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Jerusalem

Thomas Coex/Getty Images, Menahem Kahana/AFP/Getty Images, Stefan Tyszko/Getty Images, IstockPhoto/Claudiad, Derek Hudson/Getty Images

Ciudad de pedazos

Mientras Jerusalén unida cumple 50 años, nos preguntamos: ¿cumplirá 51?

jerusalén

Este año se celebra el 50 avo aniversario de la Guerra de los Seis Días. Durante varios días de turbulencias en 1967, el diminuto estado judío de Israel se defendió contra tres ejércitos árabes simultáneamente. Los judíos no sólo sobrevivieron, sino que, en el abrupto fin de la guerra, ellos habían tomado posesión de la Península del Sinaí de Egipto, los Altos del Golán de Siria, y Cisjordania de Jordania, expandiendo el territorio de Israel en un 300 por ciento. En ese momento, muchos líderes judíos y periodistas extranjeros por igual reconocieron esto como una victoria milagrosa.

El momento más simbólico y emotivo de la guerra para los judíos ocurrió el tercer día, cuando el capellán del Ejército Israelí, el rabino Shlomo Goren reunió a los soldados ante el Muro Occidental para tocar el shofar en el sitio más santo del judaísmo. El solemne toque anunciaba al mundo que los judíos habían capturado la Ciudad Antigua y el Monte del Templo. Por primera vez en casi 2.000 años, Jerusalén estaba unida bajo el domino judío.

Pero ahora, 50 años después, debemos preguntarnos: ¿llegará Jerusalén unida a los 51?

Dividiendo unilateralmente a Jerusalén

Entrando a 2017 Jerusalén ha recibido más atención que en cualquier otro año en la historia reciente.

El 23 de diciembre de 2016, Estados Unidos rompió con su tradicional papel de protector de Israel ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (csnu), al elegir no vetar una resolución que cataloga a las comunidades israelíes en Cisjordania como ilegales e inválidas. Pero esta resolución tiene la cláusula más siniestra que la mayoría de los intentos previos, hechos para impugnar las reclamaciones de Israel sobre el territorio que ganó en la guerra de 1967.

La resolución 2334 ataca el control y la soberanía de Israel no sólo del territorio de Cisjordania, sino sobre Jerusalén misma.

Observe los tres primeros puntos de la resolución. Éstos dicen que el csnu (énfasis añadido):

1. Reafirma que el establecimiento por parte de Israel de los asentamientos en territorio palestino ocupados desde 1967, incluyendo Jerusalén Oriental, no tienen validez legal y constituyen una violación flagrante bajo la ley internacional y un importante obstáculo para el logro de la solución de dos estados y una paz justa, duradera e integral;

2. Reitera su demanda de que Israel cese inmediata y completamente todas las actividades de asentamientos en el territorio palestino ocupado, incluyendo Jerusalén Oriental; y que respete totalmente todas sus obligaciones legales en este sentido;

3. Resalta que no reconocerá ningún cambio a las demarcaciones del 4 de junio de 1967, incluyendo a Jerusalén, excepto las convenidas por las partes a través de las negociaciones…

¿Por qué destacar a Jerusalén en la resolución? ¿Por qué no sólo mencionar a Cisjordania, o los términos más generales de los “territorios” como en las resoluciones previas?

Porque el objetivo real de esta resolución es la unidad de Jerusalén.

Según el csnu (que es la cosa más parecida que este planeta tiene a un gobierno mundial) el dominio israelí sobre Jerusalén Oriental “no tiene validez legal y constituye una violación flagrante bajo la ley internacional”.

En cada uno de estos tres puntos, la resolución pone atención específica a Jerusalén Oriental, no sólo a Cisjordania. Por supuesto que técnicamente Jerusalén Oriental es parte de Cisjordania, pero todas las negociaciones previas entre israelíes y palestinos, como los Acuerdos de Oslo en los años 90s y la Cumbre de Camp David en el año 2000, trataron a Jerusalén como un asunto separado de Cisjordania. El asunto de Jerusalén en un acuerdo final de paz iba a negociarse por separado.

Pero ahora, según las Naciones Unidas (notablemente habilitado y apoyado por la abstención de Estados Unidos) los israelíes no sólo no pueden construir o vivir en Judea y Samaria, sino que cualquier construcción en Jerusalén Oriental, más allá de las ahora invisibles líneas fronterizas de 1967, es también ilegal.

La onu ha dividido unilateralmente a Jerusalén, e Israel no tuvo ni siquiera un voto, y ni un aliado
dispuesto a votar a su favor.

El antecedente

Algunos líderes israelíes del pasado han ofrecido Jerusalén Oriental a los palestinos en un esfuerzo por alcanzar un acuerdo de paz. Uno de ellos fue el ex primer ministro Ehud Barak.

En 1993 el gobierno de Yitzhak Rabin firmó el primer conjunto de los Acuerdos de Oslo. Esto se convirtió en el nuevo fundamento sobre el cual se negociaría la paz entre israelíes y palestinos. Como parte de los acuerdos, el futuro de Jerusalén fue declarado como un tema separado para futuras negociaciones. La probabilidad de que Israel renunciara a la soberanía de Jerusalén Oriental en un acuerdo de paz era altamente improbable. Rabin incluso declaró en su último discurso ante el Knesset, antes que fuera asesinado en 1995, que Jerusalén debía seguir siendo siempre la capital unida de Israel.

Sin embargo, cinco años después, uno de los propios seguidores de Rabin, Ehud Barak, se volvió en contra de la postura de Rabin.

En 2000, durante los últimos meses de su mandato, Ehud Barak ofreció al presidente de la Organización para la Liberación Palestina, Yasser Arafat (un terrorista), Cisjordania y Jerusalén Oriental a cambio de la paz como parte de las negociaciones de la Cumbre de Camp David con el presidente de EE UU, Bill Clinton.

Esta oferta marcó un cambio radical en la plataforma de negociación de los judíos: Israel ahora estaba dispuesta a negociar a Jerusalén Oriental. Israel siempre había dicho que Jerusalén no sería dividida, pero aparentemente los israelíes mismos estaban divididos sobre este asunto.

Dore Gold, consejero del primer ministro Benjamín Netanyahu, relata en su libro La lucha por Jerusalén que cuando el pueblo israelí se enteró que Jerusalén estaba siendo ofrecida como parte de un acuerdo de paz, ellos se enfurecieron. Esto llevó a la manifestación más grande en la historia de Israel: una marcha en protesta hacia los muros de la Ciudad Antigua que atrajo a la increíble cantidad de 400.000 israelíes.

Yasser Arafat rechazó la oferta. Incluso en ese tiempo, algunos funcionarios israelíes de izquierda consideraron proponer una resolución del csnu donde los parámetros para la paz, incluyendo a Jerusalén Oriental, fueran asegurados dentro de una nueva posición de negociación de Israel.

Eso no sucedió en 2001. Pero adelantemos a diciembre 2016, y esa resolución del Consejo de Seguridad ha sido aprobada. La comunidad internacional ha decidido unilateralmente, con el apoyo de EE UU, que Jerusalén Oriental no pertenece a los judíos. Jerusalén Oriental ya no es parte de la negociación, la onu ha decidido que es territorio palestino y que los judíos no tienen derecho a ésta. Jerusalén, de acuerdo a las Naciones Unidas, no es la capital unida de los judíos.

Preparando el escenario

¿Por qué es esto importante? Sería fácil ignorar la Resolución 2334; no es más que palabras. Israel hoy, especialmente bajo el liderazgo del primer ministro Benjamín Netanyahu, rehusaría conceder la Ciudad Antigua y Jerusalén Oriental a los palestinos; el propio primer ministro lo ha dicho. Si la onu decide hacer cumplir esta resolución, tendrían que marchar ejércitos de naciones miembros hacia Jerusalén para forzar a Israel a salir. La mayoría de la gente está de acuerdo en que sería altamente improbable e irregular que la onu pudiera organizarse de esa manera.

Pero es posible que los propios palestinos pudieran reaccionar a esta resolución en un levantamiento armado y/o una intifada terrorista y tratar de tomar lo que la onu ahora ha dicho que les pertenece. En ese punto, Israel suprimiría la violencia. Se podría pensar entonces que, sobre la base de la resolución, la comunidad internacional podría tomar represalias contra Israel.

Durante las pasadas dos décadas, Trompeta ha predicho exactamente este escenario que vemos desarrollándose. Señalando a una profecía en el libro bíblico de Zacarías, el jefe editor de Trompeta, Gerald Flurry, ha dicho por muchos años que la mitad de Jerusalén de hecho caerá en manos palestinas.

En marzo de 2006 él se refirió a cómo sucedería esto: “Al parecer los palestinos podrían tomar Jerusalén Oriental, con excepción del Monte del Templo, sin luchar. La profecía de Zacarías implica que habrá un impase sobre el Monte del Templo, el cual los palestinos ‘resolverán’ tomando Jerusalén Oriental por la fuerza. Por eso creo que los conservadores podrían recuperar el control en Israel. Ellos tienen una voluntad más fuerte para pelear por la tierra que ellos creen les pertenece a los judíos”.

Cuando el Sr. Flurry hizo esta declaración, estaba en el poder un gobierno pasivo de izquierda. Pero para que esta profecía se desarrollara, parecía que los conservadores tenían que regresar al poder.

Esto ya ha ocurrido.

Netanyahu no aceptará el control palestino del Monte del Templo ni de Jerusalén Oriental. Sin embargo, motivados por esta reciente resolución y probablemente por la acción adicional de la comunidad internacional en los meses venideros, los palestinos podrían estar motivados a tomarla por la fuerza ellos mismos.

En este entorno, la resolución del csnu no mejora las posibilidades de paz entre israelíes y palestinos. Más bien socava la posición de negociación de Israel y anima a los palestinos a pelear por la tierra, llevando así al cumplimiento de la profecía fundamental de Zacarías sobre la caída de la mitad de Jerusalén.

Sumado a esto, el primer ministro Netanyahu parece estar viendo a la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos como una luz verde para virtualmente hacer caso omiso de la decisión del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Esto fue evidente durante la primera semana del mandato del Sr. Trump cuando el gobierno israelí aprobó la construcción de cerca de 600 apartamentos en Jerusalén Oriental como también cerca de 2.500 residencias en las zonas periféricas de Cisjordania, en oposición directa a la resolución. Después de la decisión de proceder con la construcción en Jerusalén Oriental, el Sr. Netanyahu declaró: “Ya no hay necesidad de coordinar la construcción en los vecindarios judíos de Jerusalén Oriental. Podemos construir donde queramos y tanto como queramos”. Sin embargo, es probable que estas acciones sólo enfurezcan aún más a los palestinos y al resto del mundo. Esto sólo aumentará la volatilidad de la situación.

En 2017, todos los ojos van a estar puestos en Jerusalén. La profecía de Zacarías sobre la caída de la mitad de la ciudad es un evento verificable y muy visible que pone en marcha la reacción en cadena del cumplimiento de subsecuentes profecías que conducen a la venida del Mesías.

Para entender en detalle los eventos que siguen a la caída de Jerusalén, lea el folleto de Gerald Flurry, Jerusalén en profecía

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