Abrazándose a China
Alemania firmó un pacto con el diablo y se quemó. Así es como muchos ven el acuerdo del gasoducto Nord Stream de Alemania con Rusia. Querían gas barato, construyeron un par de gasoductos hacia Rusia y encadenaron su economía a la rusa. Luego Rusia invadió Ucrania. De repente, hacer negocios con Rusia se convirtió en un gran riesgo. Alemania quedó con mucho lodo en la cara y mucho menos dinero en sus bolsillos.
¿Aprendió Alemania de esta experiencia? Es una buena pregunta, porque ahora Alemania está volviendo a hacer lo mismo: firmando grandes acuerdos de infraestructura que fundamentalmente atan su economía con un régimen autoritario. Esta vez, con China.
Desde un punto de vista puramente económico, parece una locura que Alemania vuelva a cometer el mismo error.
Pero no es sólo sobre economía. El nuevo acuerdo con China revela una estrategia deliberada para alejar a Alemania de Estados Unidos y llevarla a los brazos de los enemigos de esa nación.
En brazos de China
El canciller alemán, Olaf Scholz, se convirtió en el primer líder occidental en reunirse con el secretario general chino, Xi Jinping, desde que la covid-19 arrasó el mundo hace tres años. También fue el primer líder occidental en visitarlo desde que el Congreso del Partido Comunista de China se reunió recientemente y Xi se consolidó como emperador de facto de China.
Visitarlo tan pronto después de ese sorprendente anuncio envió un claro mensaje de que a Alemania no le importan los asuntos internos de China; harán negocios de todos modos.
Antes de la visita, Scholz envió un regalo a China, para así asegurarse una cálida recepción: le dio al gigante transportista cosco, propiedad del gobierno chino, una importante participación en el principal puerto de Alemania (y el tercero de Europa), el de Hamburgo.
cosco ya posee acciones en los dos puertos principales de Europa: Rotterdam y Amberes. La empresa china también controla el puerto del Pireo y está desarrollando una importante terminal de carga ferroviaria en Duisburgo (Alemania), cerca de los ríos Ruhr y Rin, para impulsar el comercio terrestre entre Europa y China.
La covid-19 reveló la importancia de las cadenas de suministro mundiales. Los retrasos en los puertos pueden convertirse rápidamente en crisis económicas. En marzo de 2021, las consecuencias de que un barco se quedara atascado en el Canal de Suez repercutieron en todo el mundo. Aun así, Europa está entregando las llaves de sus puertos a China.
Los acercamientos de Scholz a Pekín le están causando graves problemas políticos. Los líderes de la Unión Europea le instaron a no hacerlo. Este movimiento es impopular entre la opinión pública alemana. Corre el riesgo de hacer caer su propio gobierno: sus dos socios de coalición están en contra. El ministerio de Asuntos Exteriores está indignado por el acuerdo. Bild, el periódico más importante de Alemania, pidió al gobierno que lo bloqueara.
Sin embargo, Scholz hizo caso omiso a todos y aprobó la compra por parte de China de una participación del 24,9% en la empresa que gestiona las tres principales terminales del puerto de Hamburgo. Su única concesión fue reducir las acciones del 35%, lo que significa que cosco ya no tiene una participación mayoritaria. En realidad, esto no es más que un retraso para China. Comenzarán con una participación más pequeña y obtendrá una mayor más tarde.
¿Por qué arriesgar tanto y depositar tanta confianza en China?
Negocio arriesgado
Se puede deducir una pista de las personas que Scholz llevó consigo a China: los directores generales de Seimens, Volkswagen y basf, así como el presidente de la Confederación de Industrias Alemanas.
“Las exportaciones son el motor de la economía alemana, y sus grandes empresas manufactureras y químicas tienen gran influencia en la elaboración de la política alemana”, escribió Geopolitical Futures. “Tampoco tienen reparos en usarla”.
Las empresas alemanas están empujando a la nación a un acuerdo arriesgado con China. Han hecho esto antes.
La ex canciller alemana Angela Merkel aprobó el acuerdo del gasoducto Nord Stream 2 con Rusia. Al parecer, dijo al ex primer ministro polaco Donald Tusk que, aunque creía que era un error, se sentía “impotente” ante la presión de las empresas alemanas.
Tras estos comentarios, el redactor jefe de la Trompeta, Gerald Flurry, escribió: “¡En este asunto, los líderes empresariales alemanes tenían suficiente poder para anular a la canciller! El pueblo puede votar una cosa, pero si los líderes empresariales quieren otra, ellos ganan”.
Detrás de las decisiones de estos empresarios hay algo más que las ganancias. ¿Qué los motiva? El gasoducto Nord Stream demostró que hacer tratos con autocracias agresivas como Rusia puede acarrear grandes pérdidas, y muchas empresas alemanas resultaron perjudicadas. Sin embargo, las mismas empresas se lanzan a un acuerdo con China. ¿Por qué están empujando al país a la cama con los dictadores?
Esta situación nos hace recordar un documento de inteligencia que EE UU desclasificó en 1996. Conocido como el Informe de la Casa Roja, detalla una reunión celebrada en 1944 entre nazis de alto rango y empresarios alemanes, donde afirma que se dijo a los empresarios que “deben darse cuenta de que no se puede ganar la guerra” y, en cambio, deben prepararse “para una campaña comercial de posguerra”. También “deben prepararse para financiar al Partido Nazi, que se vería obligado a pasar a la clandestinidad…”.
Hoy en día este documento es ignorado; se le ve como un complot fallido, si es que se ve.
¡Pero muchas de las empresas presentes en esa reunión son las mismas que recientemente empujaron a Alemania a hacer tratos con Rusia! Volkswagen se destaca como visiblemente pro-Rusia. Siemens ha desarrollado una estrecha relación con el Kremlin y su director es partidario de Putin. Incluso en los últimos meses, el gerente de basf, Martin Brudermüller, ha hecho campaña contra las sanciones a Rusia, y su empresa matriz, IG Farben, jugó un papel clave en la Alemania nazi.
Las empresas alemanas que prometieron resucitar el espíritu nazi en Alemania están trabajando ahora para liberar a la nación de su alianza con EE UU y alinearla con los enemigos de éste.
Un imperio bestial
No son sólo las actas de la reunión de 1944 las que nos advierten de observar que Alemania vuelva a levantarse. La profecía bíblica también lo hace. De hecho, ¡predice que Alemania se levantará como el más temible enemigo de EE UU!
En 1945, Herbert W. Armstrong predijo que Alemania se recuperaría de la destrucción de la Segunda Guerra Mundial y se levantaría de nuevo como protagonista de una unión europea. Una razón clave por la que pudo hacer esta predicción tan precisa es por lo que dice la Biblia en Apocalipsis 17.
Este capítulo profetiza acerca de una “bestia” —un imperio, en la simbología bíblica— que repetidamente se levanta, conquista y luego desaparece. El versículo 8 afirma que este imperio se levanta del “abismo”; una traducción mejor es “clandestinidad”. Esta profecía también advierte que un imperio con el mismo espíritu de la Alemania nazi se levantaría una vez más.
En la última década, los historiadores alemanes han descubierto más pruebas concretas de que líderes empresariales, agentes de inteligencia, soldados, políticos y funcionarios alemanes, pasaron a la clandestinidad tras la Segunda Guerra Mundial.
Pero para que un imperio alemán resurja y domine Europa en la actualidad, tendría que superar un importante obstáculo: primero debe alejarse de EE UU.
La mejor manera sería aliarse con otros adversarios de EE UU. Esto es exactamente lo que están haciendo las empresas alemanas.
Y esta estrategia también está profetizada.
Isaías 23:3 habla de estas potencias como un “emporio de las naciones”. El capítulo describe a los “mercaderes” que pasan “el mar” (versículo 2). Habla de las “muchas aguas”, u océanos (versículo 3), así como de los negociantes y “mercaderes” que son tan ricos que son como “príncipes” y “los nobles de la tierra” (versículo 8). La Biblia describe a “Quitim”, un nombre bíblico para China, como un miembro importante de este nuevo sistema económico. Ezequiel 27 ofrece un relato paralelo. Añade que Tubal y Mesec, antiguos nombres para el pueblo de Rusia, también formarán parte de este mercado. Estas tres potencias serán miembros clave del nuevo sistema económico mundial.
No hay lugar para Gran Bretaña y EE UU en esa alianza.
El Sr. Flurry explica en La visión de Isaías sobre el tiempo del fin: “Con una Europa dirigida por los alemanes (…) que posee un gran poder marítimo, EE UU estará rodeado al este por Europa, y al sur por Latinoamérica. La Biblia contiene muchas profecías de ese poder europeo atacando a EE UU, y muchas otras profecías de EE UU siendo asediado”.
“Ahí es donde China y los gigantes de Asia entran en escena. Cuando el Sacro Imperio Romano ataque a EE UU, no habrá ayuda ni simpatía de parte de Asia. De hecho, teniendo en cuenta que China ha llegado a poseer la mayoría de las puertas marítimas estratégicas del mundo (que, irónicamente, antes estuvieron en poder de Gran Bretaña y EE UU), creemos que puede haber una breve alianza entre el Sacro Imperio Romano liderado por Alemania y ciertas potencias asiáticas (Rusia, China, Japón: los reyes del oriente). Si Europa (el Sacro Imperio Romano resucitado) encuentra una manera de aprovechar, incluso por un momento, los recursos clave y las posesiones estratégicas de China, Rusia y Japón, tendría más que suficiente poder para asediar a las naciones anglosajonas y esclavizarlas”.
“Ésta es la razón por la cual la profecía de Isaías sobre un “emporio de las naciones” del tiempo del fin que incluye poderes tanto europeos como asiáticos es tan intrigante, y por la cual vale la pena observar la tendencia a la complicidad, entre estos dos grandes bloques económicos”.
Las empresas alemanas están ayudando a construir este emporio ante sus ojos.