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Biden recurre a Venezuela por petróleo

(JIM WATSON/AFP VIA GETTY IMAGES)

Biden recurre a Venezuela por petróleo

La izquierda radical está saboteando la independencia energética estadounidense.

Mientras el presidente ruso Vladimir Putin se prepara para intensificar su asalto militar en Ucrania, Joe Biden ha cedido a la presión bipartidista y ha prohibido las importaciones de petróleo de Rusia. “Anuncio que Estados Unidos tiene como objetivo la principal arteria económica de Rusia”, dijo Biden desde el Salón Roosevelt el 8 de marzo. “Estamos prohibiendo todas las importaciones de petróleo, gas y energía de Rusia. El petróleo ruso ya no será aceptado en los puertos de Estados Unidos, y el pueblo estadounidense le dará otro golpe fuerte a la maquinaria de guerra de Putin”.

Dado que Estados Unidos importó 672.000 barriles diarios de petróleo crudo y productos petrolíferos de Rusia en 2021, esta prohibición podría hacer que los precios del petróleo superen los 150 dólares por barril en las próximas semanas. Esto significa que los precios de la gasolina en EE UU —que ya están en máximos históricos— seguirán subiendo hasta el verano, lo que obligará a muchos estadounidenses a hacer recortes financieros severos.

En su discurso, Biden reconoció este sufrimiento financiero: “La decisión de hoy no está exenta de costos aquí en casa. La guerra de Putin ya está perjudicando a las familias estadounidenses en las gasolineras. Desde que Putin comenzó su acumulación militar en las fronteras ucranianas, sólo desde entonces, el precio de la gasolina en Estados Unidos subió 75 centavos, y con esta acción, va a subir aún más. Voy a hacer todo lo posible para minimizar el aumento de precios provocado por Putin aquí en casa”.

Pero en realidad, no está haciendo mucho para minimizar el aumento de precios provocado por Putin. Biden está considerando relajar las sanciones contra Venezuela e Irán para que estas dos dictaduras puedan vender más petróleo. Y está considerando un viaje a Arabia Saudí para rogarle a los jeques que introduzcan más petróleo al mercado internacional. Pero no está haciendo nada para impulsar la producción de petróleo de Estados Unidos.

“Desde el primer día de su presidencia, Biden tuvo como prioridad principal paralizar a los productores estadounidenses de petróleo y gas”, dijo el director ejecutivo de American Warrior Oil, Cecil O'Brate, a Fox Business el 9 de marzo. “Su administración ha cortado el progreso del oleoducto Keystone, ha suspendido los arrendamientos de tierras federales, ha animado a Wall Street a desinvertir en los combustibles fósiles y ha instalado a antagonistas absolutos en los puestos de mando de la Reserva Federal, la [Agencia de Protección Medioambiental] y el Departamento del Interior”.

La empresa estadounidense Warrior Oil sigue teniendo 60 empleados tiempo completo, pero no ha extraído petróleo en un año debido a la dificultad para obtener préstamos y encontrar empleados adicionales. Así que O'Brate sabe de lo que habla cuando dice que para poder obtener la independencia energética estadounidense va a hacer falta algo más que palabras. Requerirá políticas energéticas favorables por parte de la administración Biden.

Si el gobierno quiere bajar los precios de la gasolina, necesita rescindir las regulaciones diseñadas para frenar la producción de petróleo, agilizar los permisos de perforación y fomentar la inversión en la industria petrolera. En cambio, ha prohibido la perforación en tierras federales, ha detenido las ventas de arrendamientos petrolíferos terrestres y ha envuelto los arrendamientos terrestres en tanta burocracia que toma cuatro meses conseguir uno. Parece que por alguna razón Biden quiere mantener débil a la industria doméstica de petróleo y gas.

Biden no ha afirmado explícitamente que su intención es hacer que más empresas estadounidenses se impulsen hacia la energía renovable, pero otros miembros de su administración han sido más francos. Sólo cuatro días después de que Putin invadiera Ucrania, la secretaria de Energía, Jennifer Granholm, enfatizó que Estados Unidos debe hacer una transición para alejarse de los combustibles fósiles. Anunció que más de 90 empresas y organizaciones se han comprometido para reducir sus emisiones de carbono quemando menos combustibles de petróleo y gas para lograr este objetivo.

El director del Consejo Económico Nacional de Biden repitió los comentarios de Granholm el 8 de marzo, diciendo: “El único camino viable hacia la independencia energética de la economía estadounidense es reducir la intensidad energética de nuestra economía en general. Y, en última instancia, reducirla a cero y llegar a una posición en la que ya no dependamos de los combustibles fósiles. Ése es un proyecto a largo plazo (…) y el dolor económico sólo debería reforzar nuestros esfuerzos para tratar de llegar a ese punto lo más rápido posible”.

Biden puede ir a buscar petróleo a Irán, Arabia Saudí y Venezuela para conseguir una solución temporal a los precios altos de gasolina antes de las elecciones de mitad de mandato, pero no está dispuesto a facilitarle a las empresas estadounidenses la perforación porque eso podría estropear su agenda ecológica. Prefiere ayudar a los mulás persas, a los jeques árabes y a los comunistas venezolanos antes que a los trabajadores petroleros estadounidenses.

Esta política energética descabellada que la administración Biden está llevando a cabo en medio de la invasión rusa de Ucrania estaba profetizada.

El difunto Herbert W. Armstrong escribió que las reservas de petróleo y gas de Estados Unidos eran bendiciones de Dios que la mayoría de la gente ya no aprecia como debería. En su libro insignia, Estados Unidos y Gran Bretaña en profecía, explicó que el pueblo anglosajón desciende de las tribus perdidas del antiguo Israel. Citó una profecía que Moisés hizo justo antes de su muerte sobre la riqueza mineral que estas tribus perdidas poseerían en el tiempo del fin.

“A José dijo: Bendita de [el Eterno] sea tu tierra, Con lo mejor de los cielos, con el rocío, Y con el abismo que está abajo. Con los más escogidos frutos del sol, Con el rico producto de la luna, Con el fruto más fino de los montes antiguos, Con la abundancia de los collados eternos, Y con las mejores dádivas de la tierra y su plenitud Y la gracia del que habitó en la zarza Venga sobre la cabeza de José [ambos, Efraín y Manasés]. (…) Como el primogénito de su toro es su gloria, Y sus astas como astas de búfalo; Con ellas acorneará a los pueblos juntos hasta los fines de la tierra; Ellos son los diez millares de Efraín, Y ellos son los millares de Manasés” (Deuteronomio 33:13-17).

El “fruto más fino de los montes antiguos” y “la abundancia de los collados eternos” se refieren a la riqueza mineral que hay que extraer de la tierra. En la actualidad, Estados Unidos sigue siendo la nación número uno en la producción de petróleo y gas natural del mundo, pero recurre cada vez más a regímenes tiránicos como Irán, Arabia Saudí y Venezuela para satisfacer sus necesidades energéticas porque quiere reducir su producción de petróleo. Este deseo de sabotear el dominio energético de Estados Unidos revela una actitud profundamente ingrata que literalmente les costará a los estadounidenses a medida que otras naciones tomen la delantera para llenar el vacío de poder que Estados Unidos está dejando.


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