(ISTOCK.COM/CACTUSOUP, MELISSA BARREIRO/IDF)
Apéndice C: ¿Fue diseñada la crisis del coronavirus?
Continúa de "Satanás derribado".
La covid-19 puso nuestro mundo de cabeza. Permitió una opresión gubernamental sin precedentes a nivel mundial.
¿De dónde vino este virus? Aún no sabemos todo lo que hay que saber, pero sus turbios orígenes son cada vez más claros. El panorama emergente hace que una hipótesis absolutamente increíble parezca cada vez más plausible: que líderes estadounidenses contribuyeron a la ingeniería de la covid-19 como arma biológica para “transformar fundamentalmente” a Estados Unidos.
Red de biolaboratorios
En 1991, cuando quedó claro para los líderes estadounidenses que la Unión Soviética estaba a punto de colapsar, la administración de George H. W. Bush comenzó a preocuparse de que las armas soviéticas cayeran en las manos equivocadas. Los senadores Sam Nunn y Richard Lugar establecieron el programa Cooperativo para la Reducción de Amenazas, que brindó fondos y experiencia a los antiguos Estados soviéticos para desmantelar las reservas de armas biológicas, químicas y nucleares. Sin embargo, 14 años después de que comenzara este programa, los senadores Lugar y Barack Obama decidieron que EE UU debería comenzar a administrar los antiguos programas de armas biológicas soviéticos, en lugar de cerrarlos.
En 2005, Lugar y Obama se reunieron con líderes ucranianos y firmaron un acuerdo en el cual el Departamento de Defensa de EE UU prometió ayudar al Ministerio de Salud de Ucrania a garantizar que los biolaboratorios ucranianos nunca se utilizaran para desarrollar armas biológicas. Este acuerdo abrió la puerta para que la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa de EE UU otorgara millones de dólares a la empresa constructora Black & Veatch, con sede en Kansas, para construir un laboratorio de bioseguridad de nivel 3 en Odessa, Ucrania. Aunque este fue el primer biolaboratorio construido en Ucrania bajo el Programa Cooperativo Global para la Reducción de Amenazas de Nunn-Lugar, no fue el último. Una hoja informativa del Departamento de Defensa publicada el 11 de marzo de 2022 revela que el Pentágono había invertido al menos 200 millones de dólares en apoyo a 46 laboratorios, instalaciones de salud y sitios de diagnóstico ucranianos.
Comprender esta red de biolaboratorios es clave para entender cómo se originó la covid-19.
El Boletín de Científicos Atómicos ha confirmado que 336 instalaciones en 30 países diferentes han recibido fondos del Programa de Reducción de Amenazas Biológicas de EE UU, y uno de los socios clave de este programa en Ucrania es la empresa de datos médicos Metabiota, con sede en San Francisco.
En 2014, Metabiota recibió 23,9 millones de dólares del Departamento de Defensa de EE UU, sólo dos meses después de recibir 500.000 dólares de la firma de inversiones de Hunter Biden, Rosemont Seneca Partners llc. Sabemos por correos electrónicos en la ahora infame computadora portátil de Hunter Biden que Metabiota estaba trabajando en un “proyecto científico” especial que involucraba biolaboratorios ucranianos con la compañía de gas Burisma Holdings llc (donde Hunter ocupaba un puesto en la junta directiva).
No sabemos mucho más sobre este turbio “proyecto científico” porque el presidente Trump fue procesado por sugerir que el gobierno ucraniano investigara los tratos comerciales de la familia Biden en Ucrania. Pero sí sabemos que el fundador de Metabiota, el Dr. Nathan Wolfe, fue coautor de un estudio sobre coronavirus de murciélago en 2017 con el presidente de EcoHealth, el Dr. Peter Daszak. Y sabemos que el Dr. Wolfe también se ha desempeñado en el consejo editorial de EcoHealth Alliance desde 2004.
Veremos a medida que avanzamos que el Dr. Daszak y EcoHealth Alliance estuvieron estrechamente involucrados en la investigación biológica que produjo el sars-CoV-2. Y es importante darse cuenta de que tanto Metabiota como EcoHealth Alliance comenzaron a recibir fondos de la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa del Pentágono durante el segundo mandato del presidente Obama. La administración Obama afirmó que este dinero era para garantizar que los laboratorios extranjeros no participaran en la investigación de armas biológicas. Pero la verdad es que al subcontratar el trabajo a empresas privadas que trabajan en países extranjeros, la Agencia de Reducción de Amenazas de EE UU pudo evitar la supervisión del Congreso.
El laboratorio de Wuhan
Un año antes de que los senadores Lugar y Obama hicieran su viaje de 2005 a Ucrania, el Laboratorio Jean Mérieux en Francia comenzó un proyecto conjunto con la Academia China de Ciencias para construir un laboratorio que tomó 11 años y 44 millones de dólares, y finalmente se convirtió en el ahora infame Instituto de Virología de Wuhan. Este laboratorio se terminó el 31 de enero de 2015. Sin embargo, los escándalos comenzaron mucho antes de su finalización.
En un cable filtrado del Departamento de Estado estadounidense de 2009, la secretaria de Estado Hillary Clinton advertía a 40 aliados estadounidenses que la investigación en este laboratorio podría conducir al bioterrorismo. Sin embargo, los franceses siguieron colaborando con la China comunista, hasta que los comunistas los echaron del laboratorio en 2017. Otros cables del Departamento de Estado muestran que el laboratorio de Wuhan comenzó a realizar investigaciones clasificadas para el ejército chino cerca de ese tiempo.
Según la periodista de investigación Sharri Markson, el Departamento de Estado obtuvo en 2015 un libro escrito por 18 científicos y burócratas de salud pública chinos que describía los coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo como parte de una “nueva era de armas genéticas”. El volumen se titulaba Los orígenes no naturales de SARS y las nuevas especies de virus hechos por el hombre como armas genéticas. Señala que los coronavirus pueden ser “manipulados artificialmente para convertirlos en virus de enfermedad humana emergente, y luego en armas y desatarlos de una manera nunca antes vista”1 .
Este libro revela además que los científicos chinos se han estado preparando para una guerra mundial librada no con armas atómicas, sino con armas biológicas y genéticas. Haciendo referencia a cómo las dos bombas atómicas lanzadas sobre Japón durante la Segunda Guerra Mundial les obligaron a rendirse, los autores afirman que las armas biológicas serán “el arma principal para la victoria” en una tercera guerra mundial.
El ex funcionario del Departamento de Estado David Asher dijo al Daily Caller que importantes funcionarios franceses advirtieron al Departamento de Estado que tenían serias preocupaciones sobre el tipo de investigación que se estaba realizando en el Instituto de Virología de Wuhan alrededor del tiempo en que se publicó este libro en 2015. Así que el presidente Barack Obama tenía acceso a suficiente información de inteligencia para conocer los peligros de colaborar con los chinos en la investigación genética, pero aun así estaba motivado a hacerlo.
Según el Dr. Andrew Huff, ex vicepresidente de EcoHealth Alliance, el Instituto de Virología de Wuhan comenzó a colaborar con EcoHealth en 2009, el mismo año en que Hillary Clinton advirtió que la investigación en este laboratorio podría conducir al bioterrorismo. Sin embargo, en lugar de intervenir y evitar que EcoHealth Alliance participara en una investigación tan peligrosa, la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa le dio a EcoHealth Alliance 37,6 millones de dólares para investigación biomédica. Esta financiación comenzó en 2013 e incluyó 6,5 millones de dólares para estudiar enfermedades transmitidas por murciélagos en Asia occidental.
En su libro The Truth About Wuhan: How I Uncovered the Biggest Lie in History [La verdad sobre Wuhan: Cómo descubrí la mentira más grande de la historia], el Dr. Huff reveló que Eco-Health Alliance no estaba usando el dinero que le dio la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa para detener el desarrollo de armas biológicas. Más bien, estaba enseñando al Instituto de Virología de Wuhan los mejores métodos existentes para diseñar coronavirus de murciélago que ataquen a otras especies. Este fue un giro impactante de los acontecimientos. Una oficina gubernamental creada para mantener la tecnología soviética fuera de las manos equivocadas estaba en cambio difundiendo esa tecnología a otras naciones.
El Dr. Huff renunció a EcoHealth Alliance en 2016 cuando descubrió que la empresa no sólo estaba estudiando los virus existentes, sino que también estaba creando nuevos virus monstruosos. “Estaba aterrorizado por lo que vi”, dijo en una entrevista con Sun Online. “Simplemente les estábamos entregando tecnología de armas biológicas”.
EcoHealth Alliance también estaba recibiendo fondos de la firma de capital de riesgo respaldada por la cia In-Q-Tel, por lo que tanto Barack Obama como su jefe de espías, John Brennan, deben haber sabido lo que estaba haciendo EcoHealth. Sin embargo, permitieron que esta empresa continuara con su peligroso trabajo.
¿Por qué Obama daría tanto dinero a un laboratorio chino sospechoso de bioterrorismo? Hasta Hillary Clinton sabía que era peligroso, por lo que la respuesta podría ser más siniestra de lo que usted cree.
Ecologista radical
El zar de la ciencia de Barack Obama, el Dr. John P. Holdren, fue uno de sus nombramientos más radicales. Este hombre ha escrito mucho sobre el cambio medioambiental global. En 1973, Holdren alentó un descenso de la fertilidad muy por debajo del reemplazo en EE UU porque “210 millones ahora son demasiados y 280 millones en 2040 probablemente sean demasiados”. Ha abogado por un régimen mundial que imponga límites a la población. Ha abogado por medidas de control de la población como los abortos obligatorios, esterilización después del segundo hijo, o poner esterilizantes en el agua para beber. Esto suena como algo sacado de una novela distópica, pero Holdren dice que es necesario para reducir la presión sobre el medio ambiente. Y Obama lo eligió como director de la Oficina de Ciencia y Tecnología.
¿Qué tipo de investigación estaba haciendo Holdren para Obama?
El 5 de julio de 2016, la revista Nature publicó una entrevista con el Dr. Holdren, en la que afirmaba: “Voy a China esta semana para un diálogo estratégico y económico y para un diálogo entre Estados Unidos y China sobre política de innovación. (…) Cooperamos mucho con China en cuestiones biomédicas. Hablamos con ellos todo el tiempo sobre la investigación de ganancia de función y sobre temas de edición genética”.
¡Holdren colaboraba con los chinos para hacer los virus más mortíferos!
Esta colaboración es aún más preocupante ya que se produjo después de que Obama suspendiera la financiación de la investigación sobre la ganancia de función en Estados Unidos el 17 de octubre de 2014, por temor a que tales experimentos pudieran causar una pandemia. Aun así, permitió una excepción a esta prohibición de financiación si “la investigación es urgentemente necesaria para proteger la salud pública o la seguridad nacional”. El ejército estadounidense sacó provecho de esta excepción y continuó financiando la investigación en el Instituto de Virología de Wuhan, que poseía una colección de coronavirus. El Dr. Huff cree que la falta de supervisión efectiva permitió que ciertos miembros del gobierno de EE UU subcontrataran la investigación de ganancia de función a laboratorios en el extranjero, mientras que dicha investigación estaba prohibida a nivel nacional. Pero cuando se profundiza en los antecedentes de algunos de los principales designados de Obama, parece claro que ¡Obama, Holdren y su personal confiaban más en la China comunista que en los investigadores estadounidenses!
El Congreso no puede investigar la actividad de Metabiota en Ucrania o la actividad de EcoHealth Alliance en China como sí puede hacerlo con la investigación de biolaboratorios nacionales, por lo que pausar la investigación de ganancia de función a nivel nacional y continuarla a nivel internacional es una excelente manera de continuar la investigación de armas biológicas que no desea que el pueblo estadounidense conozca. Y todo indica que Obama no quería que el pueblo estadounidense supiera lo que realmente estaba pasando en sus biolaboratorios en el extranjero.
Financiación de los comunistas
El congresista Guy Reschenthaler descubrió 1,1 millones de dólares en fondos de los contribuyentes de la era Obama canalizados al Instituto de Virología de Wuhan a través de EcoHealth Alliance para la investigación de ganancia de función. El objetivo era crear un virus artificial insertando una proteína de la espícula de un coronavirus de murciélago salvaje en el genoma del sars-CoV adaptado a ratones. La Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional concedió esta financiación, que se suma a los casi 600.000 dólares enviados a Wuhan por el Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas, que dirige el Dr. Anthony Fauci. (Todavía no sabemos cuánto de los 37,6 millones de dólares que la Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa le dio a Eco-Health Alliance se canalizó al Instituto de Virología de Wuhan, pero el Dr. Huff indica en su libro que EcoHealth Alliance recurrió a la Agencia de EE UU para el Desarrollo Internacional para financiar la investigación real de ganancia de función mientras usa el dinero del Pentágono para otros proyectos).
El punto principal es que el Dr. Fauci claramente conocía la peligrosa investigación genética que se estaba haciendo en Wuhan. Él lo llama investigación de ganancia de función, pero eso es sólo un título técnico para la investigación de armas biológicas. Él estaba haciendo que los coronavirus de ratones y murciélagos fueran más mortíferos para los seres humanos, y lo disfrazó como investigación sobre vacunas.
Hablando en la conferencia del Consorcio de Universidades para la Salud Global de 2017, el Dr. Daszak admitió que su controvertido “trabajo sobre coronavirus en China” se llevó a cabo con fondos del programa de Amenazas Pandémicas Emergentes de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional y la agencia de los Institutos Nacionales de Salud de Fauci. Los cuatro socios principales en el programa de Amenazas Pandémicas Emergentes de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional son EcoHealth Alliance, Metabiota, el Instituto Smithsoniano y la Sociedad de Conservación de la Vida Silvestre. Así que las personas a cargo de los biolaboratorios ucranianos administrados por Estados Unidos también sabían lo que estaba sucediendo en Wuhan. Como se mencionó anteriormente, el Dr. Wolfe incluso colaboró con Daszak en algunas investigaciones sobre murciélagos ese año.
Algunos científicos se mostraron comprensiblemente preocupados por esta financiación. La Junta Nacional de Asesoramiento Científico para la Bioseguridad del gobierno de Estados Unidos estudió si la investigación para mejorar “patógenos pandémicos potenciales” debía continuar. En 2016, informó que, aunque dicha investigación podría beneficiar a la salud pública, también entrañaba riesgos significativos. La junta recomendó un escrutinio adicional. El presidente Obama ignoró esta recomendación.
En noviembre de 2016, el poder establecido en el gobierno federal se vio sacudido por la inesperada elección de Donald Trump como presidente. Esta victoria se produjo a pesar de que Obama, sus colaboradores del “Estado profundo” y los medios de propaganda trabajaron, incluso ilegalmente, para sabotear la campaña de Trump y, tras las elecciones, al equipo de transición de Trump.
Once días antes de la toma de posesión de Trump, Obama volvió a autorizar el tipo de investigación de ganancia de función que había prohibido en 2014 y reanudó la financiación para crear armas biológicas de coronavirus sars. La autorización establecía que los investigadores que siguieran las directrices federales “cumplirán los requisitos para levantar la moratoria actual sobre ciertas investigaciones en ciencias de la vida que podrían mejorar la virulencia o transmisibilidad de un patógeno para producir un patógeno pandémico potencial”.
Qué siniestro resulta leerlo, sabiendo lo que provocaría un patógeno pandémico, y las reacciones de los gobiernos ante él, antes de las elecciones presidenciales de 2020.
El periodista de investigación Mark Bradman señaló: “Esencialmente, esta reautorización sólo estaba poniendo en marcha la financiación dentro de EE UU porque la financiación para convertir el sars-CoV-2 en un arma en realidad nunca se detuvo en 2014” (Conservative Treehouse, 5 de junio de 2021). La orden de Obama no afectó el tipo de investigación que se realizaba en China, pero permitió que académicos como el Dr. Ralph Baric de la Universidad de Carolina del Norte colaboraran con sus homólogos de Wuhan de manera más efectiva.
Colaboración peligrosa
El día después de que Obama reautorizara la investigación de ganancia de función, el Dr. Fauci pronunció un discurso en la Universidad de Georgetown sobre la preparación ante una pandemia. En él, básicamente predijo la pandemia de la covid-19. “Pase lo que pase, la historia nos ha dicho definitivamente que [los brotes] ocurrirán, porque [enfrentarse a] enfermedades infecciosas es un reto perpetuo”, dijo. “De lo que estamos extraordinariamente seguros es de que lo veremos en los próximos años”.
El Dr. Fauci estaba financiando la investigación sobre la ganancia de función en China, al tiempo que advertía al pueblo estadounidense que se preparara para una pandemia. Él nunca mencionó que estaba implicado en la peligrosa manipulación de coronavirus de murciélagos para producir un patógeno potencialmente pandémico, pero parecía saber que el mundo se dirigía hacia una grave crisis de enfermedades infecciosas. El hecho de que dijera esto un día después de que Obama reautorizara la investigación de armas biológicas lo hace aún más sospechoso.
Markson dijo a Steve Bannon en su pódcast War Room que la mayor parte de la comunidad científica pensaba que la experimentación de ganancia de función con virus mortales era demasiado peligrosa; así que para seguir adelante, el Dr. Fauci tuvo que argumentar en contra del consenso científico. Luego contó que el Dr. Fauci utilizó la reautorización del presidente Obama para reiniciar esta investigación en 2017 después de que Donald Trump asumiera el cargo. Así que la mayor parte de la comunidad científica estaba en contra de hacer investigación de ganancia de función, pero el Dr. Fauci se aseguró de que esta investigación continuara durante la administración Trump.
Todas las pruebas sugieren que la covid-19 se originó en un laboratorio con el que la comunidad científica no quería tener nada que ver, ¡hasta que Barack Obama, John Holdren y Anthony Fauci impusieron su voluntad a todos los demás! ¿Qué fue lo que hizo que esto valiera la pena? ¿Qué se proponían?
Los motivos de Obama
¿Por qué Barack Obama reautorizaría la financiación de la investigación de armas biológicas justo después de que el Consejo Asesor Nacional de Ciencia para la Bioseguridad aconsejara un escrutinio adicional y justo antes de que Donald Trump asumiera el cargo? Una gran pista puede aparecer en el hecho de que la recomendación para la reautorización vino de Holdren, el fanático del control de la población que trabaja con los chinos comunistas en la “investigación de ganancia de función” y la “edición de genes”.
¿Intentaba Obama crear una pandemia para detener a Donald Trump? Es una pregunta explosiva, pero no soy el único que se la hace.
El artículo de Bradman del 5 de junio de 2021 se titula “Qué interesante momento: La administración Obama levantó el bloqueo de ‘investigación de ganancia de función’ sólo once días antes que el Presidente Trump asumiera el cargo, el 9 de enero de 2017”. “Este descubrimiento hace que las sospechas de un virus pandémico liberado intencionalmente, con fines políticos, para ‘detener a Trump’ parezcan exponencialmente más plausibles”, escribió. “Con la gente empezando a reconocer que los funcionarios del gobierno de Estados Unidos y la comunidad de inteligencia han sido menos que honestos (y en algunos casos francamente mentirosos), en torno al origen del virus sars-CoV-2; y cuando superponemos los motivos políticos en el fondo de la enorme desviación narrativa de los medios de comunicación y otras instituciones; y cuando consideramos los extremos conocidos a los que estaba dispuesta a llegar la gente dentro de EE UU en sus esfuerzos por eliminar al presidente Trump; descubrir que la administración del presidente Obama autorizó técnicamente el reinicio de la investigación de “ganancia de función” (la transformación del virus sars en un arma biológica) apenas unos días antes de que el presidente Trump asumiera el cargo es mucho más que alarmante. (…) Tal vez no sea una prueba irrefutable de intención, pero definitivamente son huellas sangrientas saliendo por la puerta, y de la talla de Obama” (énfasis suyo). ¡Le recomiendo encarecidamente que lea este párrafo otra vez!
John Holdren renunció como director de la Oficina de Ciencia y Tecnología el día que el presidente Trump tomó posesión de su cargo. Más tarde aceptó un puesto como profesor visitante distinguido en la Universidad Tsinghua de Pekín. Probablemente pudo seguir colaborando con científicos chinos durante los años de Trump, sin impedimentos por las leyes estadounidenses sobre biotecnología.
Un nuevo virus
Durante toda la administración Trump, científicos del gobierno como Anthony Fauci continuaron colaborando con científicos comunistas chinos para diseñar posibles patógenos pandémicos. Y tenemos pruebas sólidas de que, en algún momento, tuvieron éxito: un nuevo virus ganó función.
En un editorial del Wall Street Journal, “Científicos sugieren una fuga del Laboratorio de Wuhan” (6 de junio de 2021), los doctores Steven Quay y Richard Muller describieron cómo se llevó a cabo probablemente esta investigación. Aunque el público se estaba centrando en pruebas circunstanciales, escribieron que “la razón más convincente para favorecer la hipótesis de la fuga de laboratorio está firmemente basada en la ciencia. En concreto, consideremos la huella genética del CoV-2, el nuevo coronavirus responsable de la enfermedad covid-19. En la investigación de ganancia de función, un microbiólogo puede aumentar enormemente la letalidad de un coronavirus empalmando una secuencia especial en su genoma en un lugar privilegiado. Esto no deja rastro de manipulación. Pero altera la proteína de la espícula del virus, facilitándole la inyección de material genético en la célula víctima. Desde 1992, se han realizado al menos 11 experimentos distintos añadiendo una secuencia especial en el mismo lugar. El resultado final siempre han sido virus sobrealimentados. (…) Como mínimo, este hecho —que el coronavirus, con todas sus posibilidades aleatorias, tomó la combinación rara y antinatural utilizada por investigadores humanos— implica que la teoría principal sobre el origen del coronavirus debe ser una fuga de laboratorio”.
Un informe de inteligencia compilado por el personal de minorías del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos concluyó que “la preponderancia de evidencia sugiere que el sars-CoV-2 fue liberado accidentalmente de un laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan en algún momento antes del 12 de septiembre de 2019”. Sin embargo, la administración Obama estaba bien informado de las inadecuadas prácticas de seguridad del laboratorio de Wuhan. ¡Había serias señales de alarma por todas partes en esta instalación de alto riesgo! Pero nadie hizo nada sobre las advertencias.
Luego, en noviembre de 2019, una misteriosa enfermedad afectó a un residente de 55 años en la provincia de Hubei, en o cerca de su capital, Wuhan. Este fue el primer caso confirmado de covid-19.
Un gran encubrimiento
A medida que se propagaban las infecciones virales en Wuhan, muchas personas preguntaron inmediatamente por el Instituto de Wuhan. Una de ellas fue el Presidente Trump. Políticos y periodistas de izquierda tacharon rápidamente tales preguntas de no científicas, conspirativas e incluso racistas.
Sin embargo, ahora está bien establecido que en los primeros días del brote de coronavirus, el Partido Comunista Chino suprimió deliberadamente los informes sobre el brote e incluso destruyó las pruebas de éste. En lugar de intentar contener el brote, la Comisión Nacional de Salud china ordenó a las instituciones que no publicaran nada sobre la “enfermedad desconocida”. Para cuando publicaron algo, ya se había esparcido por todo el mundo.
Los correos electrónicos de la época muestran que el Dr. Fauci era muy consciente de que podría haber sido creado por el hombre, y algunos científicos con los que trabajaba lo sabían. Él y sus colaboradores también se enviaban por correo electrónico informes sobre la teoría de la fuga de laboratorio. Pero públicamente, Fauci insistía en que “la ciencia” demostraba que la covid-19 se había propagado a los humanos casi con toda seguridad a partir de murciélagos salvajes.
Los ejecutivos de los medios de comunicación y de las redes sociales y sus periodistas atacaron e incluso censuraron y prohibieron que la gente hablara de la teoría de la fuga del laboratorio. Una declaración en el Lancet firmada por 27 científicos de la salud pública en febrero de 2020 capta lo esencial de la narrativa predominante: “Firmamos esta declaración en solidaridad con todos los científicos y profesionales de la salud en China que siguen salvando vidas y protegiendo la salud mundial durante el desafío del brote de covid-19. Todos estamos juntos en esto, con nuestros homólogos chinos a la vanguardia, contra esta nueva amenaza viral. (…) Estamos juntos para condenar enérgicamente las teorías conspirativas que sugieren que la covid-19 no tiene un origen natural”.
¿Por qué la discrepancia entre sus comunicaciones privadas y el mensaje al público? ¿Por qué la censura de opiniones que en realidad coincidían con las observaciones privadas del Dr. Fauci y otros científicos?
Más tarde, en un testimonio de los Institutos Nacionales de Salud (nih) ante el Congreso, se reveló que funcionarios sanitarios estadounidenses “eliminaron de la vista del público” las secuencias genómicas del virus de la covid-19 a petición de funcionarios del Partido Comunista Chino.
Los comunistas ocultaron los verdaderos orígenes del virus y convirtieron lo que debería haber sido un brote local en una pandemia mundial. Debemos tomarnos en serio la teoría de que todo esto fue deliberado. No podemos simplemente dejarlo de lado. Estamos hablando del Partido Comunista de China. Está tratando de obtener el control del mundo. Y la administración Obama le está dando mucha ayuda.
Censurar la disidencia
El Dr. Francis Collins es otro hombre que ayudó a Barack Obama y al Partido Comunista Chino a ocultar los orígenes de la covid-19. Después de que Collins dirigiera un esfuerzo internacional para cartografiar el genoma humano, Obama lo nombró director del nih. Como director, Collins supervisó a Fauci y a otros 6.000 científicos investigadores. Y como muchos otros nombramientos de Obama, no tuvo reparos en trabajar con científicos del Partido Comunista Chino.
El Dr. Collins forma parte del consejo asesor de una conferencia patrocinada por bgi Genomics, una empresa china de genómica vinculada al ejército. También se reunió con el profesor Cao Xuetao para discutir áreas de colaboración entre el nih y la Academia China de Ciencias Médicas. Estas conexiones comunistas hacen probable que el Dr. Collins fuera uno de los principales impulsores de la campaña para acabar con la teoría de la fuga de laboratorio.
Al principio de la pandemia, científicos como el Dr. Michael Farzan, el Dr. Robert Garry y el Dr. Andrew Rambaut observaron que el coronavirus tenía un “sitio de escisión de la furina” que sugería ingeniería de ganancia de función. Presentaron sus hallazgos durante una conferencia telefónica de expertos celebrada el 1 de febrero de 2020 y enviaron las notas al Dr. Collins y al Dr. Fauci. Collins descartó la idea de una fuga de laboratorio como “escandalosa”, mientras que Fauci dijo que el virus de la covid-19 “no podría haber sido manipulado artificial o deliberadamente”. Sin embargo, ambos hombres carecían de la suficiente confianza en sus pruebas como para permitir un debate científico sobre los méritos de la hipótesis de la fuga de laboratorio. En lugar de eso, trabajaron juntos para silenciar las voces discrepantes.
Correos electrónicos publicados posteriormente gracias a una solicitud de la Ley de Libertad de Información presentada por el Instituto Americano de Investigación Económica revelaron que Collins trató de oponerse a la información de Bret Baier de Fox News sobre la teoría de la fuga de laboratorio. El 16 de abril de 2020, Collins preguntó a Fauci: “Me pregunto si hay algo que la nih pueda hacer para ayudar a acabar con esta conspiración tan destructiva, con lo que parece ser un impulso creciente. (…) ¿Pedir a la Academia Nacional que intervenga?”. Fauci respondió: “Yo no haría nada al respecto ahora mismo. Es un objeto brillante que desaparecerá con el tiempo”. Pero siguió trabajando para desacreditar a quienes destaparon la filtración del laboratorio. De hecho, el Dr. Peter Daszak, un investigador estadounidense con estrechos vínculos con el laboratorio de Wuhan, agradeció a Fauci en un correo electrónico del 18 de abril de 2020 por “dar la cara públicamente y afirmar que las pruebas científicas apoyan un origen natural de la covid-19 a partir de un contagio entre murciélagos y humanos, y no de una filtración del laboratorio del Instituto de Virología de Wuhan”.
Otros correos electrónicos muestran que Collins y Fauci también trabajaron para suprimir la Declaración de Great Barrington, una declaración de Martin Kulldorff, de Harvard, Sunetra Gupta, de Oxford, y Jayanta Bhattacharya, de Stanford, en contra de los bloqueos generales ante una pandemia. Los tres estaban a favor de una política que no diezmara la economía estadounidense y se enfocara sólo en las poblaciones de alto riesgo, como los ancianos o las personas con problemas médicos. Miles de científicos firmaron esta declaración, pero Collins condenó a sus autores como “tres epidemiólogos marginales”. Fauci proclamó santurronamente que quienes le critican están “criticando realmente a la ciencia”, dijo, “porque yo represento a la ciencia. Es peligroso”.
Los esfuerzos de Collins y Fauci por convencer a la gente de que la covid-19 se originó de forma natural y de que era necesario un bloqueo general, así como por silenciar las voces discrepantes incluso de científicos prominentes, ¡demuestran que estaban más interesados en ocultar su papel en la financiación de la investigación de ganancia de función de los chinos comunistas que en ayudar a su nación!
Momento sospechoso
Docenas de funcionarios del gobierno sabían lo que estaba ocurriendo realmente en Wuhan, pero ninguno de ellos filtró información alguna al público. Puede que algunos tuvieran demasiado miedo de decir algo, sabiendo lo poderoso y vengativo que es Obama. Pero muchos funcionarios de la era Obama eran comunistas, personas que querían utilizar el miedo a un virus para justificar cierres draconianos e inconstitucionales.
Estas medidas aumentaron enormemente el poder del Estado a expensas de las libertades individuales. Esto no fue un subproducto desafortunado e inevitable. ¡Era el objetivo! Las medidas proporcionaron a las autoridades reacias a las limitaciones que impone la Constitución a la interferencia gubernamental un arma para hacer a un lado esas limitaciones e imponer su voluntad al público. Les dieron poder para ignorar la ley y gobernar a su antojo. Y todo ello con el apoyo de los medios de comunicación de izquierda y de las grandes empresas tecnológicas que suprimieron cualquier opinión contraria. ¡No se trataba de ciencia!
¡Una investigación de la Universidad Johns Hopkins en febrero de 2022 reveló que los encierros por la pandemia evitaron sólo el 0,2% de las muertes por covid-19! Pero salvar vidas nunca fue el objetivo de la izquierda radical. El objetivo era utilizar la pandemia para asustar a la gente y que renunciara a las libertades que Dios les ha concedido.
Y lo que es más importante, las drásticas medidas adoptadas por el gobierno, que sólo fueron posibles por el temor al coronavirus, revolucionaron las elecciones en Estados Unidos. El impulso del voto por correo y otras flexibilizaciones o rupturas ilegales de normas electorales de larga tradición que protegen contra el fraude sólo podrían haber ocurrido por la fuerte promoción del miedo al virus. La covid-19 permitió al Partido Demócrata presentar un candidato presidencial que no podía soportar los rigores de una campaña nacional y que hacía campaña electoral a través de llamadas de Zoom desde su sótano. La covid-19 hizo posible que Joe Biden organizara un número limitado de “mítines” a los que asistieron personas elegidas a dedo y sentadas en un número escaso de sillas muy separadas entre sí. La covid-19 garantizó una campaña históricamente extraña y unas elecciones sin precedentes que instalaron en la Casa Blanca a la persona escogida por Barack Obama para la presidencia.
La sincronía de todos estos acontecimientos es profundamente sospechosa. El apoyo de Obama al Instituto de Virología de Wuhan del Partido Comunista Chino y su investigación sobre armas biológicas es o bien el resultado de una horrenda incompetencia o de una diabólica traición. ¡La Biblia indica traición!
Barack Obama llegó al poder fingiendo ser un socialdemócrata moderado, pero su objetivo es transformar fundamentalmente a Estados Unidos en algo peor que una dictadura comunista.
El difunto Herbert W. Armstrong advirtió a Estados Unidos hace décadas que “el Partido Comunista no es un simple partido político, en el sentido en que los estadounidenses conciben el término. Es una dictadura totalitaria despiadada. Está dirigida, con poder absoluto, por unos pocos hombres en la cima, todos los cuales están completamente subordinados a un hombre que es el Dictador Absoluto. Se supone que esta dictadura unipersonal es necesaria porque puede haber diferentes interpretaciones de la filosofía marxista. Por lo tanto, para evitar la división, deben tener un intérprete supremo” (La Pura Verdad, febrero de 1962). Obama, que tuvo como mentor al comunista con carné Frank Marshall Davis, quiere ser el intérprete supremo del comunismo estadounidense. Con este fin, el coronavirus se ha convertido en su arma más peligrosa para convencer a la gente de que abandone las libertades constitucionales y abrace un gobierno autoritario.
La pandemia, su cobertura, la reacción radical del gobierno ante ella y las elecciones que fueron alteradas por ella se remontan a un hombre con la agenda declarada de “transformar fundamentalmente a Estados Unidos de Norteamérica” y ¡borrar las bendiciones y tradiciones de este país!
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Estos científicos chinos creían que el sars-CoV-1 era un arma biológica fabricada en Estados Unidos, por lo que es posible que algunos de ellos ayudaran a fabricar el sars-CoV-2 como acto de venganza.↩︎