¿Está esta clase de amor en su matrimonio?
“El amor nunca se agrada cuando otros se equivocan, el amor se regocija con la bondad, siempre es lento para poner al descubierto, siempre desea creer lo mejor, siempre tiene esperanza, siempre es paciente. El amor nunca desaparece” (versículos 6-8).
¿Prevalece este tipo de pensamiento en su matrimonio? ¿Son ustedes pacientes el uno con el otro? ¿Se glorían en el otro y lo estiman antes que a sí mismos? ¿Se dan el uno al otro el beneficio de la duda en lugar de pensar mal del otro y asumir lo peor? ¿Qué acerca de ser amables el uno con el otro? Eso significa que usted le habla al otro amablemente y con consideración. Palabras agradables, tonos de voz agradables y expresiones faciales agradables deben ser usados cuando se hablan el uno al otro. Con esta clase de amor, su matrimonio sin duda soportará y resistirá todo lo que sea, ¡y nunca fracasará!
Este pasaje en 1 Corintios nos da una descripción excelente de la clase de amor que necesitamos. Entienda, sin embargo, que este amor es un fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22) y no puede ser simplemente ideado. “El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado” (Romanos 5:5). ¡Aún así un verdadero cristiano debe clamarle a Dios todos los días en oración por más de esta cualidad divina a fin de amar verdaderamente a su cónyuge como Dios quiere! Si usted quiere más información sobre cómo recibir el don incomparable del Espíritu Santo de Dios, es bienvenido para solicitar nuestro folleto gratuito Arrepentimiento Hacia Dios.
Una carne
Ahora, comprenda que usted y su cónyuge son un equipo, una unidad. Dios es quien instituyó el matrimonio, y El conoce mejor el fundamento y las leyes que conciernen a este. Él nos dice que debemos llegar a ser “una carne” cuando entremos en la unión matrimonial (Génesis 2:24). El Apóstol Pablo, en el Nuevo Testamento, reitera este hecho (Efesios 5:31).
Un esposo y su esposa son dos individuos que deben llegar a ser “una carne”; una unidad cohesiva, un equipo, trabajando juntos en armonía. Físicamente, por supuesto, un hombre y una mujer pueden llegar a ser una carne a través del sexo (1 Corintios 6:16), pero usted además debe luchar por llegar a ser una carne emocional y espiritualmente. Ustedes deben ser uno. Deben estar unidos. Deben estar compartiendo las mismas esperanzas, sueños, aspiraciones y metas. Muchos matrimonios operan sobre la base de “dos individuos” en lugar de este principio de “una carne”.
Muchos individuos ridiculizan a su cónyuge en frente de otros. ¿Por qué tú no puedes cocinar come ella? ¡Tú no ganas suficiente dinero! ¡Mira cuán gordo se ha vuelto mi esposo! Es sorprendente lo que los cónyuges le dicen al otro o acerca del otro. ¿Pero cuántos se detienen a pensar lo que eso dice acerca de sí mismo? Si su cónyuge es tan malo, ¿qué dice eso acerca de usted? Después de todo, usted estuvo de acuerdo con el matrimonio, ¿verdad?
En el matrimonio, el esposo y la esposa ascienden juntos y caen juntos. Ellos son un equipo y deben trabajar juntos como un equipo. ¿Cuántos piensan acerca del matrimonio en estos términos? Sin embargo Dios ordenó que sea de esta forma desde el comienzo mismo de la existencia de la humanidad sobre la Tierra.
La instrucción de Dios en el Jardín de Edén incluyó un mandamiento para el hombre y la mujer “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla…” (Génesis 1:28). Este mandamiento involucra matrimonio y familia. Involucra el establecimiento de un hogar. Involucra cuidar y educar a los niños. Requiere que ambos sexos crezcan juntos y trabajen juntos dentro de las leyes claramente definidas y probadas por Dios a fin de tener éxito en cumplir esta instrucción.
Como con cualquier equipo, debe haber organización, cooperación y esfuerzo real dedicado a este o no habrá éxito. Imagínese un equipo de football que no discutió un plan o estrategia de juego durante la semana anterior al juego. ¿Qué si este decidiera no practicar durante la semana? ¿Qué si los jugadores raras veces se hablaran el uno al otro y trataran de evitarse tanto como sea posible? ¿Qué si ellos pensaran: “¡Bueno, el jugador de la defensa podría perder, pero aún así yo ganaré!”? ¡Qué absurdo! ¡Todos en el equipo saben que o tendrán éxito juntos o fracasarán juntos, y ellos trabajan diligentemente cada día para asegurar el éxito! Más esposos y esposas necesitan pensar de esta forma acerca de su matrimonio.
Gobierno
Además, ¿qué equipo de football puede tener éxito sin alguien que asigne las posiciones? Esto nos conduce a otra clave oculta que es absolutamente requerida para el éxito matrimonial.
En el football americano, hay 11 hombres en un equipo trabajando juntos. ¿Qué pasaría si ellos no discutieran qué posición estarían ocupando? ¿Qué si todos ellos, individualmente, decidieran por sí mismos cuál posición ocuparían sin ninguna cooperación con los otros jugadores; sin alguien que tomara la decisión final y realmente asignara una posición para cada uno? ¡Pues, eso sería un desastre! No es muy difícil predecir, con toda certeza, que un equipo como ese terminará como el perdedor todas las veces.
La mayoría de la gente puede ver fácilmente que sin alguien a cargo para tomar las decisiones finales, hay caos y confusión. Esto se aplica a mucho más que el football. ¿Puede usted imaginarse un negocio siendo operado sin un director ejecutivo? ¿Qué acerca de un ejército sin un general? ¿Por qué es que la gente puede entender que este principio es necesario en un negocio o en una guerra, y sin embargo cuando se trata de dirigir a una familia son bastante hostiles a la idea de una persona que está a cargo y que toma las decisiones finales? A menos que usted aplique esta clave vital en su matrimonio, está condenado a cierto fracaso.
Por supuesto, las primeras dos claves ocultas mencionadas en este artículo consideran grandemente esta clave también. El hecho de que alguien sea la cabeza de la familia y tome esas decisiones finales no debe significar que la persona sea un tirano o un intimidador. Esta estructura y organización se implementa completamente al estar dentro de los límites del amor verdadero y en el espíritu de trabajo en equipo y cooperación.
El esposo está para dirigir a su esposa y su familia. Él debe dirigir porque Dios ha ordenado que sea de esa forma (Efesios 5:22-23). ¡Y funciona! Tenemos prueba abundante en la sociedad de hoy de que los métodos humanos simplemente no funcionan. De nuevo, Dios conoce a Su propia creación. Él sabía desde hace milenios que debe haber amor, cooperación, trabajo en equipo y gobierno para que cualquier matrimonio tenga éxito.
Esto no significa que la esposa es una ciudadana de segunda clase. La esposa fue creada para ser una asistente apropiada, o ayuda, para su esposo (Génesis 2:18). ¿Cómo puede ella ser una asistente para él si es tratada como una muda o si nunca se le da ninguna responsabilidad? Todos los esposos deben reconocer qué gran valor es para él y para la familia una esposa virtuosa. Ella vale mucho más que cualquier riqueza material que él pudiera adquirir (Proverbios 31:10). Todos los esposos deben estudiar el capítulo 31 de Proverbios y comprender qué bendición es una esposa virtuosa. Todas las esposas deben estudiar el capítulo 31 de Proverbios y comprender que clase de carácter necesitan adquirir a fin de ser realmente una ayuda apropiada para el esposo. Ella debe desear realmente ser esta clase de ayuda idónea.
El esposo, mientras él está para tomar las decisiones finales en el hogar, debe consultar a su esposa sus opiniones. Ella realmente es su activo intelectual más valioso y le puede dar a él consejo tremendamente útil. Ella es su “ayuda idónea” (Génesis 2:20). Busque el aporte de su esposa. Discuta todos los aspectos de la decisión que se debe tomar. Si tanto el esposo como la esposa están buscando obedecer a Dios y están luchando por hacer lo que es mejor para el otro y para la familia, la mayoría de las veces estarán de acuerdo en qué decisiones deben tomarse. Cuando no se puede llegar a un acuerdo por una u otra razón, el esposo debe en oración (teniendo en cuenta el aporte que su esposa ha dado) tomar una decisión que él sienta que beneficiará mejor a su familia. En tales casos, es entonces responsabilidad de la esposa respaldar la decisión de su esposo y hacer su mejor esfuerzo para hacer de esa decisión un éxito.
De nuevo, piense en la analogía del football. En este caso, pensemos de los esposos como los estrategas y de la esposa como la defensa. El estratega puede estar inclinándose a considerar una cierta jugada. El defensa podría hacer algún aporte y pensar que otra jugada sería mejor por razones que él ha visto desde su perspectiva única. El estratega sería increíblemente estúpido al no considerar el aporte del defensa. Ellos pueden discutirlo y quizás el estratega dirá: Si, usted tiene razón, ese es un buen punto. Llevaremos a cabo la jugada como usted ha sugerido. O él podría decir: Bueno, ese es un buen punto. Sin embargo, debido a estas otras razones yo creo que la mejor jugada sería la que yo originalmente mencioné. ¿Discuten ustedes esposos, los asuntos con su esposa de esta forma? ¿Y realmente escuchan ustedes y consideran su aporte?
Ahora, qué pasaría si la defensa se enojara y dijera: Bueno, yo no voy a llevar a cabo esa jugada. ¡Él puede llevar a cabo esa jugada si quiere, pero aún así yo voy a hacer lo que yo quiero! ¿Hay alguna duda de qué desastre produciría esa clase de reacción? Sin embargo, ¿cuántas esposas reaccionan exactamente de esa forma cuando su esposo toma una decisión?
Sin importar que jugada se lleve a cabo, debemos ver la necesidad de hacer que alguien tome la decisión final en cuanto a que jugada se convoca. Debemos también ver la necesidad absoluta de que todos en el equipo respalden esa decisión y traten de hacer su mejor esfuerzo por hacer de esta un éxito. Este es un ejemplo de un equipo deportivo, pero ilustra un principio importante.
¡Aplique esta forma divina de gobierno en su casa! ¡Esta es una clave oculta que producirá gran paz, felicidad y éxito!
Actúen para crecer juntos
Es bastante fácil sentarse y leer un artículo o un libro acerca de qué hacer por su matrimonio. Es otro asunto completamente diferente, actuar verdaderamente. ¡Se requiere trabajo, determinación y disciplina! Se requiere comunicarse con su esposo. ¿Ama usted a su cónyuge lo suficiente como para actuar a fin de cambiar la dirección en la que usted se dirige? Se requerirá acción verdadera para que usted y su cónyuge crezcan juntos en lugar de permitirse a sí mismos simplemente dejarse arrastrar pasivamente como tantas parejas lo hacen.
Como Fred y Jennifer, mencionados al comienzo de este artículo, la mayoría de los matrimonios comienzan muy felizmente. Fred y Jennifer estaban tan felices porque ellos se habían acercado mucho el uno al otro. Ellos estaban empleando tiempo para hacer cosas juntos y estaban felices de hacer cualquier cosa que el otro quisiera o necesitara hacer en el momento. Ellos se estaban comunicando y compartiendo el uno con el otro. Sin embargo aunque muchas relaciones comienzan de esta forma, con demasiada frecuencia los esposos comienzan a separarse con el tiempo.
Trabajo, niños, otras personas, las presiones y el estrés de la vida de cada día pueden comenzar a consumir todo su tiempo y atención. ¡Si ustedes no actúan concientemente para acercarse, usted y su esposo definitivamente se alejarán!
Un matrimonio feliz y productivo requiere de comunicación en grandes cantidades. Comuníquense con calidad sobre temas de calidad; dándole al otro toda su atención. Hablen acerca de todo; incluyendo los temas más difíciles con los que usted podría no estar de acuerdo inmediatamente. Resuelvan esas áreas en su relación o ustedes se dirigirán a problemas verdaderos. Dos no pueden caminar juntos a menos que estén de acuerdo (Amós 3:3).
Cuando haya ira o división, no descansen hasta que hayan erradicado eso completamente de su matrimonio (Efesios 4:26). Hay una frase popular que dice: “Yo solo quiero estar con enojo por un tiempo”. ¡Nunca caigan en esa clase de razonamiento! Discutan rápidamente el problema o ustedes habrán dado un gran paso hacia la separación.
Si ustedes quieren acercarse continuamente a lo largo de su matrimonio, aprendan a disfrutar de los mismos pasatiempos o actividades recreativas. Salgan a pasear juntos. Vayan a caminar juntos. Jueguen tennis juntos. Vayan al teatro juntos. Esto no quiere decir que ustedes deben hacer todo juntos. Sino, ¡denle mucha importancia al hecho de que si usted y su cónyuge se dirigen continuamente en direcciones diferentes a lo largo del día, se están conduciendo al desastre! Si usted y su cónyuge dejan de hacer las cosas juntos, no se sorprenda si una mañana usted se despierta y descubre que ustedes ya no son amigos. Después de todo, ¿no nos gusta a todos pasar tiempo con nuestros amigos?
¿Cuáles son las necesidades o deseos de su cónyuge? Ustedes pueden acercarse al aprender y satisfacer cada uno las necesidades del otro. Las relaciones se construyen sobre necesidades mutuas que se satisfacen. En el matrimonio, debemos aprender cuáles son las necesidades de nuestro cónyuge y esforzarnos por satisfacerlas.
Continuamente pregúntese a sí mismo qué puede hacer usted para mejorar su matrimonio. ¿Qué puedo hacer yo para ayudar, construir y elevar mi relación con mi cónyuge? ¿Qué puedo hacer yo para hacer que este matrimonio crezca y avance? Esta tiene que ser una pauta conciente del pensamiento en cualquier matrimonio si una pareja quiere acercarse más íntimamente.
Estas claves ocultas están basadas en la Palabra infalible de Dios y son vitales para el éxito de cualquier matrimonio. Se requiere esfuerzo sostenido y comprometido de ambos, el esposo y la esposa; sin embargo, aún un cónyuge que haga un esfuerzo concertado, sostenido y perseverante por aplicar estos principios puede tener un impacto decididamente positivo en un matrimonio (lea, por ejemplo, 1 Pedro 3:1-2). Tome la iniciativa de mejorar la relación. ¡Si usted aplica estas claves, estará bastante cerca de evitar las trampas y las dificultades en las que caen tantos matrimonios!
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