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‘Asombrado con gran asombro’
El papa Francisco no es el único papa que provoca frenesí en los medios. El funeral del papa Juan Pablo ii en 2005 y la posterior elección del papa Benedicto xvi también consumieron cientos de horas y millones de dólares de tiempo al aire. El mundo, y ciertamente los medios en Estados Unidos, estaba absolutamente obsesionado por el espectáculo de las lúgubres procesiones, atavíos grabados y clérigos en sotanas entonando expresiones en latín. Esta fascinación sería más o menos esperable en países donde domina el catolicismo. Pero, ¿por qué en Estados Unidos?
La Iglesia Católica ha infundido admiración y temor por dos milenios. Su poder ha sufrido altibajos y se ha fortalecido de nuevo en función de una combinación de su dominio sobre los adherentes católicos, su absorción de otras religiones, su riqueza, su recopilación de inteligencia y su entrelazamiento con líderes políticos (y sus ejércitos). Pero ha perdurado.
Pocos años después de morir, el Jesucristo resucitado le mostró al apóstol Juan el símbolo de una gran iglesia que sería un poder político, interrelacionado con los gobiernos de muchas naciones, adornada con riqueza, aliada con el horroroso Imperio Romano y que en realidad persigue a los cristianos no católicos como herejes. E incluso el mismo Juan registró la visión en el libro de Apocalipsis y se maravilló con esta iglesia.
¿Por qué? Por su poder. Por su habilidad de ejercer su voluntad.
¿Estaban conmovidos por las doctrinas del papa y/o el Vaticano los efusivos periodistas que usted vio cubriendo el papado? ¿Respetan ellos la creencia de que la Tierra fue creada por Dios? ¿Llegan al borde del llanto cuando piensan en cómo Dios vino a la Tierra y se hizo hombre? ¿Se estremecen de emoción por el principio católico de que solo aquellos que se acercan a Dios a través de Jesucristo pueden ser salvos, y que todos los demás están condenados al fuego eterno del infierno?
¿O aceptan solo de labios para afuera las creencias y palabras de este hombre por lo que realmente les importa: que él comanda a mil millones de personas? ¿Es debido a su poder? ▪