Apoyando a asesinos, violadores y decapitadores de bebés

La noticia se extendió por todo el mundo: Hamás estaba matando a tiros, apuñalando, quemando, torturando, violando, decapitando y secuestrando a israelíes. El mundo respondió. Multitudes se concentraron en las principales ciudades de Occidente para hacer oír su voz. Miles y miles corearon consignas y ondearon banderas en solidaridad con aquellos a quienes consideraban oprimidos.

Fue en solidaridad no con las familias israelíes cuyas vidas quedaron marcadas o extinguidas, sino con Hamás, los perpetradores.

Un gran número de personas vitorearon y celebraron el pogromo de Hamás. Inmediatamente después, ni siquiera protestaron por las represalias israelíes porque no había habido represalias.

Jóvenes alegres mostraron fotografías en sus teléfonos de cuerpos judíos empapados de sangre. La gente repartió dulces en las calles. Unas 30.000 personas marcharon por el centro de Londres cantando: “Oh judíos, el ejército de Mahoma está regresando”.

En Montreal, Canadá, cientos de manifestantes marcharon por la ciudad hacia el consulado israelí. Sarah Shamy, portavoz del Movimiento Juvenil Palestino, se negó a condenar el ataque de Hamás del 7 de octubre, calificándolo de resistencia.

En la ciudad de Nueva York, el 13 de octubre, miles de manifestantes llenaron el Times Square cantando “Palestina libre”. Otros, incluidos dos legisladores del Estado de Nueva York se congregaron frente a la residencia en Brooklyn del líder de la mayoría judía del Senado, Chuck Schumer.

Muchos de los manifestantes eran originarios de Medio Oriente e islamistas, pero muchos no lo eran. Algunos eran agitadores de extrema izquierda. Una protesta en la ciudad de Nueva York fue patrocinada por los Socialistas Democráticos de América.

En otras ocasiones se han producido manifestaciones tras enfrentamientos entre israelíes y palestinos, pero estos manifestantes no reaccionaban a una incursión israelí en Yenín o a la demolición de la casa de un terrorista suicida o a una pelea en el Monte del Templo. Estaban respondiendo a una organización terrorista reconocida internacionalmente que envió a más de mil hombres a decapitar bebés, asesinar abuelas, difundir videos de víctimas de violaciones todavía sangrando y gritar “¡Allahu Akbar!” [Alah es el más grande].

¿Por qué este odio especial hacia los judíos? El centro de Londres no tenía a 30.000 manifestantes en apoyo de Sudán (que está en una guerra civil) o Armenia (que acaba de perder Nagorno-Karabaj ante Azerbaiyán). Estos manifestantes apuntan a los israelíes porque son judíos.

Durante años, grupos como Antifa y Black Lives Matter han afirmado que están “luchando contra el fascismo” en la sociedad occidental. Sin embargo, uno de los principales objetivos del fascismo era matar a hombres, mujeres, niños y bebés judíos inocentes e indefensos, y estos izquierdistas radicales lo aplauden vigorosamente. El día de la masacre, Black Lives Matter Chicago publicó en las redes sociales la imagen de un parapente con una bandera palestina y el lema “Estoy con Palestina”. En la Universidad de Harvard, 34 organizaciones estudiantiles firmaron una petición afirmando que “hacen totalmente responsable al régimen israelí de toda la violencia que se está desarrollando”.

Estados Unidos, la Unión Europea y otros gobiernos occidentales envían millones de dólares a grupos palestinos anualmente, sabiendo que el dinero está siendo desviado para asesinatos y terrorismo. La Asamblea General de las Naciones Unidas ataca a Israel más que a cualquier otro país. El año pasado aprobó 15 resoluciones contra Israel, más de las que aprobó contra las otras 193 naciones del mundo juntas. Sólo aprobó seis contra Rusia, que acababa de lanzar la mayor guerra europea desde la Segunda Guerra Mundial. Y contra China, que está cometiendo un genocidio literal contra los musulmanes, no aprobó ninguna.

La gente argumenta que no odiarían a Israel si dejara de ocupar zonas de mayoría musulmana e instituyera una “solución de dos Estados”. Pero lo que se está viendo en Israel es la “solución de dos Estados”. Israel no ha “ocupado” Gaza desde 2005, cuando cedió esa tierra. Ahora Hamás controla el gobierno, la economía, la política exterior, la seguridad fronteriza, la policía y los militantes del territorio. En respuesta al terrorismo, Israel ha bloqueado el flujo de bienes y recursos hacia Gaza, pero también ha dejado entrar miles de millones de dólares en ayuda humanitaria e infraestructura. También dio a los gazatíes acceso al agua y la electricidad. Incluso permitió a Qatar, un notorio patrocinador de grupos terroristas yihadistas, trabajar como intermediario y entrar en Gaza. Otorgó permisos a miles de gazatíes para trabajar en Israel. Gaza quiere ser reconocida como Estado, pero no reconocerá a Israel. Quiere una solución de un solo Estado. “Desde el río hasta el mar, Palestina debe ser libre” significa el exterminio o expulsión de los judíos y el establecimiento de una teocracia islamista.

Las personas que apoyan a los palestinos y su terrorismo lo saben.

¿Por qué este odio irracional hacia los judíos? ¿Por qué está floreciendo ahora? ¿Por qué ha surgido, disminuido y resurgido una y otra vez a lo largo de la historia?

“Los judíos descienden de Judá, que es sólo una de las 12 tribus de Israel”, explica Richard Palmer de la Trompeta. “La Biblia deja en claro que Dios tiene un papel para todas estas tribus; y Satanás odia a todas estas tribus. Pero todavía hay algo único en el plan de Dios para Judá.

“En Génesis, Dios hizo una gran promesa doble a Abraham después de que el patriarca demostró su obediencia. Esto incluyó la promesa de gracia: ‘En tu simiente serán benditas todas las naciones de la tierra’ (Génesis 22:18). Aquí, como parte de Su plan para ofrecer la salvación a toda la humanidad, estaba la garantía de Dios de que vendría un Mesías como descendiente de Abraham…

“Esto demuestra la esencia del odio de Satanás por los judíos físicos. En esa raza hay una visión de Dios trabajando con todas las personas e invitando a todos a Su Familia. ¡Satanás odia apasionadamente ese plan!” (la Trompeta, septiembre de 2019).

La razón por la que existe el antisemitismo no son las decenas de miles de activistas en las calles de Londres y Sídney. No se debe a grupos de odio de izquierda ni a células terroristas islamistas que adoctrinan a sus seguidores. Ni siquiera se debe a hombres en la sombra que controlan las políticas y narrativas entre bastidores. Este mal existe porque Satanás existe. Y hasta que la humanidad no se dé cuenta de este hecho, el antisemitismo no desaparecerá. Afortunadamente, como profetiza Apocalipsis 20:1-3, Dios acabará con la difusión antisemita de Satanás, y pronto.