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La verdad inquebrantable

La verdad inquebrantable

Ahora mismo, en nuestras cortes, salas de prensa, estudios de noticias, oficinas, fábricas, salones escolares y hogares estadounidenses y de otros lugares, estamos aprendiendo a gran escala lo que sucede cuando ignoramos la verdad.

Lo vemos en nuestros tribunales, el lugar quizás por encima de todos los demás que está diseñado para revelar la verdad. Sin embargo, aquí no encontramos la búsqueda imparcial de la justicia, sino más bien mentiras con motivación política.

Tomemos, por ejemplo, a Fani Willis, la fiscal de distrito que acusó a Donald Trump y a otras 18 personas de interferencia electoral en Georgia. Utilizó dinero público para contratar a un hombre no calificado para dirigir la acusación y con quien mantenía una relación adúltera. Los dos gastaron dinero público en viajes románticos juntos y mintieron sobre ello. Cuando fue sometida a una audiencia relativa a estas transgresiones y engaños, Willis subió al estrado, juró decir “la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad”, posiblemente cometió perjurio y actuó de forma desafiante. Nathan Wade, su amante, insistió bajo juramento en que ambos no tenían ninguna conexión romántica y que el contacto era mínimo antes de que ella lo contratara. Sin embargo, los abogados presentaron análisis de datos telefónicos que mostraban que, durante los 11 meses anteriores a la contratación de Wade, ambos habían realizado “más de 2.000 llamadas de voz y algo menos de 12.000 intercambios”, es decir, un promedio de seis llamadas telefónicas y 36 mensajes de texto al día durante 11 meses seguidos. ¿Qué pasa cuando aquellos a quienes les confiamos la tarea de exponer la verdad son unos mentirosos tan audaces?

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Vemos este mismo problema en los estudios de nuestros noticieros, en las decisiones de ejecutivos y periodistas seleccionando determinada información, omitiendo información importante, incorporando información falsa. Tomemos, por ejemplo, la forma en que los medios dominantes, convencidos de la rectitud de su causa al procesar a Trump, se pusieron del lado de Fani Willis a pesar de sus infracciones éticas y sus mentiras. En una mesa redonda de la cadena cnn, el ex fiscal federal Jeffrey Toobin dijo rotundamente: “¿Y qué? (…) Supongamos que tenían esta relación, ¡supongamos que mintieron! ¿Por qué los descalifica eso en este procedimiento?”.

Así es como las élites, los radicales y los estadounidenses del común tratan la verdad: “¿Y qué?”.

A la gente no le importa

Buscar la verdad es fundamental para la educación, la cual debe ser proveedora y bastión de la verdad. El lema de la universidad más prestigiosa de Estados Unidos, Harvard, es “Veritas”, verdad en latín.

En diciembre de 2023, se descubrió que la presidenta de Harvard, Claudine Gay, había cometido repetidamente un engaño académico: plagio. Los directivos de la universidad alegaron que se trataba de un mero descuido. Cuando Gay, bajo presión externa, finalmente dimitió, los medios dominantes dijeron que había sido víctima de los ataques políticos de los conservadores, o incluso de ataques racistas porque Gay es negra. ¿Y qué si la presidenta de la universidad roba obras y miente al respecto? ¿Por qué debería eso descalificarla para supervisar la educación de los mejores estudiantes de nuestra nación?

En febrero, una noticia arrasó en las redes sociales según la cual una niña biológica “no binaria” llamada Nex Benedict había sido golpeada hasta la muerte por agresores anti-lgbt en el baño de una escuela secundaria de Oklahoma. La vicepresidenta Kamala Harris y la secretaria de prensa de la Casa Blanca hablaron en defensa de la “juventud lgbtqi+”. La cobertura mediática nacional magnificó las pequeñas vigilias celebradas por grupos homosexuales. glsen (antes conocida como la Red de Educación de Gais, Lesbianas y Heterosexuales) culpó de la muerte de Nex al “odio antitrans difundido por Chaya Raichik (Libs de TikTok), líderes escolares intolerantes y legisladores extremistas del Estado”. Sin embargo, los hechos relatados por la policía, respaldados por las grabaciones de una cámara corporal de su discusión con Nex después de la pelea, mostraron que Nex (de nombre real Dagney, y no claramente “no binaria” como dijeron los medios de comunicación) inició la pelea provocando a unas chicas más jóvenes que no conocía (no agresores que la acosaban habitualmente). No mostraba signos de daños físicos graves y los resultados de la autopsia muestran que no murió a causa de ningún golpe; de hecho, es posible que su muerte no tuviera ninguna relación con la pelea. ¿Y qué con los hechos? ¡La violencia anti-lgbt es real!

Estos ejemplos ocurren de forma rutinaria. Dondequiera que mire, los hechos y la verdad están siendo enterrados por la narrativa y la tergiversación: nuestros medios de comunicación, nuestra clase política, las grandes empresas, el entretenimiento, la educación. Cuando la mentira sirve a objetivos políticos, financieros, aspiracionales o románticos, la gente en todas partes está dispuesta a torcer la verdad.

Pero la verdad es que la verdad no se dobla.

Desdibujando la verdad y las mentiras

Decir “¿y qué?” a la verdad es una pandemia. Nuestros líderes —y, a decir verdad, la mayoría de nosotros— han convertido en una forma de vida la presentación selectiva de la información, para hacer generalizaciones amplias y para hacer juicios apresurados cuando al hacerlo beneficiamos nuestras políticas, nuestras ideas preconcebidas, nuestra voluntad.

Hoy en día no hay vergüenza a la hora de mentir. A la gente simplemente no le importa. En una era de sobrecarga de información y narrativas subjetivas, la gente difícilmente espera que le digan la verdad.

Y la tecnología permite que las mentiras circulen con una rapidez y una facilidad asombrosas. A menudo tratamos la información que nos llega de forma muy despreocupada. Es habitual leer superficialmente un titular y pensar que ya conocemos toda la noticia. Un estudio realizado en 2016 por científicos informáticos de la Universidad de Columbia y el Instituto Nacional de Francia demostró que 6 de cada 10 enlaces en las redes sociales se comparten sin que la persona que los comparte haya leído el artículo. Ni siquiera nos tomamos el tiempo necesario para comprender realmente la noticia, y mucho menos para verificarla.

Mientras consumimos más información de forma más superficial, más y más de esa información está simplemente equivocada. En muchos casos es intencionalmente engañosa. Como resultado, nuestra forma de ver la realidad se distorsiona. No sabemos en qué podemos confiar. Distinguir la verdad de la falsedad se está convirtiendo en un reto cada vez mayor. Mientras tanto, las personas que intentan difundir información errónea disponen de un arsenal de herramientas cada vez mayor, herramientas que se están volviendo sorprendentemente poderosas.

En un estudio de la Universidad Nacional de Australia publicado el 13 de noviembre de 2023, se pidió a la gente que estudiara imágenes de rostros humanos y distinguiera cuáles eran fotografías reales y cuáles habían sido creadas por la inteligencia artificial (IA). Las imágenes generadas por computadora eran tan realistas que más personas creían que los rostros generados por la IA, y no los rostros de personas reales, eran humanos.

Ahora la tecnología “ultrafalso” está fabricando videos ultrarrealistas con el potencial de engañar incluso al ojo más experto. Una nueva aplicación de IA llamada Sora crea videos altamente sofisticados a partir de instrucciones de texto. Escriba “Imágenes históricas de California durante la fiebre del oro” y pronto verá una larga secuencia de impresionantes imágenes panorámicas grabadas con un dron de una ciudad destartalada de mediados del siglo xix construida junto a un pequeño arroyo en las montañas, completamente falsa. Escriba “Video de vigilancia de agentes del kgb administrando una inyección letal a Alexey Navalny” y podría crear esa escena en cuestión de minutos.

A menos que tengamos una imaginación malévola y malintencionada, no podemos imaginar realmente todos los problemas que puede crear esta tecnología. Hoy en día, la gente obtiene la mayor parte de su información a través de textos digitales, fotos y videos. Muchas encuestas confirman que la principal fuente que utiliza la Generación Z para informarse es TikTok.

¿Qué se puede hacer para frenar el engaño, especialmente el engaño tecnológico? Barack Obama dice tener la respuesta. Pero en realidad, su “respuesta” se encuentra en la raíz del problema.

‘No una verdad absoluta’

En abril de 2022, Obama dio un discurso en la Universidad de Stanford sobre la desinformación. Estaba expertamente elaborado para que pareciera un intento racional y justo de salvar las divisiones sociales y unificar a la gente.

La forma para restringir la información peligrosa, dijo, es aumentar el poder del gobierno federal para controlarla. Sin embargo, advirtió contra el totalitarismo de China, que restringe severamente los contenidos de la Internet, y de Rusia, que alimenta a sus ciudadanos con desinformación. El modelo a seguir para EE UU, dijo, es Europa y su Ley de Servicios Digitales. (Conozca por qué esta ley, que entró en vigor en enero, es preocupante en “La guerra de la UE contra la libertad de expresión”, página 12).

“Es una oportunidad”, dijo Obama. “Es una oportunidad que deberíamos aprovechar para que los gobiernos se hagan cargo de un problema grande e importante y demuestren que la democracia y la innovación pueden coexistir”. Todo eso sonó típico de un demócrata estadounidense de gobierno grande. Luego dijo esto: “Es una oportunidad para que todos luchemos por la verdad, no por una verdad absoluta, no por una verdad fija, sino para luchar por lo que, en el fondo, sabemos que es más cierto, que es correcto” (énfasis añadido en todo el texto).

En su opinión, no existe una verdad absoluta. No existe una verdad fija.

¿Qué sigue cuando el concepto de verdad absoluta se sustituye por “lo que, en el fondo, sabemos que es más cierto”? En ausencia de absolutos, uno puede creer lo que quiera, lo que le convenga. Esto puede cambiar con el tiempo, día a día, momento a momento.

Sin embargo, en la práctica, usted no es libre de creer lo que sabe que es verdad. Debe aceptar lo que las autoridades decidan que es “verdad”. Obama enumeró varios ejemplos de “desinformación” que el gobierno debería censurar, incluyendo opiniones “poco ortodoxas” sobre el cambio climático, las vacunas, el fraude electoral y la supremacía blanca. La izquierda política ha establecido qué es la “verdad” en cada uno de estos casos, y ha tomado medidas extraordinarias para silenciar a todos los no creyentes: acoso, expulsión de las plataformas, restricción disimulada, censura, vergüenza pública, multas, encarcelamiento y exilio. Esta es la “lucha por la verdad” que describe el Sr. Obama: la verdad tal y como él la define.

Cuando la verdad no la define una Autoridad Superior, sino quien ejerce el poder, no sólo prevalecen las mentiras, sino también la tiranía.

El padre de las mentiras

La idea de que “sabemos, en el fondo”, lo que es verdad es, francamente, la mentira del diablo.

Fue lo primero que dijo en el Huerto de Edén para convencer a Eva de que Dios Mismo era un mentiroso: “Sino que sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal”. No le hagas caso a Él, le dijo. Puedes ver por ti misma lo que es bueno y lo que es malo. Tú sabes, en el fondo, lo que está bien y lo que está mal. decides.

“… Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira” (Juan 8:44). Ese es un resumen del carácter de Satanás el diablo, directamente de Jesucristo. Esa es la verdad sobre el origen de las mentiras. Sin embargo, la gente que oyó esto por primera vez lo rechazó (versículos 45-47). Y la sociedad actual apenas reconoce la existencia del mal, por no hablar del diablo. Ignorantes, pues, de sus artimañas, son vulnerables a sus ataques (2 Corintios 2:11).

Dese cuenta: no obtendrá ninguna verdad del diablo, porque no hay verdad en él. Incluso cuando comunica hechos o verdades, los mezcla con error. ¡Y lo crea o no, las Escrituras revelan que este ser es el dios de este mundo! (2 Corintios 4:4). Ha envuelto al mundo entero en el engaño (Apocalipsis 12:9). A medida que aumenta la influencia del diablo, también lo hacen la farsa y la mentira.

Cuídese del engaño. El diablo siempre está oscureciendo, desacreditando y menospreciando la verdad. Y una vez que tiene a la gente confundida, terminan simplemente creyendo lo que eligen, “conociendo el bien y el mal”, sin darse cuenta de que están bajo su influencia. En muchos casos, ni siquiera les importa si lo que creen es verdad.

Los estudios han descubierto que, a menudo, cuando a las personas se les dan hechos que contradicen lo que ya creen, simplemente los descartan. En algunos casos, en realidad se convencen más de sus falsas creencias. En su libro The Catalyst [El catalizador], Jonah Berger escribe que en estos estudios, “en lugar de cambiar las creencias falsas, la exposición a la verdad a menudo incrementaba las percepciones erróneas. Dar a la gente información correcta les hacía más propensos a creer exactamente lo contrario”.

Considerando el carácter generalizado de la información falsa y las noticias falsas, puede entender por qué la gente es escéptica. Sin embargo, si Satanás puede confundirnos sobre la verdad, nos volvemos terriblemente vulnerables a sus engaños. Puede llevarnos por el camino de rosas hacia absurdidades cada vez más grandes: que el gobierno espíe a los ciudadanos y censure la libertad de expresión es proteger la democracia. Quemar edificios es justicia. Permitir que los hombres utilicen los baños de las mujeres es amor. Todas estas ficciones comienzan con personas que no valoran la verdad real, sino que exaltan su propia “verdad”.

La profecía de Isaías 5:20 es especialmente relevante hoy en día: el diablo ha confundido tanto a la gente que califican lo malo de bueno y lo bueno de malo. No pueden discernir entre la luz y las tinieblas, lo dulce y lo amargo. De hecho, hoy en día, la gente confunde regularmente la tiranía con la democracia, la subyugación con la libertad, incluso lo masculino con lo femenino.

Creemos que podemos torcer la verdad cuando sea conveniente o “necesario”. Pero en realidad, nosotros y nuestra sociedad nos hemos doblegado y roto a nosotros mismos al estrellar nuestras palabras y acciones contra la verdad absoluta, inmutable, inquebrantable.

Valiente por la verdad

“Seis cosas aborrece [el Eterno], y aun siete abomina su alma: los ojos altivos, la lengua mentirosa. (…) El corazón que maquina pensamientos inicuos. (…) El testigo falso que habla mentiras, y el que siembra discordia entre hermanos” (Proverbios 6:16-19). Dios odia la mentira porque sabe el terrible daño que causa.

¿Qué piensa Él cuando ve una actitud de complacencia generalizada ante el engaño? ¡En Jeremías 5, profetiza de un tiempo en el que aparentemente nadie en las naciones de habla inglesa del tiempo del fin (tipificadas por la capital de Israel, Jerusalén) aplicaría el juicio o buscaría la verdad!

Desde Su punto de vista, incluso las personas religiosas juran en falso (versículo 2). Una encuesta de varios estudios sobre la prevalencia de la mentira realizada por Psychology Today mostró que “las personas profundamente religiosas ven la mentira de forma más negativa que sus homólogos menos religiosos. Sin embargo, cuando se trata del acto en sí de mentir, (…) descubrimos que las personas más religiosas eran en realidad más propensas a mentir que las menos religiosas” (27 de septiembre de 2022). Mentir no es sólo un problema de unos pocos líderes de la política, las fuerzas del orden y la educación. Ante los ojos de Dios, se trata de un problema universal.

“Cosa espantosa y fea es hecha en la tierra; los profetas profetizaron mentira, y los sacerdotes dirigían por manos de ellos; y mi pueblo así lo quiso” (versículos 30-31). Sí, la gente se ha acomodado tanto a las mentiras que no quieren la verdad. ¡Quieren que se les mienta!

Jeremías se entristeció profundamente por estos pecados (Jeremías 9:1). “… Porque todos ellos son adúlteros, congregación de prevaricadores”, se lamentó (versículo 2). Nadie busca la verdad. “Hicieron que su lengua lanzara mentira como un arco, y no son valientes por la verdad [versión King James] en la tierra; porque de mal en mal procedieron, y me han desconocido, dice [el Eterno]” (versículo 3). Sí, por todas partes la gente utiliza el engaño como arma, difundiendo mentiras a propósito.

Qué tragedia se desencadena cuando la mentira se convierte en práctica común. Dios advierte, cuidado, no confíes en nadie: “Guárdese cada uno de su compañero, y en ningún hermano tenga confianza; porque todo hermano engaña con falacia, y todo compañero anda calumniando. Y cada uno engaña a su compañero, y ninguno habla verdad; acostumbraron su lengua a hablar mentira, se ocupan de actuar perversamente” (versículos 4-5).

Este es el estado de nuestro mundo. Todo el mundo engaña; nadie dice la verdad. La gente es amable ante los demás, y luego les hace daño a sus espaldas (versículo 8). Barack Obama suena sensato, ¡pero pretende desmantelar las libertades constitucionales estadounidenses e imponer la tiranía!

Cuando las personas abrazan el engaño, se apartan de Dios (versículo 6). Dios es el “Dios de verdad” (Deuteronomio 32:4). Este mundo vive en el engaño y, a través de ese engaño, se aleja de Dios.

“¿No los he de castigar por estas cosas? dice [el Eterno]. De tal nación, ¿no se vengará mi alma?” (Jeremías 9:9). Dios ya está comenzando a ejecutar Su juicio contra esta nación.

Dios quiere que seamos “valientes por la verdad”: guerreros que defienden la verdad y viven de acuerdo con ella. Él no puede mentir (Tito 1:2). Él ha establecido Su voluntad de nunca mentir. Ese es Su carácter, y es el carácter que Él quiere ver en la gente. Él quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Timoteo 2:4).

Con las mentiras y el engaño tragándose a este mundo, la necesidad de tal compromiso con la verdad es feroz. Necesitamos ser valientes por la verdad en nuestras propias vidas y en nuestras familias. Necesitamos enseñar a nuestros hijos a ser veraces. Y necesitamos sujetarnos a un estándar de honestidad y de verdad conforme a Dios. Es más difícil de lo que la mayoría de la gente cree.

‘¿Qué es la verdad?’

Cuando Jesucristo fue juzgado, este hombre libre de pecado que había sido acusado de blasfemia, herejía y sedición le dijo al gobernador romano Poncio Pilato: “Para esto he venido al mundo, para dar testimonio a la verdad. Todo aquel que es de la verdad, oye mi voz.” (Juan 18:37). Cristo habló de la verdad, no de una visión indefinida y flexible de lo que es “más verdadero”, sino de la única verdad absoluta. La verdad de la que Él dio testimonio es la verdad que realmente podemos conocer si escuchamos Su voz y la aceptamos.

La famosa respuesta de este culto funcionario romano fue: “¿Qué es la verdad?”

Pilato no tenía ni idea de lo que es la verdad. Y lo mismo ocurre, cada vez más, en nuestro mundo actual. La gente está profundamente confundida acerca de la verdad.

En este juicio, Pilato dijo que no encontró ninguna falta en Jesús, pero obedeció la voluntad de la turba enloquecida y lo mandó azotar y luego crucificar. Qué débil, qué perverso, qué injusto era este hombre, habitando su mundo vacío de absolutos.

En su artículo de enero de 2024 “¿Qué es la verdad?”, Gerald Flurry escribió sobre este incidente que, si Pilato hubiera estado dispuesto a obedecer la verdad, Cristo habría respondido a su pregunta. “¿Peca usted también al preguntarse: “¿qué es la verdad?” y se niega a creer, obedecer y actuar conforme a esa verdad?”, escribió el Sr. Flurry. “No podemos seguir pecando, seguir crucificando al Hijo de Dios, y esperar que Dios, la única Fuente de la verdad, nos revele qué es la verdad”.

Sí, la verdad es algo que Dios revela. Es el fundamento de todo lo que es absolutamente cierto. “Tu palabra es verdad”, dijo Jesucristo (Juan 17:17). Toda la Escritura es inspirada por Dios y nos es útil (2 Timoteo 3:16). Toda la Biblia es verdad: una verdad con la que podemos contar, una verdad en la que podemos confiar nuestra vida totalmente. No se limita a hacer preguntas, plantear hipótesis, lanzar conjeturas y especulaciones. Da respuestas. (Ésta es una verdad que usted puede probar. Solicite nuestro folleto gratuito The Proof of the Bible [La prueba de la Biblia; disponible en inglés]).

Cuando Dios les dijo a Adán y Eva sobre el árbol que conducía a la muerte, les estaba diciendo la verdad. Ellos no podían discernirla a través de sus sentidos; pero si le hubieran creído y hubieran vivido según ello, habrían vivido de acuerdo a esa verdad.

“Dijo entonces Jesús a los judíos que habían creído en él: Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:31-32).

La mentira nos encadena. La verdad nos libera.

Aunque no queramos aceptarlo, todos tenemos elementos de engaño en nuestro pensamiento: ideas que no son del todo ciertas: ideas falsas sobre otras personas; nociones falsas que hemos recogido sin darnos cuenta de un mundo engañado; percepciones falsas sobre nosotros mismos. Debemos luchar para eliminarlas. Debemos exaltar la verdad en nuestras vidas en cada detalle.

Debemos creer, obedecer y actuar de acuerdo con la verdad tal y como Dios la revela, o seremos engañados.

Estudie y aférrese a la palabra de verdad de Dios. Sea valiente por la verdad. Cuídese del engaño. Evite toda forma de mentira en su propia vida. Sea una persona de verdad: sincera y veraz, una persona de palabra. ¡La verdad le hace libre! Aproveche plenamente esa maravillosa bendición. Y prepárese para el momento, muy pronto, en que la verdad de Dios —la verdad absoluta e inquebrantable— liberará a este mundo entero de todos sus engaños y mentiras.

EL MISTERIO DE LOS SIGLOS

Se ha preguntado usted alguna vez: "¿Quién soy yo? ¿Qué soy? ¿Por qué existo?" Usted es un misterio. El mundo que lo rodea es un misterio. ¡Ahora usted puede comprenderlo!